Cap.

 1      2|           y la consonancia de los sentimientos son fiadores más seguros
 2      3|      Arganza, entre el tumulto de sentimientos que se disputaban su alma,
 3      3|        siempre en el fondo de sus sentimientos. El maestre se sentó en
 4      4|         combatido de mil opuestos sentimientos, silencioso y recogido;
 5      6|     sereno y aquella elevación de sentimientos. Sin embargo, atento antes
 6      7| eslabonarse con aquellos sublimes sentimientos religiosos, que en su esencia
 7      7|          la muerte, respetaba los sentimientos de su sobrina y procuraba
 8      8|            y sin averiguar si mis sentimientos me hacían digna de semejante
 9     11|           acatado, sus anteriores sentimientos al punto cedían a los que
10     11|        Beatriz abrigue los mismos sentimientos, no pasará a los brazos
11     14|        que por la rectitud de sus sentimientos era incapaz de entrar en
12     16|  penetrado sin duda de los mismos sentimientos o, por mejor decir, convencido
13     16|        que acerca de su persona y sentimientos había formado doña Blanca.
14     16|           ver con la elevación de sentimientos y energía de resolución
15     18|         exaltación en las ideas y sentimientos, al desaliento y la melancolía,
16     23|         vado en cierto modo a sus sentimientos oprimidos, le condujo inmediatamente
17     24|          verdor y frescura de sus sentimientos y presagiarle una existencia
18     24|        borraba de su memoria. Sus sentimientos personales, además, habían
19     24|         otra ocasión, sordo a los sentimientos afectuosos y puros. Ahora
20     28|       poder por prendas morales y sentimientos caballerescos. Aunque lo
21     29|        que alteraba sus naturales sentimientos de honor y rectitud, y echaba
22     30|    soldados encubrían sus propios sentimientos, y la igualdad de ánimo
23     32|          que suelen encontrar los sentimientos bastardos, la aversión y
24     34|        Mezclábase también a estos sentimientos un poco de vanidad por haber
25     38|            unos han sido nuestros sentimientos, una nuestra vida; ¡pluguiese