Cap.

 1      1|           la memoria. Pasábamos el puente viejo de Ponferrada, que
 2      3| superstición. Sólo si al llegar al puente sobre el Sil, que por las
 3      3|          puerta, cayó enseguida el puente levadizo, y amo y, escudero
 4      9|     centinela en la plataforma del puente levadizo, una luz que alumbraba
 5      9|          una mujer, mandó bajar el puente y dar parte al señor de
 6     11|     llegaron como un torbellino al puente del Cúa y, atravesándolo,
 7     12|             o cruzar el río por el puente de Ponferrada, en cuyo caso
 8     12|          arredrar a don Álvaro. El puente estaba fortificado, y sin
 9     12|            el castillo y plaza del puente de Alcántara. El rey, sin
10     22|           ya don Álvaro cruzaba el puente levadizo. Como si la alegría
11     25|          clavan o las escalas o el puente de vigas con que piensan
12     26|           y enlazada con él por el puente levadizo, asestando sus
13     26|           atravesaron enseguida el puente levadizo que se alzo al
14     26|            trajeron al instante el puente de vigas que habían estado
15     26|         harto trabajo se asentó el puente y un sinnúmero de montañeses
16     26|           foso y otros en el mismo puente lanzando espantosos aullidos
17     26|        vomitaba sin cesar sobre el puente nuevas víctimas. Los que
18     26|          crítico, y arrojándose al puente para reanimar a los fugitivos
19     26|          barbacana, atravesaron el puente desalados, y a viva fuerza
20     26|   escogidos caballeros, echando el puente levadizo, porque el otro
21     26|            y deudos para volver al Puente. -¡Conde traidor! -le gritó
22     27|          peor que en aquel maldito puente que parecía el del infierno.
23     30|      comenzaron a moverse hacia el puente levadizo. Antes de llegar
24     30|       delantero, pues al llegar al puente levadizo volvió de repente