Cap.

 1      2|    despecho se había convertido en odio hacia aquella milicia tan
 2      3|            tal vez se enconaría el odio de que nuestra noble orden
 3      8|            se hubieran prestado en odio del enemigo común, y ya,
 4     11|            con el corazón lleno de odio. ¿No tenéis confianza ni
 5     12|            acordes en un punto: el odio a los templarios, y sobre
 6     15|          con esa orden, objeto del odio universal, y no os apartéis
 7     18|       morir con el peso de vuestro odio encima de mi corazón. Adiós,
 8     19|   tragedias de Francia? ¿Sabéis el odio que se ha encendido contra
 9     19|          en objetos de desvío y de odio! ~ ~ ~ ~
10     21|            excitaban sin duda gran odio y adversión; pero su denuedo,
11     24|            otro, y en entrambos el odio y el valor, les mostraban
12     25|         sitios del riesgo. Nuestro odio mismo nos obliga a hacerle
13     25|      prescindid por hoy de vuestro odio por más legítimo que sea,
14     26|            ofendido, y avivaron su odio a los templarios y en especial
15     27| aprovecharlas para sus intentos de odio y de venganza. Don Alonso
16     29|            del resentimiento y del odio no podían avenirse largo
17     30|          bien nacidas es trocar el odio en afición y respeto cuando
18     32|            todos los tiros, no por odio a su persona, pues su prudencia,
19     32|         encendido en sus pechos un odio implacable contra los templarios,
20     34|          que fuese la prevención y odio con que miraban a aquella
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