Cap.

 1      3|        la naturaleza? -A todo, hijo mío -contestó el templario -.
 2      3| enfrente. -Tú creerás tal vez, hijo mío -le dijo -, que el poder
 3      3|       maestre, vete a recoger, hijo mío, y prepárate para el
 4      4|       con sentido acento -, un hijo de San Bernardo, el que
 5      4|         El jefe de la Iglesia, hijo mío, no puede errar, y si
 6      4|        sin contestar palabra. -Hijo mío -añadió el monje, pensadlo
 7      7|       predilección decidida al hijo doliente y enfermo que no
 8      8|       deslustró en manos de su hijo y de su nieto con la sangre
 9      9|     que sea madrina del primer hijo que nos  Dios, me doy
10     10|        la cruz en que murió el Hijo del Hombre. Aquel rostro
11     11|        caballero. -Escuchadme, hijo mío -añadió el monje con
12     12|      intentó disculparle. -No, hijo mío -contestó el maestre -,
13     21|        brazos como si fuese un hijo milagrosamente resucitado.
14     22|     otra clase de obstáculos. -Hijo mío -le dijo con aparente
15     22|     simbólico y misterioso era hijo de una época más poética
16     23|       con la mía, y no será el hijo de mi madre quien se quede
17     30|       en poder de don Alonso. -Hijo mío -le dijo por último -,
18     31|      el primer estremecimiento hijo del barro aceptaba sin miedo
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