Cap.

 1      1|     criados de alguno de los grandes señores que entonces se
 2      2|  tiempo. Traía calzadas unas grandes espuelas de oro, espada
 3      4|   envidia y codicia para los grandes y de aversión para los pequeños,
 4      4|        mirad bien uno de los grandes y muchos sepulcros que encierran
 5      5| Aunque don Álvaro no fundase grandes esperanzas en su entrevista
 6     12| ponerse sobre Tordehumos con grandes aprestos, bagajes y máquinas
 7     19|      mi esperanza bajo estas grandes y soberbias ruinas? Y luego, ¿
 8     22|     pedrería y calzadas unas grandes espuelas de oro. El que
 9     25|    aquel baluarte en que tan grandes esperanzas tenía puestas
10     26| tales gritos arrancaba y tan grandes estragos hacía. Aquellos
11     29|      Dios? Sus crímenes eran grandes, y la paz y la justicia
12     30|  hizo a don Álvaro, y en los grandes y delicados elogios que
13     34| hondas raíces, podían amagar grandes peligros, y mucho más si
14     34|  sacar aquel rico botín. Con grandes obstáculos tenía que luchar,
15     35| bebiendo con ansia indecible grandes porciones del cordial que
16   Conc|     una legua y tomar además grandes rodeos. Esta montaña es
17   Conc|    ya le encontraron muerto. Grandes llantos se hicieron sobre
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