IntraText Índice | Palabras: Alfabética - Frecuencia - Inverso - Longitud - Estadísticas | Ayuda | Biblioteca IntraText | Búsqueda |
Alfabética [« »] dominios 2 dominum 1 dominus 3 don 698 doña 343 donación 1 donaire 2 | Frecuencia [« »] 960 un 833 sus 803 al 698 don 696 una 665 le 640 como | Enrique Gil y Carrasco El Señor de Bembibre Concordancias don |
Cap.
1 1| bien en no dar su hija a don Álvaro Yáñez, y en que velis 2 1| replicó Mendo -, y así que don Álvaro se vuelva por donde 3 1| mal ha hecho en recibir a don Álvaro del mismo modo que 4 1| voz baja -. Los criados de don Álvaro nunca fueron espías, 5 1| por su mismo padre lo que don Álvaro hizo por mí? -¿Qué 6 1| Qué os figuráis que hizo don Álvaro? Pues señor, sin 7 1| de su señor, el ilustre don Alonso Ossorio. 8 2| lamentable historia.~ ~ Don Alonso Ossorio, señor de 9 2| desdicha y turbulencias. Don Álvaro Yáñez y su tío don 10 2| Don Álvaro Yáñez y su tío don Rodrigo, maestre del Temple 11 2| vida y sazonados frutos. Don Álvaro había perdido de 12 2| Andalucía, bajo las órdenes de don Alonso Pérez de Guzmán, 13 2| hizo para salvar al infante don Enrique de manos de la morisma. 14 2| embargo, debemos confesar que don Alonso tuvo que vencer una 15 2| maestre provincial de Castilla don Rodrigo Yáñez, y su carácter 16 2| este número fue el primero don Alonso, que no pudo resistirse 17 2| hija. Bien hubiera deseado don Alonso, y, aun el maestre, 18 2| pues harto conocía que don Álvaro era incapaz de abandonar 19 2| las menores acciones de don Alonso. El conde de Lemus 20 2| Beatriz, por medio del infante don Juan, tío del rey don Fernando 21 2| infante don Juan, tío del rey don Fernando el IV, con quien 22 2| el IV, con quien unían a don Alonso relaciones de obligación 23 2| tarde que los criados de don Alonso y el escudero de 24 2| Alonso y el escudero de don Álvaro volvían de la feria 25 2| de naturales atractivos. Don Álvaro era alto, gallardo 26 2| soto, ora en el suelo; y, don Álvaro, fijos los suyos 27 2| lo que había sucedido con don Álvaro y doña Beatriz, que, 28 2| como un delicioso jardín. Don Álvaro, como era natural, 29 2| apartan de vos! -continuó don Álvaro -. Yo respetaré siempre 30 2| alegrías? -Beatriz exclamó don Álvaro -, si me amáis, si 31 2| humanas para torcer. Quedóse don Álvaro contemplándola como 32 2| Id en paz y seguro, noble don Álvaro, que si pueden alejaros 33 3| Capítulo III~ ~ Cuando don Álvaro dejó el palacio de 34 3| diligencia la vuelta de Lemus. Don Álvaro, en medio de la agitación 35 3| Millán aguantó la descarga, y don Álvaro, como hablando consigo 36 3| tremendos y atroces resultados. Don Álvaro que pensando descubrir 37 3| del castillo. Tocó allí don Álvaro su cuerno, y después 38 3| poder de sus poseedores. Don Álvaro dejó su caballo en 39 3| había salido al encuentro de don Álvaro, después de haberle 40 3| montados en un mismo caballo. Don Rodrigo, así por el puesto 41 3| lámpara enorme de cobre, y don Álvaro hizo al anciano una 42 3| han adulado la ambición de don Alonso, y puesto en ejecución 43 3| ruin? -Pero señor -repuso don Álvaro -, ¿creéis que el 44 3| fue tu sino desde la cuna, don Álvaro, pues de otra suerte 45 3| antes de darte su mano, y don Alonso, doblegando por la 46 3| Conque, es decir -exclamó don Álvaro -, que no me queda 47 3| sean poderosos a desviar a don Alonso de la senda de perdición 48 3| que no era de este mundo. Don Álvaro, al oírle, se abochornó 49 3| la voluntad; así es que don Álvaro no pudo menos de 50 3| mundo debilitará mi ánimo. Don Álvaro acompañó a su tío 51 4| términos de poseer, como decía don Rodrigo, nueve mil casas 52 4| distinguido siempre su vida. Don Álvaro, como ya hemos indicado, 53 4| aquel famoso monasterio. Don Rodrigo caminaba, pues, 54 4| a la margen del Cúa, por don Bernardo el Gotoso y reedificado 55 4| ensanchado por la piedad de don Alonso el emperador, y de 56 4| velocidad de Almanzor, que don Álvaro había ganado en la 57 4| de tan ilustre huésped. Don Álvaro se apeó en el patio, 58 4| Sancha, hermana del emperador don Alonso, había administrado 59 4| religiosos dejaron en esta sala a don Álvaro por espacio de algunos 60 4| pesar de todo, recibió a don Álvaro con bondad, y, aun 61 4| tristes presagios para don Álvaro; hasta que, concluida 62 4| Pero, padre mío -contestó don Álvaro -, la paz de vuestra 63 4| abad -, yo haré desistir a don Alonso de sus ambiciosos 64 4| templarios. El rostro de don Álvaro se encendió en ira, 65 4| en templo de abominación. Don Álvaro no pudo menos de 66 4| Berdigum romano. Bien lo sabía don Álvaro, pero el ademán del 67 4| que me decís -respondió don Álvaro con reposada firmeza -, 68 5| Capítulo V~ ~ Aunque don Álvaro no fundase grandes 69 5| la conocida ambición de don Alonso parecían deber retraerle 70 5| embarazosa y violenta, porque don Alonso, deseoso de ahorrarse 71 5| parecía descubrir el afecto de don Álvaro hacia su hija, resolvió 72 5| la hacía más interesante. Don Alonso no pudo abstenerse 73 5| eterna. -Hija mía -la dijo don Alonso -, ya sabes que Dios 74 5| especialmente del infante don Juan, ha solicitado tu mano 75 5| unirse a las del infante don Juan? -El mismo -contestó 76 5| Juan? -El mismo -contestó don Alonso, poco satisfecho 77 5| siquiera. -Hija mía -contestó don Alonso con moderación, porque 78 5| esposo celeste el amor de don Álvaro, que por su fe y 79 5| claustro iréis -respondió don Alonso, fuera de sí de despecho -, 80 5| su padre que si amaba a don Álvaro era porque todo en 81 6| secreto que procuró tener don Alonso el motivo de su determinación, 82 6| podía contener las lágrimas. Don Alonso daba a entender con 83 6| daba con Millán, el paje de don Álvaro, tenía la debilidad 84 6| casa que es lo peor; pero don Álvaro, que es el mismo 85 6| modestia y hermosura, y don Alonso, después de una larga 86 6| sus reales. Conocían que don Alonso se entregaría más 87 6| sólo pudo hacerle aceptar don Álvaro una cadena de plata 88 7| Beatriz había señalado a don Álvaro en su carta estaba 89 7| aquellas bóvedas augustas. Don Álvaro no era superior a 90 7| silenciosamente presentó a los ojos de don Álvaro, ya un poco habituados 91 7| voz trémula: -¿Sois vos don Álvaro?~ ~ -¿Y quién sino 92 7| tiempo. ¿Qué imagináis, don Álvaro, de haberos yo llamado 93 7| manos atropellando por todo? Don Álvaro no respondió y doña 94 7| Oh, Beatriz! -contestó don Álvaro con precipitación -, 95 7| vuestras ligaduras. -Gracias, don Álvaro -respondió ella enternecida -, 96 7| Vuestro padre - replicó don Álvaro con cólera - tiene 97 7| él?, ¿ceder él?-contestó don Álvaro fuera de sí y con 98 7| involuntariamente a la reja mientras don Álvaro maquinalmente echaba 99 7| honor lo juro -respondió don Álvaro. -Id, pues, con Dios, 100 7| entonces con precipitación, y don Álvaro, después de haberlas 101 7| sacristía, de manera que don Álvaro pudo salir sin ser 102 8| cuenta a nuestros lectores, y don Álvaro hubo de ceder en 103 8| pasó algún tiempo sin que don Álvaro hostigase a su hija, 104 8| reclamando sus derechos, y don Alonso entonces intimó a 105 8| demos una ligera idea de él. Don Pedro Fernández de Castro, 106 8| las revueltas intestinas. Don Pedro, por su parte, como 107 8| la minoría turbulenta de don Fernando, el Emplazado, 108 8| con la ayuda del infante don Juan, que entonces estaba 109 8| comitiva del conde, con don Alonso y algún otro hidalguillo 110 8| arrebato de las palabras de su don Álvaro. Conoció que su suerte 111 8| embargo, la presencia de don Alonso y de los demás caballeros 112 8| la salvación de mi alma! Don Alonso, cuyo natural franco 113 8| Pensado está -respondió don Alonso -, y el término es 114 9| atropelladamente estos renglones. Don Álvaro: dentro de tres días 115 9| despreciar a un hombre como don Álvaro!, ¡pícaro conde! 116 9| luz era la del aposento de don Álvaro, y su sombra la que 117 9| dijeron que tenían que dar a don Álvaro un mensaje importante. 118 9| fue menor la sorpresa de don Álvaro que la de su escudero, 119 9| acomode. -En ese caso -repuso don Álvaro -, di a tu señora 120 9| del recado que llevaba de don Álvaro. Así que volvió a 121 10| Capítulo X~ ~ Don Álvaro salió de su castillo 122 10| apacible y suave.~ ~ Si don Álvaro llevase el ánimo 123 10| ofrecía visto de lejos. Don Álvaro cruzó el arroyo y 124 10| orden en aquella tierra. Era don Gutierre de Saldaña hombre 125 10| extraordinario quería a don Álvaro con pasión, no sólo 126 10| muy grande y ejecutiva. Don Álvaro hizo una señal de 127 10| sabría decíroslo -respondió don Álvaro -, y sobre todo aquí - 128 10| pensado? -repuso volviéndose a don Álvaro. -He pensado arrancarla 129 10| en las cercanías -repuso don Álvaro - hasta que pasase 130 10| mañana. -Y tanta -respondió don Álvaro -, que esta misma 131 10| riachuelo que acababa de pasar don Álvaro, con un ruido sordo 132 10| ojos en el lago, mientras don Álvaro, siguiendo con la 133 10| arrancó de su distracción a don Álvaro. Acercóse entonces 134 10| Os confieso -contestó don Álvaro - que, al ver la 135 10| el que nos prepara el rey don Jaime por haber criado en 136 10| Mallorca. Ese tal vez el que don Fernando el IV guarda a 137 10| entusiasmo - que el primer don del cielo es el valor que 138 10| acento casi enternecido. -Don Álvaro, vuestra alma es 139 10| sepulcros para el juicio final. Don Álvaro, que tan fácilmente 140 10| mina. Saldaña entregó a don Álvaro la llave de la puerta 141 10| caer el sol salió de nuevo don Álvaro con su escudero. 142 11| era para lo que llamaba a don Álvaro. Aquel era su primer 143 11| noble y dolorida figura de don Álvaro, que venía a pedirle 144 11| misma noche, a las doce, don Álvaro entraría por la reja 145 11| de apelar a la ayuda de don Álvaro? -¿Sabéis lo que 146 11| Beatriz - que no huiré con don Álvaro. -Bien está, bien 147 11| la reja, contemporánea de don Bernardo el Gotoso, estaba 148 11| un hombre vigoroso como don Álvaro arrancar las barras 149 11| Doña Beatriz no contestó, y don Álvaro repuso con impaciencia: -¿ 150 11| parece que nos sobra? -Pero, don Álvaro -preguntó ella -, 151 11| apoderarse del corazón de don Álvaro que también se mantuvo 152 11| ventura de resolución? -Sí, don Álvaro -contestó ella con 153 11| habéis pensado bien? -repuso don Álvaro -. ¿No sabéis que 154 11| voluntad de Dios y la suya. Don Álvaro al oírla se levantó 155 11| habéis hecho, señora? Por fin don Álvaro hizo uno de aquellos 156 11| Oh!, ¡no así, no así, don Álvaro! ¡Cosedme a puñaladas 157 11| queréis confiaros a mí? -Oídme don Álvaro, yo os amo, yo os 158 11| lengua que mañosas las manos. Don Álvaro juzgó lo más prudente 159 11| alrededor de la cabeza de don Álvaro como una nube perfumada, 160 11| que la oscura armadura de don Álvaro, y semejante a una 161 11| hipógrifo de un encantador. Don Álvaro, embebido en su dicha, 162 11| inmediatamente al suelo. Don Álvaro bramando de ira, 163 11| Padre -le interrumpió don Álvaro -, ya sabéis que 164 11| habéis hecho mal -replicó don Álvaro rechinando los dientes -. ¿ 165 11| dirá más que mis palabras. Don Álvaro entonces se apeó 166 11| enternecimiento que sentía: -Don Álvaro -dijo -, doña Beatriz 167 11| venganza como la de Abel. Don Álvaro, fuera de sí de enojo, 168 11| dijo con calma: -Deteneos, don Álvaro, todo esto no ha 169 11| nunca debí salir. Quedóse don Álvaro yerto de espanto 170 11| Doña Beatriz -exclamó don Álvaro con una voz que parecía 171 11| se acercó rápidamente a don Álvaro y, asiéndole del 172 11| misma de mi padre. ¡Oh, don Álvaro!, ¿por qué queréis 173 11| vuestro? El despecho de don Álvaro se convirtió en enternecimiento, 174 11| enseguida, cogiendo el puñal de don Álvaro, se cortó una trenza 175 11| y se la dio igualmente. Don Álvaro besó entrambas cosas 176 11| El cielo os guarde, noble don Álvaro; pero no os entreguéis 177 11| los cuales se separaron, y don Álvaro montando a caballo, 178 12| los planes de felicidad de don Álvaro y doña Beatriz, por 179 12| que llevaba, conoció que don Álvaro rondaba los alrededores, 180 12| oídos; pero la venida de don Álvaro de Cornatel, el estudiado 181 12| saldría fallido. Cierto es que don Álvaro podía llevarse a 182 12| sin duda debían arredrar a don Álvaro. El puente estaba 183 12| resultado de la tentativa de don Álvaro fue el que, por su 184 12| otra parte, bien veía que don Álvaro, caballero y pundonoroso, 185 12| lo que tenía determinado. Don Álvaro, por su parte, desde 186 12| hermanas nos está vedado! Don Álvaro intentó disculparle. - 187 12| decadencia de nuestra orden! Don Álvaro dijo entonces a su 188 12| Al día siguiente salió don Álvaro de Bembibre camino 189 12| junta la hueste del rey don Fernando IV, forzoso será 190 12| jefe actual de este linaje, don Juan Núñez de Lara, había 191 12| desbaratado su escuadrón por don Juan de Haro, cayó en poder 192 12| propensiones. El infante don Juan, que tan funesto nombre 193 12| heredera de su padre, el conde don Lope, pero que, sin embargo, 194 12| había salido de las manos de don Diego, su tío, poseedor 195 12| sosegarse la diferencia de don Diego de Haro, y del infante 196 12| Diego de Haro, y del infante don Juan, entregando aquél el 197 12| su corona, a su mayordomo don Juan Núñez de Lara con quien 198 12| resentido de las demasías de don Juan Núñez, después de tener 199 12| haredara poco antes. Contestóle don Juan Núñez con su acostumbrada 200 12| había entregado al infante don Juan el castillo y plaza 201 12| hostilidades. El infante don Juan, centro de todas ellas, 202 12| amarguras de doña Beatriz y de don Álvaro eran obra de aquellas 203 12| Encontróse, pues, solo don Álvaro en medio de la hueste 204 13| de asistir a su hija; y don Alonso, temeroso de causar 205 13| fue un día de gran fiesta. Don Alonso volvió a ver a su 206 14| XIV~ ~ Volvamos ahora a don Álvaro, que bien ajeno de 207 14| del rey. Este pueblo, que don Juan Núñez había provisto 208 14| de la empresa. El infante don Juan, aunque servía bajo 209 14| que se cobijaba el infante don Juan. Así es que el cerco, 210 14| que hacían los sitiados, y don Álvaro, que por su aislamiento 211 14| caballeros fieles al rey. Don Álvaro, que no solía prescindir 212 14| abandonado escuadrón, y don Álvaro estrechado entonces, 213 14| comenzó a desbandarse, y don Álvaro, herido ya en el 214 14| aliento que recibían de don Juan Núñez, que mandaba 215 14| rey, por su parte, aunque don Álvaro no fuese muy de su 216 14| tibias, que le rodeaban. Don Álvaro tardó bastantes horas 217 14| cabeza. El caballero era don Juan Núñez de Lara, y el 218 14| granjearse el cariño de nadie. Don Álvaro extendió sus miradas 219 14| apretándole la mano -, no veáis en don Juan Núñez de Lara vuestro 220 14| enfermero, servidor y amigo. Don Álvaro quiso responder, 221 14| poción calmante, se salió con don Juan de la habitación dejando 222 14| Millán. En cuanto se fueron, don Álvaro le preguntó con voz 223 14| sosegaos y mirad por vos. Don Álvaro procuró descansar, 224 15| pocos días de haber caído don Álvaro prisionero ocurrió, 225 15| mismo tiempo.~ ~ El rey don Fernando, a pesar de suceso 226 15| desistía de su saña contra don Juan Núñez de Lara, resuelto 227 15| había perdido. El infante don Juan mediaba entre el rey 228 15| tiempo estaba madurando. Don Álvaro era el apoyo más 229 15| valido estaba en manos de don Juan Núñez de Lara, con 230 15| desde abajo les miraban, don Juan Núñez con ademanes 231 15| heridas habían reducido a don Álvaro a una postración 232 15| junto con las atenciones de don Juan Núñez, habían logrado 233 15| rápida. Una tarde entró don Juan de Lara en su aposento 234 15| Cómo os sentís, noble don Álvaro? ¿Estáis contento 235 15| encuentro ya muy aliviado, señor don Juan -respondió el herido -, 236 15| Podéis comenzar, si gustáis. Don Juan, entonces, principió 237 15| amigos y aliados naturales. Don Álvaro, que estaba íntimamente 238 15| escuchó la relación de don Juan con una emoción violenta 239 15| concilios. Por lo que a mí toca, don Juan de Lara, os perdono 240 15| legítima humillación que don Juan sufría despertó su 241 15| como a un leproso? -Señor don Juan, os matáis en balde, 242 15| aconsejado sois vos -repuso don Álvaro con impaciencia -, 243 15| ríen de vuestras amenazas. Don Juan se mordió los labios 244 15| dijo a su prisionero. -Don Álvaro, ya conocéis de oídas 245 15| se salió de la cámara, y don Álvaro, con el descuido 246 15| las últimas palabras de don Juan que las acompañó con 247 15| presentó en el encierro de don Álvaro con una copa en una 248 15| Despidióse enseguida y don Álvaro comenzó a sentir 249 15| puntillas hasta la cama de don Álvaro, y después de vacilar 250 15| suavemente al mismo tiempo. Don Álvaro ni se movió ni dio 251 15| abrazándole estrechamente. Don Juan no pudo contener una 252 15| como había dejado sólo a don Álvaro, el judío, que había 253 15| pregunten por él? -El cuerpo de don Álvaro -replicó don Juan - 254 15| cuerpo de don Álvaro -replicó don Juan - descansará en este 255 15| otra parte, como sabía que don Juan Núñez era absoluto 256 15| dispuesto. El cuerpo de don Álvaro estuvo todo aquel 257 15| siguiente, Millán se presentó a don Juan para que le diese permiso 258 15| respondió él rehusándolo -. Don Álvaro dejó hecho su testamento 259 15| Eso no importa -replicó don Juan haciéndole tomar la 260 15| porque si bien no miraban a don Álvaro con cariño, no por 261 16| Habíase inclinado vivamente a don Álvaro mientras su voluntad 262 16| imagen que la del ausente don Álvaro. Este enemigo de 263 16| vimos por la primera vez a don Álvaro despedirse de la 264 16| había alumbrado la salida de don Álvaro de aquellos umbrales 265 16| corazón una pena agudísima. Don Álvaro era la única persona 266 16| las razones y pretextos de don Juan de Lara, a los cuales 267 17| propia. ¿Dónde está el conde? Don Alonso hizo seña a un paje 268 17| sitio de dolor. El abad y don Alonso se quedaron solos 269 17| dejando como aniquilado a don Alonso que cayó sobre un 270 18| verdad que el que conoció a don Álvaro, por maldito que 271 18| creería que la sombra de don Álvaro era lo que así se 272 18| por no ver el espectro de don Álvaro, pues por tal le 273 18| retorciéndose los brazos.~ ~ Don Álvaro echó una ojeada al 274 18| Escuchadme todavía -dijo don Álvaro interrumpiéndola 275 18| afanes. La voz varonil de don Álvaro, destemplada en un 276 18| las últimas palabras de don Álvaro se redobló su pena, 277 18| señora con energía -, y vos, don Álvaro, nada creáis, porque 278 18| polvo de los caminos! -¡Don Álvaro! -le interrumpió 279 18| me vio por vez primera. Don Álvaro -prosiguió dirigiéndose 280 18| particular, parecían revelar a don Álvaro en medio de su pesadumbre 281 18| los órganos ya cansados. Don Álvaro notó también el estrago 282 18| agitación, y agarrando a don Álvaro por el brazo con 283 18| Dejadlos que vengan -dijo don Álvaro, cuyos ojos al sólo 284 18| es tarde -dijo entonces don Álvaro -, pero sosegaos - 285 19| o represalias.~ ~ Cuando don Álvaro y el comendador sintieron 286 19| llegaron todos, y mientras don Alonso y su yerno se encaraban 287 19| él levantando la visera - don Álvaro Yáñez, señor de Bembibre, 288 19| algún tiempo empeñada. -¡Don Álvaro! -exclamaron a un 289 19| sobrecoge mi venida? -contestó don Álvaro con sarcasmo -, no 290 19| amigo el generoso infante don Juan, ¿no es verdad? -¡Ah, 291 19| Juan, ¿no es verdad? -¡Ah, don Juan Núñez! -murmuró el 292 19| quejáis de él?-contestó don Álvaro con el mismo tono 293 19| tan franco y tan leal? Don Alonso y su hija, como si 294 19| lamentable drama. Por fin, don Alonso, dando treguas al 295 19| Es cierto lo que cuenta don Álvaro? Porque no os habéis 296 19| irritado ya con la ironía de don Álvaro, sintió renacer su 297 19| arrugado rostro -; en Castilla don Juan de Lara, y en todas 298 19| la espada y yéndose para don Álvaro -; aquí mismo voy 299 19| Deteneos, conde -le replicó don Alonso metiéndose por medio -, 300 19| también -replicó gravemente don Álvaro - que el presente 301 19| rebeldes y traidores al rey don Fernando de Castilla; señor 302 19| los míos se mueva -repuso don Alonso -, o le mandaré ahorcar 303 19| emprender una vigorosa defensa. Don Alonso, viendo la inutilidad 304 19| estuviesen trocados. -Y ahora, don villano -le dijo Saldaña 305 19| habemos de diferenciar -dijo don Álvaro -; pero tened entendido 306 19| terrible declaración de don Álvaro. -¿Es un sueño lo 307 19| sordos y ahogados gemidos. Don Álvaro, cuyo pecho lastimado 308 19| y dolorido y preguntó a don Álvaro. -¿No sabéis nada 309 19| caballero -respondió él. Don Alonso se volvió entonces 310 19| tristeza y de ternura, dijo a don Álvaro: -Todo lo vais a 311 19| caída. -No, hija mía -repuso don Alonso -, bien me lo predijo 312 19| Entonces contó por menor a don Álvaro, y pintándose con 313 19| gran espacio, hasta que don Álvaro dijo con un profundo 314 19| puras y fragantes. Adiós... Don Alonso le hizo una señal 315 19| los brazos de su padre, y don Álvaro, sin detenerse a 316 20| figuran. Este caballero era don Juan Núñez de Lara.~ ~ Quienquiera 317 20| su amistad con el infante don Juan, y su desagradecimiento 318 20| sin embargo, no era así don Juan Núñez: revoltoso, tenaz 319 20| caballería. Así fue que cuando don Álvaro cayó en sus manos, 320 20| pérfido y antiguo maquinador a don Juan Núñez a separar de 321 20| de una manera o de otra a don Álvaro de la alianza de 322 20| tal acogida que ya vimos a don Juan Núñez sacar la espada 323 20| cuidado tuvo el pérfido don Juan de ocultarle la segunda 324 20| rescate hubiera soltado a don Álvaro para que con su espada 325 20| público bien se decidió don Juan Núñez a una acción 326 20| las funciones vitales de don Álvaro se paralizaron completamente. 327 20| desgarrando los vendajes de don Álvaro y regando la cama 328 20| exequias fue trasladado por don Juan y su físico a un calabozo 329 20| un tan largo parasismo. Don Álvaro volvió en sí muy 330 20| refrescos y algunas conservas. Don Juan entonces se acercó 331 20| visible empacho y le dijo: -Don Álvaro, sin duda os maravillará 332 20| Ben Simuel y para mí. Como don Álvaro había perdido la 333 20| fortaleza. Así pues, respondió a don Juan:~ ~ -No es este el 334 20| deshonraría. De todo ello, don Juan Núñez, me daréis cuenta, 335 20| no tomasen este castillo. Don Álvaro se quedó pensativo 336 20| para complaceros al punto. Don Álvaro le dio las gracias 337 20| confianza dejó muy obligado a don Álvaro que, por otra parte, 338 20| suerte. Últimamente, como don Juan había incluido en las 339 20| impresión en el ánimo de don Álvaro, naturalmente dado 340 20| dado a la contemplación. Don Juan Núñez no parecía sino 341 20| amanecer, despertaron a don Álvaro el galope y relincho 342 20| interiores de la fortaleza, y don Álvaro, que creyendo trabado 343 20| gentío. De todo esto coligió don Álvaro que sin duda don 344 20| don Álvaro que sin duda don Juan había hecho con el 345 20| fue de día claro, entró don Juan Núñez en la prisión 346 20| pensamientos y esperanzas de don Álvaro. Lara, vuelto en 347 20| contristarle. Rogóle entonces don Álvaro que le contase el 348 20| haberse pasado a sus banderas don Pedro Ponce de León, y don 349 20| don Pedro Ponce de León, y don Hernán Ruiz de Saldaña, 350 20| ejército real y tan pujante don Juan Núñez, que por fuerza 351 20| de su afortunado vasallo. Don Juan contó también a su 352 20| dije otra vez -respondió don Álvaro con enojo -, el mundo 353 20| última esperanza, empezó don Álvaro a sentir todos los 354 20| apariencias iba a verse don Rodrigo, su tío, espoleaba 355 21| sobre la verdadera suerte de don Álvaro. Parecíale, y con 356 21| razón, extraño el empeño de don Juan Núñez en guardar el 357 21| como ya dejamos contado, don Pedro Ponce y don Hernán 358 21| contado, don Pedro Ponce y don Hernán Ruiz de Saldaña. 359 21| ocurrió el deseo de hallar a don Álvaro en brazos del eterno 360 21| cordialidad cariñosa, por don Juan y los demás caballeros 361 21| pidió una plática secreta a don Juan Núñez, con su pariente 362 21| al punto, diciéndole que don Hernando no sólo era su 363 21| términos: -Siempre os tuve, don Juan de Lara, por uno de 364 21| tengo merecidas -le dijo don Juan, atajándole, por más 365 21| inicuos planes, deteniendo a don Álvaro en las entrañas de 366 21| porque estaba seguro de que don Juan soltaría a su prisionero 367 21| agraviaríais de esta suerte. Si don Álvaro murió, culpa es de 368 21| comisiona para recibirlo. -¡Ah, don Juan Núñez! -repuso el comendador -, ¡ 369 21| maquinaciones del infante don Juan, que por este camino 370 21| Durante este razonamiento don Juan Núñez iba manifestando 371 21| arrebato de rabia, rompió don Juan en quejas e imprecaciones 372 21| caballeros! ¡Ah, infante don Juan! ¡Ah, don Pedro de 373 21| infante don Juan! ¡Ah, don Pedro de Castro, y cómo 374 21| Sí, sí, noble Saldaña, don Álvaro está en mi poder, ¿ 375 21| a poner mi castigo. -No, don Juan -respondió el comendador, 376 21| terrible y apasionada de don Álvaro, y a despecho de 377 21| precipitadamente. Estaba don Álvaro sentado tristemente 378 21| inminente le había pintado don Juan, su tío, y aun la misma 379 21| momento: -¿Dónde estáis, don Álvaro, que con esta luz 380 21| escena en que la alegría de don Álvaro hacía tan doloroso 381 21| apresuró a decir a su cautivo: -Don Álvaro, libre estáis desde 382 21| desafiar al conde y al infante don Juan en desagravio de mi 383 21| Acerbo era el golpe que don Juan Núñez descargaba sobre 384 21| Juan Núñez descargaba sobre don Álvaro; así fue que perdió 385 21| con comedimiento: -Señor don Juan, aunque tenía determinado 386 21| Mentís vos! -gritó don Álvaro, con una voz sofocada 387 21| para vilipendiarla así? -Don Álvaro -exclamó Lara interponiéndose, ¿ 388 21| perdonad, perdonadme, noble don Gutierre! -repuso don Álvaro 389 21| noble don Gutierre! -repuso don Álvaro con voz dulce y templada, 390 21| el país miente -replicó don Álvaro sin dejarle concluir 391 21| volviéndose de repente a don Juan de Lara, le dijo con 392 21| gran presteza, mientras don Juan le respondía: -Vuestro 393 21| el patio enjaezado; pero, don Álvaro, pensad en lo que 394 21| en la hora del juicio. -Don Juan -respondió él -, veo 395 21| dar treguas a su pesar. Don Álvaro y su compañero pasaron 396 21| llevarían andadas cuando don Álvaro paró de repente su 397 21| profunda: -Si fuese cierto... Don Gutierre no pudo menos de 398 21| replicó Saldaña -, porque... Don Álvaro le hizo una señal 399 22| disposiciones era el rey don Dionís de Portugal, príncipe 400 22| graves delitos acusados.~ ~ Don Rodrigo Yáñez, menos preocupado 401 22| estado de las cosas, cuando don Álvaro, con el corazón traspasado 402 22| nueva en toda su verdad, ya don Álvaro cruzaba el puente 403 22| medio de la emoción que a don Álvaro causaba el encuentro 404 22| fondo de un precipicio. Don Álvaro le contó entonces 405 22| de sus hermanos de armas. Don Rodrigo, atónito y turbado, 406 22| suyo nos encontraremos! Don Rodrigo comprendió la mortal 407 22| para admitirte en su seno. Don Álvaro, con su claro ingenio, 408 22| retroceder ni un solo paso. Don Rodrigo acabó de convencerse 409 22| a aceptar la palabra de don Álvaro, viéndole ahora persistir 410 22| motivos que excitaban a don Álvaro para su determinación, 411 22| anciano vinieron a buscar a don Álvaro que les aguardaba 412 22| altares. Condujeron, pues, a don Álvaro ambos caballeros 413 22| lúgubres y silenciosos. Don Álvaro, en cuya imaginación 414 22| le preguntó sus deseos. Don Álvaro respondió: -Considerando 415 22| lo tendieron en el suelo. Don Álvaro, conforme a la ceremonia, 416 22| justicia. Arrodillóse entonces don Álvaro sobre un cojín de 417 22| en estos términos: -Yo, don Salvador Yáñez, señor de 418 22| En cuanto descubrieron a don Álvaro, entonaron todos 419 22| maestre, dejando en medio a don Álvaro, que de pie y con 420 22| eclipse, las palabras de don Rodrigo tuvieron aquel carácter 421 22| sus cámaras respectivas. A don Álvaro le dejaron también 422 22| caudaloso, ahora la profesión de don Álvaro acababa de trocarle 423 23| fuese por aquel testarudo de don Juan Núñez; vaya, vaya, 424 23| fin, hemos visto y oído a don Álvaro junto al nogal del 425 23| vacas del mundo, y viva mi don Álvaro que es primero. Martina - 426 23| punto de la determinación de don Álvaro pero como ya no era 427 23| con un poco de aspereza -; don Álvaro está desconocido 428 23| su enfado de no servir a don Álvaro, según hemos visto, 429 23| amor y de fidelidad hacia don Álvaro se confundían en 430 23| Las hidalgas prendas de don Álvaro, la largueza con 431 23| Millán -repuso al punto don Álvaro -, ¿qué otra persona 432 23| dejaban articular palabra. Don Rodrigo se ausentó entonces, 433 23| Rodrigo se ausentó entonces, y don Álvaro, enternecido, pero 434 23| No, Millán -respondió don Álvaro con reposo -, yo 435 23| No, Millán -respondió don Álvaro -, yo sé que tú tienes 436 23| pobrecilla os quiere bien y... Don Álvaro, temblando que no 437 23| sus antiguas funciones, y don Rodrigo, así por recompensar 438 24| diferencias del rey con don Juan Núñez de Lara se compusieron 439 24| real, porque el poder de don Fernando, quebrantado con 440 24| dictados por la ocasión, volvió don Juan de Lara a isla mayordomazgo, 441 24| flojedad y desvío sirvió a don Fernando en la demanda de 442 24| conducta de Saldaña y de don Álvaro en los sotos de su 443 24| guardar con él el maestre don Rodrigo a pesar de sus desvíos, 444 24| reconozco lo funesto del don, y muchas veces me he dicho 445 24| casa paterna y apartada de don Álvaro, pero la esperanza 446 24| disipándose su hermosura; don Álvaro había salido del 447 24| lo prefería al valeroso don Álvaro! ¡Vamos, vamos! ¡ 448 24| instantes en la tierra?... Don Alonso partió de Villabuena 449 24| de Arganza y el maestre don Rodrigo. Aunque su carácter 450 24| honor y de su existencia. Don Rodrigo mismo, a pesar de 451 24| los colores de sus deseos. Don Álvaro, para mayor humillación 452 25| el país los vasallos de don Álvaro, que por su profesión 453 25| para servir de padrino a don Álvaro se había quedado 454 25| prontamente a su antigua alcaidía. Don Álvaro solicitó licencia 455 25| menos profundo que el de don Álvaro el rencor que abrigaba 456 25| descubrían, y tendiendo la mano a don Álvaro y apretándosela fuertemente, 457 25| disperdam inimicos meos. Don Álvaro sólo le respondió 458 25| sus instrumentos músicos. Don Álvaro pidió licencia para 459 25| por otra parte, de que don Álvaro, sin escuchar más 460 25| cometida en la persona de don Álvaro Yáñez, le advertía 461 25| nueva de la profesión de don Álvaro, porque de esta suerte 462 25| observarlo todo atentamente. -Don Álvaro -dijo por fin con 463 25| rebato. -Pero, señor -repuso don Álvaro -, ¿y podrán bajar 464 25| tenido en cuenta -insistió don Álvaro - el cuerpo avanzado 465 25| cogerlos de improviso. ¡Ah!, don Álvaro -añadió tristemente -, 466 25| preferencia que os doy? Don Álvaro permaneció callado 467 25| Pues entonces -repuso don Álvaro -, más os agradeciera 468 25| una terrible mirada que don Álvaro no vio por la oscuridad 469 25| le hizo bajar los ojos. -Don Álvaro -le dijo el anciano 470 25| albedrío, tal vez le irá peor. Don Álvaro, un tanto avergonzado 471 26| tantos casos lastimosos, don Álvaro, seguido de una gran 472 26| días antes había dicho a don Álvaro al tomar por segunda 473 26| pero lucido escuadrón de don Álvaro, que lanza en ristre 474 26| el camino de las Médulas. Don Álvaro entonces, deseoso 475 26| caballeros que iban al mando de don Álvaro se oían ya muy cerca. 476 26| vos hasta encontrar con don Álvaro, no sea que le suceda 477 26| encontraron los caballeros de don Álvaro, que al ver los rojizos 478 26| aquel terrible castillo. Don Álvaro no sólo cumplió el 479 26| templarios y en especial a don Álvaro, de manera que todo 480 27| cruzaron el Sil al mando de don Alonso Ossorio, y fueron 481 27| contrariedades que sufría impaciente don Alonso, la de servir debajo 482 27| penosa, pero sobre todo para don Alonso, cuyo carácter franco 483 27| político, y aconsejado a don Rodrigo Yáñez y al lugarteniente 484 27| intentos de odio y de venganza. Don Alonso no pudo menos de 485 28| menudamente cuanto sabía. Hizo don Álvaro un movimiento tal 486 28| Tal como es -le contestó don Álvaro sonriéndose nos será 487 28| sitiadores. -¿Dónde está don Álvaro? -preguntó mirando 488 28| suponer nuestros lectores, don Álvaro no estaba allí, sino 489 28| asalto, no favorecía menos a don Álvaro, que en aquel ángulo 490 28| opaco de la niebla robaba a don Álvaro y a su fiel escudero 491 28| atrevida, por ella calculaba don Álvaro la distancia que 492 28| plataforma en que estaba don Álvaro y se agarraron fuertemente 493 28| voz que hizo estremecer a don Álvaro. -Seguro como si 494 28| explanada del torreón. Como don Álvaro y su escudero tenían 495 28| conde de Lemus -le dijo don Álvaro sosegadamente descubriéndose. 496 28| hidalguía? -le contestó don Álvaro con una sonrisa en 497 28| Cómo así, villano! -le dijo don Álvaro encendido de cólera -, 498 28| tanto como sañudo, dijo a don Álvaro desenvainando la 499 28| como un león, arremetió a don Álvaro que le recibió con 500 28| rapidez en los movimientos; don Álvaro, armado de punta 501 28| consiguiente dio con él en tierra. Don Álvaro se arrojó sobre él 502 28| armas y por eso me vences. Don Álvaro apartó al punto su 503 28| comendador enviaba sus órdenes a don Álvaro con el caballero 504 28| caballero en volver diciendo que don Álvaro no había parecido 505 28| acompañado de los doce. -Don Álvaro -le gritó desde la 506 28| sin embargo se detuvo. -Don Álvaro -le dijo de nuevo 507 28| también soy templario -repuso don Álvaro que apenas acertaba 508 28| de aquel terrible drama. Don Alonso, que en la ausencia 509 28| embestirlo a viva fuerza. Don Alonso, que a despecho de 510 28| a tan inútil contienda, don Alonso envió los restos 511 29| de la realidad. Llorar a don Álvaro y prepararse por 512 29| templarios y las proezas de don Álvaro habían llegado a 513 29| la dicha al desventurado don Álvaro, y sin embargo, a 514 29| no es tan menguado el don que el cielo te concede; 515 29| concede; escúchame. Cuando don Álvaro entró en el Temple, 516 29| solemnes y terribles votos. Si don Álvaro hizo su profesión, 517 29| propios escrúpulos. Mal pudo don Álvaro, de consiguiente, 518 30| orden suya habían cerrado a don Álvaro. Conociendo su carácter 519 30| recibido de mí en vuestra vida. Don Álvaro se quedó estático 520 30| callado por un buen rato. -Don Álvaro -le dijo de nuevo 521 30| esposo? -Tal vez no -contestó don Álvaro, en quien aquel nombre 522 30| estáis ahí diciendo? -repuso don Álvaro cada vez más confuso 523 30| su intenso dolor, contó a don Álvaro el desaliento que 524 30| carta que había recibido de don Rodrigo poco antes de la 525 30| de Arganza, manifestó a don Álvaro que pronto asentarían 526 30| Ponferrada quizá, en poder de don Alonso. -Hijo mío -le dijo 527 30| por lo pasado? -preguntó a don Álvaro, asiéndole de la 528 30| corazón? -Así es la verdad, don Álvaro -contestó el anciano -, 529 30| sinfín de memorias tristes a don Alonso que en la cortés 530 30| cortés acogida que hizo a don Álvaro, y en los grandes 531 30| mismo pensamiento que a don Álvaro, y por la alegre 532 30| sus deseos se cumplirían. Don Alonso acompañó a los templarios 533 30| que el abad de Carracedo y don Alonso, que lo presenciaban, 534 30| antigua amistad con el maestre don Rodrigo. El monje determinó, 535 30| juventud se había imaginado. Don Alonso, que no podía salir 536 30| ocupaba, sin duda, la mente de don Rodrigo que por su clase 537 30| donde no debían volver. Don Alonso los acompañó hasta 538 30| buen Andrade caminaba entre don Álvaro y el comendador, 539 31| desconocía, por otra parte, que don Álvaro era un objeto de 540 31| especial para el infante don Juan, desde los sucesos 541 31| andaban a su alrededor. Don Alonso, que achacaba a sus 542 31| cuyas ramas se despidió don Álvaro para siempre. Si 543 31| conde, de su madre y de don Álvaro, quejándose dolorosamente 544 31| todo lo sucedido, y como don Alonso descorriese a sus 545 31| último velo, le dijo: -Noble don Alonso, fuerza será que 546 31| alivio a la enferma que don Alonso, devorado de recelos 547 31| otra parte, la imagen de don Álvaro, libre de sus votos, 548 31| desgraciada señora. La imagen de don Álvaro era el centro adonde 549 32| que en ellos había puesto don Rodrigo Yáñez. Vanas fueron 550 32| en especial del infante don Juan, y vano, por fin, el 551 32| en averiguar el infante don Juan las intenciones con 552 32| por libre de sus votos a don Álvaro. El anciano monje, 553 32| tenían reparo en envolver a don Álvaro en los procedimientos 554 32| buen religioso, el maestre don Rodrigo, el comendador Saldaña, 555 32| Ruiz Saldaña, y sobre todo don Juan Núñez de Lara, que 556 32| gran mal que había hecho a don Álvaro en Tordehumos, había 557 32| buena prueba de ello era don Juan de Lara, para quien 558 32| noticia de los pesares de don Álvaro y su violenta resolución 559 32| sido víctima, libre estaba don Álvaro de los pasados sinsabores 560 32| altas y muy claras decía a don Juan su conciencia, le afligía 561 32| opuesto empleaba el infante don Juan, su jurado enemigo 562 32| base, pues estando presente don Álvaro, natural parecía 563 32| la importuna solicitud de don Juan de Lara, y hasta la 564 32| el juicio, y el maestre don Rodrigo, Saldaña y los más 565 32| tamañas falsías y bajezas. Don Rodrigo, como cabeza de 566 32| arrancada por la mano de don Álvaro de la tienda en que 567 32| palabras que mediaron entre don Álvaro y el conde al principio, 568 32| resaltaba la generosidad de don Álvaro, y la efusión con 569 32| inquisidor general volviéndose a don Álvaro -, aunque nuevo en 570 32| Mío es el duelo -contestó don Álvaro -, pues que tomáis 571 33| decirse que entonces en el de don Álvaro pensaba, y no en 572 33| ella la aproximación de don Alonso y siguió engolfada 573 33| desterrada del techo paterno; don Álvaro, desposeído de sus 574 33| Cómo dudas de que suelten a don Álvaro de sus votos, cuando 575 33| doña Beatriz -, y porque es don Álvaro demasiado poderoso 576 33| cuánto se afana el infante don Juan porque los templarios 577 33| funestas. El otro día soñé que don Álvaro estaba en medio de 578 33| hallará para todo prevenida. Don Alonso conoció que todas 579 33| que vivía por la suerte de don Álvaro, y que los vislumbres 580 33| que temer por el generoso don Álvaro. Pero, ¿qué haces 581 33| palafrenero de la absolución de don Álvaro, porque, desvanecidos 582 34| abiertamente y el infante don Juan y otros señores con 583 34| que de referir acabamos, don Alonso no rompió la nema 584 34| de que darían por libre a don Álvaro de todos sus votos. 585 34| punto excusado, además que don Alonso estimaba cordialmente 586 34| pedrería para su esposa, y don Alonso le hizo presente 587 34| puesto que la suerte de don Álvaro estaba todavía pendiente 588 34| del tribunal el asunto de don Álvaro. Aunque todos sabían 589 34| poderosa casa de Arganza. Como don Álvaro, por otra parte, 590 34| duda, miraba el infante don Juan a don Álvaro con sangriento 591 34| miraba el infante don Juan a don Álvaro con sangriento rencor. 592 34| que declarasen templario a don Álvaro, y como tal sin absolverle 593 34| candorosas declaraciones de don Álvaro que viendo ya a salvo 594 34| las cartas del infante a don Juan Núñez en que se revelaba 595 34| resolución de favorecer a don Álvaro. En tan robusto fundamento 596 34| nulidad de los votos de don Álvaro, y ocupado de los 597 34| mismos temores que el infante don Juan, comenzó a suscitar 598 34| La sentencia declaró a don Álvaro libre de los votos 599 34| esencial de la profesión de don Álvaro mal podía fortalecer 600 34| agradeciendo así las hazañas de don Álvaro en Andalucía y Tordehumos, 601 34| declaración que restituía a don Álvaro a la clase de señor 602 34| señores que, guiados por don Juan Núñez de Lara, y llenos 603 34| Lara, y llenos de afición a don Álvaro, emplearon todos 604 34| del maestre, de Saldaña y don Juan Núñez de Lara fue grandísima 605 34| de la última esperanza de don Álvaro, pero en Lara se 606 34| resolución del Papa; así pues, don Álvaro, después de haber 607 34| y desde allí escribir a don Alonso todo lo ocurrido. 608 34| menos su autoridad paternal. Don Álvaro procuró corresponder 609 34| que habían acompañado a don Álvaro a la expedición de 610 35| muy del agrado del cuerdo don Alonso aquella imprudente 611 35| Carucedo dio en los ojos de don Alonso, y fijándolos con 612 35| ligeramente, presentó a don Alonso un pliego con las 613 35| saltando en tierra, pero ya don Alonso y Martina la habían 614 35| largo rato, hasta que viendo don Alonso que el accidente 615 35| hecho. Entregósela entonces don Alonso, y ella, con extraordinaria 616 35| de mí mil veces -repuso don Alonso -, que te dejé adormecer 617 35| los árboles del bosque? Don Alonso, que se había sentado 618 35| te traeré la libertad de don Álvaro y la ventura de los 619 35| al instante -le respondió don Alonso -, pero quisiera 620 35| debe venir el abad, sino don Álvaro también y muy en 621 35| perder tiempo -respondió don Alonso llamando con una 622 35| No importa -respondió don Alonso -, tráele inmediatamente 623 35| pronta venida en compañía de don Álvaro. Justamente acababa 624 35| portador. -No importa -repuso don Alonso -, ahí tienes esas 625 35| escapaban de sus labios, don Alonso se acercaba como 626 35| la orden de San Bernardo. Don Alonso no pudo contener 627 35| que llegaba acompañado de Don Álvaro y de su escudero 628 35| Y vos también, noble don Álvaro? -añadió don Alonso 629 35| noble don Álvaro? -añadió don Alonso yéndose para el joven 630 35| palabras en la garganta, y don Álvaro, sin desplegar los 631 35| no es el caballo árabe de don Álvaro, que a pesar de la 632 35| momento que dormía -respondió don Alonso, si sueño puede llamarse 633 35| forasteros al dintel mientras don Alonso se informaba, pero 634 35| religioso que la asistía, pero don Álvaro se quedó contemplándola 635 35| son de su propio canto. Don Álvaro, que vio abrirse 636 35| esconderse al punto detrás de don Alonso y de Martina, temeroso 637 35| La estatura aventajada de don Álvaro hacía que su casco 638 35| Villabuena. ¡Salid, salid, noble don Álvaro! ¡Oh, Dios mío, gracias 639 35| honra y por la libertad de don Álvaro?, pues aquí le tienes 640 35| una gran lucha interior: -¡Don Álvaro!, no os partáis de 641 35| abatimiento. -Sí -respondió don Alonso -, mañana mismo partiré, 642 35| conciencia, la libertad de don Álvaro. El médico hizo ver 643 35| anciano monje y Martina. Don Álvaro no dijo ni escuchó 644 35| vería privada de la vista de don Álvaro. Poco podía servir 645 36| de mejor suerte. No quiso don Alonso despedirse de ella, 646 36| Cuando hubieron de separarse, don Alonso los abrazó estrechamente, 647 36| ellos. Justamente al entrar don Álvaro y el abad la despertó 648 36| decaimiento fatales. Sólo cuando don Álvaro se presentó delante 649 36| vista había producido en don Álvaro. Ningún síntoma de 650 36| embargo, nunca le pareció don Álvaro tan hermoso. Es cierto 651 36| embarcación comenzó a rezar. Don Álvaro, en pie delante de 652 36| dicho esto algunas veces? Don Álvaro calló en lugar de 653 36| sentido y casi colérico. Don Álvaro entonces levantó 654 36| ningunas!, ¡ningunas! -exclamó don Álvaro sin recogerla. -Tomadla, 655 36| sus dolorosas reflexiones. Don Álvaro, trastornado por 656 36| respectivas. No bien se vio don Álvaro en la suya cuando, 657 36| passer solitarius in tecto. Don Álvaro, después de haberlo 658 36| infeliz y hermosa criatura!... Don Álvaro pasó adelante y, 659 36| quedan a la lira!~ ~ ~ ~ Don Álvaro pasó unas cuántas 660 36| yo amo y me muero!~ ~ ~ ~ Don Álvaro recorrió otros pasajes, 661 36| sembrado mi camino!.... ~ Don Álvaro había podido leer, 662 37| herraduras del caballo de don Alonso. Don Álvaro y el 663 37| del caballo de don Alonso. Don Álvaro y el venerable abad 664 37| mayor de la desdichada. Don Álvaro, clavados casi siempre 665 37| hermosísimo. ¡Vos aquí también, don Álvaro!, ¡y vos, venerable 666 37| como por mí habéis pasado! Don Álvaro y el abad, como si 667 37| extraño garbo y gentileza. Don Álvaro, atento como nunca 668 37| dijo al apenado caballero: -Don Álvaro, ¿no veis cuán vanas 669 37| mismas del sepulcro. -¡Pobre don Álvaro! -contestó ella con 670 37| hija de mi alma -contestó don Alonso, porque él era en 671 37| brazos de su doncella y de don Álvaro, pero como todo ello 672 37| tocó en la orilla, donde ya don Alonso estaba apeado, a 673 37| oído, pero no tan paso que don Alonso no percibiese algo: - 674 37| el abad volviéndose hacia don Alonso, pero con gran pesadumbre 675 37| Continuamente llamaba a don Álvaro y manifestaba una 676 37| que pudiera ausentarse. -¡Don Álvaro! exclamaba con la 677 37| lucero de la tarde. ¿Me oyes, don Álvaro?~ ~ -Sí, te oigo 678 37| padre corriendo..., miradle, don Álvaro..., la alegría le 679 37| morir ahora..., no, no, don Álvaro, yo soy muy joven 680 38| de la muerte, pero la de don Alonso era más desastrada 681 38| peor aún que la del mismo don Álvaro. Desde que, sin reparar 682 38| desenlace fatal del caso de don Álvaro. Cuadro tristísimo, 683 38| las cartas que llevaba de don Juan de Lara, estimado de 684 38| bizarría y caballerosidad de don Álvaro durante el juicio. 685 38| por este noble y generoso don Álvaro y por todos estos 686 38| misma. ¿No es verdad, noble don Álvaro? Acercaos, esposo 687 38| la eternidad entera. ¡Ah, don Álvaro!, ¿esperabais mejor 688 38| tanto sé decir de mí -añadió don Álvaro -, unos han sido 689 38| igualase del mismo modo! Don Alonso hizo entonces una 690 38| juntó la mano poderosa de don Álvaro, con la débil y casi 691 38| cariño de una hermana. Y vos, don Álvaro, dulce esposo mío, 692 38| Cuántas veces -le dijo a don Álvaro -, habrás comparado 693 38| cabeza sobre el hombro de don Álvaro, sin hacer extremo 694 38| correspondiente a su clase. Don Álvaro, que desde que vio 695 38| quinta sin despedirse de don Alonso y seguido de Millán 696 Conc| anciano maestre de Castilla, don Rodrigo Yáñez, vino a concluir 697 Conc| escudero y paje de lanza de don Álvaro Yáñez, señor de Bembibre 698 Conc| cierto lo que veían y creían. Don Álvaro, según lo que contó,