Cap.

 1     11|           madre en particular, tan enferma y lastimada, se le representaba,
 2     13|            había ya propinado a la enferma varias bebidas y cordiales;
 3     13|           oprimido. El sueño de la enferma duró hasta muy entrada la
 4     17|         ciertamente los días de la enferma y postrada doña Blanca,
 5     17|           pareció cobrar ánimos la enferma y salió, por fin, de la
 6     17|              Ya sabes -continuó la enferma - que nunca he querido violentar
 7     17|          con distintos acentos, la enferma y el abad de Carracedo que
 8     31| proporcionó tan grande alivio a la enferma que don Alonso, devorado
 9     35|      poderosamente al alivio de la enferma, pintando en su imaginación
10     35|         templar la calentura de la enferma aquella noche, y enseguida
11     35|       instantes del aposento de la enferma, silenciosos ambos, aunque
12     35|         los guió a la cámara de la enferma. Quedáronse los forasteros
13     35|         una revolución fatal en la enferma; pero ya fuese que la acción
14     37|           venido las fuerzas de la enferma, que el anciano médico había
15     37|         silencio. Tanto él como la enferma conocían harto bien la inutilidad
16     38|           ni un punto. Advirtió la enferma su solicitud e inquietud
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