Cap.

 1      3|       esposa. Así pues, aunque su conciencia le condene, a nada podemos
 2      5|    sincera sobre un asunto que su conciencia era la primera a condenarle,
 3      7|         vista lo más oscuro de la conciencia, sus labios murmuraban sin
 4      8|           con la voz de su propia conciencia. Sin embargo, la presencia
 5     17|      muerte tú consultarás con tu conciencia, y si tienes valor para
 6     19|      acallar por eso la voz de mi conciencia? Entonces contó por menor
 7     19| penetrasen en las tinieblas de mi conciencia! ¡Hija mía!, ¡hija de mi
 8     19|             Ese peso más sobre mi conciencia culpable! -exclamó el señor
 9     21|        prueba de que no estaba mi conciencia tan oscurecida y turbia! ¡
10     25|          peor del caso era que su conciencia le repetía punto por punto
11     28|          corazón hidalgo y de una conciencia satisfecha. Estaba el conde
12     29|           nada me echa en cara mi conciencia, con ella se descargaría
13     32|        claras decía a don Juan su conciencia, le afligía por extremo
14     34|          sañudo despertador de su conciencia, y por esta razón, sin duda,
15     34|  definitiva de este asunto que en conciencia no había podido zanjar favorablemente,
16     35|         un tiempo tu corazón y mi conciencia, la libertad de don Álvaro.
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