Cap.

 1     11|      menester en tan apurado trance. Y como entonces no dejaba
 2     13|      presenciase el doloroso trance. Hacia media noche, sin
 3     22|     poner este gran duelo al trance de una batalla, justamente
 4     24|   existencia hasta el último trance. De toda la gente que con
 5     24|   sobrada, ciertamente, para trance tan difícil; y de nuevo
 6     24|   determinado, y aguardar el trance del combate. Los peligros
 7     26| descubiertos en tan apretado trance por el relincho de un caballo;
 8     28|    desarmado. En tan apurado trance no le quedó más recurso
 9     30| templarios de salir de aquel trance incierto y penoso a que
10     35|   que no me abandone en este trance de amargura! -¡Ah, señora! -
11     35|     para abandonarme en este trance?... -No, no, hija mía -repuso