Cap.

 1      3|       tío. Era este un anciano venerable, alto y flaco de cuerpo,
 2      8| indignada de su audacia; ya el venerable semblante de su tío el maestre
 3     11|       le cercaban. -Bien veis, venerable señor -dijo al abad -, que
 4     16|    espejo de caballería. Aquel venerable viejo, encanecido en la
 5     19|     comendador descubriendo su venerable y arrugado rostro -; en
 6     21|     aquel país. ¿No es verdad, venerable Saldaña, que semejante nueva
 7     22|     íntimamente de que aquella venerable institución había caducado
 8     34|        el señor de Arganza del venerable religioso, y los sucesos
 9     37|        Alonso. Don Álvaro y el venerable abad no dejaban de acompañarla
10     37|  también, don Álvaro!, ¡y vos, venerable padre! ¡Ah, me alegro en
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