Cap.

1     13| reconociendo cuidadosamente su respiración igual y sosegada y su pulso,
2     18|        golpes y trastornos, su respiración comenzaba a ser anhelosa;
3     35|       ni cesaba una especie de respiración sonora y anhelosa que parecía
4     35| observando con gran cuidado su respiración y pulso le abrió sin perder
5     35|   ventanas empezó a serenar su respiración. Entonces fue cuando el
6     35|     que, entrando la noche, su respiración comenzó a ser más fatigosa
7     35|    ruido que el de la anhelosa respiración de doña Beatriz. Ella fue
8     37|   quebrada por la fatiga de la respiración -, ¿dónde estás? háblame,
9     38|     viendo que no se sentía su respiración, la apartó de sí azorado.
Best viewed with any browser at 800x600 or 768x1024 on Tablet PC
IntraText® (VA2) - Some rights reserved by EuloTech SRL - 1996-2010. Content in this page is licensed under a Creative Commons License