1320-bajas | bajez-dejar | dejas-esfor | esfue-langu | lanza-ponem | poner-sobre | socav-zumba
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1001 32| medio de tamañas falsías y bajezas. Don Rodrigo, como cabeza 1002 35| un vientecillo ligero, se balanceaba una barquilla con un solo 1003 18| recién despojados de su yerba balando ronca y tristemente. La 1004 12| acabaron de inclinar la balanza de su ánimo en contra de 1005 2| melancolía de doña Blanca de Balboa, su madre, santa señora 1006 31| botando, mezclando relinchos y balidos. Los lavancos y gallinetas, 1007 25| Cosme Andrade, arquero y ballestero muy afamado, y la distribución 1008 11| nubes de variados matices, y bañaba las colinas cercanas, las 1009 16| apasionado, sus palabras salían bañadas de un tono particular de 1010 37| hacia su hija se encontró bañado en su propia sangre. Con 1011 10| del antiguo Berdigum, y bañando el monasterio de Carracedo. 1012 15| trueque de evitarlo, le dejaba bañarse en la sangre de los templarios 1013 25| hermoso penacho de plumas bancas y tendidas que se movían 1014 10| De cuando en cuando una bandada de lavancos y gallinetas 1015 33| ligera falúa con jarcias y banderolas de seda con las armas del 1016 8| una alianza con un jefe de bandidos y, proscritos llamado el 1017 24| esta lucha, había en cada bando un hombre que saludaba su 1018 19| pendiente de una bordada bandolera, lo aplicó a los labios 1019 25| espías de un capitán de bandoleros, y los ahorcaría de la almena 1020 34| funciones de caza y pesca, los banquetes y las danzas. Sin embargo 1021 31| lentamente bajó la escalera con barandilla prolijamente calada hasta 1022 1| que como sabéis, no tiene barandillas, con una tempestad deshecha, 1023 33| con una gran voz: -¡Ah, bárbaro silvestre y bellacón!, ¿ 1024 1| además se le reía en las barbas, de manera que, sin la mediación 1025 12| guardabosques del monasterio, y al barquero de Villadepalos (pues la 1026 35| ligero, se balanceaba una barquilla con un solo aldeano. El 1027 11| hubiese convertido en una barra de hierro ardiendo y se 1028 10| una encañada profunda y barrancosa por cuyo fondo corría un 1029 28| de Ferradillo, comenzó a barrer aceleradamente la niebla, 1030 28| escucharle y de tal manera se barrió repentinamente de su semblante 1031 21| y satisfecho, y como sus barruntos más tenían de presentimiento 1032 32| buenos oficios carecían de base, pues estando presente don 1033 30| su anterior conducta. Las bases y condiciones de aquel tratado 1034 29| Oh honor!, fiero basilisco,~ ~Que si a ti mismo te 1035 29| máscara de la cortesanía había bastado a cubrir aquella sima de 1036 28| intentan? -Tú y yo solos bastamos para escarmentarlos. ¿No 1037 7| ausencia y la contrariedad, que bastan para apagar inclinaciones 1038 32| aquellas pasiones ruines y bastardas. Sobrado se les alcanzaba 1039 21| vuestra sangre esta banda de bastardía con que habéis cruzado el 1040 32| encontrar los sentimientos bastardos, la aversión y el desprecio. 1041 34| todo el poder del mundo no bastaría a destruir, y así el buen 1042 11| de aquella muchacha, no bastaron a sacar a doña Beatriz de 1043 26| encontradas sensaciones batallan en el interior de cada uno. 1044 27| invierno, que es la de nuestras batidas y cacerías, ya sabéis que 1045 25| Álvaro pidió licencia para batir y registrar el campo, pero 1046 18| cubiertas con sus mantillas de bayeta negra, llevando cada una 1047 1| enojo -dijo Millán metiendo baza -, ¿qué te ha hecho mi amo, 1048 23| muchacha? ¿Te han dado algún bebedizo y estás endiablada? ¿En 1049 18| patético y grave que hemos bebido poco del cáliz de aflición, 1050 35| ciertos intervalos de delirio, bebiendo con ansia indecible grandes 1051 33| entrañas de una peña para que bebiese su pueblo? Cómo dudas, pues, 1052 37| donde yo, ¡flaca mujer!, bebo el aliento que me sustenta. ¿ 1053 25| cubría un enorme zueco de becerro y de madera. Las armas en 1054 37| suavísima de sus carnes, la bella ondulación de sus contornos, 1055 33| Ah, bárbaro silvestre y bellacón!, ¿así tratas tú a la alhaja 1056 31| sus ojos todas aquellas bellezas. El sol se ponía detrás 1057 4| praderas que esmaltan su bendecida orilla y adornan la falda 1058 18| porque todavía no si debo bendecir o maldecir este instante 1059 17| padre, el Señor te perdone y bendiga como te perdono y bendigo 1060 37| todos sean felices y nos bendigan! ¡Si vieras tú cómo me aman 1061 17| bendiga como te perdono y bendigo yo. El alma de doña Beatriz, 1062 22| adelantó para rociar con agua bendita la cabeza de su sobrino, 1063 10| Cuánto más agradables y benditas eran para mí sus arenas 1064 3| después del acostumbrado benedicite, y uno que hacía la guardia 1065 38| Carracedo y al monasterio benedictino de San Pedro de Montes, 1066 23| con las cuales pensaba beneficiar sus praderas y juntar un 1067 38| de aquel astro, en cuyos benéficos resplandores tantos infelices 1068 Conc| vez no faltarán lectores benévolos que se interesen. Por desgracia, 1069 38| la suerte se muestra más benigna conmigo en este instante, 1070 3| si bien templada por una benignidad grandísima. Comenzaba a 1071 Conc| del glorioso patriarca San Benito a los dos días, con grande 1072 25| suave que se extiende hacia Bermés; y la caballería, a quien 1073 3| aposento, y después de haberle besado la mano se encaminó al suyo, 1074 10| al pie de la cordillera, besando la falda del antiguo Berdigum, 1075 19| no os pido que me deis a besar vuestra mano, porque es 1076 29| salió al encuentro para besarle la mano. No fue tan dueño 1077 12| Temple, cuando hasta el beso de nuestras madres y hermanas 1078 31| atenta más que a su quietud y bienestar propio al sosiego de su 1079 36| vivificada por una lluvia bienhechora? ¡Oh, Dios mío, Dios mío!, ¡ 1080 4| los peregrinos y guerreros bisoños encontraban la bandera del 1081 29| mano y una corona de rosas blancas en la cabeza; y luego otra 1082 31| a veces, cuando lo agita blandamente la brisa, un mar confuso 1083 36| seguían como en éxtasis sus blandas ondulaciones. Alzólos, por 1084 31| y entonces su consuelo y blandura son más que dudosos. Así 1085 15| hermanos de armas cuyos huesos blanqueaban ya a la luna en los áridos 1086 31| estaba surcado de nubes blanquecinas en forma de bandas, por 1087 22| tenían en las manos velas blanquísimas de cera encendidas. En cuanto 1088 24| del Papa. Por lo demás, blasonaban de leales y obedientes, 1089 2| idea del escándalo y el bochorno de vuestra familia? Doña 1090 23| preguntara, si venía de la bodega. -Eso no va conmigo, señor 1091 18| de Mendo que, echando los bofes por andar de prisa, venía 1092 35| con el mayor cuidado, y bogando aceleradamente poco tardaron 1093 33| los remos, comenzaron a bogar reciamente, mientras la 1094 26| hierro. Entonces una enorme bola de granito, bajando por 1095 31| es confesar que la calma, bonanza y plácido sosiego del lago 1096 29| sin cuento sobre aquella bondadosa criatura; su porvenir se 1097 35| cólera -le dijo el abad bondadosamente. Más alta que la vanidad 1098 27| porque he descubierto otro boquete algo mejor y más seguro. -¿ 1099 19| espalda traía pendiente de una bordada bandolera, lo aplicó a los 1100 2| decoro, y el rico vestido, bordado de flores con colores muy 1101 5| de su madre, trabajaba en bordar un paño de iglesia que pensaba 1102 22| terciopelo negro con flecos y borlas de oro y desarrollando un 1103 24| perdido para ella, no se borraba de su memoria. Sus sentimientos 1104 35| rostro, todavía no estaba borrada. En su frente pura y bien 1105 35| golpe que ha recibido hoy, borrándolo en lo posible de su imaginación. 1106 37| lo alto de la cuesta de Borrenes resplandecían sus armas, 1107 32| tanta sangre y tan feos borrones para la cristiandad.~ ~ 1108 36| tan vivos colores estaba bosquejada una dicha como el humo disipada, 1109 31| bien incierto, y apenas bosquejado, la desdichada exhaló un 1110 31| templar su sed, triscando y botando, mezclando relinchos y balidos. 1111 25| muchos trozos que asoman sus botas negras en la mitad de aquellos 1112 9| Carracedo a ver si el padre boticario le daba algún remedio. ¡ 1113 15| misma noche depositó en la bóveda del castillo, en un sepulcro 1114 32| sus ojos encendidos como brasas en el anciano caballero. 1115 25| Está vestida de castaños bravos y matas de roble, y coronada 1116 27| una mediana escala o unas brazas de cuerda con un garfio 1117 11| todavía de noche. Por la brecha de la reja volvieron a entrar 1118 22| del libro de Job sobre la brevedad de la vida y la vanidad 1119 9| diciéndole: -¡Hola, señor bribón!, ¡cómo se conoce que piensa 1120 26| sus jinetes, rompieron la brida y dieron a correr por las 1121 25| recompensas a sus gentes. Brillaban sus armas a la luz de las 1122 18| nombre del conde habían brillado con singular expresión. -¡ 1123 19| relámpago de feroz alegría brilló en las siniestras facciones 1124 33| oye, cómo gritan y cómo brincan los rapaces y aun los mozos... 1125 9| esto, salió de la celda brincando como un cabrito, no sin 1126 25| lago de Carucedo que le brindaban abundosos pastos y forrajes. 1127 22| embarazos. La ocasión no podía brindarse más favorable, porque el 1128 28| pues, que una noche se brindó a salir de descubridor nuestro 1129 25| ordinario, aguardando en actitud briosa la llegada del enemigo, 1130 35| romper su capullo a las brisas de la primavera, y abriendo 1131 37| sobre los almohadones de brocado del fondo, no con el ademán 1132 11| interrumpió por fin con su voz bronca y desapacible, pero trémulo 1133 36| enredaderas, y una fuente que brotaba en el medio tenía una corona 1134 18| templarios que son unos brujos declarados y serán capaces 1135 25| estatuas, reflejaban en sus bruñidas armaduras los tempranos 1136 22| espuelas de acero, y de acero bruñido también fueron las grevas, 1137 35| que traían del lago en un búcaro, y a administrarle cuantos 1138 38| infinitamente más breve del que buenamente pudiera esperar, con lo 1139 25| de cueras de pellejo de buey bien adobadas, y traían 1140 22| pusieron en la cinta un puñal buido de fino temple, pero sin 1141 22| de oro, y a la luz de una bujía con que alumbraba Saldaña, 1142 36| bufete en el cual ardían dos bujías, abrió la fatal cartera 1143 37| cartera verde, aquí está la bula del Papa, y en ella viene 1144 25| de completar aquel cuadro bullendo y agitándose por todas partes. 1145 31| las ideas que como con un buril de fuego estaban impresas 1146 18| prometo que les pese de la burla." Y diciendo esto se encaminó 1147 36| soledad y su esperanza siempre burlada. ¡Cuántas veces se habrían 1148 38| su grado. Viendo entonces burlado su intento se desasió de 1149 12| Ponferrada, en cuyo caso burlaría sus afanes; pero ambas cosas 1150 2| castillos del país podía burlarse de todos, pero su despecho 1151 9| esta tierra? -Vamos, señor burlón -respondió ella -, enséñenos 1152 33| la culpa, sino quien pone burros a guardar portillos! ¡Para 1153 19| dijo doña Beatriz -; vos buscabais mi felicidad, y no la habéis 1154 9| doña Beatriz -, porque me buscarían y me cogerían, pero tú puedes 1155 36| mi corazón! Yo saldré a buscarle con mi laúd en la mano, 1156 38| Hecho esto, una mañana le buscaron por todo el castillo y no 1157 30| que es allí no han de ir a buscaros. -¡Ah!, se me olvidaba deciros 1158 10| que privaba a aquel noble busto romano del reposo y calma 1159 38| que, como en el Ensueño de Byron, "Dios sólo se veía en medio 1160 31| una vez hubo de pararse la cabalgada en el camino para reclinarla 1161 24| les hiciese atender a sus cabalgaduras y les quitase todo deseo 1162 11| asemejaba a una sílfide cabalgando en el hipógrifo de un encantador. 1163 23| en su jaco y tan deprisa cabalgó que en poco más de una hora 1164 28| prendas morales y sentimientos caballerescos. Aunque lo opaco de la niebla 1165 33| a la alhaja mejor de la caballeriza? ¡Por quien soy, que no 1166 20| ocurría a su alma pura y caballerosa. Con tantas contrariedades 1167 15| hidalguía de vuestra alma no cabe abandonar una alianza que 1168 25| fragoso del país debería caber la mayor gloria y peligro 1169 25| clase del ataque no podía caberle gran parte de peligro ni 1170 17| cuya grandeza y riquezas cabían en la estrechez y miseria 1171 11| que más fácil y natural cabida habían hallado en su corazón. 1172 16| de sus padecimientos y no cabiendo en su memoria, por otra 1173 14| mezclaban con las órdenes de los cabos; las armas y escudos despedían 1174 Conc| una res vacuna o alguna cabra se perdía a boca de noche 1175 38| más viva y alegre que el cabritillo que trisca por estos montes! 1176 9| celda brincando como un cabrito, no sin dar antes un buen 1177 30| las gallinas, pichones y cabritos que estaban más gordos para 1178 32| bueno para emplearse en los cadáveres. -Señor caballero -le dijo 1179 36| flores silvestres, y músico y cadencioso el rumor de sus manantiales 1180 22| hombre! La frágil, deleznable caduca es la nuestra, que no se 1181 22| venerable institución había caducado a las destructoras manos 1182 Conc| principios del otoño, cuando caen en aquella eminencia las 1183 33| hojas y cuando llegan a caerse se queda desnudo y yerto, 1184 20| un calabozo muy hondo que caía bajo uno de los torreones 1185 5| mayor modestia y compostura. Caíanla por ambos lados numerosos 1186 19| caballero tan cumplido con los caídos, tan generoso con los fuertes, 1187 27| vida de esos hombres que caigan vivos en vuestro poder, 1188 33| hube logrado cuando los dos caímos en la hoguera. Entonces 1189 8| su peso, y andarás como Caín, errante por la tierra. 1190 3| gimen ya en Francia en los calabozos de Felipe, y Dios sabe el 1191 4| bastante elevada y de algunos calados rosetones, todo lo cual, 1192 38| gorjeaban jilgueros alegres, calandrias y un sinfín de pajarillos, 1193 19| como de común acuerdo se calaron la celada, y como dos estatuas 1194 4| nombre y reputación las de Calatrava, Alcántara y Santiago, plantas 1195 28| singular y atrevida, por ella calculaba don Álvaro la distancia 1196 27| encaminaba desde muy atrás su calculada perfidia, se encastilló 1197 15| su pensamiento, fácil era calcular que su convalecencia hubiera 1198 8| aunque la vanidad y el cálculo fuesen el móvil secreto 1199 2| la razón de estado y los cálculos de la conveniencia. Doña 1200 11| La agitación nerviosa y calenturienta que le había causado la 1201 17| delante del cadáver todavía caliente. -¡Pobre y angelical señora!, 1202 32| remate a un suceso, con razón calificado por un historiador moderno 1203 21| pensamiento que sin duda todos calificarían de desvarío y flaqueza senil.~ ~ 1204 35| pronunciar su nombre, pero o callaba enseguida o, después de 1205 36| partida se verificó a las calladas, acompañando al viajero 1206 3| mirando a los lados y muy callandito, porque todos tienen más 1207 36| estaban en el fondo. Las calles y cuadros presentaban un 1208 11| violenta agitación se fue calmando para venir a parar, por 1209 11| cuanto a vos, esta cabeza calva os dirá más que mis palabras. 1210 10| reuniremos el mundo al pie del Calvario, y allí comenzará para él 1211 4| como de cincuenta años, calvo, de facciones muy marcadas, 1212 21| señora. Por vos, Lara, que calzáis espuela de oro; por vos, 1213 22| voces vigorosas y solemnes. Calzáronle espuelas de acero, y de 1214 25| destazada y de color rojizo, calzones ajustados de paño oscuro 1215 Conc| Arganza; Martina del Valle, camarera de su hija doña Beatriz, 1216 37| luz, una ancha cinta de cambiantes y visos relumbrantes ceñía 1217 24| sabéis que me quieren bien, y caminad a la guerra sin zozobras 1218 16| mientras su voluntad había caminado de acuerdo con la de su 1219 36| preguntaré a todos los caminantes: "¿En dónde está mi bien 1220 38| ese modo, cuando vos mismo caminaréis muy pronto por mis huellas, 1221 6| doméstico. Así pues, entrambos caminaron sin hablar palabra detrás 1222 18| ingenio la cualidad que más campaba en él, y como, por otra 1223 4| incesante actividad de los campamentos. A decir verdad, los temores 1224 25| y el poder de los siglos campean sobre las ruinas de la codicia 1225 22| predecía la entrada de un campeón tan valeroso como leal, 1226 11| por aquellas solitarias campiñas, mientras escudero y criada 1227 3| espinas rodeaban aquella cana y respetable cabeza. Comenzó 1228 18| llevando cada una en su canasto de mimbres la acostumbrada 1229 29| de sentimiento, y en sus canciones parecía que las palabras 1230 19| escapáis ahora, y que los candados que os echaré no se abrirán 1231 22| apagará al punto como estas candelas, y unas tinieblas más densas 1232 24| mayor parte de aquellas cándidas mujeres a las tempestades 1233 2| violencia. -¡Alma pura y candorosa, que no conocéis hasta dónde 1234 32| recibí -contestó Andrade candorosamente, porque se me ofrecieron 1235 34| sobrino. Por otra parte, las candorosas declaraciones de don Álvaro 1236 18| de la primavera y a las canículas del verano, y tendía ya 1237 18| la manera que las águilas cansadas de volar se posan en las 1238 19| por vuestras venas! -Os cansáis en vano, señora; tengo empeñada 1239 4| reflexiones que, a riesgo de cansar a nuestros lectores, hemos 1240 30| con nuestra abundancia, se cansarán de ladrar y de morder. - 1241 12| ningún obstáculo, ni se cansaría de inventar planes y ardides. 1242 21| impaciencia para que no se cansase en balde, precepto que él 1243 31| garbo, conducía sus ovejas cantando una tonada sentida y armoniosa, 1244 17| lágrimas, los lamentos y los cánticos funerales venían a ser los 1245 35| brillantez del ruiseñor, cantó sobre un aire del país el 1246 1| entreverando las alabanzas con su capa correspondiente de murmuración. - 1247 18| envueltos en sendas y cumplidas capas, acudían también silenciosos 1248 15| cuando se relevaban. El capellán extendió la fe de muerto 1249 8| vueltas de tantos y tan capitales vicios no dejaba de poseer 1250 32| encima de Río Ferreiros. Capitaneaba Beltrán la caballería del 1251 20| mientras a viva fuerza o por capitulación mía, no tomasen este castillo. 1252 28| misma de aquellos picachos, caprichosa y extraña y la oscuridad 1253 25| bien con lo extravagante y caprichoso de sus figuras. Su extraordinaria 1254 Conc| rostro hasta la barba con la capucha; pero así y todo, y con 1255 35| apresurándose a romper su capullo a las brisas de la primavera, 1256 36| habrían fijado en aquellos carácteres los ojos llorosos de aquella 1257 2| tienen un pudor y reserva característicos, como si el lenguaje hubiera 1258 15| para él habían puesto en un caramanchón vecino, y no despertó hasta 1259 19| personas que debiendo sernos caras por los lazos de la naturaleza 1260 Conc| desde donde se registran las cárcabas y pirámides de las Médulas 1261 28| de aquellas profundísimas cárcavas, cuyo color rojizo resaltaba 1262 18| cesar luchaba por romper su cárcel, acabaría no muy tarde por 1263 15| Estáis contento de mi carcelería? -Me encuentro ya muy aliviado, 1264 11| Bernardo el Gotoso, estaba toda carcomida de orín, no había sido difícil 1265 30| cuarteles están de todo punto carcomidos menos la cruz que se conserva 1266 32| todos estos buenos oficios carecían de base, pues estando presente 1267 28| de una porción de escalas cargadas en hombros de otros. Saldaña 1268 19| joven, su desinterés en cargar con tan grave culpa como 1269 9| los primeros agasajos y cariños, Martina preguntó a su cuñado 1270 34| escolástica y teológica que de caritativa y benéfica, porque el ningún 1271 1| dejase un poco menos de carne, que entonces Martina te 1272 3| temporal como un rebaño de carneros. Los ojos del maestre parecían 1273 32| elevadas suelen pagar muy caros los sueños de la ambición, 1274 19| primero que asomó su ancha carota y su cuerpo de costal fue 1275 28| fuese el de Bernardo del Carpio en Roncesvalles. -Tal como 1276 20| puentes levadizos, los pasos y carreras de los hombres de armas 1277 27| encaraman por aquellos caminos carreteros, porque yo y los míos mañana 1278 8| Otras resolvía enviar un cartel al conde de Lemus. Ya imaginaba 1279 18| zapato. Así me hubiera yo casado con él, como volar. No 1280 19| logro de vuestros afanes y casádoos con doña Beatriz; de manera 1281 23| tus cosas no estamos ya casados en paz y en gracia de Dios 1282 11| no se llevará a cabo ese casamiento abominable, yo me apartaré 1283 9| dentro de tres días me casan si vos o Dios no lo impedís. 1284 8| Dentro de tres días os casaréis en la capilla de nuestra 1285 1| tres al cuarto, pudiendo casarla con un señor tan poderoso, 1286 33| sol que les daba en los cascos y no se podía sufrir! Dígote 1287 34| le regaló un caballo de casta árabe y de hermosísima estampa, 1288 30| puso más contenta que unas castañuelas, y al punto comenzó a pensar 1289 25| Temple son de las mejores castas de la Siria y de Andalucía, 1290 3| tienen presos y piensan castigarles -, y en verdad que, si es 1291 31| Dios ha querido probarte y castigarme, ángel del cielo -contestó 1292 35| sepulcros antiguos de nuestras catedrales. Todavía no habían desaparecido 1293 23| amostazada -, porque no lo cato. -No, mujer; ¿quién había 1294 24| obedecer como sacerdote católico y fiel vasallo las órdenes 1295 23| sus praderas y juntar un caudal que ofrecer a su futura 1296 31| también su término a los caudales del lago. Doña Beatriz que 1297 22| convertido en río profundo y caudaloso, ahora la profesión de don 1298 4| sobre todo la exasperación causada en los templarios por los 1299 29| y a mí, que he sido el causador de vuestros males, aunque 1300 9| salieron a ver quién fuese la causadora de tal ruido. Era, ni más 1301 24| en conjeturas sobre las causas de aquel súbito y lastimoso 1302 22| nueva de aquellos votos le causo profundísimo dolor. ¿Qué 1303 20| de paz en la fortaleza. Causóle gran alegría semejante idea 1304 20| aprisionasen estrecha y cautelosamente hasta que, roto y vencido 1305 21| maravilló, acostumbrado al cauteloso andar de Lara y al imperceptible 1306 19| tal vez se curen con el cauterio del orgullo las llagas de 1307 1| persona que a todo el mundo cautiva con su trato y gallardía, 1308 2| y que involuntariamente cautivan la atención y simpatía de 1309 29| caballeros que han padecido cautividad en tierra de moros, que 1310 38| presenciaban como si se les cayesen las alas del corazón -, 1311 11| hasta la muerte entonces cayo desmayada entre los brazos 1312 31| del aire, como una ninfa cazadora? Ahora ni aun el sosegado 1313 31| que hay gran abundancia, y cazando con ballesta algunas de 1314 34| que se divertiría con sus cazas, y sobre todo la paz y veneración 1315 13| Bierzo cuando la fiebre se cebaba en doña Beatriz con terrible 1316 35| ojos del fatal pliego, y cebada en sus renglones, llegó 1317 15| sangre de los templarios y cebarse en sus bienes. En Francia, 1318 11| para quienes había traído cebo más de una vez, y a los 1319 28| cenar sendos tasajos de cecina, acompañados de numerosos 1320 7| le descubriré mi pecho y cederá. -¿Quién, él?, ¿ceder él?- 1321 Conc| arrecían con el frío, les cedía la porción de vino que le 1322 11| anteriores sentimientos al punto cedían a los que más fácil y natural 1323 8| nunca pude creer que no cediese a la voz de vuestro padre 1324 10| vuelvan a beber las aguas del Cedrón? -¡Qué sino confío! -exclamó 1325 32| nos negamos a obedecer las cédulas de nuestro monarca, sino 1326 38| junto con aquel ligero cefirillo que parece venir a despertar 1327 10| que el orgullo y el error cegaban su entendimiento, de cuando 1328 18| de la vida comenzaban a cegarse en su pecho con las arenas 1329 20| pues el rey no pensaba en cejar de su empeño hasta reducir 1330 25| expedición. Mientras tanto las cejas de los montes vecinos se 1331 12| sus injusticias, pero no cejó ni un punto de lo que tenía 1332 Conc| Aguiana, cuya función se celebraba el 15 de agosto y era concurridísima 1333 7| discreción, porque en él se celebraban después de las vísperas 1334 34| concilio general que debía celebrarse en Viena del Delfinado, 1335 13| tragos y tajadas con que la celebró, pero si hubiera tenido 1336 29| con más ansia hacia las celestes regiones, pero tantos combates 1337 7| delante, con unas puertas de celosía, y más de una vez han sucedido 1338 29| resplandores. Desde las ventanas y celosías del monasterio veía correr 1339 5| era irrevocable, y harto celoso del honor de su orden y 1340 10| Los ganados salían con sus cencerros, y un pastor jovencillo 1341 18| figuraban otros tantos cendales y plumas abandonados por 1342 37| cambiantes y visos relumbrantes ceñía las orillas del lago, y 1343 Conc| casi continuos comienzan a ceñirla como un ropaje flotante, 1344 37| bajo tantos escombros y ceniza. Era realmente un infernal 1345 1| revienta una nube, pasa una centella por delante de mi palafrén; 1346 7| mortuoria, parecían lanzar centelleantes miradas sobre el atrevido 1347 33| en mil menudas chispas y centelleos. Martina se había quedado 1348 2| nombre y poder de su padre y cercada por todas partes del respeto 1349 6| de frutales y las otras cercadas de frescos chopos y álamos 1350 14| una noche, saliendo los cercados con gran sigilo, dieron 1351 11| matices, y bañaba las colinas cercanas, las copas de los árboles 1352 10| pudiera esconderla en las cercanías -repuso don Álvaro - hasta 1353 25| orden. En realidad, para cercar un castillo por su misma 1354 17| vuestros campos. La soledad os cercará en la hora de la muerte, 1355 22| tinieblas más densas todavía cercarán tu alma por toda una eternidad! 1356 12| sus tropas y se preparó a cercarle en Tordehumos. A pesar de 1357 27| figurarse nuestros lectores, muy ceremoniosa, porque delante de sus respectivos 1358 30| la enemiga del de Lemus cerraba la puerta a todo trato honroso, 1359 18| sobre la sepultura apenas cerrada de aquella madre que tanto 1360 4| Vos sois testigo de que me cerráis todos los caminos de paz. ¡ 1361 29| ese día, pero mis ojos se cerrarán, en cuanto su sol me alumbre 1362 12| fuentes del Boeza y del Burbia cerrarían gran porción de entradas 1363 11| que no estaba allí para cerrarle los ojos y recoger su último 1364 15| que le dejase solo, y que cerrase la puerta por fuera sin 1365 19| orden de impedir que la cerrasen y de acudir a la primera 1366 10| cercan y al lado de los cerros que le dominan. Aunque el 1367 25| con aquel ojo militar y certero que en muchas guerras le 1368 25| ballesta, en la cual eran muy certeros y temibles. Pudiérase decir 1369 29| había trocado en una fatal certidumbre de que apenas sería dado 1370 36| parece que la planta del cervatillo de las montañas sería menos 1371 35| recibimos vuestra carta no hemos cesado de caminar con la mayor 1372 28| mientras me dure el aliento no cesará mi brazo de moverse en vuestro 1373 25| cierta hora, sin embargo, cesó todo movimiento, si no es 1374 9| contestó él, con un tono entre chancero y apasionado -, ¿pero qué 1375 26| el portón a pesar de sus chapas de hierro. Entonces una 1376 3| propias de su situación y dejó charlar a Millán, que no por su 1377 9| del pastor y lo pesado del chasco. El remiendo de Martina, 1378 33| durante un rato de toda la chiquillería de Carucedo que gritaban 1379 11| ideas que se cruzaban y chocaban en su espíritu, pero como 1380 22| todas era particularmente chocante, a saber: las injurias que 1381 34| se arrestó a sostener el choque de la opinión embravecida 1382 35| quebrantada. Yo me las figuraba ya cicatrizadas, pero no estaban sino cerradas 1383 32| fruto produjeron también sus ciegas persecuciones, y fue el 1384 11| los ojos de tu alma están ciegos con tu loca idolatría por 1385 14| versado en los secretos de las ciencias naturales y a quien el vulgo 1386 27| respondió Andrade, porque las ciento que me dio Saldaña todas 1387 22| lo demás, si el Temple me cierra sus puertas, me pasaré a 1388 | ciertas 1389 22| en la cual a un tiempo se cifraban la ruina de su prosapia, 1390 30| que en su mayor baldón se cifrara un servicio tan eminente. 1391 2| esperanzas habían venido a cifrarse en su hija doña Beatriz, 1392 18| regiones más templadas, y las cigüeñas, describiendo círculos alrededor 1393 20| más escondidos y en las cimas más enriscadas, a ver salir 1394 2| sincera amistad. En ella se cimentó el proyecto de entronque 1395 25| semejante a un fuego fatuo en la cimera de su yelmo. Por lo demás, 1396 26| hubiera atravesado lo menos cinco veces. -¿Y qué hubieras 1397 Conc| asperísimas sierras que ciñen el Bierzo por el lado de 1398 22| armadura; por último, le ciñeron una espada de Damasco y 1399 3| hablarle de los rumores que circulaban, y, el anciano, apoyándose 1400 18| madre acababa de cerrar el círculo de soledad y desamparo en 1401 16| conducta fue más reservada, circunspecta y decorosa que nunca. Cualquiera 1402 35| saben, pero por una fatal circunstancia distaba de la imaginación 1403 15| cuando los áridos campos circunvecinos iban desapareciendo entre 1404 22| producir con su oposición un cisma y desunión lastimosa que 1405 22| coronarla. Nuestra orden está citada a juicio, suspensos nuestros 1406 Conc| y así el manuscrito ya citado se contenta con decirnos 1407 3| menos importancia; en Aragón ciudades enteras, y en toda la Europa 1408 30| Nisi dominus custodierit civitatem, frustra vigilat qui custodit 1409 32| y comenzó a sembrar la cizaña de su encono en el ánimo 1410 37| prorrumpió ella con un clamor tan descompasado que se 1411 31| pastora, que en su saya clara y dengue encarnado mostraba 1412 9| poco además del tedio de la clausura. Despidióse enseguida, porque 1413 13| madre, aunque sus miradas se clavaban incesantemente en ella y 1414 25| respondió el joven -; oíd cómo clavan o las escalas o el puente 1415 36| por fin, para mirarle, y clavándolos en los suyos, le hizo señas 1416 9| me manda colgarla de un clavo, cualquier día puedo dejar 1417 25| asperezas e inclemencia de su clima; y las armas que usaban 1418 4| cabeza residía en lejanos climas, al paso que a su lado crecían 1419 34| acusarse de haber ejercido coacción en el maestre para su admisión 1420 26| saco a degüello aquellos cobardes guerreros. Por fin, con 1421 38| giro que la debilidad y cobardía del Papa había dado a aquel 1422 14| intereses del rey en que se cobijaba el infante don Juan. Así 1423 24| que como la suya se había cobijado al nacer bajo el manto de 1424 31| relámpago, cuando la vida cobraba a sus ojos todas las galas 1425 29| terrible dolencia. Sin embargo, cobrando fuerzas y saliendo de su 1426 26| ni espíritus infernales cobraron ánimo, pero peor armados 1427 3| ardía una lámpara enorme de cobre, y don Álvaro hizo al anciano 1428 Conc| entierro de doña Beatriz, y cobró afición muy particular desde 1429 32| bienes que con tanta ansia codiciaba para consolarse de la pérdida 1430 24| sus discordias intestinas, codiciaban nuevos laureles ganados 1431 12| puesto el más aventajado y codiciado de su casa. Corrían, empero, 1432 3| de rivales poderosos que codician nuestros bienes, corrompidas 1433 10| engrandecimiento de su hermandad y codiciando para ella alianzas y apoyos 1434 15| del Temple de sus manos codiciosas, ¿qué más podía desear? 1435 25| algunos de servir al rey, codiciosos otros de botín y ganancias, 1436 18| yerbabuena. Allí, con el codo en las rodillas y la mejilla 1437 30| sentado en un rincón con los codos en las rodillas y la cara 1438 18| cadena que guardo en mi cofre, y sin embargo, ni con esas 1439 38| muerte que tan de súbito me coge en la primavera de mi vida, 1440 9| porque me buscarían y me cogerían, pero tú puedes salir y 1441 25| por medio de entrambos y cogerlos de improviso. ¡Ah!, don 1442 32| trueno -, que si mil veces lo cogiera entre mis manos, otras tantas 1443 19| la vejez por lo menos, me cogiese en el calabozo que me dispuso 1444 1| trecho más abajo, y allí le cogió un esclavo moro del Temple 1445 28| pudo menos de maravillarse. Cogióle entonces del brazo y mirándole 1446 32| falta de decoro en el culto. Cohechados la mayor parte de ellos 1447 32| montañés -, si las buenas obras cohechan, yo me doy por cohechado 1448 32| acuso de traición, pues sólo cohechando al cabreirés Cosme Andrade 1449 32| cohechado!, ¿y con qué me cohecharíais vos, mal nacido? ¿O tenéis 1450 32| mal nacido? ¿O tenéis por cohecho el rodar por los precipicios 1451 24| así y todo por la enérgica cohesión de sus partes, por sus recuerdos 1452 2| en el país. Por una rara coincidencia a la manera que el apellido 1453 33| vuelva y con que el Gitano coja un muermo con la mojadura 1454 22| entonces don Álvaro sobre un cojín de terciopelo negro con 1455 36| recostado en la popa sobre unos cojines de seda con un decaimiento 1456 9| anochecer, muchas veces cojo yo la llave y se la llevo 1457 28| las murallas, nosotros nos colamos por el lado de allí como 1458 28| protectoras le tuvieron colgado sobre el abismo de donde 1459 6| Álvaro una cadena de plata de colgar el cuerno de caza en los 1460 9| pero como siempre me manda colgarla de un clavo, cualquier día 1461 27| de los míos, y pudiendo colgarnos al sol para que nos comieran 1462 20| gran gentío. De todo esto coligió don Álvaro que sin duda 1463 4| campo de soledad mustio collado" había sido el Berdigum 1464 Conc| vivían bien y holgadamente, colmados de regalos y finezas. Tal 1465 11| condesa de Lemus, cuya vida colme el cielo de prosperidad. 1466 25| semejante al de una inmensa colmena. El conde descansó poco 1467 36| precipitarse enseguida hacia unas colmenas que estaban en el fondo. 1468 20| menudo solía fatigar al colmilludo jabalí, al terrible oso 1469 25| afamado, y la distribución y colocación que les dio fue muy atinada, 1470 22| sinventura se había propuesto colocarle en un trono de gloria y 1471 18| por el subido carmín que coloreaba una pequeña parte de las 1472 38| de caprichosos celajes se coloreaban y esmaltaban con indecible 1473 33| aquellos celajes levemente coloreados que por la primavera adornan 1474 17| y triste comenzaba va a colorear los vidrios de colores de 1475 28| cogido en su propio lazo colorearon vivamente el semblante del 1476 20| había ya perdido el vivo colorido de la salud, y Ben Simuel, 1477 2| Capítulo II~ ~ Algo habrán columbrado ya nuestros lectores de 1478 20| conocía que si Lara llegaba a columbrar que se trataba de hacer 1479 10| desvergonzados gorriones se columpiaban en las zarzas de los setos. 1480 9| un mensaje importante. El comandante de la guardia, viendo que 1481 2| mayor parte de las montañas comarcanas. Este linaje había dado 1482 12| posición de la orden en aquella comarcas. Harto claro veían esto 1483 31| para ella una luz sin cesar combatida por el viento, y que esparcía 1484 24| disciplina y la clase de los combatientes, cualidades de gran precio 1485 12| desgraciasen muy sabias combinaciones políticas, excluyó de esta 1486 25| la humedad o sequedad del combustible, oscilaban a merced del 1487 4| después de los indispensables comedimientos, se puso a leer la carta 1488 22| de trono rodeado de los comendadores de la orden, y más abajo, 1489 28| años, carácter y nobleza. Comenzados los tratos que podían dar 1490 10| pie del Calvario, y allí comenzará para él la era nueva. -¿ 1491 7| a deciros que las monjas comenzarán a levantarse muy, pronto, 1492 34| hermoso tren de caza, con una cometa primorosamente embutida 1493 3| reniegan de Cristo, que cometen mil torpezas, y que por 1494 18| alusión a la inquietud y comezón que le causaban las visitas 1495 10| donde hicieron una frugal comida, y al caer el sol salió 1496 23| Ojalá que no le hubiera comido el pan ni me hubiese sacado 1497 Conc| nubarrones casi continuos comienzan a ceñirla como un ropaje 1498 27| colgarnos al sol para que nos comieran los cuervos, nos dejaron 1499 21| si su tío, el maestre, os comisiona para recibirlo. -¡Ah, don 1500 32| inquisidor apostólico y comisionado del Papa para acompañar 1501 31| Ahora ni aun el sosegado y cómodo paso de su hacanea podía 1502 4| su organización fuerte y compacta, su experiencia en las armas 1503 3| por el espíritu vigoroso y compacto que vigorizaba a un tiempo 1504 7| vuestra piedad divina os compadezcíais de mí. -¿Y no habéis meditado 1505 31| religiosas, sus amigas y compañeras, sin extremos ni sollozos, 1506 8| esos ojos. Doña Beatriz comparaba en su interior este lenguaje 1507 38| dijo a don Álvaro -, habrás comparado mis mejillas a las rosas, 1508 10| hondura y oscuridad pudieran compararse al valle de la muerte, parecía 1509 32| más ancianos caballeros comparecieron delante de los obispos a 1510 30| concilio, y cuando en él comparezcamos yo me acusaré de que el 1511 3| que nadie hubiera creído compatible con sus cansados años. El 1512 20| tales por lo menos como eran compatibles con tan violento estado 1513 29| sabéis que el hombre es un compendio de miserias que nace y muere 1514 23| recompensar su lealtad como por complacer a su sobrino, confirmó la 1515 9| los demás, se apresuró a complacerla, diciéndole algunas palabras 1516 20| si algo necesitáis para complaceros al punto. Don Álvaro le 1517 32| injusticia que podría haber en complicarle en el proceso y responsabilidad 1518 13| lejos de ceder, parecía complicarse y acercarse a una crisis 1519 25| otros valles y pueblos que componen la mayor parte de la provincia 1520 30| de los obispos que debían componerle le habían asegurado por 1521 Conc| traje llamaba la atención. Componíase de un anciano que pasaba 1522 25| de Lemus en Monforte iban componiendo ya una hueste poderosa formada 1523 30| sollozos -, de hoy más, compra tu pan y granjéate tu agua 1524 10| noble y no hay cosa que no comprenda, pero vos no sabéis lo que 1525 33| sentido no tardó mucho en comprender, exclamó entonces: -Gracias 1526 8| cuando os llaméis mi esposa comprenderéis el dominio que ejercéis 1527 37| y tuviesen un alma para comprenderla, dijo al apenado caballero: - 1528 8| franco y sin doblez, no comprendía el disimulo del conde, llegó 1529 2| los Yáñez, cuyos dominios comprendían la fértil ribera de Bembibre 1530 16| consiguiente a tan larga compresión. Así pues, cuando doña Beatriz 1531 6| más violentos cuanto más comprimidos habían estado hasta entonces. 1532 5| lágrimas, y doña Beatriz comprimiendo las suyas con trabajo, pero 1533 29| zozobras de doña Beatriz ver comprometidas en semejante demanda personas 1534 31| punto de aceptar sus votos y compromisos.~ ~ Contra tan sólidas razones 1535 8| uso en una doncella tan compuesta y recatada. Algo sabía de 1536 32| acercaban a lo maravilloso. Compulsáronse las informaciones que cada 1537 24| don Juan Núñez de Lara se compusieron por fin, más a placer de 1538 18| había acudido a las exequias comunes de la gran familia de Cristo, 1539 25| sobre la ruina del enemigo comunicaba energía nueva a todos sus 1540 18| despertaban, pero no se las comunicaban uno a otro; y callados y 1541 25| Cornatel y cortando toda comunicación con Ponferrada. El conde 1542 37| un instante, y el empuje comunicado a la góndola por los remeros 1543 25| un pliego a los sitiados comunicándoles las órdenes que tenía del 1544 34| seguridad tan necesario para comunicar el valor y la confianza. 1545 37| mismo rayo de luz que para comunicarse les servía. Por fin, llegó 1546 12| vez de robar a su amante. Comunicó, pues, sus órdenes a todos 1547 16| él, y por eso todos sus conatos se dirigían a lavar esta 1548 18| los pesares de su señora y concebía serios temores sobre el 1549 28| ingenioso como naturalmente concebido.~ ~ Saldaña, como experimentado 1550 20| términos que Ben Simuel llegó a concebir serios temores, caso que 1551 29| señores de aquella tierra conceden la libertad a las mancebas 1552 11| lanzas moras y en que Dios me concederá una muerte de cristiano 1553 16| siempre lo realzan? El mal concepto que en un principio había 1554 10| visita de Martina y la traza concertada que al comendador le pareció 1555 38| sin embargo, tantas y tan concertadas fueron las razones que dio, 1556 32| ataques, que si bien menos concertados, al cabo eran más enconados 1557 38| benevolencia. Dos cosas se concertaron en su favor, además, que 1558 22| el pecho. Antes de llegar concertó con el comendador que se 1559 9| hacía días que apenas podía conciliar el sueño a menos de haberse 1560 2| varios caballeros y logró conciliarse la amistad de muchos señores 1561 27| armas de toda aquella tierra concitadas en contra suya, y andaban 1562 4| para don Álvaro; hasta que, concluida por último, le dijo con 1563 Conc| Conclusión~ ~ El manuscrito de que 1564 38| vagarosas al féretro y a la concurrencia, pero cuando llegó el caso 1565 3| semejantes objetos, y todo concurría a desenvolver aquel germen 1566 Conc| celebraba el 15 de agosto y era concurridísima romería. La vista que desde 1567 17| anunciada vocación, habían concurrido a cortar los últimos hilos 1568 34| Los que contaban con la condena y castigo de los templarios, 1569 38| sus guerreros, donde no condenados, estaban presos y desarmados; 1570 5| conciencia era la primera a condenarle, se encerró en el coto de 1571 3| pueblo de Israel; pero para condenarnos nos tendrá que oír, y el 1572 3| aunque su conciencia le condene, a nada podemos obligarle 1573 7| con precipitación -, no me condenéis sin oírme. Vos no sabéis 1574 15| su relación y entonces, condolido de su pena, le dijo: -Tú 1575 12| ojos todos son buenos si conducen a este fin. ¡En él se ofrece 1576 28| venían, amén de los que lo conducían, otra porción de soldados 1577 11| la litera del convento, conducida por dos poderosas mulas. 1578 12| mesnada, dejando el cuidado de conducir la otra parte a Melchor 1579 31| tiempo más felices debió conducirla en brazos de su amante a 1580 22| dejarlas al pie de los altares. Condujeron, pues, a don Álvaro ambos 1581 30| Mandóle al punto que lo condujese a su presencia, y a los 1582 15| que desde ahora rompáis la confederación que tenéis con esa orden, 1583 10| pasión, no sólo a causa de su confedración con la orden, sino por sus 1584 19| por jueces. Sed noble y confesad que un arrebato de cólera 1585 32| arzobispo de Santiago -, ¿confesáis todos los cargos que os 1586 21| no importa; yo quiero confesarle mi crimen, quiero presentarle 1587 16| Y por último, fuerza es confesarlo, a pesar de la dureza y 1588 7| había, y hay aún en algunas, confesonarios cerrados por delante, con 1589 10| templario, y le dijo: -¿No confiáis en que los caballos del 1590 27| aceptando su mediación y confiándose a la justificación de los 1591 11| encender esta guerra, para confiarse a la protección de su amante, 1592 7| maldeciréis la hora en que os confiasteis a mí. Ama y criada se apartaron 1593 10| mengua y del vencimiento? -Os confieso -contestó don Álvaro - que, 1594 28| la del conde. La extraña configuración del terreno a que desde 1595 32| Cabrera entera, y ella lo confirmará. -No es necesario -dijo 1596 23| complacer a su sobrino, confirmó la donación hecha en el 1597 20| rigores de su prisión. El conflicto en que según todas las apariencias 1598 37| personas tan queridas, se conformaban con ellos. De esta suerte, 1599 36| lanzas de la cristiandad, y conformaos con los decretos del cielo. 1600 15| sus voluntades, hubo de conformarse con lo dispuesto. El cuerpo 1601 2| miráis, es imposible que os conforméis en llevar una cadena que 1602 16| cuidados domésticos, la conformidad religiosa y el amor de sus 1603 22| a los ojos del vulgo, se conformó con la opinión general. 1604 32| sacerdotes y seglares, de cuya confrontación debía deducirse la culpabilidad 1605 7| aclaraba los objetos, los confundía. Algunas cabezas de animales 1606 32| entendimiento a la par, pues que así confundíais con los demonios nuestros 1607 23| fidelidad hacia don Álvaro se confundían en su imaginación con los 1608 2| por todas estas razones confundir el destino de estos dos 1609 32| oculté de vuestra vista para confundiros ahora, ahora que conozco 1610 37| de otra como si quisieran confundirse en el mismo rayo de luz 1611 19| aquella tarde andaba muy confusa y pesarosa. Al llegar, se 1612 21| espacio y murmurando palabras confusas hasta que, volviéndose de 1613 20| Por último, las voces, la confusión y estruendo se oyeron en 1614 11| vos? -¡Ah! -contestó ella congojosamente y como sin sentido -; sí, 1615 18| fin, doblaron la cuesta de Congosto y siguieron el camino del 1616 22| en el suelo, mientras la congregación cantaba los salmos penitenciales 1617 32| prelado había hecho antes de congregado el concilio y comenzaron 1618 24| del mundo, se perdían en conjeturas sobre las causas de aquel 1619 28| pie, el señor de Bembibre conjeturó, fundadamente, que el conde 1620 3| privada de armonía, pero su conjunto todavía ofrece una masa 1621 22| cielo y Tierra parecían conjurados en su daño; pero el vacío 1622 4| época la Europa feudal. Para conjurar todos estos riesgos, imaginó 1623 18| Iglesia destina para la conmemoración de los difuntos, y las campanas 1624 Conc| muchos de los circunstantes conmovidos, a vista del no pensado 1625 17| doloroso se le presentaba, se conmovió profundamente con estas 1626 18| que pinta, aun a los menos conocedores, que padecen el cuerpo y 1627 15| suplico que aprendáis a conocerme mejor. La legítima humillación 1628 2| opinión en que, según nuestros conocidos del capítulo anterior, le 1629 10| caballero que subía la cuesta, y conociéndole cuando ya estuvo más cerca, 1630 18| conozco. -Más valía que conocieses al jinete; dime, ¿qué señas 1631 Conc| ellos eran viejos cuando les conocimos, y así el manuscrito ya 1632 19| vez el horror de su obra. Conociólo su generosa hija, y acercándose 1633 24| el único hombre que había conquistado y merecido aquel corazón 1634 22| el poderoso brazo que se consagraba a sostener su poder ya vacilante. 1635 8| a un hombre cuya vida se consagrará por entero a preveniros 1636 32| obra de iniquidad, natural consecuencia de las pérfidas calumnias 1637 12| resolución, y cabalmente las consecuencias de esta falta fueron las 1638 21| algo más duro se os hará conseguir el perdón de Dios que el 1639 35| administrarle cuantos remedios consentía lo impensado del lance, 1640 30| prevención y ojeriza, y que jamás consentirían en que se atropellasen sus 1641 32| abrirse en Europa de la conservación y crecimiento de aquella 1642 14| hacía rato, parecía haber conservado su brío, sólo para ayudar 1643 22| podían sobrevenir al Estado conservando armados y encastillados 1644 20| bebidas, refrescos y algunas conservas. Don Juan entonces se acercó 1645 10| de estas canas? ¿Por qué conservo a mi lado esta espada, sino 1646 25| aldea de las Médulas, poco considerable en el día, pero que en la 1647 38| poseía en feudo y, mejorando considerablemente la herencia de su escudero, 1648 35| pecho? Y luego, padre mío, considerad que ya es tarde y que a 1649 4| es cierto que los vicios consiguientes a la constitución de la 1650 Conc| Bembibre, pero el abad no lo consintió, así por no ir contra la 1651 19| Triste consuelo el que consiste en la ausencia de aquellas 1652 4| adquirían más popularidad y consistencia entre una plebe supersticiosa 1653 14| dañada intención del infante consistió sin duda que el refuerzo 1654 36| como el mío. ¿En qué puede consistir semejante diferencia? ¡En 1655 Conc| en el monte Oreb. Él los consolaba en sus aflicciones, componía 1656 16| consolándose como ella se había consolado y regocijándose, por último, 1657 38| menesterosos y el ángel consolador de las familias; la noticia 1658 6| Blanca, que entonces fue la consoladora de su hija y la que supo 1659 13| recuerdos eran más apacibles y consoladores. El pueblo entero, que la 1660 16| la solicitud de su padre, consolándose como ella se había consolado 1661 19| miserable de mí, ¿con qué me consolaré? Yo, parricida de mi única 1662 19| mía, no te esfuerces en consolarme, pero tú no serás de ese 1663 4| monje -, yo no contribuiré a consolidar el alcázar de la maldad 1664 11| consentiré en ese malhadado consorcio, manantial de vuestra desventura. 1665 32| información, en el cual constaban las declaraciones de infinitos 1666 32| pendiendo su suerte de la constancia y elevado carácter de doña 1667 36| amanecer, y aunque los síntomas constantes de su enfermedad no daban 1668 9| señora -respondió la doncella consternada -, ¿cómo queréis salir con 1669 23| mi alma! -exclamó el mozo consternado -, ¿no valía más que de 1670 26| comenzaron a arrojar sus armas consternados y tomando la huida. El conde 1671 22| y a todos los caballeros constituidos en dignidad; castidad perpetua 1672 35| Pontífice a fin de que la consulta se decida favorablemente. 1673 24| inconvenientes, hubo de consultar con doña Beatriz que, como 1674 17| Después de mi muerteconsultarás con tu conciencia, y si 1675 9| ademanes, propios de una consumada actriz, iba gritando a voz 1676 27| impaciencia me ciega y me consume. -No os pena por eso, 1677 13| a cuantos la rodeaban y consumidos sus delicados miembros por 1678 8| sobre tu rebelde cabeza y te consumirá como fuego del cielo. Tú 1679 22| el cielo y la tierra de consuno parecían apartarla de su 1680 19| me maravilla, a fe; vos contabais con que la muerte, o la 1681 34| negocios humanos. Los que contaban con la condena y castigo 1682 9| corre de mi cuenta; pero contad con no asustaros, aunque 1683 30| En fin, ellas no son para contadas, ni importa un caracol que 1684 32| el obispo de Astorga -, y contadnos lo que sepáis, porque vuestra 1685 9| en tanto que la mujer, contagiada enteramente de la resolución 1686 32| santuario se conservó exento del contagio de aquellos torpes y groseros 1687 33| la tristeza es harto más contagiosa que la alegría, la buena 1688 26| conducido, desde luego, contando con que el primer ataque 1689 29| todavía sois joven y quizá contaréis muchos días de felicidad. -¡ 1690 12| extraño del caso le movió a contárselo al abad, y éste, por las 1691 2| amor de sus vasallos, que contemplaban en ella una medianera segura 1692 37| de punto, y su ansia por contemplar las hermosas escenas de 1693 11| del riego. Como la reja, contemporánea de don Bernardo el Gotoso, 1694 19| corro alrededor de ellos, contenidos y enfrentados por su actitud 1695 27| recuerdo de su derrota, pero conteniéndose como pudo, explicó sus deseos 1696 24| su indiferencia y fácil contentamiento era otra. ¿Qué podían importarle 1697 32| encarnizados enemigos hubieron de contentarse con sordos manejos y asechanzas. 1698 18| corazón. ¡Válgame Dios, y tan contentos como hubiéramos podido estar 1699 12| le haredara poco antes. Contestóle don Juan Núñez con su acostumbrada 1700 20| violento estado de cosas. Continuaba el sitio, entre tanto, con 1701 28| flojedad con que los enemigos continuaban en su bien comenzado ataque, 1702 11| crisis tocaba a su término. Contóle con alegría y viveza la 1703 20| la semejanza y el suave contorno de doña Beatriz, pero nunca 1704 4| y su temible caballería, contrabalanceaban ventajosamente las fuerzas 1705 35| delineada se notaba una cierta contracción, indicio de su padecimiento, 1706 16| corazón, no atreviéndose a contradecirla en medio de sus padecimientos 1707 22| arrepentimiento tardío? ¡Tristes contradicciones y debilidades las del pobre 1708 35| padre. -Dádsela y no la contradigáis -añadió el físico en voz 1709 34| las obligaciones con ella contraídas, y por otra parte, ningún 1710 32| sobre todo su muerte atroz, contraria a las leyes de guerra. Beltrán 1711 12| vio la violencia de aquel contrariado afecto y el manantial de 1712 28| para hacerle aborrecible, contrariando así su más noble y natural 1713 13| causar una nueva desgracia contrariándola en medio de su agitación, 1714 31| que apenas se atrevía a contrariarla, se encaminó lentamente 1715 2| de aureola luminosa que contrastaba peregrinamente con sus puntos 1716 20| había por allí esparcidos contrastaban extrañamente con la desnudez 1717 24| expuesta a los azares y contratiempos de una guerra que con tales 1718 Conc| y los bienes de fortuna contribuían a hacerlos dichosos en este 1719 31| tan poderosamente habían contribuido a la ruina de su salud continuaron, 1720 4| contestó el monje -, yo no contribuiré a consolidar el alcázar 1721 6| ejemplo de su piadosa tía, contribuirían a mudar las disposiciones 1722 8| de su virtud y belleza, contribuyó no poco a sosegar su espíritu 1723 19| doña Beatriz! -replicó el contristado caballero -; mi orgullo 1724 20| nueva que naturalmente debía contristarle. Rogóle entonces don Álvaro 1725 36| había podido leer, aunque conturbado y confuso, los anteriores 1726 28| un brazo y sacó bastantes contusiones y arañazos. Hecha, pues, 1727 35| punto volvió en sí y se contuvo. Con la emoción se había 1728 22| paso. Don Rodrigo acabó de convencerse de la inutilidad de sus 1729 25| prolijamente sus murallas, y convenciéndose de su buen estado, se recogió 1730 28| armado a la ligera, como convenía a la expedición que acababa 1731 26| escondidos, aguardaron la convenida señal.~ ~ Poco tardaron 1732 2| estado y los cálculos de la conveniencia. Doña Blanca había penado 1733 25| se descubría, al punto lo convertían en blanco, y como no siempre 1734 17| inmediatamente cayó en cama, convertidas sus habituales dolencias 1735 31| destino parecía que iba a convertir en bronce su vidrio delicado. 1736 18| declarados y serán capaces de convertirla en rata! No, pues yo en 1737 3| él, y por eso nos vamos convirtiendo en la piedra de escándalo 1738 22| es de todo punto nuevo, convocad capítulo y él resolverá. 1739 32| hasta el concilio general, convocado para Viena del Delfinado, 1740 13| melancólico y otras lleno de convulsiones y de angustias. El nombre 1741 8| Fernando, el Emplazado, aumentó copiosamente sus haciendas y vasallos, 1742 35| la abrumaba, mientras un copioso sudor corría de su frente 1743 18| hasta que, al fin, dos hilos copiosos de lágrimas comenzaron a 1744 4| tirando uno de ellos del cordel de una campana avisó la 1745 25| todos gorros de pieles de cordero, coleto muy largo de piel 1746 34| que don Alonso estimaba cordialmente a aquel hombre, dechado 1747 26| rápidamente, precedidos de un cordón de ballesteros que despedían 1748 31| ventanas y en los capiteles que coronaban sus almenas. Habíanla labrado 1749 8| un sacrificio para vos, coronadlo con el valor propio de vuestra 1750 10| las nubes tormentosas que coronan las montañas, que unas veces 1751 25| montes vecinos se fueron coronando de montañeses que no cesaban 1752 22| pero no alcanza mi poder a coronarla. Nuestra orden está citada 1753 26| muros y la plataforma se coronaron de caballeros que, cubiertos 1754 19| templarios, casi podíais coronaros por rey de Galicia. Sin 1755 7| tribulaciones como otras tantas coronas que la adornarían a los 1756 25| ellos se distinguían por su corpulencia, por su fuerza y por la 1757 25| sujetas con las ligaduras y correas de la abarca. La traza de 1758 19| habéis menester mi perdón! Corred ese velo que os presenta 1759 9| fin -, ¿quién ha sido el corredor de esa mala nueva?, que 1760 12| mercedes no fueron bastantes a corregir sus malas propensiones. 1761 38| la misma noche despachó correos el abad a Carracedo y al 1762 22| te perdonará, y tu sangre correrá en desagravio de su tremenda 1763 13| mis lágrimas las solas que correrán por ella, porque es un vaso 1764 11| todas las menudencias de su correría, y concluyó con la noticia 1765 4| Rodrigo, nueve mil casas y los correspondientes soldados y hombres de armas.~ ~ 1766 33| encontré ágil y de repente corrí a él para desatarle, pasando 1767 11| salimos de penas y veréis qué corrida damos por esos campos de 1768 25| disposiciones a su natural corriente, y por último, se alegró 1769 25| crecido con las aguas y corrientes del invierno y por las llanuras 1770 26| aquel repentino accidente, corrieron también contra la puerta. 1771 38| secarían en ellos o que las que corriesen serían de agradecimiento. 1772 32| curas párrocos de aquel país corroboran los mismos extremos. Este 1773 3| codician nuestros bienes, corrompidas nuestras humildes y modestas 1774 30| dejando las fortalezas de Corrullón, Valcarce y Bembibre en 1775 29| a cubrir aquella sima de corrupción y bajeza, y como doña Beatriz 1776 26| manos, cada golpe de la cual cortaba un hilo en aquella gente 1777 25| camino único de Cornatel y cortando toda comunicación con Ponferrada. 1778 20| Álvaro para que con su espada cortase los hilos de tan vil intriga. 1779 8| que su discreción y tino cortesano habían dado la última mano 1780 20| mil excusas delicadas y corteses de haberle anunciado de 1781 10| tocando en una flauta de corteza de castaño una tonada apacible 1782 26| propios, sólo hicieron una cortísima resistencia, durante la 1783 38| brazos de su hija, que en cortísimo espacio cruzó parte de la 1784 11| puñal de don Álvaro, se cortó una trenza de sus negros 1785 38| fin el que abreviará mis cortos días, sino la ponzoñosa 1786 12| Valcarce. Las fortalezas de Corullón, Ponferrada, Bembibre dominaban 1787 24| triste cuanto abundante cosecha de tribulaciones y angustias 1788 11| así, no así, don Álvaro! ¡Cosedme a puñaladas si queréis, 1789 33| mortales congojas que le costaba la incertidumbre en que 1790 19| ancha carota y su cuerpo de costal fue el buen Mendo que, muy 1791 9| como esa puede muy bien costarnos los prados y tierras que 1792 1| gusto hacerse dueño del cotarro en nuestra casa, pero ¿qué 1793 34| menos temibles. En tan fatal coyuntura se ofrecía a la resolución 1794 38| y cómo me pagan con creces el amor que les he mostrado! 1795 2| sueños del porvenir. Así crecía doña Beatriz como una azucena 1796 35| fue entrando el día fue creciendo la calentura de doña Beatriz 1797 29| atropellado, arrastrando en su creciente troncos de árboles y sinnúmero 1798 33| acababa de recibir. Con esto crecieron las aclamaciones y vítores 1799 25| sabido aprovecharse de la crédula superstición de los montañeses, 1800 26| exaltaban a aquellas gentes crédulas y sencillas, y doblaban 1801 3| que en aquella época de credulidad y de ignorancia se inventaban 1802 14| nigromante y hechicero. Su raza y creencia le hacían odioso, y su exterior 1803 18| genio en ocasiones, bien creerá que este señor, con todo 1804 3| ocupó el de enfrente. -Tú creerás tal vez, hijo mío -le dijo -, 1805 18| vez sus cadenas, sin duda creería que la sombra de don Álvaro 1806 27| garfio a la punta. -¿Pero crees tú que no tendrán allí escuchas 1807 37| una prolija y maravillosa crestería. El lago, iluminado por 1808 19| de la pérdida de su amor creyéndola indigna de él, aquella abnegación 1809 25| caballería del conde que creyéndonos de todo punto aislados, 1810 26| conociendo su peligro y creyéndose a cubierto por algunos instantes, 1811 Conc| que tan gran abundancia se cría en estas breñas. Con estas 1812 3| tanto afán y, solicitud la criaba, que su hija había de ser 1813 25| extraordinaria abundancia de criaderos de oro durante la dominación 1814 13| plantas medicinales que se crían por aquellos montes, estaba 1815 2| obstáculo para que en la crianza esmerada de su hija emplease 1816 10| queridos y sus contrarios en criaturas odiosas, como si el mismo 1817 15| acusación fundada en la criminal demanda que acaso van a 1818 13| andaba lejos rompiéndose la crisma contra las murallas de Tordehumos, 1819 8| acendraba más y más en el crisol del sufrimiento ahondando 1820 31| líquida llanura en cuyos cristales moja sus pies. Forma el 1821 31| Sil un poco crecido, pero cristalino y claro, corría majestuosamente 1822 11| instantes, como dos puros y cristalinos ríos que mezclan sus aguas, 1823 24| atribuyeron a modestia y humildad cristianas, en lo cual tenían alguna 1824 5| señor de Arganza, aunque la crítica situación en que se encontraba 1825 19| nuestros ojos, por un juego cruel del destino, en objetos 1826 24| en ellos las desaforadas crueldades de Francia. Así pues, viendo 1827 37| dolorosas alternativas, más crueles tal vez para los que la 1828 7| sonido de los pasos y el crujido de los vestidos de doña 1829 29| llama y veo mi sombra que cruza los aires con un ramo de 1830 22| de pie y con los brazos cruzados oyó la plática que el maestre 1831 25| aguas invernizas y que la cruzan en direcciones inciertas 1832 9| Dicho esto, se encaminó a la cuadra silbando una tonada del 1833 12| la guerra, que tan bien cuadraban a su carácter, le divirtiesen 1834 8| montañas a la cabeza de una cuadrilla de gentes, restos de las 1835 36| en el fondo. Las calles y cuadros presentaban un interminable 1836 25| riendas y arreos de seda azul cuajados de plata, que el fogoso 1837 31| esconderlas de su padre las cuajó en sus ojos, y el esfuerzo 1838 35| y si yo hubiera sabido cuáles eran, otro hubiera tenido 1839 35| elocuente al despedirse. Cualesquiera que fuesen los recelos que 1840 15| escucharme una cosa de gran cuantía que tengo que deciros. - 1841 | cuántos 1842 37| tantas maneras minado y cuarteado. Las bellas y delicadas 1843 14| aviso inmediatamente al cuartel del rey para que le sostuviesen 1844 30| gran escudo de armas cuyos cuarteles están de todo punto carcomidos 1845 19| ojos. ¿Qué importa que me cubras con el manto de tu piedad, 1846 4| pesar del hábito que le cubre; pero ¿cómo queréis que 1847 25| monteras que casi por entero la cubrían. Las piernas las traían 1848 37| lanzando un agudo chillido, y cubriéndose los ojos con una mano, mientras 1849 21| de la tierra, cual si le cubriera la losa del sepulcro! Todo 1850 22| cómo no bajas de esa cruz? Cubriéronlo al punto con un velo negro 1851 36| que era, y su semblante se cubrió de una nube, pero el anciano, 1852 13| realidad, y mientras la cuchilla de la muerte amagaba a la 1853 36| hundiéndose un tanto en las cuencas, y revistiéndose de una 1854 3| que, si es cierto lo que cuentan, sería muy bien hecho, porque 1855 25| Orense venían armados de cueras de pellejo de buey bien 1856 32| vos, Beltrán, ya que tan cuerdamente desamparáis la acusación, 1857 28| de tablones, revestida de cueros mojados para evitar el fuego 1858 1| de Millán, que, sin duda, cuida más de la honra de su señor 1859 16| cuando rezaba. Por lo demás, cuidaba y asistía a los enfermos 1860 11| entreguéis a la amargura. Cuidad que la esperanza es una 1861 8| El conde se sentó no poco cuidadoso, viendo el rumbo que parecía 1862 7| inclinaciones pasajeras, o culpables afectos, sólo sirven de 1863 4| cual corría el Cúa, y, cuya cumbre remataba, no en punta, sino 1864 37| vivos remates de fuego; las cumbres peladas y sombrías del Monte 1865 8| término es suficiente para que cumpláis las órdenes de vuestro padre. 1866 2| orden, le había criado como cumplía a un caballero tan principal, 1867 21| el cual contaba asegurar cumplida ayuda para todos sus propósitos 1868 18| hombres, envueltos en sendas y cumplidas capas, acudían también silenciosos 1869 25| empresa os necesito, id y cumplidla, y prescindid por hoy de 1870 37| pronósticos de doña Beatriz fueron cumpliéndose muy aprisa desde aquel día, 1871 19| doña Beatriz Ossorio el cumplimiento de una palabra ya hace algún 1872 8| corresponder al cortés saludo y cumplimientos del caballero, se retiró 1873 26| castillo. Don Álvaro no sólo cumplió el objeto de su salida, 1874 37| profecía de desastre se cumpliría al fin? ¡Oh, hija mía, alegría 1875 30| conocer que sus deseos se cumplirían. Don Alonso acompañó a los 1876 37| tu padre que viene a cumplirte su promesa. ¡Mira, mira! - 1877 19| comenzaban a distinguir el cúmulo de horrores y perfidias 1878 6| larga conversación con su cuñada, se partió a escondidas 1879 30| Álvaro el desaliento que cundía entre los templarios de 1880 18| desesperación, cuando ya no le cupo ninguna duda -; ¡es él, 1881 4| entrada y recibía luz de una cúpula bastante elevada y de algunos 1882 14| graves, daban esperanza de curación no muy lejana. -Finalmente - 1883 32| míos, y después a los que curaron de sus heridas, los regalasteis 1884 14| retaguardia del campo para curarse y restablecerse lo posible. 1885 32| mi mandato han hecho los curas párrocos de aquel país corroboran 1886 31| precursor de una época nueva la curase harto mejor que todos los 1887 19| juicios temerarios; tal vez se curen con el cauterio del orgullo 1888 9| suele decirse, no estaba tan curiosamente echado que al cabo de algún 1889 10| que después de numerosas curvas y prolongaciones acababa 1890 20| espada, pero harto más le custodiaban y aprisionaban que con todos 1891 30| inscripción, Nisi dominus custodierit civitatem, frustra vigilat 1892 30| civitatem, frustra vigilat qui custodit eam. Los caballeros volvieron 1893 32| agravio ni ofensa. Así pues, dad lo hecho por de ningún valor 1894 38| más extenso las mandas y dádivas que en su nombre se habían 1895 28| llegar sano y salvo hasta mí! Dadle si es menester las alas 1896 34| bien los vieron absueltos y dados por libres los cargos que 1897 35| las razones de su padre. -Dádsela y no la contradigáis -añadió 1898 21| convertirle así en asesino de damas hermosas, mientras se empozan 1899 22| le ciñeron una espada de Damasco y le pusieron en la cinta 1900 25| caballeros, con sus armaduras damasquinas, de finísima forja, nada 1901 37| dónde estás? háblame, ven, dame tu mano. A nadie veo, a 1902 30| El otro día vino mi primo Damián a Ponferrada a vender unas 1903 11| penas y veréis qué corrida damos por esos campos de Dios. 1904 Conc| tierra. Esto, sin embargo, no dañaba a la modestia y suavidad 1905 14| desorden introducido y en la dañada intención del infante consistió 1906 28| que había echado mano para dañarla y socavar su crédito. Así 1907 23| quiera! Adiós, Martina. Y dándola un abrazo bajó presuroso 1908 31| emociones venían a ser por igual dañosas, cada día sus fuerzas se 1909 13| alegres y animados. Hubo su danza y loa correspondiente, un 1910 11| vuestro padre y al otro danzante de Galicia. Esos sí que 1911 28| inciertos y confusos, parecían danzar como otras tantas sombras 1912 33| sabes que cada uno es un dardo agudísimo que me traspasa 1913 27| concluyó el caudillo -, presto daremos cuenta de esos ruines hechiceros 1914 21| pues de otra manera no daríais crédito a vulgares habladurías. 1915 20| ello no sólo el deseo de darles a conocer esta verdadera 1916 13| consuelos que poder para darlos, acudió a sosegar a su hermana 1917 31| aprovechad el respiro que va a darnos un calmante que tomará hoy 1918 4| señores; id, que no dejarán de daros respuesta los silbidos del 1919 13| el conocimiento, no pudo dársele el viático. La comunidad, 1920 3| hija te conociese antes de darte su mano, y don Alonso, doblegando 1921 29| a ti mismo te miras, ¡Te das la muerte a ti mismo!~ ~ ~ ~ 1922 10| las ruinas del palacio de David. Pero ¿quiénes son esos 1923 19| respondió el comendador -; este debate se acabará sin sangre, y 1924 2| que las noticias que les deben no se aparten en el fondo 1925 32| traído a esta junta sagrada, deberá decidir el fallo, salvo 1926 32| pruebas más valederas. -Debíais pedir la del combate -le 1927 35| abiertos -. ¿De esta manera debíamos encontrarnos al cabo de 1928 32| lugar de enmendar con la debida excepción. Infructuosos 1929 22| cuanto estuviese preparado debidamente para ello. Corrió la noticia 1930 19| de aquellas personas que debiendo sernos caras por los lazos 1931 11| arrancarla de mis manos, debierais antes arrancarme la vida. 1932 34| rencor. Cuánto, pues, no debieron crecer sus inquietudes cuando 1933 26| podían resistir aquellas débiles tablas a semejante empuje 1934 23| según hemos visto, se iba debilitando poco a poco, y a medida 1935 34| cuando a tanto no alcanzaran, debilitar por lo menos todo lo posible 1936 3| prueba, nada en el mundo debilitará mi ánimo. Don Álvaro acompañó 1937 24| desvíos, habían acabado de debilitarla. Sus sueños de ambición, 1938 26| Poco tardaron en colorearse débilmente los húmedos celajes del 1939 22| la que en sus postreras décadas alcanzaban. En el castillo 1940 Conc| celda. El abad, viendo cómo decaían sus fuerzas, le rogó repetidas 1941 32| crecimiento de aquella orden decaída de su antigua pureza y virtud, 1942 18| esperaros allí, aunque todos decían que estabais en el otro 1943 35| fin de que la consulta se decida favorablemente. Así debéis 1944 13| aldeana le correspondía decididamente. Muchos fueron los tragos 1945 34| penetrados de sus instrucciones y decididos a llevar a cabo sus intentos. 1946 31| impresas en su alma, le decidieron a abandonar por segunda 1947 31| sus flores y entonces se decidirá la suerte de doña Beatriz, 1948 28| espacio, sin embargo, iba a decidirse la suerte de dos personas 1949 28| Carvajal. -Pues entonces id y decidle que tenga toda la gente 1950 11| doncella -, pero andad y decídselo vos, porque al que le vaya 1951 19| abnegación imponderable, decimos, había acabado de desgarrar 1952 11| fuerzas se contentó con decir-: ¡Doña Beatriz... adiós! 1953 23| mujer; ¿quién había de decirlo de ti? -repuso Millán cortésmente -; 1954 2| una voz secreta parecía decirme que algún día os adornaríais 1955 Conc| ya citado se contenta con decirnos que después de la extinción 1956 5| corre por tus venas. Quería decirte, pues, que ha llegado el 1957 34| a suscitar estorbos a la decisión del concilio. No le valieron, 1958 28| del número había de ser decisiva. Atacados a un tiempo por 1959 17| parecía sino que, deseosa de declararle su pensamiento, se contenía 1960 34| de los obispos para que declarasen templario a don Álvaro, 1961 19| vos, señor de Bembibre, declaro que mentís como villano 1962 31| templado y suave que al declinar el sol se levantaba de aquellas 1963 4| ricos, pero severos, que la decoraban le daban aspecto majestuoso 1964 16| reservada, circunspecta y decorosa que nunca. Cualquiera puede 1965 38| su hogar, como si por un decreto del cielo el castigo siguiese 1966 Conc| del Temple que Clemente V decretó en el concilio de Viena, 1967 36| cristiandad, y conformaos con los decretos del cielo. En esa cartera 1968 32| cuya confrontación debía deducirse la culpabilidad de los caballeros 1969 38| piezas del castillo. De aquí dedujeron unos que él también se habría 1970 24| enflaquecido además con la defección de varios señores y la retirada 1971 26| pero no extrañéis que nos defendamos, porque eso lo hacen todos 1972 28| mi cargo. Conde de Lemus, defendeos. -Yo también soy templario - 1973 19| vuestras palabras; yo no me defenderé; pero sed hombre, luchad 1974 32| ocultaría en Cabrera y aun le defendería de todo el mundo. Yo no 1975 24| valor no había alcanzado a defenderla contra la mano de hierro 1976 28| cabeza, del cual no pudo defenderle el delgado aunque fino capacete 1977 4| veían la tibieza con que defendía la cabeza de la Iglesia 1978 21| hidalguía; siempre os he defendido contra vuestros enemigos, 1979 25| frentes regulares, pero defendidos entonces cuidadosamente 1980 25| sus caballos traían las defensas de costumbre, pero los peones 1981 24| hicieron más sino estarse a la defensiva, según lo tenían determinado, 1982 19| mi afrenta con tu sangre. Defiéndete. -Deteneos, conde -le replicó 1983 Conc| parece sino un libro de defunciones, porque, según él, hasta 1984 21| enemigos, viendo que no degenerabais de tan ilustre sangre. - 1985 Conc| propósito, abandonó la Europa degenerada y cobarde, como siempre 1986 3| estoy viendo la mano del que degolló al niño Guzmán delante de 1987 22| ruin por la que merezca ser degradado de la dignidad de caballero? 1988 26| al suelo, entrar a saco a degüello aquellos cobardes guerreros. 1989 10| poblado entonces de monte y dehesas, y terminado por las montañas 1990 38| Apenas llegó a Bembibre hizo dejación de todos los bienes que 1991 9| mentira de toda su vida. -Dejadla ir, señora tía, porque amas 1992 37| ahogan, ¡ay de mí!, no, dejadlas, que todo se acabó ya... ¡ 1993 18| Mirad que vienen!... -Dejadlos que vengan -dijo don Álvaro, 1994 26| adoraban un gato y que, dejados de la mano de Dios, poco 1995 28| allí saltó hecha pedazos, dejándole completamente desarmado. 1996 14| hubieron de tomar la huida dejándolo en sus manos. Lara que lo 1997 8| del caballero, se retiró dejándolos solos. Doña Beatriz, entretanto, 1998 1| palafrenero -; además, que no dejará de hacerlo en cuanto su 1999 25| más os agradeciera que me dejarais en la barbacana del castillo. 2000 4| capaces de llenar el vacío que dejaran sus hermanos en los escuadrones 2001 23| sabe Dios nunca quise que dejaras a doña Beatriz... Pero ¡ 2002 31| después de su caída, no dejaría de haber dificultades para 2003 22| las galas del siglo para dejarlas al pie de los altares. Condujeron, 2004 24| y por eso se apresuró a dejarlos. Encomendó, pues, su hija 2005 38| avanzada edad. Allí, sin dejarse vencer de los muchos obstáculos


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