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Enrique Gil y Carrasco El Señor de Bembibre Concordancias (Hapax Legomena) |
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4007 28| las llamas de los fuegos lanzaban reflejos más vivos o apagados, 4008 25| temer de aquellas armas lanzadas a cierta distancia, y sobre 4009 11| iniquidad de los hombres me ha lanzado de él. Han querido arrebatármela 4010 3| versículos sagrados inscritos en lápidas, tal cual símbolo de sus 4011 Conc| cauce, tiene un no sé qué de lastimero, y los pájaros que comúnmente 4012 28| amigablemente se arreglasen aquellas lastimosas diferencias, y al punto 4013 24| causas de aquel súbito y lastimoso cambio en una persona a 4014 26| debían suceder tantos casos lastimosos, don Álvaro, seguido de 4015 36| porque hace tanto tiempo que laten nuestros corazones a compás, 4016 13| lleva por el aire, ¡pero los latidos de tu corazón han despertado 4017 Conc| códice antiguo escrito en latín por uno de los monjes de 4018 Conc| necesarias, volvamos al códice latino cuyas palabras vamos a traducir 4019 19| las aguas del Jordán no me lavarían de mi culpa! Doña Beatriz 4020 10| sino es por la esperanza de lavarla en el Jordán del orín de 4021 22| de su sobrino, como para lavarle y purificarle aún de las 4022 19| no es esta injuria que se lave con un reto oscuro, sino 4023 29| sacó vivo del sepulcro a Lázaro, y no arrojéis de vuestro 4024 34| tantos desengaños y severas lecciones, al cabo de tantos vaivenes 4025 2| la última vez y que Dios lee en mi corazón, yo os revelaré 4026 30| los salmos que todavía se leen. Estas eran las armas del 4027 34| más que a otra cosa, sus legados salieron bien penetrados 4028 19| los había vomitado, y una legión de espíritus malignos venía 4029 21| si vuestros temores son legítimos y me precipitáis así en 4030 Conc| por espacio de más de una legua y tomar además grandes rodeos. 4031 21| el camino del Bierzo. Dos leguas llevarían andadas cuando 4032 7| imaginado - respondió él - que leíais en mi alma, que con vuestra 4033 33| que se había quedado como lelo -, ¿no ves que ya están 4034 2| salió de la cámara a paso lento. Al llegar a la puerta volvió 4035 18| parecía sino que aquellos lentos y agudos tañidos, que semejantes 4036 15| cristiandad rechaza como a un leproso? -Señor don Juan, os matáis 4037 20| las cadenas de los puentes levadizos, los pasos y carreras de 4038 30| ojos. La Europa entera se levanta contra nosotros y Dios nos 4039 37| tumultosas esperanzas que se levantaban en su corazón. El anciano 4040 20| que acogía las calumnias levantadas al Temple con tanta mayor 4041 28| mientras del lado de acá levantan gran grita y alharaca, en 4042 23| género de transporte, le dijo levantándole: -No así, pobre Millán, 4043 13| del cielo!... ¿quién me levantará?..., ¡adiós!..., no vuelvas 4044 22| sus padrinos acudieron a levantarle y le destaparon los ojos, 4045 30| las alas al águila para levantarme de la morada de los hombres; 4046 26| dormían al amor de la lumbre. Levantáronse todos ellos alborozados 4047 1| hacerlo en cuanto su padre levante la voz, porque ella es humilde 4048 36| zumbando por entre ellas libaban sus cálices para precipitarse 4049 35| aquel hermoso sueño que le libraba de su más terrible recelo. 4050 34| Andalucía y Tordehumos, y librando a un tiempo de su final 4051 20| asalto, tal vez no podría yo librar vuestra vida de los horrores 4052 27| mirándole de hito en hito -, os libraréis muy bien de hacerlo, porque 4053 17| idea de la cual podrías tú librarme, y darme una muerte descansada 4054 9| Martina bien hubiera querido librarse de un testigo de vista importuno, 4055 4| admitían tregua, ni les era lícito volver las espaldas aun 4056 22| sólo derramas el divino licor de la esperanza, sino que 4057 14| aposento en lugar de los lienzos y colgaduras de su tienda, 4058 17| y ambos esposos quedaron ligados con aquel tremendo vínculo 4059 15| limpieza de vuestra fama, ligándoos con un cuerpo agangrenado 4060 20| fuerza, no encontró reparo en ligarse de tan solemne manera. Comoquiera, 4061 31| abrigaban algunos esquifes ligeros en que los caballeros acostumbraban 4062 11| estoy segura de que ya ha limado o quebrado los barrotes, 4063 11| aguarda como los padres del Limbo el santo advenimiento. - 4064 20| clase de dolencias, sólo se limitaba a consejos y proverbios 4065 31| árboles del desmayo, sirven de límite a las aguas, mientras en 4066 7| concurso, a causa de la limosna que se repartía, y de ordinario 4067 4| la historia del Temple, limpias y resplandecientes al principio. 4068 34| de su final ruina a dos linajes esclarecidos y antiguos. 4069 10| castaños y nogales, ora un linar cuyas azuladas flores semejaban 4070 25| componían la infantería de línea de aquel pequeño ejército, 4071 38| manifestaba la misma pureza de líneas y angelical armonía que 4072 1| anteriores prevenciones, y de su linfático temperamento -, ¡y sin perder 4073 38| del cielo, parecía de oro líquido y encendida púrpura. Los 4074 36| lágrimas sólo quedan a la lira!~ ~ ~ ~ Don Álvaro pasó 4075 5| honor y la caballería es lisa y apacible como una pradera. 4076 32| Rodrigo; Juan, obispo de Lisboa; Vasco, obispo de la Guardia; 4077 13| cuanto por lo mucho que lisonjeaba su ambición, resolvió no 4078 22| naufragio de su más dulce y lisonjera esperanza, la necesidad 4079 1| replicó Millán, a cuyo listo oído no se había escapado 4080 11| tiempo se volvió con la litera del convento, conducida 4081 11| que sienten los corazones llagados. Cierto era que con pocas 4082 19| cauterio del orgullo las llagas de su alma; pensad que vais 4083 37| queríais que con tanta prisa me llamabais? Me parece que os sentís 4084 32| los vieron emplazados y llamados a juicio, acudieron prontamente 4085 14| mandó recibirle al punto, y llamándole a su presencia le alabó 4086 38| subido temple como la suya, y llamándolos con la mano en derredor 4087 36| embargo, la voz ha seguido llamándome entre sueños, y cada vez 4088 16| que apagadas las terribles llamaradas de juventud, su hija no 4089 11| igualmente, ninguna mujer se llamaría mi esposa. -El cielo os 4090 15| poco, por fin se decidió a llamarle meneándole suavemente al 4091 35| don Alonso, si sueño puede llamarse el que en medio de tanta 4092 15| fuera sin entrar hasta que llamase, y al punto se quedó profundamente 4093 36| Antes de mis tristes bodas llamé aparte al que iba a ser 4094 8| resuelta urbanidad -; cuando os llaméis mi esposa comprenderéis 4095 10| espada en una mano y la llana en la otra, y entonaremos 4096 36| renglones; ¿pero quién sabe si llegarán a sus manos? ¿Quién sabe 4097 18| me las desvanecéis, nunca llegaré a creerlo. -Cuanto os ha 4098 18| a la reja del cercado y llegaréis antes que ellos. ¡Oh, Dios 4099 14| fundada esperanza de que nunca llegarían a estrecharle hasta el extremo, 4100 29| latir un instante. Cuando llego a descansar un momento en 4101 33| aguas distraídas miradas, llegóse su padre a ella a tiempo 4102 17| Qué no haré yo porque lleguéis al trono del Eterno contento 4103 16| ahínco a la pasión que la llenaba, fiel trasunto del amor 4104 18| infinito y melancólico y llenan el alma de emociones desconocidas. 4105 25| de bondad, y el deseo de llenarla con las emociones de la 4106 32| montañeses, que tan sin piedad llevabais al matadero, ya que entonces 4107 20| soy con vos y haceros más llevaderos los males de esta prisión, 4108 24| escuela de la adversidad. Llevadme, pues, a Villabuena donde 4109 Conc| muerto, se acercaron también, llevados a un tiempo de la curiosidad 4110 35| joven asiendo su mano y llevándola a sus labios -, ¿pero quién 4111 35| palabras se salió del aposento llevándose consigo al señor de Arganza. 4112 31| calmante que tomará hoy y lleváosla al punto. En efecto, el 4113 8| curso de esta historia, no llevarán a mal que les demos una 4114 14| aquella noche fatal, y se la llevarás de mi parte diciéndola... 4115 6| venga la carta, que yo se la llevaré, aunque hubiera que atravesar 4116 25| parecían prometerle que llevaría lo mejor. Había recibido 4117 21| camino del Bierzo. Dos leguas llevarían andadas cuando don Álvaro 4118 26| terror pánico de los suyos, y llevarlos a las obras que había trazado, 4119 9| porque esta noche tiene que llevarnos a los dos a Bembibre. -¿ 4120 10| suave.~ ~ Si don Álvaro llevase el ánimo desembarazado de 4121 10| a vuestro castillo os la llevaseis o tendríais que abrir de 4122 Conc| y habiendo pedido que la llevasen a la cámara del abad, así 4123 15| entregádmelo a mí para que lo lleve a Bembibre y lo entierre 4124 30| olvidaba deciros que os llevéis también al señor de Bembibre, 4125 1| estribos!, ¡ah buen caballero! ¡Lléveme el diablo, si una acción 4126 37| vestiré de gala para que me lleves al altar. ¡Oye!, ¡yo quiero 4127 17| sacarle de su abatimiento. Llevóselo enseguida y dos o tres doncellas 4128 23| escudero - que después de lloraros por muerto os encuentro 4129 19| resolución, y él añadió: -No lloréis, porque mi intento se me 4130 16| pérdida! ¡Mira, yo también lloro, porque yo también le amaba! ¡ 4131 37| después de haber dirigido llorosas miradas al cielo, al lago, 4132 13| animados. Hubo su danza y loa correspondiente, un mayo 4133 4| viento y el aullido del lobo. El señor de Bembibre, antes 4134 30| más aquel cuadro de suyo lóbrego y negro. Cualidad de las 4135 38| impaciencia queriendo volverme locamente contra el cielo, hoy que 4136 2| de Bembibre, merced a la locuacidad de sus respectivos criados. 4137 9| me oigáis gritar y hacer locuras. Diciendo esto, salió de 4138 8| entrevista, se adornó uno de los locutorios del convento con esmero 4139 34| Sumo Pontífice. Con esto se lograba que, continuando sus bienes 4140 32| esperanzas se hubieran visto logradas como merecían. Todo esto, 4141 30| enemigos de nuestra orden logran sus ruines deseos, y quedamos 4142 34| preparativos de viaje sin que se le lograra aquel vivo deseo.~ ~ Cuando 4143 19| porque mi intento se me logrará sin duda. Dicen que amenaza 4144 23| quién engaña a quien, sin lograrlo ninguno; porque a lo mejor, 4145 7| capiteles de las columnas lombardas parecían hacer extraños 4146 18| señal de la cruz en los lomos; pero no es ese el caso. 4147 12| de su padre, el conde don Lope, pero que, sin embargo, 4148 18| gracia noble y a la par lozana y florida. Su ira y despecho 4149 37| te sigue, como al sol el lucero de la tarde. ¿Me oyes, don 4150 35| hermosos ojos, como dos luceros hermanos que saliesen al 4151 18| ardiente, que sin cesar luchaba por romper su cárcel, acabaría 4152 19| defenderé; pero sed hombre, luchad con vuestro dolor y no estanquéis 4153 16| transigir con la injusticia y luchan sin tregua hasta el último 4154 37| olvidarme así de que estoy luchando con la agonía! ¡Miserable 4155 2| espectáculo que siempre afea las luchas civiles. A este motivo, 4156 8| rato como si en su alma luchasen encontrados afectos, hasta 4157 24| juntar una hueste numerosa y lucida, aunque no sobrada, ciertamente, 4158 25| ataviado en medio de su lúcido cortejo, y su hueste entera 4159 16| intervalos frecuentes y lúcidos en que su razón se despejaba; 4160 32| estrella de su poder, como el Lucifer del profeta, se había caído 4161 27| a don Rodrigo Yáñez y al lugarteniente de Aragón que, aceptando 4162 32| Juan, de Tuy; y Juan, de Lugo; se abrió el concilio con 4163 6| cuerno de caza en los días de lujo para memoria suya. Por lo 4164 1| guerra e iba un poco más lujosamente ataviado, era un mozo de 4165 26| todavía dormían al amor de la lumbre. Levantáronse todos ellos 4166 25| yelmo. Por lo demás, tantas lumbres encendidas por la ladera 4167 33| estas habían de ser las luminarias de nuestras bodas! Yo entonces, 4168 2| de una especie de aureola luminosa que contrastaba peregrinamente 4169 31| como otras tantas ráfagas luminosas había visto pasar todas 4170 22| había llegado y aquel astro luminoso padecía tan terrible eclipse, 4171 38| ocasión de uno de los rayos luminosos del sol, porque declinaba 4172 4| ha menguado en España las lunas sarracenas? ¿Vos humilláis 4173 18| para los largos y oscuros lutos del invierno. Las tres de 4174 4| convento. Guardábanla dos como maceros, más por decoro de la casa 4175 3| fuerte antiguo de formas macizas y pesadas se añadió por 4176 1| expresión, reunía un cuerpo macizo y pesado, cuyos contornos 4177 37| su cuerpo a manera de una madeja de seda, abandonado y sin 4178 9| de hacerlo. Con que sea madrina del primer hijo que nos 4179 30| El día señalado, muy de madrugada, juntáronse en la anchurosa 4180 32| procesos y pensado el asunto maduramente, el concilio declaró por 4181 15| hacía tanto tiempo estaba madurando. Don Álvaro era el apoyo 4182 3| aspirantes, subió a la sala maestral, habitación magnífica con 4183 4| sin duda, de aspirar al maestrazgo general de la orden que 4184 2| Este linaje había dado dos maestres al orden del Temple y era 4185 33| altos y sostenidos!, y qué maestría en el portante. ¡Calla!, ¿ 4186 23| arriba creer esas cosas de magia y de herejía que dicen. -¿ 4187 32| comendador hasta que el magnate gallego bajó descoyuntado 4188 3| sala maestral, habitación magnífica con el techo y paredes escaqueados 4189 22| regocijadas y altísimas el salmo Magnificat anima mea Dominum, durante 4190 25| a aquel cuadro en que la magnificencia de la naturaleza y el poder 4191 10| en poder de los perros de Mahoma para juzgarnos a nosotros, 4192 15| protestar de las tropelías y maldades de que está siendo objeto 4193 32| que es Andrade como tu amo maldecido, que vendía por un lugar 4194 11| padre. -Y vuestro padre os maldecirá, ¿no lo oísteis ayer de 4195 7| estad seguro de que nunca maldeciréis la hora en que os confiasteis 4196 4| hablillas de un vulgo fiero y maldiciente? -¡Ah! -repuso el monje 4197 9| aquello de: ¡pobre señora!, ¡maldita vanidad!, ¡despreciar a 4198 26| porque a no ser por el maleficio de vuestra armadura, os 4199 32| alma, si no mudaron las malévolas intenciones de los Castros, 4200 38| obstáculos que le oponían la malevolencia de la corte de Francia y 4201 6| ánimo de su hija aquella malhadada pasión que así trastornaba 4202 23| está desconocido desde sus malhadados amores y es capaz de hacer 4203 25| pasados en claro y otros malheridos, pero los caballeros, con 4204 8| ni mía exponernos a las malicias del vulgo. - ¿Quiere decir - 4205 1| despejo, de fisonomía un tanto maliciosa y en la flor de sus años. 4206 32| imaginaciones extrañas y maliciosas como falto de juicio y compostura. 4207 3| hablillas de un vulgo necio y malicioso. El escudero se apresuró 4208 19| una legión de espíritus malignos venía detrás de ellos en 4209 10| Valencia y las montañas de Mallorca. Ese tal vez el que don 4210 34| buen religioso de ver así malogrados sus afanes, y a los ancianos 4211 22| con tantas iniquidades y malos juicios como personas mal 4212 9| a más de esto, a más la malquerencia de un gran señor? -Mujer - 4213 32| premio que os dan estos malsines! ¡Yo cohechado!, ¿y con 4214 26| sitiadores con descargas en que maltrataron e hirieron a muchos. Sin 4215 25| peleado con los árabes y mamelucos, ¿y queréis que no se me 4216 38| ropa desgarrada. Con gran maña lo restituyó a la quinta 4217 36| cadencioso el rumor de sus manantiales y arroyuelos, pero, al cabo, 4218 29| conceden la libertad a las mancebas de sus serrallos cuando 4219 27| por las fealdades que le manchaban. El conde, conociendo harto 4220 16| porque ambas prendas venían manchadas de sangre. Martina entonces 4221 7| ya os dije que yo jamás mancharía mi nombre con una desobediencia. -¡ 4222 33| de nieve y sólo algunas manchas quedaban en los resquicios 4223 11| nuestro camino. No queráis que manche mi alma con la sangre de 4224 4| conde? -Pobre paloma sin mancilla -repuso el abad con una 4225 5| doña Beatriz -, y si me lo mandáis, mañana mismo tomaré el 4226 6| amo lo llega a saber me mandará azotar y poner en la picota 4227 19| repuso don Alonso -, o le mandaré ahorcar del árbol más alto 4228 27| decís de atarme a un árbol y mandarme azotar -añadió mirándole 4229 9| fue sin que nadie se lo mandase. No, pues si otra vez no 4230 24| cumplir, como bien nacido, los mandatos de su rey y a dar calor 4231 30| montañés solicitaba hablarle. Mandóle al punto que lo condujese 4232 36| in pulvere dormiam, et si mane me quaesieris, non subsistam!~ ~ ~ ~ 4233 1| aire de presunción con que manejaba un soberbio potro andaluz 4234 14| pensaba servirle mejor, ruin manejo que sólo cabía en la doblez 4235 28| comedido y caballeroso, manifestándole su deseo de que amigablemente 4236 37| una porción de días sin manifestar deseo de levantarse, y como 4237 34| rigurosa, y así, desde luego, manifestaron su resolución de favorecer 4238 18| vileza todavía estaban por manifestarse en su infernal desnudez. 4239 16| ladearla hacia la voluntad manifiesta de su esposo. En un carácter 4240 16| decía: -No, hija querida, no manifiestes esa tranquilidad que me 4241 23| el prado de Ygüeña al tío Manolón u había comprado unas vacas 4242 22| grevas, peto, espaldar y manoplas con que sustituyeron su 4243 11| suelta tenéis la lengua que mañosas las manos. Don Álvaro juzgó 4244 33| has visto tal grita y tal manotear? La embarcación iba acercándose, 4245 2| el viento que los movía mansamente venía como embriagado de 4246 7| atrevido que traía a la mansión de la religión y de la paz 4247 1| sería peor que asar la manteca. ¡Miren que era acomodo 4248 12| caballeros, juzgaron prudente mantenerse neutrales en la guerra intestina 4249 12| los caballeros se habían mantenido neutrales cuando menos durante 4250 10| quién sino esta confianza mantiene la hoguera de mi juventud 4251 10| del castillo todavía se mantienen en pie y ofrece el mismo 4252 18| iglesia cubiertas con sus mantillas de bayeta negra, llevando 4253 22| y que envueltos en sus mantos blancos parecían otros tantos 4254 18| descendían del puerto de Manzanal y entraban en la ribera 4255 28| duda, al abrigo de aquella máquina, imaginaban cegar el foso, 4256 20| determinó el pérfido y antiguo maquinador a don Juan Núñez a separar 4257 9| informarse, en cuyo caso toda la maraña se desenredaba y el embuste 4258 9| desagradecida. Hay aquí más maravedís de oro que los que ganas 4259 13| manera que todos estaban maravillados de verlo. ¡Admirable energía 4260 20| Don Álvaro, sin duda os maravillará cuanto por vos está pasando; 4261 28| escudero no pudo menos de maravillarse. Cogióle entonces del brazo 4262 29| besándole la mano -. No os maraville, pues ya sabéis que el hombre 4263 21| paredes, cosa que no poco le maravilló, acostumbrado al cauteloso 4264 37| enriquecido con una prolija y maravillosa crestería. El lago, iluminado 4265 35| pero, sin embargo, estaba maravillosamente hermosa, no de otra suerte 4266 25| miraban las artes diabólicas y maravillosas y los ritos impíos a que 4267 4| calvo, de facciones muy marcadas, pero en que se descubría 4268 17| estaba irrevocablemente marcado, y sólo la exaltación de 4269 35| las del nuevo comenzaban a marcarse profundamente, pero, sin 4270 37| de mí!, ¿cómo te has de marchar, si me amas y eres mi esposo 4271 11| huerta, y que entrambas se marcharían a donde Dios se la deparase 4272 11| vos en vuestro caballo y marcharnos lo más aprisa que podamos. 4273 20| fétido, y su juventud se marchitaba como una planta roída por 4274 35| reflexiones sobre aquella vida marchitada en flor por el gusano roedor 4275 29| flores de mi juventud se han marchitado, y la única almohada en 4276 38| mi belleza y juventud se marchitaría antes que ellas? ¡Vana soberbia 4277 37| nuevo, otra vez volvieron a marchitarse bajo el soplo del desengaño. 4278 8| y levantando sus ramas marchitas en busca del rocío bienhechor 4279 18| correr por su semblante marchito ya, pero siempre hermoso. 4280 36| correr por estos miembros marchitos, pero ahora se ha secado 4281 31| guarnecido de su silvestre marco de peñascos, montañas, praderas 4282 1| volvían de la feria de San Marcos de Cacabelos tres, al parecer, 4283 31| desnudos que adornaban sus márgenes; el cielo estaba surcado 4284 25| habían seguido a sus padres, maridos, amantes o hermanos a aquella 4285 35| una de aquellas figuras de mármol que vemos acostadas en los 4286 30| tercio que había mandado el marqués de Astorga. Todos iban llegando 4287 25| ruido acompasado como de martillazos con que algo se clavaba. 4288 12| miembro de ella, el comendador Martín Martínez, había entregado 4289 18| podían esperar todas las Martinas del mundo hasta el día mismo 4290 12| ella, el comendador Martín Martínez, había entregado al infante 4291 3| conjunto todavía ofrece una masa atrevida y pintoresca. Está 4292 29| rápidamente la atmósfera en masas apiñadas y descargando recios 4293 29| lastimosa! Hasta entonces la máscara de la cortesanía había bastado 4294 32| sin piedad llevabais al matadero, ya que entonces el señor 4295 15| leproso? -Señor don Juan, os matáis en balde, queriendo persuadirme 4296 26| medio de aquel tumulto y matanza acertó a ver al conde que 4297 26| morir cuando como yo puede matar todavía muchos osos y, rebezos 4298 35| no lo leas, porque te matará! Pero ella, desviándose 4299 18| lleváosle, lleváosle, porque le matarán y yo quedaré amancillada! - 4300 36| tanta alegría debiera matarme, y sin embargo, la vida 4301 22| esto, todos los caballeros mataron sus luces por un movimiento 4302 22| tiempo se arroja del nido materno, después de un corto y alborozado 4303 35| resuello anheloso y por el vivo matiz de su rostro, cualquiera 4304 37| fondo un pórtico aéreo, matizado de tintas espléndidas y 4305 28| prendió momentáneamente en un matorral de encina, pero doblado 4306 7| monasterio tocaron a la oración matutina con regocijados sonidos, 4307 25| de los salmos y oraciones matutinas que entonaron a media voz, 4308 24| don Juan de Lara a isla mayordomazgo, conservó a Moya y Cañete 4309 21| las tinieblas de vuestra mazmorra? -¡Ah!, ¡perdonad, perdonadme, 4310 22| el salmo Magnificat anima mea Dominum, durante el cual, 4311 33| alegría?, pero ellas se mecen alegremente al son del viento 4312 33| blanca muy sutil, que se mecía al son del viento, y con 4313 1| y era el reverso de la medalla, pues a una fisonomía abultada 4314 9| En tanto que esto decía, medía la estancia con pasos desatentados 4315 15| perdido. El infante don Juan mediaba entre el rey y su rebelde 4316 3| más poderoso de cuantos mediaban entre él y doña Beatriz 4317 29| en Arganza, y luego sus mediaciones pacíficas, y más tarde los 4318 28| era para ellos tenerle por mediador en la desgracia que les 4319 19| gente resuelta y estaban medianamente armados, de manera que, 4320 37| martirio ver llegar a pasos medidos la callada sombra de la 4321 24| y sobre todo al Bierzo, medió entonces con eficacia entre 4322 19| sois ya mi igual ni puedo medirme con vos. -Esta bien -replicó 4323 10| necesario para la empresa que meditaba, so pena de encender la 4324 4| muchas veces al carácter meditabundo y grave del maestre de Castilla, 4325 7| compadezcíais de mí. -¿Y no habéis meditado algún proyecto temerario 4326 25| falda del antiguo monte Meduleum, tan celebrado por su extraordinaria 4327 18| codo en las rodillas y la mejilla apoyada en la mano, seguían 4328 38| bienes que poseía en feudo y, mejorando considerablemente la herencia 4329 34| milicia la esperanza de mejorar su causa al abrigo de un 4330 15| deseoso de que la cuestión mejorase de terreno, y al mismo tiempo 4331 15| para sí, de esta vez sus melancolías han podido menos que el 4332 30| iniquidad y la desdicha! Con tan melancólicas palabras se acabó aquella 4333 5| ella con su voz dulce y melodiosa. -Tu posición, por consiguiente - 4334 2| y jilguerillos cantaban melodiosamente, y era difícil imaginar 4335 25| sonatas más expresivas que melodiosas de sus gaitas y tamboriles. 4336 15| fin se decidió a llamarle meneándole suavemente al mismo tiempo. 4337 21| Gutierre no pudo menos de menear tristemente la cabeza, y 4338 9| significativo y, tal cual meneo de cabeza, salía del paso 4339 8| amparáis a una dama afligida y menesterosa? ¿Para eso traéis pendiente 4340 Conc| quebrado, pero que en nada menguaba su hermosura de ángel, daban 4341 15| Álvaro con impaciencia -, en menguar así vuestro propio decoro. 4342 25| a igual, y que a cuantos mensajeros enviase los recibiría como 4343 11| que vuestros labios han mentido cuando así queríais apartarme 4344 32| presos, acordándome de las mentiras del conde de Lemus y temiendo 4345 21| sospechas ni con el hálito de mentirosos rumores aquel espejo de 4346 33| parecían quebrarse en mil menudas chispas y centelleos. Martina 4347 26| cubierto por algunos instantes, menudeaban los golpes deseosos de terminar 4348 11| viveza la muchacha todas las menudencias de su correría, y concluyó 4349 33| vienen todos los días de mercado aldeanos de Ponferrada? -¡ 4350 11| vuestra cólera? ¿Nada os merecen las persecuciones que he 4351 20| caballero que, sin duda, les merecerá mala opinión, y que, sin 4352 4| hermanos? ¡Otra opinión creí mereceros! - Nunca estuvo la honra - 4353 32| hubieran visto logradas como merecían. Todo esto, que en voces 4354 21| las alabanzas que no tengo merecidas -le dijo don Juan, atajándole, 4355 2| vos purificado y lleno de merecimientos. Era en mí demasiada soberbia 4356 22| alguna acción ruin por la que merezca ser degradado de la dignidad 4357 Conc| de un amigo las montañas meridionales del Bierzo, hicimos en el 4358 24| El señor de Arganza, como Merino Mayor que era del Bierzo, 4359 10| Qué os ha pasado en este mes en que no hemos podido echaros 4360 3| taburetes de madera, a una tosca mesa de nogal, sobre la cual 4361 15| desdichado escudero empezó a mesarse los cabellos hasta que empleando 4362 27| llegasen, sin embargo, las mesnadas de Arganza y Carracedo cruzaron 4363 12| no sólo porque como señor mesnadero estaba obligado a servir 4364 17| conde de Lemus se llegó mesuradamente a la presencia de doña Beatriz 4365 22| llamando enseguida con golpes mesurados y acompasados. -¿Quién llama 4366 3| rostro torcido: -¿Quién le mete al señor villano en el ánimo 4367 18| si fuera por su casa se meten! No, pues como se salgan 4368 27| allí no hay que pensar en meterles el diente. -Bien debí presumirlo - 4369 23| demonio de hombre!, ¡haberse metido templario!... ¡Pero, en 4370 19| un brinco en su caballo y metiéndole los acicates desapareció 4371 21| Tordehumos, aconteció que se metieron dentro de sus muros como 4372 34| Álvaro, pero en Lara se mezclaba al dolor el más vivo remordimiento, 4373 14| de temor y de dolor se mezclaban con las órdenes de los cabos; 4374 34| las almas bien nacidas. Mezclábase también a estos sentimientos 4375 3| del río, morían a lo lejos mezclados a su murmullo con un rumor 4376 11| puros y cristalinos ríos que mezclan sus aguas, al cabo de los 4377 31| sed, triscando y botando, mezclando relinchos y balidos. Los 4378 31| remordimiento vinieron a mezclarse entonces los temores del 4379 4| cómo queréis que yo me mezcle ahora en negocios mundanos, 4380 34| muchas que se fundan en una mezquina y farisaica explicación 4381 10| glorioso fue a posarse en las mezquitas de Valencia y las montañas 4382 11| ademán salvaje y sombrío, midiéndola de alto a bajo con sus fulminantes 4383 12| pero no lo es menos que un miembro de ella, el comendador Martín 4384 9| al templo de Dios, a que mienta delante de él y de los hombres!, ¿ 4385 21| sabe y... -Y todo el país miente -replicó don Álvaro sin 4386 8| habían visto mis ojos el milagro de vuestra hermosura, pero 4387 10| dueños de aquella tierra milagrosa y haberla perdido. Vos no 4388 21| brazos como si fuese un hijo milagrosamente resucitado. Enternecido 4389 27| las alas de las perdices y milanos; ¿pero hay más que verlo, 4390 20| coronados de fresnos, chopos y mimbreras que se mecían graciosamente 4391 32| más sabio y elevado, se minaban sus cimientos y se imposibilitaba 4392 25| Esta montaña, horadada y minada por mil partes, ofrece un 4393 37| cuerpo de tantas maneras minado y cuarteado. Las bellas 4394 24| cimientos de la orden estaban minados y vacilantes en la opinión, 4395 31| continuaron, por lo tanto, minándola a gran prisa, y como en 4396 4| dignos de vuestro augusto ministerio y, del sello de santidad 4397 11| renuevo aquí, delante de un ministro del altar, el juramento 4398 8| designios, pues alcanzó la minoría turbulenta de don Fernando, 4399 18| espaldas. Voy viendo que no mintió, pero aún me quedan tantas 4400 37| viene mi padre corriendo..., miradle, don Álvaro..., la alegría 4401 4| dejó confuso y silencioso. -Miradlo bien -le dijo el monje -, 4402 2| por vuestro reposo mismo miráis, es imposible que os conforméis 4403 33| ahora sí que son ellos; míralos allá, Martina... Allá abajo, 4404 17| bien se le alcanzaban los miramientos y pulso que necesitaba el 4405 12| las villas de Villalba y Miranda; pero el rey, cuyo natural 4406 1| que entonces Martina te miraría con otros ojos, y no vendría 4407 37| ojos desencajados comenzó a mirarlos hasta que, acercándose más 4408 13| vuelvas la cabeza atrás para mirarme, que me partes el corazón. ¡ 4409 36| cuanto os quede de mí. No me miréis con esos ojos desencajados, 4410 29| hágase su voluntad y mírenos con ojos de misericordia, 4411 23| visto yo, fuerza será que le mires con mejores ojos, siquiera 4412 31| purísimo, y una porción de mirlos y jilgueros revoloteando 4413 12| sus fueros y altanería, mirólo Lara como un ultraje sangriento, 4414 23| ha venido a pedir algunas misas y sufragios? Pues mira, 4415 30| embestida en que acabó tan miserablemente el conde de Lemus, en que 4416 17| cabían en la estrechez y miseria del sepulcro. ~ ~ ~ ~ 4417 4| los tesoros de su corazón misericordioso, gracioso aposento con ligeras 4418 22| cuyo sentido simbólico y misterioso era hijo de una época más 4419 31| a parar todos los hilos misteriosos del sentimiento que en su 4420 18| vez al cielo por la escala mística del amor. Tenía por divina 4421 35| Con el remedio comenzó a mitigarse su tremenda fatiga, y a 4422 18| hecho en aquel semblante modelo de gracia noble y a la par 4423 5| contestó don Alonso con moderación, porque conocía el enemigo 4424 22| ritos que se observan en las modernas sociedades secretas, sobre 4425 3| corrompidas nuestras humildes y modestas costumbres primitivas, el 4426 28| encaramados en aquellos últimos mogotes, visibles unas veces e invisibles 4427 31| llanura en cuyos cristales moja sus pies. Forma el lago 4428 6| tormenta atraviesan las mojadas ramas de los árboles, y 4429 33| Gitano coja un muermo con la mojadura que no se lo quite en medio 4430 33| agua con la que debía de mojarse hasta los huesos, y excitando 4431 15| general ultramarino Jacobo de Molay había allanado el camino 4432 11| pediros perdón de las muchas molestias que con mis importunidades 4433 32| con que os rociábamos la mollera. El gallego perdió el color 4434 10| entera convertida en una monarquía regida por el gran maestre, 4435 32| de Plasencia; Rodrigo, de Mondoñedo; Alonso, de Astorga; Juan, 4436 18| mundo y enseguida quedarse monja tan profesa como la abadesa 4437 28| frecuentes en los terrenos montañosos, una ráfaga terrible de 4438 10| de este sitio es áspera y montaraz, y el castillo mismo cuyas 4439 30| oraciones de la mañana, montaron a caballo y al son de una 4440 12| Repartió su gente por Iscar, Montejo y otros lugares, y proveyéndose 4441 25| además en la cabeza unas monteras que casi por entero la cubrían. 4442 Conc| occidente hasta el valle de Monterrey, semiadentro de Galicia. 4443 25| elevación y los infinitos montones de cantos negruzcos y musgosos 4444 27| resistir, encerrados en Monzón y en algún otro de sus castillos, 4445 4| la especie de pestilencia moral que consumía sus entrañas. 4446 28| más no poder por prendas morales y sentimientos caballerescos. 4447 11| confianza en las lanzas moras y en que Dios me concederá 4448 32| en el mismo tono acre y mordaz -, no os enojéis ahora, 4449 30| cansarán de ladrar y de morder. -No, pues lo que es con 4450 26| resistencia, durante la cual mordieron muchos, sin embargo, la 4451 15| vuestras amenazas. Don Juan se mordió los labios y guardó silencio 4452 27| largueza del comendador. Mordióse el conde los labios de despecho 4453 2| gallardo y vigoroso, de un moreno claro, ojos y cabello castaños, 4454 6| atravesar por medio toda la morería. Si el amo lo llega a saber 4455 3| reservado a los templarios, morirán como han vivido, fieles 4456 37| es esta mi hora, porque moriría impenitente y perdería mi 4457 13| ahora es cuando debo morirme..., ¡alma cristiana, prepara 4458 2| don Enrique de manos de la morisma. Por lo demás, la opinión 4459 35| una sola noche al soplo mortífero de la helada. Su alma cansada 4460 7| trémulos de aquella luz mortuoria, parecían lanzar centelleantes 4461 17| sirvió de altar un lecho mortuorio, y de antorchas nupciales 4462 33| formando una especie de mosaico vistoso. La naturaleza entera, 4463 19| rey estos papeles -añadió, mostrando unos que se encerraban en 4464 20| conducta, harto más negra se mostraría a mis ojos si no atara ese 4465 30| y la felicidad aún puede mostrarte su rostro en los albores 4466 29| Paganis y de Guillén de Mouredón fue porque los caballeros 4467 32| cargos que en nuestros días moverían a risa, pero que en aquella 4468 25| bancas y tendidas que se movían al leve soplo del viento. 4469 28| sus ojos fue el resplandor movible y continuo que despedían 4470 11| mirada, hasta que por fin, movidos de un irresistible impulso, 4471 12| se le había incorporado, moviéronse de Carrión y fueron a ponerse 4472 32| una familia tan poderosa, moviese nuevos disturbios y mudanzas, 4473 22| deseo de venganza, fueron móviles bastantes poderosos para 4474 15| bolsa -, tú eres un buen muchacho y, además, el único placer 4475 2| de formas caprichosas y mudables sembradas acá y acullá por 4476 29| acento de la sorpresa. -¿Tan mudada estoy? -respondió ella, 4477 32| moviese nuevos disturbios y mudanzas, y pusiese en duda la posesión 4478 32| que llegaba al alma, si no mudaron las malévolas intenciones 4479 24| que mudando de lugares se mudase también de pensamientos!, 4480 19| mundo, estaban escuchando mudos y turbados estas palabras 4481 33| con que el Gitano coja un muermo con la mojadura que no se 4482 22| este miserable país!... ¡Muévale Dios contra el Temple, ahora 4483 22| un tropiezo que sólo le mueve la mano la muerte? -Tío 4484 20| a que acaban de asistir. Muévenos a ello no sólo el deseo 4485 31| de ganado vacuno bajaban mugiendo a beber moviendo sus esquilas, 4486 11| lego; asió Millán de la mula delantera, montó el abad 4487 11| conducida por dos poderosas mulas. Entraron en ella ama y 4488 32| voz de entre la apiñada multitud, que entonces comenzó a 4489 4| monje y la gloria y pompa mundana del soldado les estaban 4490 4| mezcle ahora en negocios mundanos, ajenos a mis años y carácter, 4491 27| carnes a azotes hasta que muráis. Vuestra obligación es servirme 4492 11| vuestra promesa, porque si vos murieseis igualmente, ninguna mujer 4493 35| llenas de frescura y de murmullos. No seré yo quien sobreviva 4494 1| capa correspondiente de murmuración. -Dígote Nuño -decía el 4495 20| todos los ríos frescos y murmuradores de su pintoresco país, coronados 4496 22| Los caballeros entonces murmuraron en voz baja algunos versículos 4497 25| montones de cantos negruzcos y musgosos que se extienden a su pie, 4498 36| sus flores silvestres, y músico y cadencioso el rumor de 4499 25| se oían sus instrumentos músicos. Don Álvaro pidió licencia 4500 14| con las tropas del rey, mustios y descontentos de lo que 4501 28| ensangrentado, horriblemente mutilado y casi sin figura humana 4502 37| cielo cargado de nubes de nácar que los encendidos postreros 4503 29| compendio de miserias que nace y muere como la flor, y 4504 24| agradecido la cuna ilustre en que nací y las riquezas de que me 4505 12| infante y los suyos, y de ahí nacían las persecuciones del conde 4506 31| en todos los pechos bien nacidos excita la posesión de un 4507 3| suyo. Su orden y la mía nacieron en el seno de San Bernardo, 4508 21| espuela de oro; por vos, que nacisteis obligado a proteger a todos 4509 33| los de buena raza, llegó nadando gallardamente con su jinete 4510 20| al señor de Bembibre un narcótico con el cual pasase por muerto, 4511 18| dos forasteros y si eran nativos de aquella tierra? ¿Quién 4512 11| esfuerzos que sólo a las naturalezas extremadamente enérgicas 4513 24| y diligencia hubieron de naufragar, sin embargo, porque la 4514 22| dejado en su corazón el naufragio de su más dulce y lisonjera 4515 1| con su guante llevaba un neblí encaperuzado. Registrando 4516 35| aquella líquida llanura una neblina azul y delgada parecía esconderse 4517 22| descubrir sus ojos en el nebuloso horizonte del porvenir, 4518 12| desdicha, debiera de ser necesariamente.~ ~ Comoquiera no creía 4519 15| buen escudero, no menos necesitado de descanso que su amo, 4520 20| quisiera saber si algo necesitáis para complaceros al punto. 4521 15| bulto, para el cual parecía necesitar el auxilio de todos sus 4522 9| le despidió socolor de no necesitarle ya, y de sacar de cuidado 4523 32| rebeldía ni deslealtad nos negamos a obedecer las cédulas de 4524 21| extrañeza de su incertidumbre y negándole el permiso que demandaba, 4525 27| la ley de la caballería negar todo acomodo honroso a unas 4526 21| sus vacilantes rodillas se negaron a sostenerle. El comendador, 4527 22| le dio a conocer que su negativa no haría sino irritar aquellos 4528 30| obstáculo y entabladas las negociaciones bajo distinto pie por el 4529 28| se desgajó de las rocas negruzcas de Ferradillo, comenzó a 4530 25| infinitos montones de cantos negruzcos y musgosos que se extienden 4531 34| don Alonso no rompió la nema de los pliegos hasta llegar 4532 22| mis culpas -respondió el neófito. -¿Habéis pensado -repuso 4533 33| cabellos sueltos parecía una nereida del lago. La pobre muchacha, 4534 11| terrible de todas. La agitación nerviosa y calenturienta que le había 4535 21| contra su pecho entre sus nervudos brazos como si fuese un 4536 6| bondad, no me negará un nicho en su castillo para cuidar 4537 33| espadañales en donde hacían sus nidos, y el cielo mismo, hasta 4538 8| manos de su hijo y de su nieto con la sangre de las revueltas 4539 32| alma. Por lo que hace a la nigromancia que nos reprocháis, señor 4540 18| caballeros, el uno de esos nigrománticos de templarios y el otro 4541 24| de que me rodeó desde la niñez, pero ahora, con el pie 4542 31| garzas del aire, como una ninfa cazadora? Ahora ni aun el 4543 30| la sagrada inscripción, Nisi dominus custodierit civitatem, 4544 7| que me creáis y aguardéis noblemente. No quiero que os volváis 4545 20| Boeza y las cordilleras de Noceda, donde tan a menudo solía 4546 11| del término de su aventura nocturna. Al día siguiente, cuando 4547 11| Bembibre trocado en salteador nocturno! -Padre -le interrumpió 4548 1| Álvaro Yáñez, y en que velis nolis venga a ser condesa de Lemus 4549 12| destreza en las armas, y la nombradía que había sabido alcanzarse 4550 Conc| estas gentes. De los ya nombrados criados, tengo oído decir 4551 8| pretendo ganar la dicha de nombraros mía, y acabaréis sin duda 4552 26| respectivos jefes pronunciaban sus nombres, sólo les respondía el silencio 4553 36| et si mane me quaesieris, non subsistam!~ ~ ~ ~ Y en la 4554 | nosotras 4555 33| iba a morir. Por eso me notáis algo más de tristeza y abatimiento 4556 28| barbacana. El comendador estaba notando con extrañeza la flojedad 4557 27| envió cartas a Saldaña, noticiándole lo que pasaba, y exhortándole 4558 33| nuestros lectores cuando fue a noticiar a su ama en el soto de Arganza 4559 32| defensa de su castillo, con notorio menosprecio de las órdenes 4560 32| vulgo sediento siempre de novedades, y tan sobrado de imaginaciones 4561 Conc| antes de cumplir el año del noviciado, fatigado del deseo de la 4562 20| arrebato de gozo y viendo nublarse la frente de su prisionero, 4563 29| no dudo que será dada por nula en el concilio que dentro 4564 25| en que la superioridad numérica de sus tropas y el apoyo 4565 12| alterados, y el carácter del Nuñez de Lara era tan enojadizo 4566 17| mortuorio, y de antorchas nupciales los blandones de los supulcros. 4567 11| voz de Dios que me dice: "Obedece a tu padre." ¿Cómo he podido 4568 25| contestó Saldaña -, y todos os obedecerán gustosos; pero ¿qué tenéis, 4569 11| gemidos, y dijo: -Yo no obedeceré a mi padre. -Y vuestro padre 4570 19| vasallo, sólo estoy obligado a obedecerle. -Como obedecisteis a su 4571 8| voz ronca: -Yo no puedo obedeceros en eso, y diré "no" al pie 4572 25| órdenes de Su Santidad sólo obedecían la que les mandaba comparecer 4573 8| las reinas gustamos de ser obedecidas, y así espero que os sentéis. 4574 36| viniese a sentarse a su lado. Obedeció él silenciosamente, y entonces 4575 19| obligado a obedecerle. -Como obedecisteis a su noble madre cuando 4576 33| pasa. El generoso corcel, obediente y voluntario como suelen 4577 24| blasonaban de leales y obedientes, aseguraban con el mayor 4578 27| impacientarse con tantas objeciones - y no oí ni cantar, ni 4579 20| altísimo respiradero abierto oblicuamente en la pared, vio que su 4580 34| fortalecer ninguna de las obligaciones con ella contraídas, y por 4581 20| lectores nos perdonarán si les obligamos a deshacer un poco de camino 4582 29| concierto de voluntades, le obligaron a atropellar por sus propios 4583 2| Y si vuestro padre os obligase a darle la mano? -Mal le 4584 34| sentencia dando por válido y obligatorio el voto de que se trataba 4585 20| de sus heridas. Cuando se obligó a no intentar su evasión 4586 19| de su pesar. Por fin, ya obscurecido, volvieron los dos a casa 4587 2| y en su frente cualquier observador mediano hubiera podido descubrir 4588 22| desierto. Algunos ritos que se observan en las modernas sociedades 4589 37| había asistido, después de observarla detenidamente, se acercó 4590 25| menos ocupado que él en observarlo todo atentamente. -Don Álvaro - 4591 12| inmediatamente de cuanto observasen. La escapatoria de la discreta 4592 8| Doña Beatriz, entretanto, observó con cuidado el aire y facciones 4593 35| repuso ella con ciega y obstinada porfía, y sin hacer caso 4594 38| eficaz mediación de Aymerico, obtuvo el señor de Arganza la anhelada 4595 4| sus faltas, la envidia que ocasionaban sus riquezas, y los recelos 4596 32| los alborotos que pudiera ocasionar en la mal sosegada Castilla 4597 34| general fue la pesadumbre que ocasionó semejante desenlace, pero 4598 Conc| lado de oriente, y por el occidente hasta el valle de Monterrey, 4599 9| hecha no era ciertamente ociosa, porque al poco tiempo comenzaron 4600 28| asistían como espectadores ociosos al desenlace de aquel terrible 4601 7| de una vez han sucedido ocultaciones semejantes a la de nuestro 4602 32| al comendador que yo le ocultaría en Cabrera y aun le defendería 4603 20| tuvo el pérfido don Juan de ocultarle la segunda parte de su trama 4604 23| pero como ya no era posible ocultarlo, tuvo que decírselo: -¡Dios 4605 11| hasta que los árboles lo ocultaron. Millán se quedó, por disposición 4606 32| viéndoos llegar a Salamanca me oculté de vuestra vista para confundiros 4607 Conc| pudieron estar largo tiempo ocultos, y así pronto se convirtió 4608 6| estaba, todavía subsiste y ocupa una alegre y risueña situación 4609 25| cuesta de Río Ferreiros, ocupando el camino único de Cornatel 4610 3| las almenas y su sobrino ocupó el de enfrente. -Tú creerás 4611 18| saludable semblante. -¿Qué ocurre, Mendo? -preguntó la muchacha, 4612 20| ni siquiera de lejos se ocurría a su alma pura y caballerosa. 4613 25| apoderarse de él era para lo que ocurrían inmensas dificultades. Los 4614 16| pesar de las desavenencias ocurridas; pero últimamente la fuerza 4615 9| que de paso a Villabuena. Ocurriósele por el camino que las monjas 4616 19| que no hubieran dejado de ocurrir con su suegro y su esposa, 4617 5| de muchos que le temen y odian, no he oído hablar de uno 4618 10| infieles y en medio de los odios de los caballeros de San 4619 20| empeñado mal su grado en tan odiosa demanda, quería borrar su 4620 10| contrarios en criaturas odiosas, como si el mismo infierno 4621 14| raza y creencia le hacían odioso, y su exterior tampoco era 4622 8| mirada propia de una reina ofendida - que no es así como se 4623 29| dolor, se sintiesen más ofendidos que halagados con aquella 4624 32| que tomáis sobre vos las ofensas del conde de Lemus. A mí 4625 12| Melchor Robledo, uno de sus oficiales; y su castillo, en manos 4626 11| vos queréis mediar y me ofrecéis que no se llevará a cabo 4627 27| sentar el conde y después de ofrecerle una copa de vino, que sin 4628 25| demanda, que no dejaba de ofrecerlo grave. Toda esta gente acampó 4629 32| candorosamente, porque se me ofrecieron con buena voluntad; pero ¿ 4630 31| risueños puntos de vista que ofrezcan las orillas del Cúa y del 4631 25| sé -respondió el joven -; oíd cómo clavan o las escalas 4632 15| Don Álvaro, ya conocéis de oídas mi índole arrebatada y violenta; 4633 18| hace que sus campanas se oigan distintamente de unas a 4634 Conc| el abad con quien, según oímos de sus labios, se había 4635 11| y la suya. Don Álvaro al oírla se levantó del suelo, donde 4636 3| este mundo. Don Álvaro, al oírle, se abochornó un poco, viendo 4637 8| El señor de Arganza al oírlo, y creyendo tal vez que 4638 37| acicates. Doña Beatriz, al oírlos, como si una mano invisible 4639 37| la tenéis, porque pudiera oíros. El desventurado padre calló 4640 25| reconocer la posición con aquel ojo militar y certero que en 4641 9| tengo yo el alma en los ojuelos de esa cara, reina mía - 4642 32| corto alboroto y de algún oleaje y vaivenes entre la gente, 4643 36| vestidas de verdura, puras y olorosas sus flores silvestres, y 4644 29| lastimada señora. El aire puro y oloroso de la primavera tal vez 4645 15| no están en nuestra mano. Olvidad cuanto os he dicho, y no 4646 30| mismo. Pero decidme -añadió olvidando su resentimiento y acercándose 4647 5| sueños de ventura, pero no lo olvidaré en brazos de ningún hombre. - 4648 37| míos hace un momento, para olvidarme así de que estoy luchando 4649 18| ruego que me perdonéis, y os olvidéis de quien tan mal premio 4650 37| tiempo se pasará antes de que olviden mi memoria!... ¡Ah!, dime, ¿ 4651 13| Pero yo no la veo en las ondas del río... ¡tampoco la dicha 4652 32| Álvaro de la tienda en que ondeaba al soplo del viento. Heridas 4653 11| agitación y el movimiento ondeaban alrededor de la cabeza de 4654 30| pendón de la orden no dejó de ondear por mandado suyo en la torre 4655 37| de sus carnes, la bella ondulación de sus contornos, la gallardía 4656 36| como en éxtasis sus blandas ondulaciones. Alzólos, por fin, para 4657 24| corazones despertaban los opimos despojos del Temple. Fácil 4658 2| violencia, qué resistencia le opondríais? -Delante del mundo entero 4659 35| estorbo que a tu felicidad se opone desaparecerá, sin duda, 4660 4| inertes y pesadas que podía oponerles en aquella época la Europa 4661 38| muchos obstáculos que le oponían la malevolencia de la corte 4662 32| presencia no puede ser más oportuna. -Yo, reverendos padres - 4663 27| diezmadas filas, socorro oportunísimo en aquellas circunstancias 4664 22| como por no producir con su oposición un cisma y desunión lastimosa 4665 18| este lúgubre enigma que me oprime y embarga como un manto 4666 13| habían helado en sus ojos y oprimían su pecho. Por fin, rendida 4667 36| conversación. Doña Beatriz, oprimida por ella y quebrantada por 4668 16| continuamente la estaba oprimiendo. También en su juventud 4669 17| dolor de su padre parecía oprimirla con su peso; cargos desacertados 4670 29| aquel pecho que comenzaba a oprimirse y devuelto a su cuerpo algo 4671 30| Embrollada su mente en tan opuestas ideas, permaneció callado 4672 4| pues, combatido de mil opuestos sentimientos, silencioso 4673 3| de una orden tan famosa y opulenta. Los aspirantes dejaron 4674 38| la capilla, pero todos se opusieron fuertemente, temerosos de 4675 18| gran familia de Cristo, y orado fervorosamente sobre la 4676 17| largo tiempo habían estado orando, declaró doña Beatriz a 4677 18| vísperas a sus moradores para orar por las almas de los suyos. 4678 16| parecían saltársele de las órbitas. Doña Blanca, toda alarmada, 4679 14| entonces, comenzó a retirarse ordenadamente resistiendo con su acostumbrado 4680 24| Burbia a levantar gente y ordenar su mesnada. La suerte le 4681 13| en medio de su agitación, ordenó que en una especie de silla 4682 33| miraba, en vez de darse a su ordinaria grita, lo contemplaba mudo 4683 25| primer impulso, volvieron sus ordinarias y habituales disposiciones 4684 Conc| boca del Señor en el monte Oreb. Él los consolaba en sus 4685 25| parte de la provincia de Orense venían armados de cueras 4686 35| algún tiempo en la mayor orfandad y desamparo. ¿Creéis que 4687 24| emociones, propias tan sólo de organizaciones más delicadas, parecía mustio 4688 18| repetir en toda su pureza los órganos ya cansados. Don Álvaro 4689 20| contase el fundamento de su orgullosa alegría, que era el haberse 4690 3| entapizada de alfombras orientales y toda ella como pieza de 4691 37| postreros rayos del sol orlaban de doradas bandas con vivos 4692 10| mismo tiempo; las pomposas oropéndolas y los vistosos gayos revoloteaban 4693 29| corona de vapores y nublados oscilaba en giros vagos y caprichosos 4694 25| sequedad del combustible, oscilaban a merced del viento con 4695 37| trágica y aflictiva, según las oscilaciones de su ánimo. Continuamente 4696 7| lámpara, cuya llama débil y oscilante más que aclaraba los objetos, 4697 4| términos de sus hermanos? ¿Vos oscurecéis de esta manera la cruz que 4698 6| nuevo golpe, acabarían de oscurecer el horizonte doméstico. 4699 16| noble familia, tardó poco en oscurecerse del todo, y de nuevo comenzaron 4700 37| movimientos, que por algún tiempo oscurecidas bajo las sombras del dolor 4701 20| colmilludo jabalí, al terrible oso y al corzo volador. Acostumbrado 4702 21| que el mío, sinceramente otorgado en presencia de estos dos 4703 34| desviaban al inquisidor de otorgar la demanda, pues no habiendo 4704 27| amigablemente: -Andrade, os otorgo la vida de esos hombres 4705 21| partícipe de sus secretos. Otorgósela al punto, diciéndole que 4706 11| siempre un amparo. Tú eres la oveja sola y extraviada, pero 4707 33| demos un paseo por el lago? -Óyeme todavía un poco más -respondió 4708 35| Alonso se acercaba como si oyese pronunciar su nombre, pero 4709 Conc| precipicio que da al riachuelo Oza y por todas partes le cercan 4710 24| con el Temple, falta de pábulo hacía algún tiempo, se había, 4711 33| respondió él con su acostumbrada pachorra -, ¡si he visto yo los pendoncillos 4712 10| encender la guerra en aquella pacífica comarca y, por otra parte, 4713 29| y luego sus mediaciones pacíficas, y más tarde los preparativos 4714 2| rico y poderoso, olvidó sus pactos con el maestre del Temple, 4715 18| los menos conocedores, que padecen el cuerpo y el espíritu 4716 29| decir a caballeros que han padecido cautividad en tierra de 4717 2| vagarosos y terribles, como si padeciese una violenta convulsión, 4718 1| saber cómo, ni cómo no, ¡paf!, ambos vamos al río de 4719 34| su noble comportamiento. Paga escasa en verdad, si no 4720 1| escudero. Éste por su parte le pagaba en la misma moneda, y además 4721 38| conmovida -, ¡y cómo me pagan con creces el amor que les 4722 8| sólo con otra igual puedo pagaros. Vos no me conocéis, y por 4723 36| subsistam!~ ~ ~ ~ Y en la página siguiente esta estrofa dolorosa:~ ~ ~ ~ 4724 26| el montañés -, Dios os lo pague, y si algún día vos o alguno 4725 19| no me quejaré de que me paguéis en mi moneda. -Vuestra moneda 4726 4| aborrecidos que los de otros países, no por eso dejaban de ser 4727 28| venían, unos con hachones de paja encendidos y otros cargados 4728 1| del Temple que había ido a Pajariel por leña, pero el pobre 4729 30| africanos que traían otros palafrenes del diestro. El espectáculo 4730 28| soldados con azadones y palas; y por encima de él se veían 4731 37| inutilidad de semejantes paliativos, pero el uno por no dejar 4732 28| niebla, y algunos rayos pálidos del sol empezaron a iluminar 4733 33| de una plaza, atado a un palo y cercado de leña, y el 4734 18| qué traéis con esa cara de palomino asustado, que no parece 4735 18| atención en lo que le decía, y palpando sus manos y sus armados 4736 18| comenzaba a ser anhelosa; palpitaba a veces con violencia su 4737 29| despierto bañada en sudor, palpitando mi corazón como si quisiera 4738 8| el semblante encendido y palpitante de cólera, pero al ver entrar 4739 29| despojados de sus verdes pámpanos, dejaban descubierta del 4740 9| año de pastos, parece una panera de gorda. Capaz está de 4741 26| desesperado de vencer el terror pánico de los suyos, y llevarlos 4742 28| en un ataúd cubierto con paños de tartarí negro con franjas 4743 24| a los criados, ya que lo pantanoso del camino y lo frío y destemplado 4744 25| pellejas rodeadas a las pantorrillas y sujetas con las ligaduras 4745 25| encarnado al pecho y un pañuelo blanco a la cabeza o con 4746 26| presunción comenzaban a darse el parabién de tan feliz jornada, cuando 4747 36| soledad y de lágrimas! ¡Si un paraíso había de ser el lugar de 4748 35| con más cuidado en aquel paraje, vio un hombre de armas 4749 37| encontrar en estos escondidos parajes sólo para una eterna despedida? 4750 13| llegó, sus miembros casi paralíticos parecieron desatarse, y 4751 20| vitales de don Álvaro se paralizaron completamente. En tal estado 4752 13| de bendición en quien se paran los ojos de todos. ¡Oh, 4753 18| estaba cubierto de nubes pardas y delgadas por medio de 4754 12| Capítulo XII~ ~ Extraño parecerá tal vez a nuestros lectores 4755 1| caballeros siempre procuran parecérseles. -Caballero es también el 4756 21| verdadera suerte de don Álvaro. Parecíale, y con razón, extraño el 4757 27| guardó una conducta en todo parecida, y aunque delante de los 4758 10| corpulentas y de ramas pendientes parecidas a los sauces que aún hoy 4759 10| a la milicia del Temple. Parecióle que, en vista de la tibieza 4760 21| Castilla y averiguar el paredero de su sobrino. El abad le 4761 9| eminencia y cuyos destruidos paredones y murallas tienen todavía 4762 3| solidez y la gallardía corrían parejas, con lo cual quedó privada 4763 20| pero por extraña que os parezca mi conducta, harto más negra 4764 8| y presunto esposo de una parienta inmediata de la superiora. 4765 33| convertido en limpios y parleros arroyos; los vientos templados 4766 27| ángulo oriental del castillo paróse Andrade y comenzó a mirar 4767 19| con qué me consolaré? Yo, parricida de mi única hija, ¿cómo 4768 32| mandato han hecho los curas párrocos de aquel país corroboran 4769 35| interior: -¡Don Álvaro!, no os partáis de aquí... ¿no es verdad 4770 2| detrás de las montañas que parten términos entre el Bierzo 4771 22| que, para no volver, se partían sus ilusiones más dulces. ~ ~ ~ ~ 4772 35| entonación fresca y purísima que participaba a un tiempo de la melancolía 4773 29| aquel cuadro, pero todos participaban abundantemente de la tristeza 4774 21| tenía reparo en hacerle partícipe de sus secretos. Otorgósela 4775 27| sus rencillas e intereses particulares sobre el procomún de la 4776 22| fundamento. Una entre todas era particularmente chocante, a saber: las injurias 4777 12| lanzaba a tan violentos partidos. Así pues, al día siguiente 4778 11| de doña Beatriz: -No os partiréis de ese modo -le dijo entonces -, 4779 21| licencia en tono resuelto para partirse a Castilla y averiguar el 4780 8| aunque como relámpago fugaz, parto de la tempestad que estremecía 4781 1| dos tirones de la memoria. Pasábamos el puente viejo de Ponferrada, 4782 10| notar todos los ánditos y pasadizos subterráneos. Volvieron 4783 7| para apagar inclinaciones pasajeras, o culpables afectos, sólo 4784 4| piedra adornada de un frágil pasamano. Una reducida, pero elegante 4785 7| ha oscurecido, las gentes pasan junto a mí silenciosas y 4786 3| Cacabelos, y esta noche la pasaremos en el castillo de Ponferrada - 4787 23| blanca mano y de su cara de pascua. Algo desasosegado le traían 4788 3| dijo: "Padre, si puede ser, pase de mí este cáliz." Por lo 4789 25| de los centinelas que se paseaban cerca del fuego, y un ruido 4790 20| cualquiera de sus dos alcaides paseándose por su calabozo apresuradamente. 4791 37| vestido blanco, porque quiero pasearme por el lago. Estoy mejor, 4792 9| porque como mi ama gusta de pasearse por la huerta hasta después 4793 36| paredes estaban entapizadas de pasionaria y enredaderas, y una fuente 4794 32| montañés. ¡Parece que os pasma el verme! ¡Bien se conoce 4795 26| tropel en la barbacana. Pasmado todos, y el de Lemus en 4796 22| aquellas catástrofes que pasman y sobrecogen al mundo. Por 4797 24| con su ilustre esposo, se pasmaron de ver su extenuación, sus 4798 8| padres, que el conde se pasmó al ver lo profundo de aquel 4799 31| reluciente llanura. Una pastora, que en su saya clara y 4800 18| a sus ojos no más están patentes sus arcanos. Sólo os ruego 4801 1| con una satisfacción casi paternal-: y di, Millán, ¿qué fue 4802 18| interrumpiéndole con el mismo tono patético y grave que hemos bebido 4803 20| estruendo se oyeron en los patios interiores de la fortaleza, 4804 Conc| tomase el hábito del glorioso patriarca San Benito a los dos días, 4805 7| funerales de los regios patrones de aquella santa casa, que 4806 38| agradecimiento. Hizo aquí una breve pausa durante la cual sus ojos 4807 23| medio de sus recuerdos de pavor, de contar un cuento tan 4808 22| iglesia en una oscuridad pavorosa. Los caballeros entonces 4809 9| ocurrido. -¿Qué había de ser, pecadora de mí -respondió ella con 4810 19| vuestro atentado a la clase de pechero, ni sois ya mi igual ni 4811 27| hacerlo, porque es castigo de pecheros y yo soy hidalgo como vos, 4812 3| ocupaba como por la austeridad peculiar a un carácter, quería dar 4813 37| los ojos clavados en aquel pedazo de su corazón por cuyo reposo 4814 19| estatua de la fe volcada de su pedestal, apagarse las estrellas 4815 11| nada se supiese, que su pedestre acompañante del término 4816 2| y respondió: -Entonces pediría auxilio al Todopoderoso, 4817 22| resolución y valor para pedirla a pesar de mis culpas -respondió 4818 23| vuestro servicio, yo iré a pedírselo de rodillas al maestre vuestro 4819 9| monasterio vivían en casas pegadas a la fábrica, siempre se 4820 24| ánimo de los señores se pegase a los criados, ya que lo 4821 Conc| rodeos. Esta montaña es muy pelada, pero está cubierta de plantas 4822 28| ahogada por la rabia -, peleas mejorado en las armas y 4823 32| a un viejo caballero que peleó por la cruz en Acre, hasta 4824 18| y tal vez mi honra están peligrando en este punto en que nos 4825 28| que habían bajado de su peligrosa expedición, recogieron su 4826 1| llevarme agarrado de los pelos. Cuando me recobré, a la 4827 26| difíciles, corrió las filas y pelotones haciendo distribuirles dinero, 4828 7| con alegría -, porque como penaba por vos, el cielo me ha 4829 7| de que era noble, de que penabais por mí, de que tenía una 4830 2| conveniencia. Doña Blanca había penado mucho con el carácter duro 4831 28| delanteros iban fijando en las peñas para facilitar la subida 4832 Conc| encerrado en su hondísimo y peñascoso cauce, tiene un no sé qué 4833 32| amor, en último resultado pendiendo su suerte de la constancia 4834 3| sentido no se ocultaba a su penetración, le dijo en voz bastante 4835 38| Martina que, sobradamente penetrada del riesgo inminentísimo 4836 19| ni sus ojos ni los míos penetrasen en las tinieblas de mi conciencia! ¡ 4837 22| congregación cantaba los salmos penitenciales con que los cristianos se 4838 35| la estancia volvía a sus penosas reflexiones. Como el insomnio 4839 16| entonces: -Cómo, señor, ¿pensaríais que no fuese cierto? -¡Cómo!, ¡ 4840 2| Lemus? ¿De cierto, de cierto pensarían en apartarme de vos? -continuó, 4841 29| sus ojos, bien conocía la pequeñez de las pasiones humanas. - 4842 4| grandes y de aversión para los pequeños, perdiendo sus fuerzas y 4843 37| tan paso que don Alonso no percibiese algo: -Ya se acabó toda 4844 16| desdicha; sólo Martina creía percibirle entre sueños y en el movimiento 4845 38| reprimirse. Poco tardó en percibirlo doña Beatriz, en cuyo corazón 4846 33| viento y si alguna respuesta percibo en su confuso murmullo es 4847 37| porque moriría impenitente y perdería mi alma! Entonces se quedó 4848 11| todo. ¡Sin duda, queréis perdernos a los tres! Doña Beatriz, 4849 31| ventura, desaparecer su madre, perderse su libertad y aparecer impensadamente 4850 23| echan a llorar como dos perdidos. Si te he de decir la verdad, 4851 34| sus bienes en secuestro, perdiese aquella insigne milicia 4852 21| vuestra mazmorra? -¡Ah!, ¡perdonad, perdonadme, noble don Gutierre! - 4853 38| cuando ya no sólo os he perdonado sino que lo he olvidado 4854 22| rebeldes; pero tu Dios te perdonará, y tu sangre correrá en 4855 20| Nuestros lectores nos perdonarán si les obligamos a deshacer 4856 Conc| nuestros lectores pueden perdonarnos, mientras les enteramos 4857 23| el Papa? No, pues en eso perdóneme; si él quiere perder su 4858 26| los más valientes habían perecido en la refriega, y cuando 4859 32| caballeros. Amaba el peligro y pereció en él... la paz sea con 4860 2| luminosa que contrastaba peregrinamente con sus puntos oscuros. 4861 2| las órdenes de don Alonso Pérez de Guzmán, y a su vuelta 4862 11| y la brisa que discurría perezosamente entre los árboles apenas 4863 15| volverle, aunque con pasos muy perezosos, al camino de la vida. La 4864 3| Jerusalén, Jerusalén!, ciudad de perfecto decoro, ¡alegría de toda 4865 22| una puerta, dos cuadrados perfectos que se intersecan en ángulos 4866 32| natural consecuencia de las pérfidas calumnias que deslumbraban 4867 19| el cúmulo de horrores y perfidias que formaban el nudo de 4868 2| ojos y cabello negros y un perfil griego de extraordinaria 4869 14| armadura azul, llena de perfiles y dibujos de oro de exquisito 4870 11| don Álvaro como una nube perfumada, y de cuando en cuando rozaban 4871 24| desnudo de alegría y vacío del perfume de la esperanza! La cabalgata 4872 22| y desarrollando un gran pergamino que tenía por cabeza la 4873 2| templarios habían llegado a su periodo de riqueza y decadencia, 4874 34| admiración. Después de esta peripecia pasó doña Beatriz del extremo 4875 4| órdenes y la otra debía perjudicar a la larga a los caballeros 4876 10| pudiese llamar la atención perjudicaría su éxito. Encaminóse, pues, 4877 11| hecho y de que no me hará perjurar ni la maldición misma de 4878 24| Sólo el rey de Portugal permanecía en lo exterior frío espectador 4879 35| respondió el abad -, ¡no permita el cielo que con esa tibieza 4880 29| si los usos del mundo me permiten hablaros de una esperanza 4881 36| tantos males, sin embargo le permitían una blanda tregua con ellos. 4882 11| enérgicas y altivas son permitidos, y dijo con una frialdad 4883 15| Dios ha querido afligirme permitiendo que un castillo mío fuese 4884 36| alumbraba el aposento no le permitieron ver aquellas facciones a 4885 10| austeridad de su tío no le permitirían prestarle su ayuda, sus 4886 22| constituidos en dignidad; castidad perpetua y pobreza absoluta. Prometo, 4887 4| con sus copas y en vergel perpetuo de verdura, la majestuosa 4888 24| sangrienta y dudosa se mostraba. Perplejo y confuso en medio de tantos 4889 12| protección a aquella tan perseguida caballería, estaban los 4890 29| muere como la flor, y nunca persevera en el mismo estado. Pero 4891 35| gloria venidera. -¿Conque perseveráis en esa penosa determinación 4892 34| los sufrimientos del alma. Perseverante, pues, en su propósito, 4893 24| memoria. Sus sentimientos personales, además, habían sufrido 4894 31| tendía la vista por entrambas perspectivas, levantando de vez en cuando 4895 20| de los caballeros, bien persuadidos ambos de que su causa recibiría 4896 15| matáis en balde, queriendo persuadirme a mí lo que tal vez vos 4897 28| movimiento, con lo cual acabó de persuadirse el buen Millán de la exactitud 4898 20| intentar antes los medios de la persuasión, más por satisfacerse a 4899 36| gran prudencia y con la persuasiva autoridad que dan los años, 4900 29| dijo con acento suave y persuasivo: -Doña Beatriz, para Dios 4901 Conc| la invasión sarracénica, pertenece a San Genadio, obispo de 4902 23| de tu fidelidad ya no te pertenecen en rigor por haber salido 4903 12| señorío de Vizcaya, que pertenecía a su mujer doña María Díaz 4904 24| concertar con él todo lo perteneciente a la guerra era muy penosa 4905 12| y todas las cosas a ella pertenecientes excitaban su cuidado y solicitud; 4906 20| largo del sitio y de la pertinacia del rey. Con esta deserción 4907 38| se encerró en un silencio pertinaz, se empeñó en acompañar 4908 35| el que en medio de tanta perturbación se disfruta. Venid, acerquémonos 4909 18| amedrentaron con la muerte, que perturbaron vuestra razón con maquinaciones 4910 35| Carracedo, y de tal manera se perturbó su imaginación que se sentó 4911 21| a mí tan traidora y perversa cábala! ¡A un Núñez de Lara 4912 21| candor y las tramas de los perversos, junto con vuestro sino 4913 20| deudos y aliados de Lara pesábales de tanto tesón, y en los 4914 16| hija era una especie de pesadilla que continuamente la estaba 4915 24| era esta la menor de sus pesadumbres, pues sobrado conocía la 4916 17| Hace muchos días que está pesando sobre mí una idea de la 4917 9| caminos. -Anda, que no te pesará -respondió la sutil doncella, 4918 19| tarde andaba muy confusa y pesarosa. Al llegar, se encontraron 4919 11| niños echaros el lazo al pescuezo y llevaros arrastrando por 4920 18| yo les prometo que les pese de la burla." Y diciendo 4921 35| angustioso letargo, y las largas pestañas que guarnecían sus párpados 4922 4| en medio de la especie de pestilencia moral que consumía sus entrañas. 4923 27| el conde con tan extraña petición, pero recobrando sus naturales 4924 22| también fueron las grevas, peto, espaldar y manoplas con 4925 25| templadas para atravesar sus petos y espaldares. En cambio, 4926 31| anunciaban con sus trinos y piadas la venida del buen tiempo. 4927 10| meditaciones o por motivo menos piadoso, los caballeros y aspirantes 4928 31| ovejas y cabras y tal cual piara de yeguas con sus potros 4929 30| pensar en las gallinas, pichones y cabritos que estaban más 4930 26| de la hueste del conde, picó en pos de ellos por la ladera, 4931 6| mandará azotar y poner en la picota y me echará de casa que 4932 24| Vamos, vamos! ¡No me lo pida Dios en cuenta, que no hará 4933 27| vez no se me escaparán. Pídeme lo que más estimes de mi 4934 12| por la parte del puerto de Piedrafita, Valdeorras, como los castillos 4935 25| cordero, coleto muy largo de piel de rebezo destazada y de 4936 6| suyo, y Nuño, después de piensar su jaca y cenar, salió cerca 4937 17| están contados, y no creo pienses en privarme de tus cuidados, 4938 21| será que me perdonéis o que pierda la vida a los filos de vuestro 4939 25| por entero la cubrían. Las piernas las traían hasta las rodillas 4940 20| horrores del incendio y del pillaje; por eso pongo vuestra seguridad 4941 9| llevarse encima el mismo pilón de la fuente de Carracedo. - 4942 25| derrumbaderos y dan a la última pincelada a aquel cuadro en que la 4943 12| dominaban las llanuras más pingües del país y, por otra parte, 4944 16| se encontró heredado en pingues tierras, viñas y prados, 4945 18| clase de brillantez que pinta, aun a los menos conocedores, 4946 21| que tan inminente le había pintado don Juan, su tío, y aun 4947 10| revoloteaban entre los árboles, y pintados jilgueros y desvergonzados 4948 4| Carucedo, cuando en la noche se pintan en su fondo todas las estrellas 4949 19| por menor a don Álvaro, y pintándose con negros colores, todas 4950 17| de su sensibilidad podía pintarle como reprensible una conducta 4951 Conc| semblante del muerto, se pintó en sus rostros a un mismo 4952 11| Doña Beatriz, al oír esta pintura tan viva como exacta de 4953 Conc| registran las cárcabas y pirámides de las Médulas y el plácido 4954 16| sonaron en el patio, y las pisadas de un hombre armado se oyeron 4955 26| distintas esperanzas había pisado. Los caballos llegaron también 4956 Conc| pérdida, salía de la ermita pisando nieve endurecida y la llevaba 4957 31| pueblos, cuyos tejados de pizarras azules vislumbraban al sol 4958 9| que doña Beatriz no tiene pizca de desagradecida. Hay aquí 4959 6| situación al pie de unas colinas plantadas de viñedo. Rodéanlo praderas 4960 33| el castillo de Cornatel, plantado a manera de atalaya en la 4961 30| un tigre de su asiento y plantándose delante de él comenzó a 4962 11| de hierro ardiendo y se plantó en pie delante de ella con 4963 32| Ciudad Rodrigo; Domingo, de Plasencia; Rodrigo, de Mondoñedo; 4964 38| quinta. En una especie de plazuela que había delante de la 4965 20| palabras que se virtieron de la plenitud de aquel corazón soberbio, 4966 17| respondió la madre, pero de tu pleno y entero consentimiento... 4967 34| no rompió la nema de los pliegos hasta llegar a la quinta. 4968 31| íbase descogiendo un nuevo pliegue del terreno, y ora un grupo 4969 31| porvenir guardaba en los pliegues oscuros de su manto?, y 4970 38| sentimientos, una nuestra vida; ¡pluguiese al cielo que la muerte nos 4971 35| su casco coronado de un plumero se viese claramente por 4972 28| que en el anterior asalto poblaba el aire de flechas; pero 4973 18| siempre muy diseminada la población, la proximidad de las aldeas 4974 1| por último? ¿Se ahogó el pobrecillo? -No -respondió Millán -, 4975 9| Ay, padre de mi alma!, ¡pobrecita de mí que me voy a quedar 4976 18| todas las fragilidades y pobrezas humanas. Con vos mi vida 4977 11| marcharnos lo más aprisa que podamos. Vamos, vamos, ¿no habéis 4978 24| porque está visto que soy un podenco y sólo sirvo para tratar 4979 12| La familia de los Laras, poderosísima en Castilla, tenía vinculados 4980 23| mundo? Millán entonces, sin poderse contener, salió de detrás 4981 19| destruidos los templarios, casi podíais coronaros por rey de Galicia. 4982 24| respondió el viejo -, ¿y podrás resistir las memorias que 4983 8| energía, respondió: -Yo nunca podré amaros, porque mi corazón 4984 15| prisión. -Según eso, bien podréis escucharme una cosa de gran 4985 27| presencia -, ¿te parece que podremos entrar en ese infernal castillo 4986 17| sobre mí una idea de la cual podrías tú librarme, y darme una 4987 9| de la huerta están casi podridos, y que con un mediano esfuerzo 4988 29| ella fluía un raudal de poesía apasionada y dolorida, pero 4989 29| uno de nuestros antiguos poetas expresó con imponderable 4990 22| era hijo de una época más poética y entusiasta que la que 4991 12| muy sabias combinaciones políticas, excluyó de esta avenencia 4992 27| propósito más generoso que político, y aconsejado a don Rodrigo 4993 30| conmigo en la altura, como mi polluelo, para mirar al sol y acechar 4994 35| yo quien sobreviva a las pompas de este año. ¡Necia de mí, 4995 36| las flores y la juventud pomposa de la naturaleza formaban 4996 36| se había de ataviar tan pomposamente la naturaleza con todas 4997 10| sereno al mismo tiempo; las pomposas oropéndolas y los vistosos 4998 36| veloz que la mía! Él me ponderaba de hermosa..., ¿qué será 4999 13| frescos y animados que eran la ponderación de todos. Por lo que hace 5000 1| enseguida. ¿Pero sería capaz tu ponderado conde, de hacer por su mismo 5001 34| con más ardor que nunca, ponderándole con su sencilla efusión 5002 8| todos se han conjurado a ponderarla, y vuestras prendas, de 5003 26| parecía el capitán -, y le pondréis nuestras pieles, que es 5004 30| asentarían sus capitulaciones y pondrían la fortaleza de Cornatel, 5005 37| dijo el abad con ansia -, poned un freno a vuestras quejas, 5006 2| sin límites, como la que ponemos en Dios en la hora de la