1320-bajas | bajez-dejar | dejas-esfor | esfue-langu | lanza-ponem | poner-sobre | socav-zumba
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6028 17| sino consuelo y ternura, socavaba los cimientos de su enérgica 6029 22| observan en las modernas sociedades secretas, sobre todo en 6030 22| sobre todo en la admisión de socios, se dicen derivados de los 6031 9| moneda de plata, le despidió socolor de no necesitarle ya, y 6032 11| generoso, amparad al afligido y socorred al fugitivo y no apartéis 6033 6| asistido en sus enfermedades y socorrido en sus miserias, que siempre 6034 32| con que contó los prontos socorros que había recibido de Saldaña 6035 5| alma del abad de Carracedo sofocaba un sinfín de nobles cualidades 6036 21| don Álvaro, con una voz sofocada por la cólera -; ¡no 6037 19| la delantera. Venía todo sofocado y sin aliento, y sudando 6038 2| amo, ni hasta qué punto sojuzgáis y avasalláis mi alma. Nunca 6039 24| del vulgo y presentarlos solamente a la vista del dispensador 6040 1| y se apearon en la casa solariega de su señor, el ilustre 6041 31| caballeros acostumbraban a solazarse con la pesca de las anguilas, 6042 32| alfombra de los caballos del soldán? Andad, que vuestro valor 6043 19| hipocresía el cuidado de soldar aquella quiebra, determinación 6044 34| pudieran volver a juntarse y soldarse para tomar a la vida. Desconcertada 6045 32| concilio con las ceremonias y solemnidades de costumbre. Cada uno de 6046 1| donde ha venido y toque soleta en busca de su madre gallega. - 6047 30| decirle que un montañés solicitaba hablarle. Mandóle al punto 6048 20| Ruiz de Saldaña, no menos solicitados de la amistad que tenían 6049 7| a su casa. -Entonces yo solicitaré una entrevista con el conde 6050 6| dirigirme, sólo de ellos solicitaría amparo; pero, por desgracia, 6051 25| antigua alcaidía. Don Álvaro solicitó licencia de su tío para 6052 34| ciertamente ser él quien tan solícito se mostraba en semejante 6053 3| carácter altanero, cedió a las solicitudes de su esposa. Así pues, 6054 26| inmediatamente con su informe pero sólida armazón por la puerta interior 6055 31| compromisos.~ ~ Contra tan sólidas razones poco valían todos 6056 3| fortificaciones más moderno, en que la solidez y la gallardía corrían parejas, 6057 21| aquel razonar inflexible y sólido que se funda en la enseñanza 6058 15| su castellano a una torre solitaria del castillo, comenzaron 6059 11| salió a galope por aquellas solitarias campiñas, mientras escudero 6060 31| ordenados, como desparramados y solitarios, nadaban por aquella reluciente 6061 26| en falso, sino que apenas soltaban tal cual corto resoplido. 6062 21| injusto encierro, al cabo me soltáis cuando estoy en vuestras 6063 15| ni se darán a prisión, ni soltarán sus bienes y castillos sino 6064 21| estaba seguro de que don Juan soltaría a su prisionero no bien 6065 31| encarnado mostraba ser joven y soltera y en sus movimientos gran 6066 28| tratos que podían dar una solución honrosa a tan inútil contienda, 6067 18| caer al pie del nogal que sombreaba el arroyo. ~ ~ ~ ~ 6068 4| una colina muy hermosa, sombreadas sus faldas de viñedo al 6069 30| iban llegando silenciosos y sombríos montados en sus soberbios 6070 34| gobierno y buena política la sometida a la sensatez de los prelados 6071 24| corazón y sin duda todos ellos sonaban entre sus dientes cuando 6072 38| en medios para lograr sus soñados planes de grandeza, había 6073 26| estropearlos. Entonces comenzó a sonar a rebato la campana del 6074 16| Al punto las herraduras sonaron en el patio, y las pisadas 6075 25| y aclamaciones y con las sonatas más expresivas que melodiosas 6076 21| que jamás alcanzaréis a sondear, algo más duro se os hará 6077 33| imágenes funestas. El otro día soñé que don Álvaro estaba en 6078 7| creyendo percibir el leve sonido de los pasos y el crujido 6079 26| espaldas una trompeta que sonó en sus oídos como la del 6080 11| en fin, que tan dulce y sonoramente murmuraban. Embebecida en 6081 19| él tres puntos agudos y sonoros que retumbaron a lo lejos. 6082 18| vienen armados? ¡Oh, no os sonriáis desdeñosamente!; ¡yo soy 6083 6| derramado una de sus más dulces sonrisas. Al cabo de un viaje de 6084 37| otra vez habían vuelto a sonrosear aquel delicado rostro, digno 6085 36| de ella sus mejillas se sonrosearon ligeramente, y al oír su 6086 12| cimientos del Temple y de urdir sordas cábalas para el día en que 6087 1| replicó el escudero con sorna, aunque no fuesen encaminadas 6088 18| hora de la oración, que sorprende al cazador en algún pico 6089 25| espectáculo sumamente vistoso y sorprendente. La principal ardía delante 6090 8| voluntades delante de la suya, se sorprendía de hallar un enemigo tan 6091 11| caballero se quitó del dedo una sortija y la puso en el suyo diciéndole:~ ~ - 6092 31| los castillos del Bierzo y sosegados todos los rumores de guerra, 6093 12| reina doña María llegó a sosegarse la diferencia de don Diego 6094 14| valor y sus prendas; que se sosegase y cobrase ánimo para sanar 6095 17| puede ser! Doña Beatriz sosegó a entrambos con un gesto 6096 27| la oscuridad e hirió de soslayo a uno de ellos en un brazo. 6097 35| que la acción le pareciese sospechosa, ya que su corazón le dijese 6098 21| vacilantes rodillas se negaron a sostenerle. El comendador, conociendo 6099 30| cuando mis alas ya no me sostengan iré a caer en un arenal 6100 37| una fuerza sobrehumana me sostiene; pero si las barreras hubiesen 6101 14| cuartel del rey para que le sostuviesen en el ataque que emprendía. 6102 37| baja el sol. La morbidez suavísima de sus carnes, la bella 6103 16| desconocido, que a veces suavizaba su natural aspereza.~ ~ 6104 35| se aparecían extrañamente suavizados y como vestidos de un ligero 6105 4| pero la mayor parte de sus súbditos lo achacaban a la piedad, 6106 32| conocimiento; con él me subí a una almena, y desde allí 6107 10| emparrado. Por la izquierda subían, en un declive manso a veces 6108 28| peñas para facilitar la subida de los demás con cuerdas, 6109 28| cinto el inexorable viejo, y subiéndose sobre una almena y levantando 6110 28| las que se ató y pudieron subirle. Así y todo, no salió sin 6111 37| cuanto puede embellecer y sublimar la vida, venía a dar precio 6112 7| eslabonarse con aquellos sublimes sentimientos religiosos, 6113 18| lágrimas. -Ni en vos cabía la sublimidad de que en mi ilusión os 6114 24| ventajas que sus riquezas, su subordinación y disciplina les daban sobre 6115 36| mane me quaesieris, non subsistam!~ ~ ~ ~ Y en la página siguiente 6116 6| al cual estaba, todavía subsiste y ocupa una alegre y risueña 6117 10| los ánditos y pasadizos subterráneos. Volvieron otra vez a los 6118 26| suyas. Semejantes razones subyugaban y exaltaban a aquellas gentes 6119 11| no menos atemorizada que subyugada por su pasión, salió apoyada 6120 10| tan fácilmente se dejaba subyugar por todas las emociones 6121 26| don Álvaro, no sea que le suceda algún trabajo. El montañés 6122 29| misericordia de Dios así confío que sucederá. -¡Ah, ya es tarde, ya es 6123 3| pues de otra suerte no sucedería que doña Blanca, que en 6124 30| Lemus sin interrupción se sucedían, iban dando en tierra poco 6125 32| Lemus y temiendo no les sucediese lo que en Francia, me fui 6126 25| han ido formando con el sucesivo hundimiento de las galerías 6127 17| tiempo y de sus esfuerzos sucesivos, cuanto porque bien se le 6128 11| lastimada, se le representaba, sucumbiendo bajo el peso de su falta 6129 18| esforzada de doña Beatriz vino a sucumbir bajo el peso de su misma 6130 20| linaje de los Laras el que sucumbirá delante de un rey, de Castilla; 6131 19| sofocado y sin aliento, y sudando por cada pelo una gota. -¡ 6132 18| fachenda, no le llega a la suela del zapato. Así me hubiera 6133 24| quedaban al rey las manos sueltas y desembarazado el ánimo 6134 33| Salamanca? ¿Cómo dudas de que suelten a don Álvaro de sus votos, 6135 34| consiguiente, que si quedaba suelto de las ligaduras religiosas 6136 12| nuestras desdichas, y sólo sueña en propósitos de ambición 6137 3| él y, otros señores que sueñan con la ruina del Temple 6138 33| Juan porque los templarios sufran aquí la misma suerte que 6139 24| dolores qué por nuestra culpa sufre. -No por la tuya, ángel 6140 38| paradero, y aunque ayer lo sufrí con impaciencia queriendo 6141 18| que su constitución iba sufriendo. Echó, pues, con su fiel 6142 8| más y más en el crisol del sufrimiento ahondando sus raíces a manera 6143 34| y se burlan de todos los sufrimientos del alma. Perseverante, 6144 11| cómo, loca, aturdida, le sugeriste semejante traza? ¿Te parece 6145 20| grillos y esposas que le sujetaban pies y manos, y al punto 6146 13| y su madre apenas podían sujetarla. -¡La sombra!, ¡la sombra!, ¡ 6147 34| dura prueba a que volvía a sujetarle la suerte, pero, mejor mirado 6148 25| rodeadas a las pantorrillas y sujetas con las ligaduras y correas 6149 34| ninguno de sus votos le sujetasen a la final determinación 6150 11| clavados en la tierra, y sujetos por su recíproca y dolorosa 6151 32| fuerza era ampliar aquel sumario, oír a los encausados, recibir 6152 35| tendida en su lecho como sumergida en un angustioso letargo, 6153 35| cabeza entre las manos, sumido en una profunda aflicción, 6154 24| presentarse en juicio y sumisos a la autoridad del Papa, 6155 38| malograda joven con toda la suntuosidad correspondiente a su clase. 6156 38| me aguarda?, ¿templo más suntuoso que el empíreo? Sí vuestros 6157 8| parienta inmediata de la superiora. La comitiva del conde, 6158 23| revueltos, a despecho de supersticiones, recelos y antipatías de 6159 4| consistencia entre una plebe supersticiosa y feroz. Aunque entre los 6160 34| embravecida en aquel siglo supersticioso, y sin vacilar se puso a 6161 11| remediado sin que nada se supiese, que su pedestre acompañante 6162 36| ojos, mirándola con ademán suplicante, pero ella le impuso silencio 6163 5| persona para abatirse a súplicas inútiles, se despidió para 6164 3| oír, y el Temple no irá al suplicio bajo la vara de ninguna 6165 15| noticias de los horribles suplicios de algunos caballeros de 6166 15| cuidados como os debo; pero os suplico que aprendáis a conocerme 6167 21| respondéis? Disipad, os suplicó, las dudas de nuestro huésped, 6168 13| dadas a ti, Señor, que has suplido la ignorancia de tu siervo 6169 25| de vigas con que piensan suplir el levadizo para atacar 6170 12| doña Beatriz, por quien suponemos que no habrá dejado de interesarse 6171 13| más fuerza de la que podía suponerse, exclamó prorrumpiendo en 6172 25| y los ritos impíos a que suponían entregados a los caballeros 6173 12| ejecución del atrevido plan. Suponiendo con razón que Cornatel fuese 6174 17| nupciales los blandones de los supulcros. Doña Blanca murió, por 6175 8| frente altanera y ligeramente surcada de arrugas, rastro de pasiones 6176 31| infinitas aves acuáticas que surcan la resplandeciente superficie. 6177 13| para asistir a su hija. Surtió este consejo el efecto deseado, 6178 34| infante don Juan, comenzó a suscitar estorbos a la decisión del 6179 29| que semejante espectáculo suscitó en su alma llegó a ser tan 6180 33| dudas y recelos. ¿Qué te suspende y embebece tan dolorosamente, 6181 29| prudencia, la orden estaba ya suspensa de todas sus prerrogativas 6182 36| por lo de ayer el corazón suspira, cae de los campos su corona 6183 20| merced, no por eso dejaba de suspirar en el hondo de su pecho 6184 37| vida que algunos hondos suspiros, estaba con la cabeza doblada 6185 13| como él se convertía en sustancia todas las burlas y aun bufidos 6186 32| una parte, era urgentísimo sustanciar y decidir aquel gran pleito 6187 22| espaldar y manoplas con que sustituyeron su armadura; por último, 6188 18| trocado un poco con tantos sustos y tristezas, y que las rosas 6189 28| fácil cosa es, aun ahora, sustraerse a las más exquisitas indagaciones 6190 11| apenas arrancaba un leve susurro de sus hojas. El sol se 6191 34| que fuese el siglo aquel a sutilezas de escuela, de tanto bulto 6192 10| los templarios como en su tabernáculo sagrado. Acaso es cierto 6193 31| descienden al lago y su hermosa tabla comenzaron a desplegarse 6194 26| resistir aquellas débiles tablas a semejante empuje y sacudidas, 6195 28| especie de muralla portátil de tablones, revestida de cueros mojados 6196 21| probó a levantarse de su taburete y otras tantas sus vacilantes 6197 30| manos llenas? ¿Quién puede tachar de seco vuestro noble corazón? - 6198 36| acababa de hacer, se mantuvo taciturna y abismada en sus dolorosas 6199 Conc| parecer. Era muy austero y taciturno, y su aire a veces parecía 6200 35| respondió el viejo con aire de taco -, sin duda aguardará por 6201 13| que no parecía sino que la taimada aldeana le correspondía 6202 13| Muchos fueron los tragos y tajadas con que la celebró, pero 6203 28| en alcanzarle al conde un tajo en la cabeza, del cual no 6204 35| ruiseñor cuando el huracán tala y descuaja los árboles del 6205 14| de ruin aspecto, con ropa talar oscura y una especie de 6206 26| veía aquel rival aborrecido talarlo y destruirlo todo, mientras 6207 2| prometía tanta belleza como talento y generosa índole. Había 6208 32| dignidad aun en medio de tamañas falsías y bajezas. Don Rodrigo, 6209 20| clamoreo de trompetas y tambores, la gritería de la guarnición 6210 25| castillo os la señal tañendo a rebato. -Pero, señor - 6211 28| campo sitiador, y a oírse el tañido de gaitas, trompetas y tamboriles. 6212 11| estaba escondido tras de unas tapias, se presentó al momento. 6213 36| alargó su mano..... .. Más se tarda la muerte de lo que yo me 6214 11| león con quien jugáis. Si tardáis, es capaz de venir a vuestra 6215 19| plática de su amo, con la tardanza comenzaban a impacientarse 6216 26| perros templarios, que no tardará seis minutos en llegar. -¿ 6217 27| por desgracia demasiado tardía, y que hacía más insufrible 6218 22| penetrado de un arrepentimiento tardío? ¡Tristes contradicciones 6219 37| reposo y contento, aunque tardíos, había hecho tan terribles 6220 16| eficazmente en la difícil tarea de cambiar la opinión que 6221 3| delante de los adarves de Tarifa, y, a la vista de su padre. 6222 32| alusión del comendador. Tartamudeando, pues, de furor y con una 6223 28| ataúd cubierto con paños de tartarí negro con franjas de oro. 6224 29| en su poder puede poner tasa el orgullo o la desesperación 6225 17| obligado ésta, porque tan tasados estaban ciertamente los 6226 28| comenzaron a cenar sendos tasajos de cecina, acompañados de 6227 9| señora, y un poco además del tedio de la clausura. Despidióse 6228 31| rodeado de pueblos, cuyos tejados de pizarras azules vislumbraban 6229 35| ti las horas malas? ¿No temblabas por la vida, por la honra 6230 11| iba a suceder como había temblado por lo pasado, y a encontrar 6231 35| de la cara, comenzaron a temblarle las rodillas, y como si 6232 18| el de juntarme contigo. -Temed, doña Beatriz -repuso el 6233 15| replicó: -¿Pero qué?, ¿no teméis manchar la limpieza de vuestra 6234 5| aunque de muchos que le temen y odian, no he oído hablar 6235 25| resentimiento, no se empeñase temerariamente. Otro caballero de más edad 6236 34| Carracedo y las seguridades, temerarias sin duda, de doña Beatriz. 6237 7| meditado algún proyecto temerario y violento? ¿No habéis pensado 6238 19| dejadme con sus juicios temerarios; tal vez se curen con el 6239 11| pudiste creer que yo no temería tus desafueros y procuraría 6240 14| la escena llegó a hacerse temerosa y horrible de veras. Por 6241 38| se opusieron fuertemente, temerosos de que la vista de aquel 6242 31| tal punto que todo podía temerse con razón. Añádase a esto 6243 5| género de zozobras. Poco temía de la resistencia de su 6244 8| de sus deseos; de muchos temido, de algunos solicitado y 6245 35| guardaban silencio como si temiesen interrumpir con sus palabras 6246 27| semejantes reclamaciones, temió con razón que la corte accediese 6247 1| prevenciones, y de su linfático temperamento -, ¡y sin perder los estribos!, ¡ 6248 24| aquellas cándidas mujeres a las tempestades del corazón y a las amargas 6249 29| como otras tantas ráfagas tempestuosas en el mar, sin cesar azotaban 6250 18| posan en las torres de los templos. ¡Ah!, templo, y muy santo, 6251 27| valientemente: -Durante la temporada del invierno, que es la 6252 2| cristiana. Aunque con la pérdida temprana de sus dos hijos su complexión, 6253 25| sus bruñidas armaduras los tempranos rayos del sol. El ronco 6254 19| llanto viéndole persistir tan tenazmente en su resolución, y él añadió: - 6255 24| provenían de la natural tendencia de su carácter y de su sensibilidad 6256 30| silencio funeral y todos tendían los ojos por aquel hermoso 6257 15| guardándosela en el bolsillo, se tendió cuán largo era en una cama 6258 27| Pero crees tú que no tendrán allí escuchas ni centinelas? 6259 13| sus vigilias y congojas, y tendremos completamente explicado 6260 9| testarudo como mi amo algún día tendríamos que hacer nuestra voluntad 6261 11| su reconocimiento por los tenebrosos claustros la diligente Martina, 6262 19| dijo don Álvaro -; pero tened entendido que si como caballero 6263 28| consuelo que era para ellos tenerle por mediador en la desgracia 6264 31| a esto que su enfermedad teñía habitualmente de un color 6265 10| tenéis el mismo semblante que teníamos los templarios el día que 6266 2| cielo hermoso y purísimo, se teñían de diversos colores según 6267 5| un punto en sus sollozos teniéndola estrechamente abrazada. - 6268 22| maestre de Castilla y con el teniente de Aragón y concertado con 6269 38| después de haber obrado a tenor de las instrucciones de 6270 24| una tras de otra todas sus tentativas, hubo de juntar su corta 6271 34| mucho más de escolástica y teológica que de caritativa y benéfica, 6272 1| picador o palafrenero, y el tercero, por último, que montaba 6273 22| Álvaro sobre un cojín de terciopelo negro con flecos y borlas 6274 1| desenamore -contestó el terco palafrenero -; además, que 6275 34| montañés que vio tan bien terminada la causa de los templarios 6276 23| Ponferrada. La resolución que tan terminantemente anunció en el principio, 6277 27| respondió que sus órdenes eran terminantes y su único papel la obediencia. 6278 26| menudeaban los golpes deseosos de terminar aquella horrenda escena, 6279 18| nuestra santa ama semejante terquedad en la cabeza en la horade 6280 22| conquista de la Jerusalén terrena, escalón seguro y senda 6281 28| un torrente en medio del terrorífico silencio que reinaba, dijo 6282 38| medio de él". El lago estaba terso y unido como un espejo, 6283 4| sobre sus infortunios los tesoros de su corazón misericordioso, 6284 Conc| rubia, de ojos azules y tez blanca, de extraordinaria 6285 3| daño nuestro, y hasta la tiara que siempre nos ha servido 6286 37| iluminado por aquella luz tibia, tornasolada y fugaz, y 6287 14| voluntades, cuando menos tibias, que le rodeaban. Don Álvaro 6288 11| doncella y entrambas llegaron a tientas a la puerta del jardín. 6289 11| en bondad paternal y en tiernas protestas. Su índole natural 6290 Conc| del difunto, comenzaron un tierno y doloroso llanto, en que 6291 16| su esposo. En un carácter tímido y sosegado como el suyo, 6292 33| que el agua de los ríos se tiñe de los diversos colores 6293 31| corazón el pesar y tan negra tinta derramaba su imaginación 6294 36| suyos!... ¡Pensé que me tiraba al agua para abrazar al 6295 1| los tres conversación muy tirada, y como era natural, hablaban 6296 33| no has visto cómo ha tirado el gorro al alto?..., ahora 6297 28| temores. La misma nube de tiradores que en el anterior asalto 6298 4| correspondiente a su alcurnia, y tirando uno de ellos del cordel 6299 1| le dijo Nuño en voz baja, tirándole del brazo con ira -. Si 6300 28| presteza. Enseguida comenzó a tirar a plomo sobre los montañeses, 6301 11| suyos de puro miedo, se tiraron inmediatamente al suelo. 6302 1| que no se me caerá a dos tirones de la memoria. Pasábamos 6303 20| por ningún camino hízole titubear un poco la memoria de doña 6304 38| quedar en este mundo con el título de mi esposo? Vuestra alma 6305 21| idea, porque nunca pudo tiznar a Lara con la sospecha de 6306 4| aquella atroz persecución que tiznará eternamente su memoria. 6307 33| hermoso. Por fin, empezaron a tiznarse sus vestidos y a alterarse 6308 4| santidad que ponéis en cuanto tocáis. ¿Imagináis que doña Beatriz 6309 36| azucena de un valle a quien no tocan ni los vientos de la noche, 6310 10| un pastor jovencillo iba tocando en una flauta de corteza 6311 1| señor de Bembibre en lo tocante a bienes, también se le 6312 32| que en el mundo pudiera tocarle. Abrióse, por fin, el juicio, 6313 7| campanas del monasterio tocaron a la oración matutina con 6314 36| emparrado y cerca de un toldo de jazmines. Todas las flores 6315 32| acompañar a los arzobispos de Toledo y Santiago, entró en aquel 6316 10| ruina de San Juan de Acre o Tolemaida, postrer baluarte de la 6317 32| nuestros esclavos africanos, y tomabais por llamas del infierno 6318 32| contestó don Álvaro -, pues que tomáis sobre vos las ofensas del 6319 31| a darnos un calmante que tomará hoy y lleváosla al punto. 6320 29| persona, en cuya suerte tomarán nuestros lectores tal vez 6321 25| riachuelo, y siguiendo su orilla tomaréis la vuelta a la caballería 6322 28| muro, visto lo cual todos tomaron la fuga dando espantosos 6323 Conc| todo el mundo desconocido tomase el hábito del glorioso patriarca 6324 22| que quiera ser de mi grey tome su cruz y sígame", yo, aunque 6325 19| arrastradme por el suelo, pero no toméis el hábito del Temple. ¿Sabéis 6326 28| que la represento aquí, lo tomo a mi cargo. Conde de Lemus, 6327 25| cesaban en sus rústicas tonadas. Los gallegos se extendieron 6328 1| vuelva por donde ha venido y toque soleta en busca de su madre 6329 37| Misericordia divina! -repitió torciéndose las manos -, ¡la esperanza 6330 9| recogida gente del pueblo, torcieron a la izquierda y por las 6331 10| subió el monte de Arenas, torció a la izquierda, cruzó el 6332 10| pensamientos semejantes a las nubes tormentosas que coronan las montañas, 6333 11| volver a su convento y vos tornaréis a Bembibre. -Ya que tratáis 6334 25| Concluido este acto religioso, tornaron a su silencio y recogimiento 6335 37| iluminado por aquella luz tibia, tornasolada y fugaz, y enclavado en 6336 31| agua y lavancos de cuello tornasolado. No lejos de esta ensenada 6337 29| pensamientos los postreros y tornasolados celajes que en él quedaban 6338 8| con vos, que en todos los torneos del mundo seríais la reina 6339 9| sus reflexiones sobre la torpeza del pastor y lo pesado del 6340 3| Cristo, que cometen mil torpezas, y que por pacto que tienen 6341 26| por una senda estrecha y tortuosa al borde mismo de los enormes 6342 25| direcciones inciertas y tortuosas. Está vestida de castaños 6343 16| acostumbrado a los más tortuosos caminos, le ayudaron eficazmente 6344 22| crucifijo de gran altura y toscamente labrado, pero de expresión 6345 20| querido el infante que el tósigo o el puñal le desembarazasen 6346 20| don Álvaro, que creyendo trabado el combate iba ya a echar 6347 24| de nuevo amargaban a la trabajada Castilla y sobre todo al 6348 10| vueltos sus ojos a Jerusalén, trabajando sin cesar por el engrandecimiento 6349 22| ley de Dios, y sobre todo, trabajar sin tregua en la conquista 6350 28| gente que después de subir trabajosamente llega a un terreno en que 6351 21| su expresión, que se le trabó la lengua durante un rato, 6352 26| un profundísimo gemido. Trabóse entonces una reñidísima 6353 27| embestida, había hecho traer trabucos y otras máquinas de guerra 6354 Conc| latino cuyas palabras vamos a traducir fielmente haciendo antes 6355 10| caso -replicó Saldaña -, traedla a Cornatel, porque si a 6356 35| respondió don Alonso -, tráele inmediatamente a mi presencia. 6357 37| no es verdad? -Sí, sí, tráeme mi vestido blanco, porque 6358 36| Quién sabe si mi amor le traerá la muerte y la deshonra? ¡ 6359 33| aquel momento -. Pero ¿qué traerán? -¿Qué yo? -respondió 6360 10| a vuestro tío y a nadie traería ventaja por ahora. -Si yo 6361 29| del abismo que amenazaba tragar a la orden del Temple, sin 6362 19| Temple. ¿Sabéis vos las tragedias de Francia? ¿Sabéis el odio 6363 37| alegre y risueña, y otras trágica y aflictiva, según las oscilaciones 6364 28| de terror a vista de tan trágico suceso. Todos siguieron 6365 35| purificarse de los pasados trágicos recuerdos de tal modo que 6366 21| por los ojos -, ¡a mí tan traidora y perversa cábala! ¡A un 6367 19| decid que os he engañado traidoramente, arrastradme por el suelo, 6368 19| embaidores como rebeldes y traidores al rey don Fernando de Castilla; 6369 29| escuchada y que el Señor os traiga a entrambos horas más felices. 6370 20| que las que menos daño le trajesen en medio de la debilidad 6371 Conc| por encima de todos los trámites y requisitos acostumbrados 6372 10| la llave de la puerta o trampa exterior, y bajando con 6373 35| meses con lo único que puede tranquilizar a un tiempo tu corazón y 6374 31| verdad, gran motivo para tranquilizarse, y por otra parte, el embravecimiento 6375 8| violencia de semejantes transiciones, se precipitó de rodillas 6376 28| vapores que la llenaban transmitían fielmente todos los sonidos, 6377 3| mitad de los cielos azules y transparentes. Las armas de los centinelas 6378 8| ayudadas de su fiel criada la transportaron a su celda. 6379 35| la quinta inmediatamente. Transportáronla, pues, entre todos con el 6380 23| criados ningún género de transporte, le dijo levantándole: - 6381 31| bienhechor que en muchos días, y transportémonos a Salamanca, donde se iba 6382 22| fin, pasados los primeros transportes y satisfecha la curiosidad 6383 27| vino, que sin ceremonia trasegó a su estómago, le pidió 6384 9| y sacándolapor la puerta trasera de la huerta para meter 6385 31| memorias renuevan en ella. Trasladadla sin perder tiempo a la quinta 6386 20| después de sus exequias fue trasladado por don Juan y su físico 6387 15| de mi casa y mis aliados trasladarlo al panteón de su familia, 6388 13| especie de silla de manos la trasladasen al monasterio. En cuanto 6389 34| unción y de consuelo, vivo traslado de la caridad que se abrigaba 6390 6| de su determinación, se traslució sobradamente en su familia 6391 13| reprimiéndose por no dejar traslucir la alegría tal vez infundada 6392 31| acento, en que no podía traslucirse la esperanza de volverlos 6393 7| asemejaba a las aguas quietas y trasparentes del lago azul y sosegado 6394 33| un dardo agudísimo que me traspasa el corazón. ¿De qué me sirven 6395 11| cariñoso y fuerte, parecía trasportada a otras regiones. Sus cabellos 6396 14| hizo vendar sus heridas y trasportarle con gran cuidado a su castillo. 6397 6| malhadada pasión que así trastornaba todos sus planes de engrandecimiento. 6398 36| reflexiones. Don Álvaro, trastornado por aquella escena terrible, 6399 34| de estado sin escrúpulo, trastornan las esperanzas más legítimas 6400 18| complexión con tantos golpes y trastornos, su respiración comenzaba 6401 16| pasión que la llenaba, fiel trasunto del amor celeste por su 6402 10| hacer más ceñudo y menos tratable que de costumbre, y fuese 6403 30| bases y condiciones de aquel tratado se ajustaron prontamente 6404 32| nuestra prez no eran para tratados como quería el conde de 6405 11| tornaréis a Bembibre. -Ya que tratáis de arrancarla de mis manos, 6406 1| vida, si la violentan y tratan mal, sólo Dios puede con 6407 22| sobrino, y varió de rumbo tratando de presentarle otra clase 6408 7| dándole la posible libertad y tratándola con el más extremado cariño, 6409 25| Yáñez, le advertía que no tratarían con él de igual a igual, 6410 20| cortesía con que comenzó a tratarle y el agasajo con que fue 6411 26| mando ahorcar, porque aún es tratarte mucho mejor? -De manera, 6412 33| silvestre y bellacón!, ¿así tratas tú a la alhaja mejor de 6413 1| en permitir que su hija tratase a una persona que a todo 6414 2| esposo que ambos jóvenes se tratasen y conociesen sin saber el 6415 11| imputará mi muerte, pero no me tratéis de esa manera, mil veces 6416 1| cara que a ti para que le trates como a real de enemigo? 6417 9| ciertamente tenía más de malicia y travesura que no de escrúpulo, salió 6418 28| disfraces, sin cesar le estaban trayendo noticias muy preciosas. 6419 36| experimentaba por su suerte estaba trazada con rasgos de suma angustia 6420 26| llevarlos a las obras que había trazado, veía aquel rival aborrecido 6421 8| día y noche había estado trazando proyectos a cual más desesperados. 6422 25| enemigos, se apresuró a trazar aquel mismo día las trincheras 6423 38| alaridos y con todas las trazas de un demente corrió con 6424 9| impensada partida. Doña Beatriz trazó atropelladamente estos renglones. 6425 18| sus orillas coronadas de trébol y yerbabuena. Allí, con 6426 3| producir en Francia tan tremendos y atroces resultados. Don 6427 18| mismo color, cuyas plumas tremolaban airosamente a merced del 6428 26| el triunfo de los suyos y tremolar la bandera del conde en 6429 34| hizo presente de un hermoso tren de caza, con una cometa 6430 26| la vista del conde que, trepando por la agria pendiente de 6431 30| y delicados elogios que tributó a sus recientes hazañas, 6432 11| primer paso fuera del sendero trillado y hasta allí fácil de sus 6433 38| alegre que el cabritillo que trisca por estos montes! Un año 6434 31| también a templar su sed, triscando y botando, mezclando relinchos 6435 16| recobrándose; y luego añadió con tristeza-: Y tan cierto como es, ¡ 6436 18| pena, y dirigiéndole una tristísima mirada le dijo con voz interrumpida 6437 38| caso de don Álvaro. Cuadro tristísimo, cuyo fondo ocupaban las 6438 24| parte, iban revistiéndose de tristísimos colores delante de la realidad 6439 18| Bien que vuestro valor triunfará de todo, ¡pero pensad en 6440 19| si los papeles estuviesen trocados. -Y ahora, don villano - 6441 5| al pie de los altares; yo trocaré por el amor del esposo celeste 6442 22| de don Álvaro acababa de trocarle en mar inmenso, y la desventurada, 6443 37| labrado en su alma hasta trocarlo en un verdadero abismo, 6444 22| flores por su camino fue para trocárselas al punto en abrojos. Las 6445 18| florida. Su ira y despecho se trocó de nuevo en un enternecimiento 6446 29| arrastrando en su creciente troncos de árboles y sinnúmero de 6447 15| Papa para protestar de las tropelías y maldades de que está siendo 6448 28| tan tremendo golpe, que tropezando la cabeza en una piedra 6449 20| cama para seguirla, y al tropezar con las paredes de su calabozo 6450 35| de este inmenso negocio tropiecen en la hoja de papel de que 6451 22| quieres atajarla con un tropiezo que sólo le mueve la mano 6452 35| un hombre de armas que al trote largo se encaminaba hacia 6453 10| mejillas. El laúd de los trovadores ha callado como las arpas 6454 26| dijo Saldaña con voz de truene -, porque ese que con un 6455 28| su señor en sus horribles tumbos, hasta que lo vieron parar 6456 37| acertaba a poner freno a las tumultosas esperanzas que se levantaban 6457 38| gallinetas revoloteaban tumultuosamente por su superficie levantando 6458 10| velo pudiera encontrar tan tupido y espeso como el misterio 6459 22| instante bajaron los negros y tupidos velos de los altares dejando 6460 11| flaquean y mi cabeza se turba en medio de la agonía que 6461 32| el miedo sin duda os turbaba la vista y el entendimiento 6462 29| el anciano, se disipó su turbación, y con su señorío acostumbrado 6463 35| calentura de doña Beatriz y turbándose su conocimiento. Quejábase 6464 14| oscura y una especie de turbante o tocado blanco en la cabeza. 6465 29| para resistir su vista sin turbarme! Razón tenía doña Beatriz 6466 21| conciencia tan oscurecida y turbia! ¡Venid, venid! -dijo levantándose 6467 34| podía iluminar dudosa y turbiamente las tinieblas de su alma. 6468 25| y resplandecientes, ora turbias y oscuras según la humedad 6469 38| enseguida, como en un negro turbión, vinieron los desastres 6470 21| sin poderlo remediar, se turbó. Advirtiólo el comendador 6471 8| pues alcanzó la minoría turbulenta de don Fernando, el Emplazado, 6472 13| establecer una especie de turno para la asistencia, pues 6473 22| salmo Nunc dimitis servum tuum, domine, con voces vigorosas 6474 35| cielo, o vuestra madre si la tuvierais. ¡Pensad que mis palabras 6475 32| vuestras fuerzas superiores, tuvieseis ánimo para estorbarlo. ¿ 6476 37| todos ellos se despidiera y tuviesen un alma para comprenderla, 6477 23| en ese hábito? -Nunca le tuvieste gran afición -contestó el 6478 32| Alonso, de Astorga; Juan, de Tuy; y Juan, de Lugo; se abrió 6479 | tuya 6480 | tuyo 6481 30| te prospere a ti y a los tuyos, como yo se lo pediré siempre. 6482 24| de su alma profundamente ulcerada. Sólo la abadesa, algo más 6483 29| corazón tan profundamente ulcerado. Los gérmenes de una enfermedad 6484 32| muy lejos cuando así me ultrajabais. Algún ángel me tocó sin 6485 18| olvidáis así de vos mismo y ultrajáis a una dama? -Dejadle, noble 6486 30| anciano -, y con eso no me ultrajan. Mis pensamientos me han 6487 21| Sabéis a quién estáis ultrajando? Vos no sois digno de poner 6488 10| a mirar la conquista de ultramar, sólo para los templarios 6489 22| luces por un movimiento unánime, y en el mismo instante 6490 32| el concilio declaró por unanimidad inocentes a los templarios 6491 11| el único eslabón que la unía a la dicha se acabase de 6492 38| de tan hermoso dictado. Unidnos, pues, antes que se apague 6493 37| sus padecimientos físicos, unidos a los combates de su alma, 6494 31| de otra suerte que si se uniese al coro armonioso, templado 6495 11| duda en la patria común unió un mismo sentimiento antes 6496 8| el hombre con quien debía unir su suerte doña Beatriz. 6497 5| abandonó sus banderas para unirse a las del infante don Juan? - 6498 2| felicidad de dos personas universalmente estimadas. Los templarios 6499 19| garante de vuestras mal urdidas calumnias? -En este sitio 6500 11| rincones y el marido por ahí urdiéndolas y luego regañando si le 6501 12| cimientos del Temple y de urdir sordas cábalas para el día 6502 9| reclamaba así su plan, como la urgencia del recado que llevaba de 6503 18| el recado que traía era urgente, se contentó con responder: - 6504 32| Beatriz. Por una parte, era urgentísimo sustanciar y decidir aquel 6505 Conc| suavidad de trato que con todos usaba, si bien por muy poco tiempo 6506 25| su clima; y las armas que usaban eran un gran cuchillo de 6507 11| Beatriz de manos del abad, usando si preciso fuese de la última 6508 31| algunas fortificaciones a la usanza de la época, pero sobrado 6509 5| iba a haber y no quería usar de violencia sino en el 6510 28| daño de su fama, y sólo usó de su poder para hacerle 6511 12| enflaquecía al compás de sus usurpaciones y desafueros, y no llegaba 6512 8| con amenaza de pasarse al usurpador, arrancó a la reina doña 6513 25| en que asaban cuartos de vaca y trozos de venado como 6514 22| consagraba a sostener su poder ya vacilante. Saldaña, que por motivos 6515 Conc| algunas veces que una res vacuna o alguna cabra se perdía 6516 31| Numerosos rebaños de ganado vacuno bajaban mugiendo a beber 6517 12| derretían, y no se podía vadear, desde luego se aseguró 6518 35| fondo del lago. Con su luz vaga y descolorida, los contornos 6519 12| presentarse a su tío, estuvo vagando por las orillas del río 6520 20| inclinado por índole natural a vagar sin objeto los días enteros 6521 35| con una mirada incierta y vagarosa. Por último, recobró totalmente 6522 8| por el fuego incierto y vagaroso de sus miradas en que no 6523 3| revestidos de aquellas formas vagas y suaves con que suele envolver 6524 28| un sello indefinible de vaguedad enigmática y misteriosa. 6525 32| para su vida el continuo vaivén de la incertidumbre, presentó 6526 25| fuertes de Cornatel y del Valcárcel.~ ~ Sin embargo, las gentes 6527 26| sinnúmero de montañeses y valdeorranos se agolparon a herir con 6528 19| vuestro ardid, pero eso no os valdrá. ¡Ah, valerosos vasallos! - 6529 12| al acabar le dijo: -Buen valedor has encontrado en el abad 6530 28| murallas. -¡Virgen santísima, váleme! -dijo el infeliz cayendo 6531 10| posarse en las mezquitas de Valencia y las montañas de Mallorca. 6532 11| El caballo, a pesar de su valentía, se paró, y doña Beatriz 6533 Conc| origen a San Fructuoso y San Valerio, santos ambos de la época 6534 36| hombre y una de las más valerosas lanzas de la cristiandad, 6535 35| porque tal vez su presencia valga harto más que todos mis 6536 29| santa de las virtudes. -Válgale, pues, esa adorable clemencia - 6537 34| brevemente la sentencia dando por válido y obligatorio el voto de 6538 27| respondió con templanza pero valientemente: -Durante la temporada del 6539 34| decisión del concilio. No le valieron, sin embargo, sus astucias; 6540 14| enemigo inteligencias y valimiento de que fiaba, no menos que 6541 34| extraordinarias, rompiese la última valla que se oponía a la felicidad 6542 9| a donde se dirigían era Valtuille, muy poco distante del monasterio, 6543 4| aquel ejemplo de las humanas vanidades y soberbias le dejó confuso 6544 35| como vestidos de un ligero vapor. No se movía ni un soplo 6545 27| llegar por aquel lado a pocas varas de la muralla.~ ~ -¿Pues 6546 8| disposiciones de su hija hubiesen variado, entró en el locutorio apresuradamente. 6547 22| el alma de su sobrino, y varió de rumbo tratando de presentarle 6548 Conc| ermitaño de la Aguiana, santo varón muy dado a la penitencia; 6549 32| Juan, obispo de Lisboa; Vasco, obispo de la Guardia; Gonzalo, 6550 2| por su edad y sus votos, y vástago el otro, lleno de savia 6551 10| largas distancias en los vastos desiertos de la Siria, a 6552 27| parte, de los rayos del Vaticano, había cedido en su propósito 6553 Conc| donde se fue el mar que se vayan las arenas". El monasterio 6554 23| de la vuelta de mi amo? Váyanse muy enhoramala todos los 6555 25| precaviéndose como lo pedía la vecindad de un enemigo audaz y temible, 6556 8| de su propio honor que le vedaba otros caminos; y entonces 6557 13| Yo no tengo otra hija! ¡Vedla, Señor, tan joven, tan buena 6558 33| mí me gusta, y me quedé. Vedlo, allí va -añadió señalando 6559 31| Comenzaba a desprenderse la vegetación de los grillos del invierno; 6560 21| natural en los caracteres vehementes como el de Saldaña, y cuyas 6561 28| cargados con diferentes bultos. Veíanse también cruzar en una misma 6562 Conc| gallardo; de una mujer como de veinticinco, rubia, de ojos azules y 6563 3| en Castilla poseen más de veinticuatro encomiendas, sin contar 6564 33| ido -dijo él -, pero el vejete de Nuño se empeñó hoy en 6565 Conc| blanca de lienzo y una gran vela de cera en la mano. La especie 6566 17| un sacerdote entraron a velar el cadáver de aquella cuya 6567 13| vez querían quedarse para velarla y asistirla. El luto parecía 6568 1| don Álvaro Yáñez, y en que velis nolis venga a ser condesa 6569 37| forasteros, se puso en pie velozmente, y con los ojos desencajados 6570 26| puerta arrojando piedras y venablos, pero la granizada de flechas 6571 25| cuartos de vaca y trozos de venado como en los tiempos de Homero, 6572 26| muchos osos y, rebezos y venados; pero cuando vine a la guerra, 6573 13| farsa medio guerrera, medio venatoria, dispuesta y acaudillada 6574 1| propias para los ejercicios venatorios, y en el puño izquierdo 6575 28| en las armas y por eso me vences. Don Álvaro apartó al punto 6576 27| despecho al ver que en todo le vencían y sobrepujaban aquellos 6577 32| ruines cuando se ejecutan en vencidos. Estas graves palabras, 6578 4| un moro principal a quien venció, pronto se halló a la puerta 6579 20| sitio. Sus heridas estaban vendadas con el mayor cuidado, y 6580 14| antemano le estimaba, hizo vendar sus heridas y trasportarle 6581 22| de la orden y entonces le vendaron los ojos, enseguida de lo 6582 32| solos en medio de aquel vendaval que sin cesar arreciaba, 6583 30| primo Damián a Ponferrada a vender unas pellejas de corzo y 6584 32| como tu amo maldecido, que vendía por un lugar más su fe de 6585 19| decidme que no me habéis vendido; mi corazón me está gritando 6586 32| pudiera haber recibido que la venenosa alusión del comendador. 6587 38| infeliz que yo, os respeta y venera como yo misma. ¿No es verdad, 6588 5| oído hablar de uno que le venere y estime. Aquel tiro, dirigido 6589 30| debéis. A un mismo tiempo he vengado a mi orden y os he acercado 6590 32| Dios no se enmiendan con venganzas ni rencores, siempre ruines 6591 4| acabó de determinar su alma vengativa a aquella atroz persecución 6592 35| prenda de tu alegría y gloria venidera. -¿Conque perseveráis en 6593 29| era una profecía para lo venidero: Vigilavi et factus sum 6594 24| les mostraban los trances venideros bajo los colores de sus 6595 23| del Boeza!... ¡Mal haya tu venta! -añadió mirando con ceño 6596 4| caballería, contrabalanceaban ventajosamente las fuerzas inertes y pesadas 6597 Conc| a causa de las nieves y ventarrones, en que se adoraba, hasta 6598 28| espada: -Tiempo es ya de que ventilemos nuestra querella, que sólo 6599 3| testimonio muy relevante de veracidad; y en esto llegaron a la 6600 9| aparejar la torda, y ya verás qué paso llevamos los dos 6601 2| habían confesado. Los afectos verdaderos tienen un pudor y reserva 6602 17| sus renuevos florecer y verdeguear en vuestros campos. La soledad 6603 29| Berdigum, despojados de sus verdes pámpanos, dejaban descubierta 6604 29| la mayor amargura -, yo veré amanecer ese día, pero mis 6605 4| cubierta con sus copas y en vergel perpetuo de verdura, la 6606 35| ocupaba, y era que no se vería privada de la vista de don 6607 7| pues, hasta llegar a la verja, con el dedo en los labios 6608 23| unas vacas que daba gusto verlas! Pero ¿qué le hemos de hacer? - 6609 32| Parece que os pasma el verme! ¡Bien se conoce que me 6610 22| En tiempos más dichosos versaba sobre las glorias y prosperidad 6611 24| Sólo la abadesa, algo más versada en los dolores del corazón 6612 29| como su carácter, ora en versos llenos de candor y de gracia, 6613 30| Ojalá que entonces pueda verte posado con tu compañera 6614 8| las barras de la reja, y vertiendo un diluvio de lágrimas, 6615 22| purificarle aún de las heces y vestigios de la culpa, y desde allí 6616 18| miedo ni aunque sea a un vestiglo! ¡Cuidado con fiarse de 6617 26| hombres como ellos y no con vestiglos ni espíritus infernales 6618 37| siempre? Antes mañana me vestiré de gala para que me lleves 6619 25| campo con sus bandas, no muy veteranas ni disciplinadas, pero en 6620 18| Caminaban nuestros dos viajeros de día muy claro y de consiguiente, 6621 13| conocimiento, no pudo dársele el viático. La comunidad, toda deshecha 6622 11| convertido entre las suyas en una víbora ponzoñosa y clavando en 6623 29| arpa en sus manos tenía vibraciones y armonías inefables, y 6624 15| templarios abandonados del vicario de Jesucristo y cargados 6625 17| mundo mejor, ajeno a las vicisitudes y miserias del nuestro. 6626 28| habéis de pelear, y si la victoria os corona, estos caballeros 6627 4| muralla por donde trepaban las vides y zarzas. Aquel "campo de 6628 9| de cuando en cuando en la vidriera. El pobre caballero hacía 6629 9| en medio y esmaltaba sus vidrieras de colores y una sombra 6630 31| a convertir en bronce su vidrio delicado. Posesionado ya 6631 17| comenzaba va a colorear los vidrios de colores de las ventanas, 6632 31| extremo una porción de encinas viejísimas y corpulentas, cuyas pendientes 6633 Conc| no pocos de ellos eran viejos cuando les conocimos, y 6634 36| de sus fuerzas. El abad, viéndola un poco más sosegada, sacó 6635 32| duda en el corazón, cuando viéndoos llegar a Salamanca me oculté 6636 19| su orgullo y altanería, viéndose de esta suerte interrogado: - 6637 35| por tu viaje, pero di, ¿vienes bien montado? -Una yegua 6638 35| menudamente rizado por un vientecillo ligero, se balanceaba una 6639 19| trono. -¡Ojalá que no me viera a mí! -repuso el anciano, 6640 37| felices y nos bendigan! ¡Si vieras tú cómo me aman todos estos 6641 27| sorpresa con hombres tan vigilantes, y que una embestida a viva 6642 30| custodierit civitatem, frustra vigilat qui custodit eam. Los caballeros 6643 3| vigoroso y compacto que vigorizaba a un tiempo el cuerpo y 6644 22| tuum, domine, con voces vigorosas y solemnes. Calzáronle espuelas 6645 7| Capítulo VII~ ~ El medio de que el señor 6646 8| Capítulo VIII~ ~ Los días que siguieron 6647 21| quién sois, quién sois para vilipendiarla así? -Don Álvaro -exclamó 6648 3| hierro que tenía dio a la villa el nombre de Ponsferrata 6649 12| en trueque las villas de Villalba y Miranda; pero el rey, 6650 7| mi padre capaz de tamaña villanía. -Vuestro padre - replicó 6651 38| desolación los pueblos de Lago, Villarrando y Carucedo, de los cuales 6652 27| suyos, bajó por detrás de Villavieja hasta el riachuelo y se 6653 2| mujer, el de Yáñez estaba vinculado en la de un solo hombre 6654 12| poderosísima en Castilla, tenía vinculados en su casa la turbulencia 6655 17| ligados con aquel tremendo vínculo que sólo desata la mano 6656 10| Cornatel, porque si a buscarla vinieren, a fe que no la encontrarán. 6657 29| nueva significación, como si viniesen de una región misteriosa 6658 16| deseoso de borrar las pasadas violencias, o bien convencido de que 6659 16| También en su juventud habían violentado su inclinación, y al cabo 6660 1| bien dará la vida, si la violentan y tratan mal, sólo Dios 6661 9| menos de haberse entregado a violentas fatigas en la caza. Llegaron 6662 18| ama: -Sí, señor, sí que la violentó su madre, y del peor modo 6663 36| medio tenía una corona de violetas que asomaban entre el césped 6664 2| moriré con el velo de las vírgenes; pero nunca se dirá que 6665 20| primeras palabras que se virtieron de la plenitud de aquel 6666 24| Blanca; pero doña Beatriz virtió, sin embargo, pocas lágrimas. 6667 34| hasta llegar a la quinta. El virtuoso abad le daba cuenta en ellos 6668 7| hacer extraños gestos y visajes, y las figuras doradas de 6669 28| cubiertos los rostros con las viseras, el conde les miraba atentamente, 6670 37| de aquellos ángeles que visitaban la cabaña de los patriarcas, 6671 Conc| en el año pasado de 1842, visitando en compañía de un amigo 6672 21| Cabalmente, por aquellos días visitó el maestre el fuerte de 6673 33| de don Álvaro, y que los vislumbres todos de su esperanza de 6674 21| tragedia tenían en sí un viso de misterio que le hacía 6675 Conc| los idus de agosto (14) víspera de la función de la Virgen 6676 21| a estos desposorios? ¿Lo visteis por vuestros propios ojos? - 6677 29| si su tío el maestre le vistió el hábito de Hugo de Paganis 6678 32| sordos manejos y asechanzas. Vistos, pues, todos los procesos 6679 31| cadena con una gradación muy vistosa. Casi al pie se extendía 6680 25| en cambio pintorescas y vistosas en sumo grado. Sus lanzas 6681 10| pomposas oropéndolas y los vistosos gayos revoloteaban entre 6682 20| que todas las funciones vitales de don Álvaro se paralizaron 6683 26| estrepitosa y alegre gritería vitoreando y agitando sus lanzas desde 6684 33| crecieron las aclamaciones y vítores mientras la falúa ligeramente 6685 36| decía:~ ~ ~ ~ Heme, en fin, viuda y libre; mis lazos están 6686 30| desamparado, y la esterilidad y la viudez vendrán juntas sobre ti. 6687 24| había cobrado a su primer vivienda. Las hermanas lo atribuyeron 6688 Conc| muchas personas que aunque vivieron muy dichosos, rodeados de 6689 18| hacía cargo de que si su amo viviese y hubiese menester su ayuda 6690 36| gallardía de una azucena, vivificada por una lluvia bienhechora? ¡ 6691 29| sol mismo escaseaba sus vivificantes resplandores. Desde las 6692 9| de este infierno en que vivimos. -Dios lo haga -respondió 6693 19| dueño, pero vuestro recuerdo vivirá en mi memoria a la manera 6694 23| Martina, con lo cual sin duda vivirás tranquilo y con toda aquella 6695 22| tinieblas, no pudieron sufrir la vivísima luz que como una celeste 6696 24| para no tomarse en él un vivísimo interés. Al cabo de dos 6697 17| tenía sumida su anunciada vocación, habían concurrido a cortar 6698 7| y cuando su pensamiento volaba al que tiene en su mano 6699 20| terrible oso y al corzo volador. Acostumbrado al aire puro 6700 19| visto la estatua de la fe volcada de su pedestal, apagarse 6701 2| como suelen, y con ellos voló la infancia de aquella joven 6702 33| generoso corcel, obediente y voluntario como suelen ser todos los 6703 7| peligro nuestro tal vez no volverán en mucho tiempo. ¿Qué imagináis, 6704 30| enriscadas almenas que ya no volverían a defender. En la hermosa 6705 31| traslucirse la esperanza de volverlos a ver. Tal vez nadie mejor 6706 32| la acusación, pensad en volveros a vuestro país, que los 6707 12| heredades, pero poco tardaron en volvérselas, y para sellar más fuertemente 6708 9| Tú no tienes motivos para volverte loca como yo. En tanto que 6709 9| mala nueva?, que cuando yo volví, ya no la voz de nadie 6710 28| raro modo había recibido. Volvióse, pues, al castillo con gran 6711 26| se lo estorbaba, sino que vomitaba sin cesar sobre el puente 6712 19| caballeros, la tierra los había vomitado, y una legión de espíritus 6713 10| si el mismo infierno las vomitara. Aquel alma sombría y tremenda, 6714 13| en tanto que la compañera vuela con las ráfagas del otoño 6715 9| présago y leal le dio un vuelco terrible. Cabalmente, el 6716 10| los caballos del Temple vuelvan a beber las aguas del Cedrón? -¡ 6717 13| levantará?..., ¡adiós!..., no vuelvas la cabeza atrás para mirarme, 6718 33| alma, que si otra vez te vuelves a ver encima de él, que 6719 18| vos lo siento. Otra vez vuelvo a decíroslo, porque envilecéis 6720 Conc| pueden decir con el refrán vulgar "donde se fue el mar que 6721 21| manera no daríais crédito a vulgares habladurías. Cierto es que 6722 10| Capítulo X~ ~ Don Álvaro salió de su 6723 11| Capítulo XI~ ~ Tiempo es ya de que volvamos 6724 12| Capítulo XII~ ~ Extraño parecerá tal 6725 13| Capítulo XIII~ ~ Justamente el señor de 6726 19| Capítulo XIX~ ~ Como presumirán nuestros 6727 15| Capítulo XV~ ~ A los pocos días de haber 6728 16| Capítulo XVI~ ~ Doña Beatriz, como dejamos 6729 17| Capítulo XVII~ ~ Algunos meses se pasaron 6730 18| Capítulo XVIII~ ~ Por tan extraños caminos 6731 20| Capítulo XX~ ~ Nuestros lectores nos 6732 21| Capítulo XXI~ ~ Bien ajeno se hallaba, 6733 22| Capítulo XXII~ ~ Un natural menos ardiente, 6734 23| Capítulo XXIII~ ~ A los tres días de los 6735 24| Capítulo XXIV~ ~ Las diferencias del rey 6736 29| Capítulo XXIX~ ~ El estruendo y trances 6737 25| Capítulo XXV~ ~ La posición militar de 6738 26| Capítulo XXVI~ ~ Buen rato antes de que 6739 27| Capítulo XXVII~ ~ Después de la malograda 6740 28| Capítulo XXVIII~ ~ De tan inminente peligro 6741 30| Capítulo XXX~ ~ En tanto que esto pasaba 6742 31| Capítulo XXXI~ ~ Las muchas seguridades 6743 32| Capítulo XXXII~ ~ En medio de la tremenda 6744 33| Capítulo XXXIII~ ~ Mientras esto pasaba 6745 34| Capítulo XXXIV~ ~ El honrado montañés que 6746 35| Capítulo XXXV~ ~ Las esperanzas de doña 6747 36| Capítulo XXXVI~ ~ Al día siguiente muy 6748 37| Capítulo XXXVII~ ~ Los tristes pronósticos 6749 38| Capítulo XXXVIII~ ~ Deplorable era la situación 6750 13| esperanza para el porvenir, yacía en el lecho del dolor mirando 6751 4| de edificio cubierto de yedra, y todo el recinto estaba 6752 15| entonces del castillo, y yendo a encontrarse con Robledo, 6753 18| recién despojados de su yerba balando ronca y tristemente. 6754 18| orillas coronadas de trébol y yerbabuena. Allí, con el codo en las 6755 29| a sus ojos el desolado y yermo campo de la realidad. Llorar 6756 31| ocultaban los términos áridos y yermos. Lo restante era, y es todavía, 6757 24| naturaleza amortecida y yerta con un corazón desnudo de 6758 29| despiadadamente en aquellos campos yertos y desnudos, y el sol mismo 6759 23| arrendado tan bien el prado de Ygüeña al tío Manolón u había comprado 6760 32| la Guardia; Gonzalo, de Zamora; Pedro, de Ávila; Alonso, 6761 34| conciencia no había podido zanjar favorablemente, según decía. 6762 18| le llega a la suela del zapato. Así me hubiera yo casado 6763 33| Pues, señor, con que el zascandil de Millán vuelva y con que 6764 15| por la puerta la cara de zorro del astuto judío, y sentándose 6765 28| por el lado de allí como zorros en un gallinero. Como vosotros 6766 26| siguieron fueron de aquellos zozobrosos llenos de ansiedad que preceden 6767 25| pie, que cubría un enorme zueco de becerro y de madera. 6768 36| enjambre de abejas doradas zumbando por entre ellas libaban


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