Cap.

 1      1|         de otros, aquéllos a sus anchas, los otros apiñados. El
 2      1| solariegas habían tomado para sí anchas cuadras y jardines y huertas
 3      1|     perdido, volvía a las calles anchas y respiraba con delicia
 4      8| americana y el hongo flexible de anchas alas eran la garantía de
 5      8|         el salón amarillo, a sus anchas y sin tropezar con nada.
 6     10|         bañarse y a vestir batas anchas que dejen entrar el aire
 7     11|  habitaba el segundo piso, a sus anchas; no quería ruido de curas
 8     12|            huyó hacia las calles anchas, dejó la Encimada con sus
 9     12|          caían hojas secas sobre anchas losas. El manteo del Magistral
10     15|        rostro por el sombrero de anchas alas.~ ~ Le había abierto
11     18|        Las nubes pardas, opacas, anchas como estepas, venían del
12     18|          del mar a mojarse a sus anchas.~ ~ La Marquesa de Vegallana
13     20|         ya iban quedándose a sus anchas curas y magistrados, porque
14     21|         que penetra por ventanas anchas de cristales comunes.~ ~
15     21|        Indias, ahora cargados de anchas hojas y penachos blancos,
16     23|         de la catedral muy a sus anchas los pocos que preferían
17     25|          también y respiró a sus anchas. «Aquellas injerencias de
18     26|    cuando podía extenderse a sus anchas por toda la plazuela. «Ya
19     27|          la verdura de las hojas anchas y bordadas. Aquellas cestas
20     27|        usted quiere hablar a sus anchas, allá, un poco más arriba,
21     28|         los otros allá..., a sus anchas... Podrán, si quieren, cometer
22     30|       pardo, dejó el sombrero de anchas alas, desciñó el cinto negro,
Best viewed with any browser at 800x600 or 768x1024 on Tablet PC
IntraText® (VA2) - Some rights reserved by EuloTech SRL - 1996-2010. Content in this page is licensed under a Creative Commons License