Cap.

 1      1|        prudencia de la que toca en cobarde hipocresía y anuncia frío
 2      5|        asustó mucho, se sintió muy cobarde; llorando y con las manos
 3     10|        fuego al oído llamándole: «¡Cobarde, seductor de meretrices...! ¡
 4     11|            él. Llamaba a Dupanloup cobarde. En Madrid había llamado
 5     13| solicitadas sin saber cómo por él; cobarde, criminalmente consentidas
 6     16|      voluntad tomaba la resolución cobarde, egoísta, de dejarse ir.~ ~
 7     19|          llenó su alma de tristeza cobarde... «¡Sabe Dios lo que sería
 8     19|             cuando la luz pálida y cobarde se arrastraba por el suelo,
 9     19|     desahogaba la colerilla sorda, cobarde, bonachona en el fondo,
10     24|           Magistral debe de ser un cobarde! Es mía... Este es el primer
11     29|         otro, nada del infame, del cobarde que le escupía en la cara
12     29|         miserable, hombre indigno, cobarde, estaba filosofando y su
13     29|                 Qué hacía? ¿Era un cobarde aplazando su venganza? No,
14     30|            En cuanto vea que es un cobarde y que la abandona antes
15     30|    faltaban motivos para creer muy cobarde al don Juan Tenorio.~ ~ «¡
16     30|       hacer; si no lo hacía era un cobarde; temía a su madre, al mundo,
17     30|       grandes aventuras..., era un cobarde: un hombre de corazón subía,
18     30|           fin del mundo y llamarle cobarde en los periódicos, en la
19     30|       llamaba ya para sus adentros cobarde asesino; y después de leer
20     30|          justicia, y a mí también, cobarde! -se dijo Frígilis.~ ~ «
21     30|            la bala de un miserable cobarde que huía de un muerto y
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