Cap.

 1      3|          delante de los ojos. Era aquélla su manera de experimentar
 2      3|          Mala hora, sin duda, era aquélla.~ ~ Pero la casualidad vino
 3      4|           si no tuviera sexo. Era aquélla una educación neutra. A
 4      5|           a Anita, le dijeron que aquélla era la hermosura del pueblo
 5      8|       buena casa, las más veces a aquélla. Allí se hacía todo. Visita
 6      9|          y echarse a la calle. Es aquélla una hora de cita que, sin
 7      9|         abiertos:~ ~ «-¡Qué mujer aquélla!» -y suspiraba. Aquella
 8     11| confesonario...!» «¿Qué mujer era aquélla? ¿Había en Vetusta aquel
 9     11|     acuérdate de la otra vez.~ ~ -Aquélla era una... mujer perdida.~ ~ -
10     13|           tanto, ni con dama como aquélla era posible intentar semejantes
11     18|      porque la escena de la tarde aquélla no se repitió nunca. «Sí,
12     18|     estarían. ¿Qué expedición era aquélla? Necedades de don Víctor;
13     19|      Frígilis y Quintanar. No fue aquélla sola; muchas veces, en cuanto
14     20|           de sectario al maestro. Aquélla era palabra de sabiduría.~ ~
15     25|          todo aquello edificaba. ¡Aquélla era su casa, allí era ella
16     25|        Ana muchas veces, menos en aquélla. «Se concebía el amor sacrílego
17     26|       hijo? ¿Qué nueva locura era aquélla?~ ~ Al fin las de Guimarán,
18     29|        los ojos qué novedad sería aquélla.~ ~ La Regenta se inclinó
19     29|          cosa».~ ~ «¿Y Ana? ¡Ana! Aquélla estaba allí, en casa, en
20     30|           como una armadura. «Sí, aquélla era su loriga; aquéllos,
21     30|          pidió que fuera voz Suya aquélla, que el Magistral fuera
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