Cap.

 1      1|      pero no se atrevieron. Le esperaban, le buscaban, y se quedaron
 2      2|   envidiaba don Custodio; allí esperaban el turno de las penitentes
 3      7|     Mesía, seguro de que todos esperaban que él hablase - hay cuando
 4      8|   Aquellas lugareñas linajudas esperaban con ansia la época de las
 5      8|       respectivo; y cuando no, esperaban los acontecimientos. Allí
 6      8|   tertulia, las mamás que nada esperaban ya de las vanidades del
 7     12|        a la maledicencia. ¿Qué esperaban sino eso los enemigos de
 8     12|      saludar a los que allí le esperaban, se sentó en un sillón de
 9     12|        las manos. Sabía que le esperaban, que pretendían hablarle,
10     12|   clérigo ni seglar de los que esperaban en la antesala y en la oficina
11     13|      todos los convidados, que esperaban en el salón, en pie los
12     18|    como las llamaba Ripamilán, esperaban con ansiedad mística y con
13     19|   estaban satisfechos. Los dos esperaban vencer, pero a ninguno se
14     20|       hogar tranquilo donde le esperaban su amante esposa y cuatro
15     20|      inútil. Muchos vecinos ya esperaban con curiosidad maliciosa
16     21|    solos a eso de las seis. Le esperaban en el Gobierno Civil para
17     23|      bandos de pilletes que ya esperaban ojo avizor la tradicional
18     28|        Los rayos que quería le esperaban arriba dispuestos a estallar
19     28|     amigos. Quintanar y señora esperaban a los de Vetusta en la quinta;
20     29| sarcasmo que parecía racional. Esperaban, fingían estar descuidados,
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