Cap.

 1      4|         bailarina».~ ~ De todas suertes, doña Camila se rodeó de
 2      5|       enternecimiento? De todas suertes ella padecía mucho. Se le
 3     11|       fiel la memoria. De todas suertes, eran dos almas que se amaban
 4     12|        se le antojaba. De todas suertes, los días de Paquito Vegallana
 5     13| indiferente el cambio. De todas suertes él no pecaba en casa, ni
 6     16|       sin duda alguna. De todas suertes, ¡qué cuarto acto tan poético!
 7     20|   cuesta arriba». Pero de todas suertes su ateísmo quedaba en pie;
 8     21|          iba pensando. De todas suertes, lo que le pasaba probaba
 9     21|     pero no importaba; de todas suertes la elección era una honra
10     25|      desgraciado, pero de todas suertes le parecía absurdo enamorarse
11     25|         un hospiciano. De todas suertes, Ana comenzó a trabajar
12     25|       El mal es el mal de todas suertes. Eso sí -se decía la Regenta,
13     26|      Tal creo yo; pero de todas suertes... quiero volver al redil...
14     27|    acaso a don Fermín. De todas suertes, Ana ya no le tenía lástima;
15     29|        disfrutar; pero de todas suertes a ella se la había engañado;
16     29|      debía sentir.~ ~ «De todas suertes, las comedias de capa y
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