Cap.

 1      2|      don Cayetano, incapaz de temer a nadie, le servía y le
 2      6|   tantos, en Vetusta no podía temer a más de cinco o seis rivales
 3     11|     la juventud. ¡Qué necedad temer que él volviese a descuidarse
 4     11|  aquella señora. ¿Quién podía temer de quién?»~ ~ En este momento
 5     12|     un gigantón salvaje puede temer a quien puede aplastar,
 6     14|  seguía sonriendo. No parecía temer ya al Magistral. Horas antes
 7     16|   otro modo; no, no había que temer, sobre todo tan pronto,
 8     17|     del Magistral no deben de temer su manga estrecha cuando
 9     17|      muy alta, aparentando no temer al ruido, pero temiéndolo.~ ~
10     19|      el bulto... No había que temer..., don Víctor no domaba
11     21|     al cielo, ya no había que temer».~ ~ La Regenta habló de
12     23|          Qué pasa... qué debo temer...? Ayer ese hombre estaba
13     26|      le ocurría a ella dudar, temer, desear que se abrieran
14     27|       tal caso no tendría que temer el parangón con el arrogante
15     27| Ripamilán asustado, fingiendo temer por los demás.~ ~ Llamaba
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