Cap.

 1      5|      decir, que estoy casi en la miseria».~ ~ Sus derechos de orfandad,
 2      5|        era la vencida. Además su miseria, su abandono, la preocupaban
 3      5|          sacrificios; ni nuestra miseria, a duras penas disimulada
 4      5|       vida, a lo sumo se gana la miseria; muchachos y muchachas se
 5      9|      moleslo, triste; un olor de miseria perezosa, abandonada. Aquel
 6      9|  conciencia de los miasmas de la miseria.~ ~ Ana participó un momento
 7     15|         Paula veía en su casa la miseria todos los días; o faltaba
 8     15|           de volar sobre aquella miseria. Pero ¿cómo? Las alas tenían
 9     15|         no se podía culpar de su miseria al Provisor. «Es claro -
10     21|          el poder... Todo eso es miseria. Ana, yo lo desprecio. Puedo
11     22|        ya no puede beber de pura miseria... Y aunque ustedes no comprendan
12     22|        efecto, se consumía en la miseria, un suceso de gravedad suma,
13     22|          mano para sacarle de su miseria; hasta seguían llamándole
14     22|       cuanto se cercioraba de la miseria y de la enfermedad del pobre
15     22|        todos compadecían aquella miseria entre protestas de cólera
16     22|       dolor, locura, abyección y miseria:~ ~ -¡Mojigata, sal de mi
17     22|    arrastrar su degradación y su miseria por el arroyo; ahora no
18     22| compadecerse a última hora de la miseria de Barinaga -. ¡Muerte gloriosa! ¡
19     25|           el espejo de la propia miseria, el reflejo del cieno triste
20     26|      andrajo, con sus hedores de miseria, se codeaba insolente y
21     26|        consunción. A pesar de la miseria del arte, la estatua supina,
22     29|      expedientes odiosos como la miseria y sus engaños. Aquel fingir
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