Cap.

 1      1|          solemnidades el cabildo mandaba iluminar la torre con faroles
 2      1|       era él, el mismo que ahora mandaba a su manera en Vetusta!
 3      3|        quería mucho y era el que mandaba los vestidos y el dinero
 4      8|      provisiones de la despensa; mandaba a la tienda por azúcar,
 5      8|       aquello con voz imperiosa; mandaba allí como un tirano. Comía
 6     12|         se agravaba, se inhibía, mandaba llamar a otro y no se ofendía. «
 7     12|     completo a Olvidito y Olvido mandaba en su papá por la fuerza
 8     17| seminario; entonces el Rector le mandaba al paraíso para delatar
 9     17|          tocar en una hoja. Allí mandaba Frígilis y nadie más. En
10     19|          después, don Robustiano mandaba en su lugar a un médico
11     19|     Infierno como en todo lo que mandaba creer la Iglesia, porque
12     19|          un perro? Además, quien mandaba en casa era su marido, no
13     19|       Buscaba ella a Mesía? No. ¿Mandaba ella a Quintanar que le
14     19|          le hablaba de modas, le mandaba patrones a casa, y le recordaba
15     21|   aquellos pliegos en que Ana le mandaba el corazón desleído en retórica
16     22|        ella no quería» en cuanto mandaba en su pensamiento, lo apartaba
17     24|        del otro, si el Magistral mandaba allí».~ ~ En su narración
18     25|         que un deber superior la mandaba mentir. «¿Decirle al Magistral
19     27|       una desgracia suya, que le mandaba ex profeso el destino para
20     29|          las ondas verdes que le mandaba el mar ya vecino.~ ~ Frígilis
21     30|         me lo juraste a tu modo; mandaba en tu alma, que es lo principal;
22     30|      ella... Pero que el amor le mandaba volver. ¿Volvía? ¿Creía
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