Cap.

 1      3|           mil amores! -contestó el ex-regente buscando en su corazón la
 2     13|         los rincones la petaca del ex-regente que Edelmira y Paco habían
 3     13|          Por otra parte -añadió el ex-regente -, me alegro de que don
 4     13|           la marcha real (decía el ex-regente), que tocaba allá dentro
 5     16|       pacífico. Nadie dirá que yo, ex-regente de Audiencia, que me jubilé
 6     18|      resabios. Era el espíritu del ex-regente, de blanda cera; fácilmente
 7     19|     intuición singular le decía al ex-regente que pagaba bien al amigo
 8     24| extraordinario, le hacía pensar al ex-regente, mientras subían la escalera
 9     26|         antes de que el atribulado ex-regente pudiera echarle el tanto
10     26|           del Casino, a ruegos del ex-regente, que quería ver, sin ser
11     27|                El médico -decía el ex-regente - exige que la aldea a donde
12     27|             llamada por la voz del ex-regente, que gritaba:~ ~ -¡Pero
13     28|          metían por ojos y boca al ex-regente, que escupía y se sacudía
14     28|       torcidos senderos conocía el ex-regente las ligas de su mujer.~ ~
15     28|           asomaba al alma al noble ex-regente. Ya todo era silencio en
16     28|          los ruegos de su amigo el ex-regente.~ ~ Veinte días después
17     28|           mismo!»~ ~ Y en tanto el ex-regente, a quien aquellas sombras
18     29|            había confesado, que el ex-regente y Frígilis, en cuanto llegaba
19     30|           le habían caído al pobre ex-regente como una maza sobre la cabeza. «¡
20     30|            corrió por el cuerpo al ex-regente, mientras añadía, procurando
21     30|          canónigo. «Sí -pensaba el ex-regente, mientras el Magistral volvía
22     30|           Un duelo! ¡Un marido, un ex-regente de Audiencia muerto de un