Cap.

  1      1|            quiés que l'atice al señor Magistral que entra ahora?~ ~ -¿Le
  2      1|          dinidad (creía que lo era el Magistral) en vez de ser delantero,
  3      1|              el de don Fermín de Pas, Magistral de aquella santa iglesia
  4      1|          visto muchas tardes al señor Magistral subir a la torre antes o
  5      1|       vigilancia.~ ~ En presencia del Magistral, Celedonio había cruzado
  6      1|               estilo. En los ojos del Magistral, verdes, con pintas que
  7      1|             algún audaz la sufría, el Magistral la humillaba cubriéndola
  8      1|             leer y traducir lo que el Magistral sentía y pensaba. Los labios
  9      1|           tratara de un personaje, el Magistral saludó a Celedonio doblando
 10      1|                era un fusil porque el Magistral lo acercaba a la cara y
 11      1|         arduos y elevados ascendía el Magistral, dejando atrás al más robusto
 12      1|              que no había peligro, el Magistral, olvidado de los campaneros,
 13      1|              la esperanza -pensaba el Magistral -; cuanto más nos acercamos
 14      1|             principalmente porque era Magistral desde los treinta.~ ~ Don
 15      1|               eran necios? También al Magistral se le subía la altura a
 16      1|           praderas de los puertos. El Magistral empezaba a despreciar un
 17      1|         decaimientos del ánimo.~ ~ El Magistral había sido pastor en los
 18      1|                se veía niño y se veía Magistral: lo presente era la realidad
 19      1|         territorio de la Encimada. El Magistral veía a sus pies el barrio
 20      1|              esto era triste; pero el Magistral, que veía, con amargura
 21      1|                de fe y obediencia. El Magistral no se hacía ilusiones. El
 22      1|          entristecían que animaban al Magistral. No, aquel humo no era de
 23      1|              de las iglesias...~ ~ El Magistral volvía el catalejo al Noroeste,
 24      1|         ridícula. Pero no importa, el Magistral no atiende a nada de eso;
 25      1|               de media hora empleó el Magistral en su observatorio aquella
 26      1|          trepaban hasta el rostro del Magistral y ora lo teñían con un verde
 27      1|         tinieblas. Era la capilla del Magistral. En el altar había dos candeleros
 28      1|                 Sin detenerse pasó el Magistral junto a la puerta de escape
 29      1|             como una pared húmeda. El Magistral miró al beneficiado sin
 30      1|               beneficiado admiraba al Magistral, creía en su porvenir, se
 31      1|            más grandezas que el mismo Magistral veía en sus esperanzas.
 32      1|       costurera, o cosa así, pensó el Magistral. Tenía los ojos cargados
 33      1|           olor de don Custodio.~ ~ El Magistral siguió adelante, dio vuelta
 34      1|           estómago principalmente. El Magistral siguió adelante fingiendo
 35      1|          escuchaban al arqueólogo. El Magistral encontraba casi todos los
 36      1|                   En aquel momento el Magistral se acercaba a saludar a
 37      1|              señor don Fermín de Pas, Magistral y Provisor de la diócesis...~ ~ -¡
 38      1|            admiraba de lejos al señor Magistral. La señora del lugareño
 39      1|            como si fuera a caerse. El Magistral hablaba en voz alta de modo
 40      1|            animó con la presencia del Magistral, de quien era hija de confesión,
 41      1|       artificial. ¡Ocho días antes el Magistral había visto aquella cabeza
 42      1|          Saturno mientras irritaba al Magistral, que no quería aquellos
 43      1|         decentes... ¡mil absurdos! El Magistral le iba a la mano siempre
 44      1|        urbanidad era un dogma para el Magistral lo mismo que para Bermúdez,
 45      1|              altas cornucopias.~ ~ El Magistral se despidió. No podía acompañar
 46      1|                porque se despidió del Magistral dejándole el alma, por conducto
 47      2|      despedirse.~ ~ Cuando entraba el Magistral, el ilustrísimo señor don
 48      2|               aún don Cayetano.~ ~ El Magistral contestaba con sonrisas
 49      2|            copiada de la que usaba el Magistral, engañaba al mundo entero.
 50      2|              negros y punzantes en el Magistral, confesor de Obdulia; parecía
 51      2|               malicia que talento; el Magistral un sabio, un literato, un
 52      2|         sabias leyes naturales.~ ~ El Magistral sabía todo lo que Ripamilán
 53      2|                Cómo no se marchaba el Magistral? ¿Cómo sufría aquella jaqueca?
 54      2|              estaba en la capilla del Magistral esperándole para confesar.
 55      2|              asuntos pecaminosos y el Magistral que se iba con pies de plomo
 56      2|               razón los progresos del Magistral; por esto acechaba la sucesión
 57      2|              poeta bucólico dejaba al Magistral la más apetecible de sus
 58      2|            motivos que podía tener el Magistral para oír a don Cayetano,
 59      2|           saber a qué atenerse.~ ~ El Magistral había resuelto no entrar
 60      2|         hacerse hija de confesión del Magistral, le avisaba en tiempo oportuno,
 61      2|              días de descanso para el Magistral. Aquél era uno y por eso
 62      2|        hipótesis le halagaba mucho al Magistral. Le parecía un rasgo poético
 63      2|             acudiese a la capilla del Magistral, puesto que él se retiraba
 64      2|                nunca había hablado al Magistral de lo que podía ser la Regenta,
 65      2|               algo deseaba decirle el Magistral, que estorbaba Glocester;
 66      2|         pasaba junto a la capilla del Magistral. Miró; no había nadie. Entonces
 67      2|               sin confesión; luego el Magistral se permitía el lujo de desairar
 68      2|          corre a la capilla del señor Magistral, y si está allí una señora...~ ~
 69      2|            hoy no se sentaba el señor Magistral; y doña Visita que ya quería
 70      2|             con una mano un brazo del Magistral y con la otra la teja -. ¡
 71      2|               a que pertenecía.~ ~ El Magistral y el Arcipreste oyeron voces
 72      2|               en Santa Clementina. El Magistral le siguió, para ocultar
 73      2|          contentó con inclinarse a lo Magistral y torcer la boca y las cejas
 74      3|              hablaron la Regenta y el Magistral en el paseo. El Arcipreste
 75      3|            era Regente de Vetusta, el Magistral le visitaba en todas las
 76      3|       Bermúdez. Los cumplimientos del Magistral fueron escaseando, sin saber
 77      3|          había hablado a solas con el Magistral, y después que cesaron las
 78      3|                Ellos, la Regenta y el Magistral, habían hablado poco; todo
 79      3|       siguiente, después del coro, el Magistral la esperaba en su capilla.
 80      6|               quedarían Bermúdez y el Magistral y tutti quanti». Pero no
 81      6|              asegurado a usted que el Magistral no ha querido confesar a
 82      6|            con Visitación. Es más, el Magistral se puso muy colorado.~ ~ -¡
 83      6|            pero no tanto. Vaya por el Magistral y el secreto de la confesión; ¡
 84      6|             poner a la Regenta con el Magistral y la confesión?~ ~ No quería
 85      6|          conciencia complicados, y el Magistral sabe mucho de eso.~ ~ El
 86      7|               prudencia, que el señor Magistral iba a ser en adelante el
 87      7|            Obispo que es un santo, un Magistral...~ ~ -Hombre, el Magistral...
 88      7|           Magistral...~ ~ -Hombre, el Magistral... no me venga usted a mí
 89      7|    reticencias era Foja.~ ~ -El señor Magistral -dijo Mesía, hablando por
 90      7|            Foja.~ ~ Se discutió si el Magistral lo era. Dijeron que no Ronzal,
 91      7|             los pecados capitales del Magistral, la avaricia sobre todo;
 92      7|           cree usted, también, que el Magistral haga el amor a la niña?~ ~ -
 93      7|       convierte en política. El señor Magistral es una persona muy digna
 94      7|              lo pruebo -replicó -; el Magistral es el azote de la provincia:
 95      7|              temible que Cármenes; el Magistral un cancerbero más respetable
 96      8|            ahora se lo cuente todo al Magistral... Ya sabrás que le ha tomado
 97      8|              ahora mismo.~ ~ -¿Con el Magistral, por supuesto?~ ~ -Sí, con
 98      8|            seria:~ ~ -¡Cuidado con el Magistral, que sabe mucha teología
 99      9|              ser amado aquello que el Magistral le había prometido? Cuando
100      9|               qué había contestado el Magistral? Bien se acordaba; le zumbaba
101      9|             segura. La elocuencia del Magistral en el confesonario no era
102      9|              y en la orilla estaba el Magistral con su roquete blanquísimo,
103      9|            con los demás. Entonces el Magistral, allá dentro, callaba; y
104      9|            enfermos del espíritu?» El Magistral había hablado de las consultas
105      9|           atrevido a preguntárselo al Magistral, pero tiempo habría.~ ~
106      9|            otro temperamento? Pues el Magistral en seguida: le había dicho
107      9|            modo por el contraste». El Magistral no había dicho si él era
108      9|       lecciones le había prometido el Magistral para otro día! ¡Cuántas
109      9|             se había hablado poco; el Magistral generalizaba en seguida. «
110      9|                 Qué feliz sería aquel Magistral, anegado en luz de alegría
111      9|               Cómo no sería Obispo el Magistral? ¡Quién sabe! ¿Por qué era
112      9|               hubiera puesto al señor Magistral allí! Su mano tropezó con
113      9|          contacto pegajoso. No era el Magistral. Era don Álvaro, que venía
114      9|             un compañero del alma, el Magistral, el confesor que le decía
115     10|               mesa. Voy a escribir al Magistral; le diré que me espere mañana
116     10|        infernales, era el deber; y el Magistral sería la égida que la salvaría
117     11|                            XI -~ ~ El Magistral era gran madrugador. Su
118     11|              sus secretos era que «el Magistral merecía el nombre de sabio,
119     11|            que ante el mundo lucía el Magistral, desaparecía concluido el
120     11|            Señores, no se me diga: el Magistral es pobre y cuanto se murmura
121     11|               las casas que compra el Magistral por esos pueblos? ¿Y las
122     11|              Porque usted aborrece al Magistral.~ ~ -Claro que sí... -y
123     11|           leyes divinas y humanas, el Magistral es comerciante, es el dueño,
124     11|              Roja, tenga sótanos y el Magistral sea comerciante aunque lo
125     11|            vulgo de los préstamos del Magistral al veinte por ciento.~ ~ -
126     11|               sacrifican la honra del Magistral? Pues si don Santos le maldice
127     11|            verde, pero no es un... un Magistral... un Provisor... un Candelas
128     11|             No pensaba en tal cosa el Magistral aquella mañana fría de octubre,
129     11|           ustedes se entiendan.~ ~ El Magistral al recordar este pasaje
130     11|              en par el corazón?~ ~ El Magistral conocía una especie de Vetusta
131     11|            llegado a considerar en el Magistral el único confesor de buen
132     11|             anuncian los ciclones, el Magistral hubiera podido anunciar
133     11|           todos los suyos.~ ~ Así, el Magistral conocía los deslices, las
134     11|               cerca de la capilla del Magistral. Había visto primero a otras
135     11|           había sido mucho tiempo. El Magistral no lo había sentido pasar;
136     11|              alma?» En los labios del Magistral asomó una sonrisa de amargura. «
137     11|             la misma tiara...?»~ ~ El Magistral se sorprendió dibujando
138     11|               fecit Dominus...»~ ~ El Magistral continuó:~ ~ «Confirmábase
139     11|            Mejor!, así debía ser». El Magistral había sido desde el principio
140     11|               en qué quedamos?»~ ~ El Magistral, que estaba solo y seguro
141     11|            habitación contigua.~ ~ El Magistral no oyó siquiera. En seguida
142     11|         inmediatamente.~ ~ En casa el Magistral era el señorito. Así le
143     11|                Ni las muchachas ni el Magistral habían opuesto nunca el
144     11|            estaba sobre la cabeza del Magistral. Le dijo la hora y ofreció
145     11|             estuvo en el despacho, el Magistral la siguió impaciente con
146     11|         sacudidas, pero sin funda. El Magistral dormía algunos días la siesta,
147     11|            algo de la pantorrilla. El Magistral seguía con los ojos los
148     11|             el ruido, señorito?~ ~ El Magistral miró a la hermosa beata
149     11|              vale más por lo raro. El Magistral se frotó las manos suavemente.
150     11|           Media... y sueco? Él era el Magistral de Vetusta, un cura del
151     11|             parecían de un atleta. El Magistral miraba con tristeza sus
152     11|               los que al murmurar del Magistral añadían:~ ~ «-¡Si yo hablara!»~ ~
153     11|             abrochó el alzacuello, el Magistral volvió a ser la imagen de
154     11|        candorosa en los labios.~ ~ El Magistral la reconoció. Era una joven
155     11|           hermosa, incitante; pero el Magistral la había alejado de sí,
156     11|             el pasadizo inmediato. El Magistral lo presumía y habló como
157     11|              en el pasillo. La oyó el Magistral y dijo:~ ~ -En mi casa no
158     11|           mujer tan alta casi como el Magistral y que parecía más ancha
159     11|              parecían mucho a las del Magistral. Un mantón negro de merino,
160     11|               un recado para el señor Magistral.~ ~ Y salió del despacho.~ ~
161     11|                los ojos y la casa del Magistral. Teresina envidiaba a Petra
162     11|         algunos amigos íntimos.~ ~ El Magistral dio dos vueltas por el despacho
163     11|               Qué tiene? -preguntó el Magistral, volviendo la espalda.~ ~ -¿
164     11|             quiere convertirse.~ ~ El Magistral calló. Con su madre no disputaba.~ ~ -
165     11|             durado dos horas...~ ~ El Magistral se santiguó y dijo:~ ~ -¿
166     11|               Eso no, madre -gritó el Magistral perdiendo el aplomo, con
167     11|              estaba en la escalera el Magistral cuando oyó a su madre que
168     11|            para multas.~ ~ Por fin el Magistral se vio fuera de su casa,
169     11|                pero el buen humor del Magistral se había nublado; su madre
170     11|              le llevaba muy lejos, el Magistral sintió una reacción en su
171     11|      consolaban sucesivamente, iba el Magistral por las aceras estrechas
172     12|              esposa, confesaba con el Magistral. Éste era el pontífice infalible
173     12|               podrida de vieja.~ ~ El Magistral se dejó introducir en el
174     12|           Espere usted un poco, señor Magistral, haga el favor de sentarse;
175     12|               señores. ¿Verdad, señor Magistral, que la pobre señorita no
176     12|             Pecaba de hablador.~ ~ Al Magistral no le podía tragar, pero
177     12|               Robustiano se acercó al Magistral; miró a todos los rincones,
178     12|          Aquello es el acabose!~ ~ El Magistral sintió un escalofrío.~ ~ -¿
179     12|             ciencia aconseja... Señor Magistral, usted que es una persona
180     12|              aquí anda un cura, señor Magistral, estoy seguro... y usted
181     12|            carneros de Panurgo?~ ~ El Magistral no pudo menos de sonreír,
182     12|        libremente! Ríase usted, señor Magistral, ríase usted, que es una
183     12|           hijas de Carraspique.~ ~ El Magistral oyó con paciencia el discurso
184     12|            boca a los profanos.~ ~ El Magistral miraba al médico con gran
185     12|         recientes lágrimas. Abrazó al Magistral y le suplicó fervorosamente
186     12|            saludó con una cabezada al Magistral y salió murmurando:~ ~ -
187     12|               haciéndole favor.~ ~ El Magistral, con buenas palabras, vino
188     12|             tenía un pretendiente. El Magistral venía a desahuciarlo. «Era
189     12|            era de agradecimiento. «El Magistral les sacrificaba el nombre
190     12|             bien a sus hijas. Pero el Magistral tenía otros proyectos.~ ~ -¿
191     12|         Ronzal fue desahuciado.~ ~ El Magistral habló todavía de otros asuntos.
192     12|           esto. Había comprendido. El Magistral quería decir que si él fuese
193     12|      alcanzaban muy pocos. La voz del Magistral en el estilo terrorista
194     12|             en otra cosa.~ ~ Salió el Magistral.~ ~ Cuando se vio solo en
195     12|        grotesco de viejo verde.~ ~ El Magistral dejó atrás el zaguán, grande,
196     12|             gobierno eclesiástico. El Magistral era sin duda el hombre de
197     12|              prodigaba demasiado. «El Magistral no se prodigaba».~ ~ -Estudia
198     12|          figura en el púlpito.~ ~ -El Magistral es un artista, el otro un
199     12|           amigo, esto quedaba para el Magistral, con no poca envidia de
200     12|          predicador de Vetusta era el Magistral».~ ~ Pronto fue tal opinión
201     12|              eso es un cómico!»~ ~ El Magistral no era cómico, ni trágico,
202     12|              Cuántas veces sonreía el Magistral con cierta lástima al leer
203     12|          herejes que descuartizaba el Magistral eran frescos. Atacaba a
204     12|               El empeño constante del Magistral en la cátedra era demostrar «
205     12|                etc., preferían oír al Magistral en sus sermones de costumbres
206     12|           muchos indianos que oían al Magistral sonreían de placer ante
207     12|                   El Obispo al ver al Magistral se ruborizó, como un estudiante
208     12|            quería decir la mirada del Magistral, que saludó a las señoras
209     12|              Olvido; así no creerá el Magistral que el tiro va contra él;
210     12|                      Y era verdad; el Magistral despreciaba a la del Banco
211     12|          remolque a la de Páez.~ ~ El Magistral protestó en vano: «Aquella
212     12|               y después de indicar al Magistral que las acompañara por los
213     12|           evitar explicaciones.~ ~ El Magistral no pensó en buscarle.~ ~
214     12|              sin saberlo, irritaba al Magistral. Y ahora le irritaba más
215     12|                  Qué hay? -repitió el Magistral, sonriendo por máquina al
216     12|       fácilmente al asunto. Y como el Magistral arrugase el ceño, Peláez
217     12|            que supiera hacerlo.~ ~ El Magistral estaba pensando en la manera
218     12|            Benedicto XIV -continuó el Magistral - confirmó respecto de los
219     12|          resbalan pero no caen.~ ~ El Magistral se volvió de pronto, como
220     12|               de la corona...~ ~ Y el Magistral descargó un puñetazo formidable
221     12|           aquí, so tunante! -gritó el Magistral terciando el manteo, descomponiéndose
222     12|              Cuánto siento...!, señor Magistral...~ ~ -No sienta usted nada.
223     12|       probablemente. Era un primo del Magistral que hacía allí veces de
224     12|           nada más que bestias!~ ~ El Magistral respiraba con fuerza, como
225     12|         consultar a los empleados. El Magistral, distraído, se aventuró
226     12|       liberales! -murmuraba cerca del Magistral -. ¡Qué Restauración ni
227     12|             acercaron humildemente al Magistral... Eran de la aldea; también
228     12|               cotidianas batallas; el Magistral era su instrumento inteligente.~ ~
229     12|           anchas losas. El manteo del Magistral las atraía, las arrastraba
230     12|            cualquier cosa?»~ ~ Iba el Magistral por el Boulevard adelante,
231     12|          primeros de la Iglesia, y el Magistral se veía con una cesta debajo
232     12|               poco entre su hija y el Magistral le fueron convenciendo de
233     12|              la religión, en forma de Magistral, en la fortaleza de aquel
234     12|            pareciera excelente.~ ~ El Magistral dominaba por completo a
235     12|              hacerse devota. Buscó al Magistral con buenos modos, como al
236     12|             con buenos modos, como al Magistral le gustaba que le buscasen,
237     12|                así se decía ella) del Magistral. Éste se hizo el desentendido,
238     12|            pródigo y deslumbrador, el Magistral se sentía trasladado a regiones
239     12|        natural... que era aquél... El Magistral al entrar en estos salones
240     12|            Pas nunca dejaba de ser el Magistral; pero demostraba, sin más
241     12|         sorbete por un momento.~ ~ El Magistral de pie, en el umbral de
242     12|         Santidad esta gracia...~ ~ El Magistral sonreía, dispuesto a escapar
243     12|            natural frigorífico.~ ~ El Magistral se puso un poco encarnado.~ ~
244     12|    importancia y a una Paca beata, el Magistral, con un tantico de hambre,
245     12|         sonaban dentro carcajadas. El Magistral reconoció la voz de Visita
246     12|               la de Ana Ozores.~ ~ Al Magistral le zumbaron los oídos...,
247     13|               alpaca muy clara.~ ~ El Magistral se encontró en la escalera
248     13|               de regla. Cuando vio al Magistral vio el cielo abierto; ya
249     13|             de los marqueses al señor Magistral.~ ~ Don Fermín miró de soslayo
250     13|            estimación.~ ~ -¡Oh, señor Magistral!~ ~ -¡Oh, cuánto bueno!~ ~ -
251     13|           estatura, pudo estrechar el Magistral con gallardía, haciendo
252     13|              el hombro al otro.~ ~ El Magistral no pudo saborear tranquilamente
253     13|            poco a poco despejados, el Magistral creyó que debía irse. Se
254     13|         Obdulia: las tres rodearon al Magistral y con permiso de los señores -
255     13|             hubo risas, protestas del Magistral, mimosas y elegantes en
256     13|              gabinete la Marquesa, el Magistral y Glocester. Hubo un momento
257     13|             Orgaz, y a última hora el Magistral con algunos otros vetustenses
258     13|        caballos.~ ~ Lo de convidar al Magistral había sido un complot entre
259     13|          picante el molestar al señor Magistral si, como Visitación sospechaba,
260     13|               a ti te conviene que el Magistral se quede.~ ~ -¿Por qué?~ ~ -
261     13|              si era preciso, al señor Magistral.~ ~ Visitación lo arregló
262     13|                Obdulia hablaba con el Magistral y Joaquinito Orgaz; el Marqués
263     13|          ruina.~ ~ -No tanto...~ ~ El Magistral intervino huyendo de Obdulia,
264     13|              lo que tiene delante. El Magistral le alargó la mano que Mesía
265     13|             mientras decía:~ ~ -Señor Magistral, tengo mucho gusto...~ ~
266     13|             su género; más fornido el Magistral, más noble de formas don
267     13|              naciendo entre ella y el Magistral. Lo que sabía a ciencia
268     13|        buscaba amparo en los ojos del Magistral, huyendo de los otros, no
269     13|  disimuladamente se había acercado al Magistral y junto a un balcón le hablaba
270     13|              anterior: cuidado con el Magistral, que tiene mucha teología
271     13|               Dios le librase, que el Magistral buscara en su nueva hija
272     13|              humor y airado contra el Magistral, cuya influencia en Vetusta,
273     13|              No, señora -respondió el Magistral, con el timbre de un céfiro
274     13|               esas inquietudes... -el Magistral se puso levemente sonrosado,
275     13|       perfectamente. «Quería decir el Magistral que cuando ella gozase las
276     13|                distraída, aplaudió al Magistral con entusiasmo, y aun aumentó
277     13|       Ripamilán, y a su izquierda, el Magistral; a la derecha del Marqués,
278     13|              Álvaro; Obdulia entre el Magistral y Joaquín Orgaz; don Saturnino
279     13|      bulliciosos eran la Regenta y el Magistral; a veces se miraban, se
280     13|              la víspera, se volvió al Magistral insinuante, provocativa;
281     13|               fingiendo no ver lo del Magistral. Ordinariamente Obdulia
282     13|            voz baja un panegírico del Magistral, su ídolo. Bermúdez miraba
283     13|             el descubrimiento.,~ ~ El Magistral, Ripamilán, don Víctor,
284     13|               general; Vegallana y el Magistral tendían a los asuntos serios,
285     13|            invocando la autoridad del Magistral. El Magistral votaba con
286     13|           autoridad del Magistral. El Magistral votaba con doña Petronila,
287     13|               Son bromas -advirtió el Magistral.~ ~ -¿Cómo bromas? -gritó
288     13|               mejillas encendidas. El Magistral se había quedado atrás,
289     13|        vetustense más superior que el Magistral, a quien consideraba más
290     13|        humildad vivía postergado». El Magistral trataba a la de Rianzares
291     13|       corpulento cerca del hombro del Magistral, diciendo con los ojos en
292     13|                  por caridad...~ ~ El Magistral no menos dulce, suave y
293     13|              acompáñenos usted, señor Magistral...~ ~ En el gesto, en la
294     13|           brillaron al clavarse en el Magistral que sintió el choque de
295     13|            tanta inteligencia como el Magistral la defendiera contra los
296     13|              fuera por don Víctor, el Magistral no tendría por qué defenderla,
297     13|               que estaría poniendo el Magistral.~ ~ -¡Aúpa...! -gritó abajo
298     13|             Eso es inútil -observó el Magistral con una voz muy dulce -;
299     13|                   insinuó entonces el Magistral, con modestia en la voz
300     13|              con soltura y gracia, el Magistral suspendió en sus brazos
301     13|           salir del cajón maldito. El Magistral tuvo una verdadera ovación.
302     13|         cánones, acababa de ver en el Magistral un atleta; un hombre muy
303     13|             no tenía límites, pero el Magistral creyó necesario buscárselos
304     13|               vida que decía deber al Magistral.~ ~ Ana admiró en silencio
305     13|               con otros apodos.~ ~ Al Magistral se le hizo un poco de sitio,
306     13|               que también cobijaba al Magistral y al Arcipreste. Ripamilán,
307     13|              estaba cumpliendo.~ ~ El Magistral iba un poco avergonzado:
308     13|           negar que la resolución del Magistral estuvo a punto de quebrantarse,
309     13|              del comedor, contestó el Magistral muy quedo:~ ~ -No debo ir
310     13|             Se detuvo el carruaje; el Magistral se levantó y saludó a las
311     13|               pasó por las mientes al Magistral en el poco tiempo que necesitó
312     13|           aire libre.~ ~ Los ojos del Magistral siguieron mientras pudieron
313     14|              de los Vegallana dejó al Magistral a la entrada del Espolón,
314     14|          extraordinario de apearse el Magistral de la carretela de los Vegallana
315     14|               a los tres enemigos del Magistral la importancia de los acontecimientos.~ ~ -¡
316     14|              carcajadas, hasta que el Magistral pasó al lado de los murmuradores.
317     14|       diplomático, o no lo era.~ ~ El Magistral se contentó con escupirle
318     14|            partidarios declarados del Magistral, paseaban por el Espolón;
319     14|              cosas que le parecían al Magistral necedades, dicharachos indignos
320     14|           ardua... ¡yo lo creo!~ ~ El Magistral respiró; pero antes de exponerse
321     14|               nombre. Amor no era; el Magistral no creía en una pasión especial,
322     14|               el Vivero?»~ ~ Subía el Magistral por las primeras calles
323     14|           necesitado una cuerda... El Magistral tenía aquel pozo, que no
324     14|               en los cristales.~ ~ El Magistral llegó hasta el gabinete
325     14|                No parecía temer ya al Magistral. Horas antes esquivaba quedarse
326     14|          debía de saber algo...~ ~ El Magistral se paseaba por el gabinete
327     14|              has vuelto a casa?~ ~ El Magistral no contestó; ya estaba en
328     14|             el Obispo, que trataba al Magistral como un padre débil a un
329     14|            esa gente? -se preguntó el Magistral, aunque añadiendo para satisfacción
330     14|                   En aquel momento el Magistral se acercó a la niña.~ ~
331     14|                    Te inflo...!~ ~ El Magistral no pudo averiguar nada.
332     14|           Deben de ser dos», pensó el Magistral, que cada vez que veía al
333     14|        carretela iba a pasar junto al Magistral, que se apretó a la columna
334     14|               noche de estío...~ ~ El Magistral, olvidado de las estrellas,
335     14|             hija de los Marqueses. El Magistral recordaba haber estado allí,
336     14|               acto del Barbero.~ ~ El Magistral respiró. «No era ella, era
337     15|              señora, tampoco...~ ~ El Magistral ocupó su asiento enfrente
338     15|               al menos creyó notar el Magistral.~ ~ Faltaba algo que estaba
339     15|            esta conclusión llegaba el Magistral aquella noche, en que, después
340     15|            tercer acto del Fausto. El Magistral no conocía la música, no
341     15|      contemplar il tuo viso...~ ~ ~el Magistral lloraba para dentro, mirando
342     15|             ahora, a cuatro pasos del Magistral.~ ~ Este matrimonio era
343     15|              pasaba desde la casa del Magistral por sótanos, como suponía
344     15|       Crusología.~ ~ Aquella noche el Magistral no quiso complacer a su
345     15|        momentos antes de morir.~ ~ El Magistral vio aparecer por una esquina
346     15|          puertas más arriba de la del Magistral, en la acera de enfrente -.
347     15|         letrero de la tienda, pero el Magistral sintió brasas en las mejillas,
348     15|            Barinaga en la calle, y el Magistral arriba, detrás de las vidrieras
349     15|               oigan los sordos, señor Magistral! Usted ha hecho renovar
350     15|            oído a la cerradura.~ ~ El Magistral abrió el balcón sin ruido
351     15|                Ladrones...! Caballero Magistral, entendámonos; usted predica
352     15|              Se dejó arrastrar.~ ~ El Magistral, desde su balcón, escondido
353     15|        también entrada de la casa. El Magistral oyó retumbar los golpes
354     15|               tienda, que era como el Magistral se la había representado,
355     15|              Oscuridad y silencio. El Magistral abrió entonces su balcón
356     15|           detrás de los cristales, el Magistral pudo asegurar que allí dentro
357     15|               Santos para combatir al Magistral; para ello conquistaron
358     15|               trastos por el aire. El Magistral, gracias al silencio de
359     15|               confuso de voces.~ ~ El Magistral esperó. No volvió el rumor. «
360     15|         desapareció de repente.~ ~ El Magistral siguió espiando el silencio.
361     15|            suspiro estrepitoso.~ ~ El Magistral encogió los hombros y se
362     16|       adelantaba un paso. ¿Andaría el Magistral en el ajoVisita se impuso
363     16|              de espiar la capilla del Magistral; se enteró bien de las tardes
364     16|        progresos de la piedad, que el Magistral procuraba despertar con
365     16|               engañó a sí misma, y el Magistral sólo supo que Ana vivía
366     16|             todo lo que pudo saber el Magistral sobre el particular; nada
367     16|             conferencias -se decía el Magistral - no se trata aún de estudiarla
368     16|               La Regenta agradecía al Magistral su prudencia, su discreción.
369     16|      metáforas geométricas pensaba el Magistral en tal asunto, para él muy
370     16|               velo; pocas bastaron al Magistral para comprender; la interrumpió,
371     16|          intento. Sí, sí -concluía el Magistral -: yo la salvo a ella, y
372     16|            antes había pensado que el Magistral iba a sacarla de aquel hastío,
373     16|               que hubiera asustado al Magistral de haberlo visto, lo que
374     16|             partes. Se discutía si el Magistral haría de su partido a la
375     16|      descubrió en el confesonario del Magistral un alma hermana, un espíritu
376     16|                    De parte del señor Magistral debe de ser, porque lo ha
377     16|         pensamientos.~ ~ La carta del Magistral, escrita en papel levemente
378     16|             Ana se había olvidado del Magistral desde la tarde anterior;
379     16|              el mismo olor que el del Magistral, pero más fuerte, y escribió
380     16|             Iba camino de la casa del Magistral con la misiva y pensaba:~ ~ «
381     16|              no se había acordado del Magistral ni una vez en toda la noche
382     16|            guardar el cuerpo, pero al Magistral, ¿no había que reservarle
383     17|         Frígilis, la visita del señor Magistral.~ ~ -Enciende la lámpara
384     17|    sorprendida y algo asustada.~ ~ El Magistral pasó por el patio al Parque.
385     17|                Ana se turbó cuando el Magistral se atrevió a preguntarle
386     17|            pesar de la jaqueca.~ ~ El Magistral confirmó su sospecha. Le
387     17|              quien la ha visto.~ ~ El Magistral se sintió herido, le dolió
388     17|           predilecta de confesión del Magistral, por devota en ejercicio,
389     17|               aquella noche...»~ ~ El Magistral había salido de su casa
390     17|               la escasa fuerza que el Magistral ejercía sobre sus penitentes...
391     17|             que nunca asistía».~ ~ El Magistral salió de casa de Páez bufando;
392     17|       sucederse hasta lo infinito, el Magistral, que no quería marcharse
393     17|               Bien; allá vamos.~ ~ El Magistral había dicho que si doña
394     17|            algo grave.~ ~ Así fue. El Magistral dijo:~ ~ -Todavía no he
395     17|             como las estrellas.~ ~ El Magistral sonrió como un mártir entre
396     17|              claridad excesiva.~ ~ El Magistral, que no pensaba en la retórica,
397     17|               había edificado!»~ ~ El Magistral, con una mirada sola, comprendió
398     17|            las hijas de confesión del Magistral no deben de temer su manga
399     17|          ayudarme mucho.~ ~ Pausa. El Magistral deja de mirar a las estrellas,
400     17|             que le trataba, vio en el Magistral un hombre, un hombre hermoso,
401     17|         calumnias de los enemigos del Magistral; ya no se acordaba de que
402     17|              días de confesión.~ ~ El Magistral estaba pasmado de su audacia.
403     17|              Después de su audacia el Magistral temblaba, esperando las
404     17|          atormentaba a menudo».~ ~ El Magistral oía ahora recogido en un
405     17|               cayendo en el ánimo del Magistral como un riego de agua perfumada;
406     17|             de los senderos.~ ~ Ni el Magistral ni la Regenta se acordaban
407     17|                Las campanas...?~ ~ El Magistral sonrió...~ ~ -No se ría
408     17|           decirse así -interrumpió el Magistral, poniendo en la voz la mayor
409     17|       entender, se decidió a decir al Magistral lo demás, lo que había venido
410     17|              yo lo sentía no...~ ~ El Magistral oyó entonces lo que pasó
411     17|           explicarse». Y suplicaba al Magistral que la entendiese. «Pues
412     17|             de don Juan... ya veía el Magistral qué situación tan poco religiosa...
413     17|                    Había de todo». El Magistral, procurando vencer la exaltación
414     17|               Todo aquello -añadió el Magistral después de presentarlo en
415     17|   indispensable.~ ~ Hizo una pausa el Magistral para observar si Ana subía
416     17|               fuertes, casi duras del Magistral.~ ~ El cual prosiguió, aflojando
417     17|        escandalosa. Sí, amiga mía -el Magistral reía al decir esto -, lo
418     17|            lenguaje, casi jocoso, del Magistral, con motivo de cosas tan
419     17|               a ocultar la visita del Magistral sin que nadie se lo hubiera
420     17|             cartuchos.~ ~ En tanto el Magistral había explicado latamente
421     17|                  Verá usted -decía el Magistral - como llega un día en que
422     17|              de ello.~ ~ Más habló el Magistral para exponer el plan de
423     17|               entrada del cenador. El Magistral se puso en pie, como si
424     17|             aunque sea clérigo.~ ~ El Magistral, como equivocando el camino,
425     17|               dijo Ana volviéndose al Magistral.~ ~ Don Fermín contestó:~ ~ -
426     17|               zaguán.~ ~ Entonces, el Magistral se acercó a la Regenta y
427     17|                 Don Fermín! -pensó el Magistral -. ¿Por qué me llama ésta
428     17|             hacía por el otro, por el Magistral, a quien quería agradar
429     17|             de la visita nocturna del Magistral. «No preguntó nada: ¿para
430     17|         apretada el guante morado del Magistral.~ ~ ~ ~
431     18|              de doña Petronila, ni el Magistral se atrevió a recordarle
432     18|               le parecía mejor ver al Magistral en la iglesia, allí encontraba
433     18|             sus deseos peligrosos. El Magistral comenzó a impacientarse;
434     18|               a la profunda fe que el Magistral exigía como preparación
435     18|               rezar así -respondía el Magistral -; a la oración ya llegaremos;
436     18|               en el sentido en que el Magistral lo había solicitado. Mientras
437     18|               Ana estaba entregada al Magistral. No quería aquella conversación;
438     18|               perdía la esperanza, el Magistral tampoco estaba satisfecho.
439     18|              recodo de un sendero. El Magistral sintió entonces impulsos
440     18|            las hijas de confesión del Magistral le encontraron distraído,
441     18|       entonces, ¿con quién soñaba? El Magistral recordó la dulcísima hipótesis
442     18|            solicitaba un préstamo. El Magistral se hizo rogar, y ofreció
443     18|             del besugo...!~ ~ Pero el Magistral salió sin responder siquiera,
444     18|               pórtico. Allí esperó al Magistral y juntos, cerca ya del oscurecer,
445     18|            Regenta y besó la mano del Magistral. Les suplicó, después de
446     18|               se sentó en el sofá, el Magistral a su lado en un sillón.
447     18|              algunos minutos, dijo el Magistral con una voz que se parecía
448     19|          religiosos que había oído al Magistral, sin penetrar su terrible
449     19|        arrimado en su vida».~ ~ «Y al Magistral no se le decía nada de esto. ¿
450     19|            situación estaba cuando el Magistral le dijo en el confesonario
451     19|          viaje místico pensando en el Magistral. «¡Oh, qué grande hombre! ¡
452     19|              respectivos círculos, el Magistral y don Álvaro, y a veces
453     19|               de Dios; ya lo vería el Magistral. Y él, don Fermín, sería
454     20|             el enemigo implacable del Magistral se preparaba a mal morir
455     20|             leyenda de la fortuna del Magistral.~ ~ Si Barinaga tomó de
456     20|           escándalo, los enemigos del Magistral atizaron la discordia, en
457     20|            hablillas, se decía que el Magistral quería seducir, y en camino
458     20|              y desafiando a gritos al Magistral. Había bandos: unos reclamaban
459     20|               a la misma consigna. El Magistral, aunque le disgustaba emplearse
460     20|               visto a la Regenta y al Magistral entrar juntos al anochecer
461     20|           Santos, de los millones del Magistral depositados en el Banco;
462     20|           tenía entre ellos amigos el Magistral, pero si le respetaban por
463     20|     propaganda contra las sotanas. El Magistral era allí más despreciado
464     20|             Ya aborrecía de muerte al Magistral. «Era el primer hombre ¡
465     20|               la había puesto así? El Magistral, ¿qué duda cabía? Cuando
466     20|              verla. Y, ¡oh rabia!, el Magistral, él lo había visto, pasaba
467     20|               nada de provecho. «Y el Magistral estaba haciendo allí su
468     20|              él si se las dictaría el Magistral». Una tarde comía la Regenta
469     20|              lágrimas cada bocado. El Magistral opinaba que a la fuerza
470     20|             Oh, amigo mío -replicó el Magistral, sonriendo con mucha amabilidad -,
471     20|             don Álvaro se figuraba al Magistral vestido de levita, acudiendo
472     20|             empeñaban en deshonrar al Magistral. Foja y Joaquinito Orgaz,
473     20|            ayudaba a los enemigos del Magistral y se agregó a la comisión
474     20|            pero quería que muriese el Magistral, y otros dos o tres comensales
475     20|             gran propaganda contra el Magistral. Al salir, repartidos en
476     20|                     O la gata?~ ~ -El Magistral.~ ~ -Álvaro.~ ~ -O los dos...~ ~ -
477     20|           aquellos señores. Cuando el Magistral oyó a su madre que se había
478     21|            los prudentes consejos del Magistral; su educación pagana, dislocada,
479     21|               el Tercer Abecedario,el Magistral no lo tenía tampoco. Pero
480     21|               recordaba entonces a su Magistral y lloraba enternecida. «¡
481     21|          atrás, pero más contenta. El Magistral se encerró en su despacho
482     21|               carta, muy temprano, el Magistral salió de casa, fue al Paseo
483     21|         Oriente.~ ~ Se puso de pie el Magistral, miró a todos lados por
484     21|              don de lágrimas -leyó el Magistral en voz alta como diciéndoselo
485     21|            párrafos ya no los leía el Magistral en voz alta, sino que había
486     21|              confesonario». Seguía el Magistral ocultándose a sí mismo las
487     21|             Cuando pensaba así oyó el Magistral a su espalda, detrás del
488     21|             obra de texto, Balmes. El Magistral se alejó sin ser visto,
489     21|                el destino, pensaba el Magistral, no quería decirse a sí
490     21|             en su cuna de pétalos. El Magistral arrancó un botón de rosa
491     21|          aquellas capas de raso... El Magistral, perdiéndose por senderos
492     21|             amarilla. Enfrente vio el Magistral el pesebre de Belén cuadriculado
493     21|               disgustaba figurarse al Magistral vencedor de la Regenta.
494     21|           paño. El sillón era para el Magistral, los taburetes para los
495     21|              Todo lo que dice allí el Magistral se ríe; es un chiste. Niños
496     21|            propósitos profanos.~ ~ El Magistral no se sentó en el sillón
497     21|            kirsch o del ajenjo.~ ~ El Magistral, como el pez en el agua,
498     21|               la eterna idolatría. El Magistral, con la boca abierta, sin
499     21|             había salido llorando. El Magistral reanimó también el espíritu
500     21|              daría una campanada». El Magistral gozaba encontrando dentro
501     21|          Casino.~ ~ En cuanto pudo el Magistral escapó de casa, prometiendo
502     21|        enfermedades de la Regenta, el Magistral había prestado muchos servicios
503     21|             le era algo antipático el Magistral, se los había agradecido.
504     21|          escoger para salvarme.~ ~ El Magistral se sentía como estrangulado
505     21|            entusiasmo de idólatra; el Magistral aprobaba su admiración,
506     21|                    Desde aquel día el Magistral influyó cuanto pudo en aquel
507     21|             habido, él lo atribuía al Magistral. Se acordaba del guante
508     21|              canónigo probable que el Magistral; el único bastante listo
509     21|              en la cabeza de Ana. Del Magistral era el guante, sin duda.
510     21|              quería tener contento al Magistral, no serviría más tiempo
511     21|           sacaba el guante morado del Magistral, del que a nadie había hablado.
512     21|        hipócrita. ¡Si no fuera por el Magistral!»~ ~ Los Vegallana y sus
513     21|            comprender mejor lo que el Magistral le quería decir al hablarle
514     21|               lo ha permitido».~ ~ El Magistral, mientras duraba la debilidad,
515     21|            dolor desconocido, pero el Magistral había prohibido tales tormentos
516     21|             Confesaron los dos con el Magistral.~ ~ A don Víctor al comulgar
517     21|          deslizaban suavemente.~ ~ El Magistral, su maestro, y don Víctor,
518     21|             debo hacer lo que dice el Magistral; ya que las fuerzas vuelven
519     21|          amarillento de marfil que el Magistral había regalado a su amiga
520     21|            engañar a Dios, engañar al Magistral, pensar en ese hombre ni
521     21|             Desde el día siguiente el Magistral notó con mucha alegría que
522     21|               Gran Constantino.~ ~ Al Magistral mismo se atrevía la Regenta
523     21|               que las acompañaban, el Magistral tenía para rumiar ocho días
524     21|           entre varón y hembra.~ ~ El Magistral con la cara llena del rocío
525     21|           todo lo que vale...~ ~ Y el Magistral sonrió como un ángel, mientras
526     21|              vagamente. Se acusaba al Magistral, a lo que podía entender,
527     21|             sus oídos. Pero ya que el Magistral mismo se quejaba, daba a
528     21|          desgracia». La confesión del Magistral se pareció a la de muchos
529     21|             Ana sacó en limpio que el Magistral, como ella creía, era un
530     21|               no se sabía dónde. Y el Magistral estaba seguro de que al
531     21|              de una pausa, pensaba el Magistral:~ ~ «Y en último caso, ello
532     21|         marmolillo. Y a su mujer y al Magistral el estío de Vetusta, aquella
533     21|        solícita, llenaba el hogar del Magistral de cantares religiosos a
534     21|            vivir sin la señora.~ ~ El Magistral salía y entraba sin temor
535     21|               don Víctor, era para el Magistral el tiempo más dichoso de
536     22|            ingenio vetustense!»~ ~ El Magistral fue aquel año la víctima
537     22|               y sin que lo supiera el Magistral, se decidió a tomar la pluma
538     22|              influencia deletérea del Magistral y de la muerte de sor Teresa.~ ~ -
539     22|             las cien doncellas.~ ~ El Magistral hubiera querido poder despreciar
540     22|         poderosa y temible. Notaba el Magistral que su poder se tambaleaba,
541     22|          entraban por las pupilas del Magistral como puntadas de acero.~ ~
542     22|              y al poco tiempo notó el Magistral que el converso se le rebelaba.
543     22|              que los veía juntos y el Magistral tuvo que fingirse distraído
544     22|               los amigos y amigas; el Magistral y sólo el Magistral. Aquel
545     22|                el Magistral y sólo el Magistral. Aquel buen señor «hacía
546     22|              en tarde, al enemigo, al Magistral; pero como este fingía no
547     22|         consiguió que la Regenta y el Magistral conviniesen en verse más
548     22|               Regenta y el manteo del Magistral, cada día más familiarmente.~ ~
549     22|        callando lo que callaba.~ ~ El Magistral padecía mucho siempre que
550     22|           perder su mayor encanto, el Magistral, que vivía ya nada más de
551     22|              es horroroso -pensaba el Magistral -, pasar plaza de santo
552     22|                entonces era cuando el Magistral vivía al lado de Ana libre
553     22|             también, ¿qué pensaría el Magistral... si lo supiera? A la Regenta
554     22|               confesar aquello con el Magistral. Hubiera sido hacerle mucho
555     22|              esto habló un día con el Magistral, sin decirle que la consulta
556     22|         manera de sacrificarse por el Magistral. ¿Qué podía ella hacer para
557     22|          sabía hacerlo de modo que el Magistral tenía que emplear esfuerzos
558     22|           tenían encima: el poder del Magistral.~ ~ Si la muerte de sor
559     22|        silbidos suaves -imitación del Magistral -, al oído de su hija de
560     22|           señor, anda...~ ~ -¡Será el Magistral, el ladrón, el rapavelas,
561     22|     Tranquilícese usted, que no es el Magistral.~ ~ -Sí es, sí es; lo 
562     22|              tienen la culpa el señor Magistral, y mi señora hija...~ ~ -
563     22|              plegarias íntimas.~ ~ El Magistral se paseaba a grandes pasos,
564     22|             de gente, de enemigos del Magistral..., que se le llamaba asesino
565     22|                 asesino, ladrón... El Magistral al llegar a este pasaje
566     22|               con terror el poder del Magistral y su energía.~ ~ «Era verdad,
567     22|            Casos de qué? -preguntó el Magistral con un tono y una mirada
568     22|               enfrente de la casa del Magistral. Era la calle de los Canónigos,
569     22|     incoherentes; mezclaba su odio al Magistral con las quejas contra su
570     22|          Dicen que ha venido el mismo Magistral.~ ~ -¿El Magistral? ¡No
571     22|              mismo Magistral.~ ~ -¿El Magistral? ¡No faltaba más! Sería
572     22|             primero, pero creo que al Magistral se le debería arrastrar
573     22|              las manos para atacar al Magistral -. Estas cosas no se pueden
574     22| correligionarios y otros enemigos del Magistral reunidos en la tienda, al
575     22|             cubrió de paraguas.~ ~ El Magistral, que espiaba detrás de las
576     22|               lanas negro y sucio: el Magistral lo miró con terror. El faldero
577     22|         declaraba mayor el delito del Magistral. Aquel pobre don Santos
578     22|           como un perro por culpa del Magistral.~ ~ Los amigos que le quedaban
579     23|            ronda la presidía el señor Magistral, de roquete y capa de coro;
580     23|               la figura arrogante del Magistral al mismo tiempo que la esbelta
581     23|              sincero cristiano.~ ~ El Magistral también pudo ver a la Regenta
582     23|       ridícula.~ ~ Mesía no vio ni al Magistral ni a la Regenta, ni a nadie.
583     23|               pórtico encontró Ana al Magistral.~ ~ Don Fermín estaba pálido;
584     23|               buenas noches! -dijo el Magistral con tono de mal humor, casi
585     23|           Petra, mientras hablaron el Magistral y Ana, se había separado
586     23|        hermana humilde y cariñosa del Magistral.~ ~ »¡El Niño Jesús! ¡Qué
587     23|            por delante de la casa del Magistral. ¿A qué había ido allí?
588     23|               como si fuera fuego; el Magistral no sonrió, pero su mirada
589     23|               las horas canónicas, el Magistral salió, se inclinó ante el
590     23|           almas en gracia de Dios. El Magistral fue recibido en triunfo. «¡
591     23|            decirle, pero un gesto del Magistral la contuvo.~ ~ -Déjela usted -
592     23|               Eso quería ella, que el Magistral mandase, dispusiera de ella
593     23|              no, esta tarde...!~ ~ El Magistral se puso de pie. Sin que
594     23|             Era la primera vez que el Magistral hablaba así. Jamás se habían
595     23|              levantó, esperó a que el Magistral llegase en sus paseos al
596     23|            vuelve esa señora...~ ~ El Magistral, que ahora estaba rojo,
597     23|               se había oído cuando el Magistral avisó que llegaba. Hablaba
598     23|             Allá va, allá va el señor Magistral, está en mi gabinete solo,
599     23|             empezado la misa...~ ~ El Magistral desapareció por la puerta
600     24|           corroboró Foja -. Amigo, el Magistral no puede tanto. No ha conseguido
601     24|              a su mujer al hablar del Magistral; con él iba la pulla».~ ~ -
602     24|            Cuando Ana consultó con el Magistral en casa de doña Petronila,
603     24|            Quién lo diría!~ ~ -¡Pobre Magistral!~ ~ -¡Y qué hermosa!~ ~ -¡
604     24|         caudillo de la iglesia. Si el Magistral es aquí el amo..., entonces
605     24|      averiguar era lo del otro, si el Magistral mandaba allí».~ ~ En su
606     24|               gallo vetustense que el Magistral no era dueño del corazón
607     24|               pensaba: «¡Es mía! ¡Ese Magistral debe de ser un cobarde!
608     25|      siguiente Glocester, delante del Magistral, sin compasión, refería
609     25|              don Álvaro Mesía».~ ~ El Magistral, que no había dormido aquella
610     25|           solía sentarse Ana llamó al Magistral con la voz de los recuerdos.
611     25|              suya, pero lo era...» El Magistral se puso en pie de repente:
612     25|               trémula y congojosa del Magistral.~ ~ Ana, entre sollozos,
613     25|              se interrumpía al ver al Magistral quedarse lívido, y como
614     25|          mandaba mentir. «¿Decirle al Magistral que ella estaba enamorada
615     25|          porque estoy preso...!~ ~ El Magistral se sacudió dentro de la
616     25|         inmóvil, había visto salir al Magistral sin valor para detenerle,
617     25|           celos, moría de celos... El Magistral no era el hermano mayor
618     25|           volvía ella a hablar con el Magistral, como era probable, porque
619     25|               tentador, y pensó en el Magistral enamorado, celoso..., indefenso.
620     25|             sacudido un terremoto. El Magistral y la fe iban demasiado unidos
621     25|               activa, irreflexiva; el Magistral había eclipsado a la santa,
622     25|            podría ser de ninguno; del Magistral no podía ni quería... Le
623     25|          sentidos; pero de no amar al Magistral de modo culpable estoy bien
624     25|            bien segura. Debo huir del Magistral, sí, pero más de don Álvaro.
625     25|        movimientos, señoriles. Era el Magistral. Estaban solos en el paseo;
626     25|            huerta de Vegallana.~ ~ El Magistral pensó por su parte al ver
627     25|             allí contrario objeto: el Magistral paseaba mucho para gastar
628     25|            alma. ¡Y ahora no tenía al Magistral para ayudarla!~ ~ Cada día
629     25|               Pero antes de buscar al Magistral, Ana quiso fortificar el
630     25|             que ver la Iglesia con el Magistral? ¿No podía aquel señor haberse
631     25|          creer. Oh, malo sería que el Magistral no saliese inocente de aquella
632     25|          lágrimas...» Y se acordó del Magistral. «¡Oh, qué ingrata, qué
633     25|             rebajar la influencia del Magistral; la moda y la calumnia le
634     25|              ella, Ana a los pies del Magistral, como María a los pies de
635     25|               los pies de la Cruz. El Magistral estaba crucificado también
636     25|            mayor lástima le daría del Magistral que, según ella, no era
637     26|          pueblo había tomado al señor Magistral!»~ ~ «No, no quería más
638     26|           cosa..., que venga el señor Magistral. Quiero que me oiga en confesión
639     26|         milagro. «¡El Ateo llamaba al Magistral para que le ayudara a bien
640     26|      presencia de algún importuno. El Magistral se quejaba de neuralgia;
641     26|                 De Guimarán! -dijo el Magistral, que estaba despierto, aunque
642     26|             Santos Sacramentos.~ ~ El Magistral y doña Paula se consultaron
643     26|             razón.~ ~ Callaron.~ ~ El Magistral se cogió a la pared y al
644     26|        separarse Ana y De Pas, era el Magistral quien preguntaba más a menudo
645     26|             placer a un tiempo.~ ~ El Magistral sentía en los oídos huracanes.
646     26|             don Víctor en casa.~ ~ El Magistral estuvo en el caserón de
647     26|              mandado aviso a casa del Magistral para que viniera en seguida.
648     26|             De Pas: decía que sólo al Magistral quería decir sus pecados
649     26|             invencible que llamara al Magistral y sólo al Magistral.~ ~
650     26|        llamara al Magistral y sólo al Magistral.~ ~ Doña Paula contestaba
651     26|             Todo inútil. Él quería al Magistral; la voz interior se lo pedía
652     26|       respetable... Pero si ese señor Magistral no parece...~ ~ -Si no parece,
653     26|             hacerse esperar, llegó el Magistral.~ ~ Las hijas de Guimarán
654     26|            revelaciones positivas, el Magistral preparaba todo un plan para
655     26|            Puede usted creer... señor Magistral... que ha sido un milagro
656     26|               sollozos.~ ~ Después el Magistral le hizo callar y escucharle.~ ~
657     26|             había vuelto en favor del Magistral, hasta el punto de que ya
658     26|                pero lo había hecho el Magistral». Ya nadie dudaba esto. «
659     26|         Obispo, que había abrazado al Magistral en la catedral poco después
660     26|          Murió el Miércoles Santo. El Magistral y Trifón respiraron. También
661     26|         manifestación de simpatía. El Magistral iba presidiendo el duelo
662     26|              señalando al Apóstol, al Magistral. Los milagros que doña Paula
663     26|            Santo amaneció plomizo; el Magistral muy temprano, en cuanto
664     26|               que de rodillas ante el Magistral le había ofrecido aquel
665     26|          Jesús muerto, cerca de aquel Magistral que padecía también muerte
666     26|            para restaurar la fama del Magistral: no pensaba más que en el
667     26|            sin inconveniente al señor Magistral cuando pase triunfante por
668     26|              qué iba...?»~ ~ Según el Magistral, iba pregonando su gloria.
669     26|               a lívido. La mirada del Magistral fue altanera, provocativa,
670     26|              Víctor, decía pestes del Magistral y la Regenta. «Todo eso
671     26|          pasar debajo de su balcón el Magistral y Ana, preguntó a Mesía:~ ~ -¿
672     27|              religión y el amparo del Magistral, su mal era mayor, porque
673     27|             frases de la santa. ¿Y el Magistral? Aquella compasión intensa
674     27|               Pedro, por la noche, el Magistral recibió un B. L. M. del
675     27|              protesta de nadie.~ ~ El Magistral recordó que en aquella misma
676     27|              o en clérigo liberal. El Magistral muy pocas veces recurría
677     27|             del caballo.~ ~ Cuando el Magistral llegó al Vivero no había
678     27|             segura de ello. Sonrió al Magistral, y dijo:~ ~ -Los señores
679     27|             la glorieta del jardín al Magistral un refresco delicioso que
680     27|            del ojo la impaciencia del Magistral, que preguntó:~ ~ -¿La iglesia
681     27|              echó a andar delante del Magistral. Por un postigo salieron
682     27|           rubita, mucho -respondía el Magistral, desabrochándose el maldito
683     27|              recuerdos amables.~ ~ El Magistral mordía yerbas largas y ásperas
684     27|             serios y decidores.~ ~ El Magistral se sentó dentro de la cabaña.~ ~
685     27|              cerrados, no pudo ver al Magistral hasta que se acabó la broma
686     27|           Álvaro y don Víctor.~ ~ Del Magistral se apoderó el Marqués, que
687     27|               No hubo más remedio. El Magistral tuvo que comer con el Marqués
688     27|              la verde alfombra!~ ~ El Magistral tuvo que quedarse con Ripamilán,
689     27|               de ser oído, sin ver al Magistral, que fingiendo leer un periódico
690     27|            haberlo dicho antes.~ ~ El Magistral no pensaba en otra cosa,
691     27|              a guisa de chiste.~ ~ El Magistral, que había salido del salón,
692     27|              vamos, pronto! -gritó el Magistral, cuya palidez no la causaba
693     27|             espeso del monte...~ ~ El Magistral no quiso oír más. Salió
694     27|              sin chistar «al loco del Magistral», sin explicarse por qué
695     27|              misterio la conducta del Magistral.~ ~ -Tenía razón don Víctor -
696     28|        Marquesa desde el belvedere al Magistral y a don Víctor, que uno
697     28|            sirven los paraguas?~ ~ El Magistral se puso colorado. En efecto,
698     28|          veinte pasos otra vez.~ ~ El Magistral procuraba orientarse, recordar
699     28|               Víctor se negó, pero el Magistral, insistiendo y con alusiones
700     28|                    No están! -dijo el Magistral sin pensar en la sospecha
701     28|               liga de su mujer!~ ~ El Magistral abrió la boca estupefacto,
702     28|               colorado. Comprendió el Magistral por qué torcidos senderos
703     28|             ido la lengua delante del Magistral?»~ ~ «No podía explicárselo;
704     28|       ponérsela una princesa...~ ~ El Magistral, en vez de entrar en la
705     28|           absorto iba.~ ~ Encontró el Magistral al Marqués, que no quería
706     28|             universo entero...»~ ~ El Magistral daba diente con diente.
707     28|              últimos pensamientos del Magistral fueron maldiciones. Pero
708     28|           supremo argumento contra el Magistral.~ ~ «Sí -pensaba Ana -,
709     28|           aprensiones.~ ~ «Además, el Magistral no era un místico; lo menos
710     28|             los pasos imprudentes del Magistral, Ana sintió por un momento
711     28|              huir de los amores de un Magistral... «¿Pero qué se habría
712     28|               a usted la conducta del Magistral?~ ~ ¿Qué le había de parecer
713     28|           Costa a Palomares porque el Magistral había suplicado que no se
714     29|               y ahí teníamos al señor Magistral otra vez... ¡Antes que eso,
715     29|             la endiablada moza. ¿Y el Magistral? El Magistral la había querido
716     29|             moza. ¿Y el Magistral? El Magistral la había querido engañar,
717     29|            comprendía que la casa del Magistral era el camino más seguro
718     29|         puesto... Pero no fue así; el Magistral no volvió a solicitar a
719     29|           caso que, en su opinión, el Magistral era amante de doña Ana hacía
720     29|            casa y se dirigió a la del Magistral.~ ~ La recibió doña Paula.
721     29|         aquella canonjía, en casa del Magistral. Para esto era preciso echar
722     29|             se aplastaba, que caía el Magistral y se aplastaba, que caía
723     29|               cura. No había duda, el Magistral la necesitaba a ella en
724     29|               tiembla la voz...~ ~ El Magistral se puso del color de su
725     29|                    Qué hay? -gritó el Magistral acercándose a la criada,
726     29|          manos y encajes finos.~ ~ El Magistral estaba pensando que el cristal
727     29|          estas fórmulas; y por fin el Magistral ofreció a la moza asegurar
728     29|              de un crimen difícil. El Magistral excusaba palabras, pero
729     29|               Petra salió de casa del Magistral, éste sintió dentro de sí
730     29|             malquistarle con el señor Magistral... todo aquello era otra
731     30|           usted?, ¡es usted..., señor Magistral...! -un temblor frío, como
732     30|       incierto. Hasta llegar allí, el Magistral no había hablado, no había
733     30|             su amo, a quien seguía el Magistral.~ ~ «No pregunta por Ana»,
734     30|                  digo..., si el señor Magistral quiere hablarme a solas... -
735     30|              que estemos solos?~ ~ El Magistral aprobó con la cabeza, mientras
736     30|                Buen apuro». Estaba el Magistral como si don Víctor le hubiera
737     30|               la memoria excitada del Magistral pasaron todas las estaciones
738     30|     conjuraban contra aquel miserable Magistral de Vetusta.~ ~ La sotana,
739     30|              inmundicias que tenía el Magistral en el alma: la soberbia,
740     30|           rasgaba aquellos papeles el Magistral, airado porque no sabía
741     30|               al obscurecer, entró el Magistral en el zaguán obscuro del
742     30|           temía doña Paula era que el Magistral no pudiera sufrir sus celos,
743     30|             la pasión del clérigo. El Magistral le encontraba una música
744     30|            agua que sabía a polvo, el Magistral aún no sabía lo que iba
745     30|         acceso...~ ~ -Al grano, señor Magistral.~ ~ -La hora de mi visita,
746     30|             satisfecho de sí mismo el Magistral, porque acababa de ver claro.
747     30|          misma. Era lo peor porque el Magistral, que conocía las exaltadas
748     30|            Pero, amigo, aunque él, el Magistral, como hombre y hombre de
749     30|             podría decir Quintanar al Magistral que él no comprendiera...
750     30|      tragedias. Todo esto lo sabía el Magistral perfectamente». Y en efecto,
751     30|               anteriores, era otro el Magistral, se volvía premioso, decía
752     30|               ex-regente, mientras el Magistral volvía a enumerar los sacrificios
753     30|              desmadejadas, con que el Magistral recomendaba el perdón, el
754     30|                 Don Víctor, oyendo al Magistral, se figuraba el hombre más
755     30|             había qué hacer allí». El Magistral se despidió. Pero al salir,
756     30|       preguntó Ana, tranquila.~ ~ -El Magistral -respondió don Víctor, que
757     30|               postas.~ ~ «¡Oh, sí! El Magistral le había sugerido, sin querer,
758     30|        buscado a su mujer ayudado del Magistral. «¡Cuántas cosas se explicaba
759     30|          oscura donde tantas veces el Magistral le había hablado del cielo
760     30|              voz Suya aquélla, que el Magistral fuera el hermano del alma
761     30|            vagando por el aire.~ ~ El Magistral estaba en su sitio.~ ~ Al
762     30|            rum rum de sus pecados. El Magistral no la oía, oía los rugidos
763     30|         lágrimas; quería encontrar al Magistral de aquellos días en que
764     30|          rechinaran los huesos.~ ~ El Magistral dio otra absolución y llamó
765     30|              Jesús del altar...~ ~ El Magistral extendió un brazo, dio un
766     30|               iba a asesinarla.~ ~ El Magistral se detuvo, cruzó los brazos
767     30|                Llegó a la capilla del Magistral y cerró con estrépito.~ ~
Best viewed with any browser at 800x600 or 768x1024 on Tablet PC
IntraText® (VA2) - Some rights reserved by EuloTech SRL - 1996-2010. Content in this page is licensed under a Creative Commons License