Cap.

  1      1|        sotana negra, sucia y raída, estaba asomado a una ventana, caballero
  2      1|         Iglesia primitiva; Bismarck estaba por todos los esplendores
  3      1|          que en el valle. La sierra estaba al Noroeste y por el Sur
  4      1|      esperar el nublado. El caracol estaba interceptado por el canónigo.
  5      1|          mano, y eso que su palacio estaba en la rinconada de la Plaza
  6      1|          del billar del casino, que estaba junto a la iglesia de Santa
  7      1|     pareciera demasiado ancha; todo estaba en el camino; lo importante
  8      1|              Echaba sus cuentas: él estaba muy atrasado, no podría
  9      1|             salto de la imaginación estaba la esencia de aquel placer
 10      1|    adoración muda que subía a él; y estaba seguro de que en tal momento
 11      1|          Verdad era que San Vicente estaba convertido en cuartel y
 12      1|          catalejo al Noroeste, allí estaba la Colonia, la Vetusta novísima,
 13      1|         hierro. Delante del retablo estaba un Jesús Nazareno de talla;
 14      1|             coro a la capilla mayor estaba cerrada. Don Fermín, que
 15      1|          largo de todas las paredes estaba la cajonería, de castaño,
 16      1|          profanaba todo. El perrero estaba furioso. Los monaguillos
 17      1|     menguada. El cuadro que miraban estaba casi en la sombra y parecía
 18      1|             Encimada. Don Saturnino estaba muy ocupado todo el día,
 19      1|          Como lo de parecer cura no estaba en su intención, sino en
 20      1|         cuanto moría un aristócrata estaba de pésame. Allá, en el fondo
 21      1|            el cielo. Aquella coraza estaba apretada contra algún armazón (
 22      1|          cordial antipatía, siempre estaba afable y cortés con la viuda,
 23      1|            oi y otros adefesios.~ ~ Estaba el del pueblo profundamente
 24      2|        aquellos honrados sacerdotes estaba gastado por el roce continuo
 25      2|           Marcial.~ ~ El Arcipreste estaba muy locuaz aquella tarde.
 26      2|            de aquella tacha con que estaba señalado. En vez de disimularlo
 27      2|             Vetusta ilustrada. Allí estaba, oyendo con fingida complacencia
 28      2|       testimonio.~ ~ El Provisor no estaba allí más que para hablar
 29      2|           noticia de que la Regenta estaba en la capilla del Magistral
 30      2|             pero en realidad porque estaba cansado y podía vivir holgadamente
 31      2|            la Regenta y Visitación; estaba seguro. ¿Cómo habían venido
 32      2|            sinceramente religioso. «Estaba cansado de Obdulias y Visitaciones.
 33      2|            capilla; no había nadie; estaba seguro. «¡Luego aquellas
 34      2|             a De Pas que la Regenta estaba en la catedral, según le
 35      2|            Ana callaba. Doña Visita estaba incomodada porque la señora
 36      2|             dirección de la bóveda. Estaba indignado, al parecer, y
 37      2|             Obdulia, porque el suyo estaba empapado tiempo hacía en
 38      2|           catedral!»~ ~ El Infanzón estaba en rigor como en alta mar,
 39      2|         diciendo que sí a todo.~ ~ «Estaba conforme, aquello era una
 40      2|          esposa de Infanzón también estaba cansada, aburrida, despeada,
 41      2|      estaban en la casa de Dios!... Estaba escandalizada, furiosa. ¡
 42      2|             de cansancio. En cuanto estaba oscuro..., ¡claro!..., se
 43      3|             Dejó de leer. Su mirada estaba fija en unas palabras que
 44      3|                 Confesión general! -estaba pensando -. Eso es la historia
 45      3|                  Y esto otro:~ ~ ~ ~Estaba la pájara pinta~ ~ ~ ~a
 46      3|           cogió el devocionario que estaba sobre el tocador y corrió
 47      3|           él no podía venir, porque estaba matando moros. La castigaban
 48      3|            por las lágrimas. Cuando estaba sola lloraba de pena; pero
 49      3|            y muy alta...~ ~ -Y allí estaba yo, ¿verdad? -gritó Germán.~ ~ -
 50      3|           caído al mar. Doña Camila estaba enferma del susto, en cama.
 51      3|            con la conciencia de que estaba pasando un cuarto de hora
 52      3|        fuegos artificiales, sí, sí, estaba mala, iba a darle el ataque;
 53      3|            Era el ataque, aunque no estaba segura de que viniese con
 54      3|             Víctor se tranquilizó. «Estaba acostumbrado al ataque de
 55      3|           creía en los nervios! ¡Si estaba sereno! Muerto de sueño,
 56      3|            pronto como él quisiera. Estaba muy habladora su querida
 57      3|       restituyó a su habitación que estaba al otro extremo del caserón
 58      3|          joven, ¿no consideraba que estaba casi desnuda?»~ ~ -Es que...
 59      3|            Ella fingió un rubor que estaba muy lejos de su ánimo y
 60      3|              sin vanidad». El tordo estaba enhiesto sobre un travesaño,
 61      3|             que era caliente porque estaba al Mediodía, y él se quedó
 62      3|       armonía de aquella pareja, ya estaba colmada su felicidad doméstica,
 63      3|            opinaba que todo aquello estaba bien en las comedias, pero
 64      3|             Pero su mayor habilidad estaba en el manejo de la pistola;
 65      3|             sin cansarse, y próximo estaba a ver cómo se atravesaban
 66      3|     abnegación constante a que ella estaba resuelta. Le había sacrificado
 67      3|            adoraba sin duda alguna, estaba segura; más de dos años
 68      4|            de duelo.~ ~ La estancia estaba casi a oscuras; por los
 69      4|              y dicho y hecho, ya no estaba allí. Iba volando por el
 70      4|              los pómulos colorados, estaba horas y horas recorriendo
 71      4|           rubio oscuro. Aquel poema estaba compuesto de las lágrimas
 72      4|          aceptaba inmediatamente, y estaba dispuesto a convertirse
 73      4|       corría grandes riesgos, si no estaba en peligro inminente, el
 74      4|             pudo ella ver claro, ya estaba muy lejos aquella edad;
 75      4|        latino. Afortunadamente allí estaba él para corregir aquella
 76      4|           lejos aún de esta crisis; estaba delgada, pálida, débil;
 77      4|        situación económica.~ ~ «-Ya estaba cansado; bastante había
 78      4|     primeras páginas. Don Carlos no estaba en casa. Ana salió con el
 79      4|          una página, ya su espíritu estaba leyendo al otro lado. Aquello
 80      4|        mientras seguía leyendo; aún estaba aturdida, casi espantada
 81      4|  importación de la Bactriana.~ ~ No estaba seguro de que fuera Bactriana
 82      4|        pagano. Pero ¿Eudoro? ¿dónde estaba Eudoro? Pensó en Germán. ¿
 83      4|            tomo del Parnaso Español estaba consagrado a la poesía religiosa.
 84      4|      corazón de aquella niña que se estaba convirtiendo en mujer. El
 85      4|             de San Juan de la Cruz. Estaba entre los libros prohibidos
 86      4|         santos y curas creía que no estaba de más.~ ~ Ana leyó los
 87      4|           quedó invisible. Enfrente estaba el mar, que antes oía sin
 88      4|          que era un santuario. Allí estaba la Virgen. En aquel momento
 89      4|            pájaro como un ruiseñor. Estaba segura de su soledad. Abrió
 90      4|           trazó el primer verso, ya estaba terminada, dentro del alma,
 91      5|       modista, había caído en cama; estaba sola, en poder de criados;
 92      5|             que se rompe», todo eso estaba bien; pero el médico añadía
 93      5|           su sobrina moribunda. Ana estaba ya enferma cuando la sobrecogió
 94      5|          mundo, un asilo. Sabía que estaba muy pobre. Su padre, pocos
 95      5|     quedaban otras. La misma quinta estaba hipotecada y su valor no
 96      5|             cómo y dónde se pedían. Estaba sola, completamente sola; ¿
 97      5|          sabía ni quería contestar. Estaba sola y era absurdo. El doctor
 98      5|            obra cuando vio que Ana «estaba en la calle» o poco menos.
 99      5|       medianas utilidades. Y además estaba sujeta a una deuda que mal
100      5|      enjugar con lo que ella valía. Estaba fresca Anita. Ni rico había
101      5|                 No se quejaba; todo estaba bien; no se permitía excesos.~ ~
102      5|          nobleza vetustense.~ ~ Ana estaba muchas horas sola. Sus tías
103      5|             la alcoba de la sobrina estaba al otro extremo de la casa.~ ~
104      5|           daba las gracias siempre. Estaba conforme con todo. Las tías
105      5|       sobrinilla o sin recordar que estaba cerca, en el gabinete contiguo
106      5|         recipiente de porcelana que estaba a los pies de su butaca.~ ~ «
107      5|             raquítica, por lo menos estaba poco desarrollada...~ ~ -
108      5|           pero una vez que el siglo estaba metalizado y las muchachas
109      5|           la vanidad, en el egoísmo estaba la causa de aquel enternecimiento?
110      5|        horas. Para ella su lecho no estaba ya en aquel caserón de sus
111      5|           Vetusta, ni en la tierra; estaba flotando en el aire, no
112      5|      ignorarlo todo, y en este caso estaba doña Anuncia, convinieron
113      5|           de los mejores embutidos; estaba orgullosa de aquella cara,
114      5|            aquello el amor? No, eso estaba en un porvenir lejano todavía.
115      5|             había convencido de que estaba condenada a vivir entre
116      5|            razón contra todos, pero estaba debajo, era la vencida.
117      5|          Pero la devoción de Ana ya estaba calificada y condenada por
118      5|             voz alta sin pensar que estaba en la iglesia -. Hija mía,
119      5|        pasaba de los cuarenta. Pero estaba muy bien conservado. Ana
120      5|       magistrado. Efectivamente, no estaba mal conservado. Era muy
121      5|         hacerse monja sin vocación, estaba bien para el teatro; pero
122      5|          sola.~ ~ Doña Águeda misma estaba horrorizada.~ ~ La sobrina
123      5|             ridículo, pero la vieja estaba fascinada.~ ~ «Don Frutos -
124      5|            engañarse a sí misma? No estaba en Vetusta, no podía estar
125      5|            escogida...»~ ~ «Y ahora estaba casada. Era un crimen, pero
126      6|      portier de terciopelo carmesí, estaba la sala del tresillo, que
127      6|             la sala contigua. Antes estaba el tresillo cerca de los
128      6|             al gabinete rojo, donde estaba entonces el de lectura.
129      6|              Jugando o viendo jugar estaba siempre algún joven pálido,
130      6|           él! Por hacer que hacemos estaba allí cinco minutos, y salía
131      6|            de la ruleta y el monte, estaba en el segundo piso. Se llegaba
132      6|             paseos.~ ~ La animación estaba en los grupos de alborotadores
133      6|        dejando caer la silla en que estaba a caballo, hasta apoyar
134      6|            encogió de hombros.~ ~ «-Estaba seguro. Se lo había dicho
135      6|          padre del deslenguado, que estaba presente y admiraba la desfachatez
136      6|          exterior. Cuanto más lejos estaba el país cuyos intereses
137      6|              En tal caso el peligro estaba en los lapsus geográficos.
138      7|          era la carcajada de Mesía. Estaba hablando con los señores
139      7|           Redondo. Llegaron a donde estaba Ronzal. Éste había vuelto
140      7|          cesar alguna conversación. Estaba acostumbrado a ello. Sabía
141      7|            Marquesito, que para eso estaba allí.~ ~ -¿No lo sabes?
142      7|           gato pedía sangre, Ronzal estaba seguro, pero no sabía cómo
143      7|        arrebato? No había tal cosa. Estaba muy sereno. Bien sabía su
144      7|           de la victoria.~ ~ Ronzal estaba como un tomate. Miró a Mesía,
145      7|            de vencedor; por más que estaba seguro de que en su casa
146      7|          moría de risa; la lugareña estaba furiosa... Hoy mi madre,
147      7|               Qué contestó?~ ~ -Que estaba en cama y que hiciera mamá
148      7|             esencia del vestir bien estaba en la pulcritud y la corrección,
149      7|           de las clases superiores. Estaba seguro de que si no venía
150      7|        corrido muchas aventuras. Él estaba destinado a cierta heredera
151      7|            del enamoramiento que le estaba contando a su amiguito.~ ~ «
152      7|            no sabía que aquel chico estaba enamorado de ella. Le veía
153      7|           entre las mozas del ídem, estaba resuelto:~ ~  A favorecer
154      7|   imaginación..., y precisamente él estaba tan excitado en aquel momento...~ ~
155      7|         Obdulia! ¡Obdulia! Luego no estaba la otra».~ ~ ~ ~
156      8|          ayuda de su Pitonisa. Aquí estaba el secreto de la política
157      8|            tanto, el salón amarillo estaba en una discreta oscuridad,
158      8|         colgada en medio del salón. Estaba a bastante altura; sólo
159      8|            al gabinete, cuya puerta estaba entornada; su mano tropezó
160      8|              oyó un grito de mujer -estaba seguro - y sintió ruido
161      8|         siempre era Paquito. Cuando estaba sereno, juraba que no había
162      8|            se harían respetar? Allí estaba Visitación, por ejemplo.
163      8|          hasta en las alcobas donde estaba aún el lecho virginal de
164      8|         recibir la del segundo, que estaba sobre el salón Regencia.~ ~
165      8|           Obdulia aquella tarde. No estaba él para bromas. Las confidencias
166      8|   asfixiarse, ni en el comedor, que estaba cerca. Pocos vetustenses
167      8|                  Hola, hola, eso no estaba en el programa...~ ~ -Niños,
168      8|              era el mismo que ahora estaba sangrando, todo lonjas,
169      8|           tiznes, grasa, ni harina. Estaba en la cocina del Marqués
170      8|         Paco se puso perdido. Mesía estaba como un armiño metido a
171      8|      hubiera preferido a Mesía, que estaba en las mismas condiciones
172      8|           más antiguo. ¡Pero Álvaro estaba hecho un salvaje! La trataba
173      8|             miraba el señor Obispo. Estaba segura de que ni al Obispo
174      8|            peinado. Ya sabían dónde estaba el tocador para tales casos.
175      8|         nadie pensaba en esto. Allí estaba el lecho, pero no quedaba
176      8|          una oreja le echaba fuego. Estaba excitada, quería algo y
177      8|               No volverían la cara; estaba ella segura». Entre estos
178      8|          noche por un balcón. ¡Pero estaba ya tan lejos todo aquello!
179      8|          Paco, no veían; don Álvaro estaba seguro. Se aproximó más
180      9|    convicción de que aquella señora estaba muy aburrida. Aprovechaba
181      9|             la fuente de Mari-Pepa. Estaba a la sombra de robustos
182      9|             Ella misma, la Regenta, estaba bien cansada de aquella
183      9|      prudencia». Pizca había dicho, estaba ella segura. La elocuencia
184      9|           encontró entre la arenaEstaba muy bien puesta la comparación.
185      9|             nogales, y en la orilla estaba el Magistral con su roquete
186      9|             el hombre nuevo siempre estaba despierto en nosotros; no
187      9|             parte de la confesión. ¿Estaba bien absuelta? ¿Podría comulgar
188      9|           la variedad, la hermosura estaba en las almas. Ese pajarillo
189      9|           Petra! ¡Petra! -gritó.~ ~ Estaba sola. ¿Adónde había ido
190      9|             de su primo Antonio que estaba allí cerca, a un tiro de
191      9|         primo Antonio, el molinero, estaba enamorado de la doncella;
192      9|           hiperbólica para Vetusta, estaba orlada por una fila de faroles
193      9|           sin darse cuenta de ello, estaba satisfecho de haber hecho
194      9|         asustaba. «Temía el ataque, estaba muy nerviosa».~ ~ -Corre,
195      9|            le pusieran delante. Así estaba por dentro Mesía en punto
196      9|          era para él solo, mientras estaba en Vetusta. En sus viajes
197      9|             Marquesito.~ ~ Petra ya estaba dentro, en el patio, haciendo
198      9|         otros. Se le conocía en que estaba tan frío. No le había dado
199     10|      aquella terquedad.~ ~ «Él, sí, estaba dispuesto». En efecto, se
200     10|            Vetusta en aquel momento estaba gozando entre ruido, luz,
201     10|         ahora, ni mirarle siquiera. Estaba decidida. ¿Qué había que
202     10|        todos satisfechos. Sólo ella estaba allí como en un destierro. «
203     10|         alfileres en un acerico. Si estaba siendo una tonta. ¿Por qué
204     10|           que ella. Se puso en pie; estaba impaciente, casi airada.
205     10|            también».~ ~ El despacho estaba a oscuras; allí no entraba
206     10|           como unas tenazas.~ ~ Ana estaba roja de vergüenza y de ira.
207     10|  degradación ridícula todo aquello. Estaba furiosa. «¡Su don Víctor! ¡
208     10|         puerta de la vejez a que ya estaba llamando... y no había gozado
209     10|             Pero, ¿qué amor? ¿Dónde estaba ese amor? Ella no lo conocía.
210     10|           sí misma si a voces se lo estaba diciendo el recuerdo?: la
211     10|          una desfachatez que ya que estaba allí dentro el señor Quintanar,
212     10|          Era don Álvaro, en efecto. Estaba en el teatro, pero en un
213     10|            de Tras-la-cerca, que no estaba empedrada, se metió por
214     10|            la garganta... Se paró. «Estaba allí la Regenta, allí en
215     10|             se lo decía aquello que estaba sintiendo... ¿Qué haría
216     10|       formidable. Pero Quintanar no estaba enterado. Venía del teatro
217     10|         ayudarme, y Visitación, que estaba en la platea de Páez, también
218     10|               Entró en su despacho. Estaba de mal humor. «Aquella enfermedad
219     10|          porque era una enfermedad, estaba seguro - le preocupaba y
220     10|       preocupaba y le molestaba. No estaba él para templar gaitas:
221     11|          Saturnino Bermúdez, cuando estaba un poco alegre, después
222     11|           del crepúsculo; la mañana estaba fresca; de vez en cuando,
223     11|          salón medio se veía porque estaba poco menos que a oscuras.
224     11|             ex-alcalde usurero, que estaba presente siempre en conversaciones
225     11|              acaso era el único que estaba en el secreto, el único
226     11|            tantas cosas! Don Fermín estaba satisfecho de su elocuencia,
227     11|           en Jesús... ¡Todo aquello estaba lejos! No le parecía ser
228     11|     quedamos?»~ ~ El Magistral, que estaba solo y seguro de ello, dio
229     11|            solemne, hierática, todo estaba mudo menos los ojos y la
230     11|          Teresina miró al reloj que estaba sobre la cabeza del Magistral.
231     11|      doméstica, pero su pensamiento estaba muy lejos. En uno de sus
232     11|            tarea.~ ~ Miró al cielo. Estaba alegre, sin nubes. El buen
233     11|         frotó las manos suavemente. Estaba contento. Mientras había
234     11|       reflexiones de poco antes.~ ~ Estaba desnudo de medio cuerpo
235     11|            yo hablara!»~ ~ Mientras estaba lavándose, desnudo de la
236     11|    Agradezco su celo.~ ~ Don Fermín estaba pensando que aquella mujer
237     11|             sin saber por qué; pero estaba seguro de que, si abría
238     11|             despertar sospechas. No estaba su madre acostumbrada a
239     11|          días antes: que don Álvaro estaba enamorado de la Regenta,
240     11|           pregunta sacrílega.~ ~ Ya estaba en la escalera el Magistral
241     11|           más que en Vetusta. ¡Oh!, estaba seguro. Si algún día su
242     12|             que murió del disgusto, estaba enfrente del caserón de
243     12|             de sus enfermos siempre estaba de broma.~ ~ «-¿Con que
244     12|            a las Salesas a ver cómo estaba su hija; él no tenía valor
245     12|           menos San Simeón Estilita estaba sobre una columna, pero
246     12|      Salesas no era buena vivienda, estaba situado en un barrio bajo,
247     12|           duraría poco; y Rosita no estaba tan mal como el médico decía.
248     12|           color cereza. De lo mismo estaba tapizada toda la estancia
249     12|            éste era su secreto - no estaba a la altura de su cargo».~ ~ «-
250     12|            tenían en un puño». Y él estaba así muy contento.~ ~ ¿Cómo
251     12|          Madrid y vuelven podridos, estaba oyéndole. Vio dos o tres
252     12|             perro de San Roque, que estaba con la boca abierta en el
253     12|          severo, grande; el recinto estaba casi en tinieblas, tinieblas
254     12|             de otro, comprendió que estaba siendo sublime; pero esta
255     12|          como un rayo.~ ~ El Obispo estaba sentado en un sillón y las
256     12|         Guimarán, que de milagro no estaba excomulgado y que no comulgaba
257     12|             como siete; parecía que estaba allí perorando toda la junta
258     12|           Aquel paralelo eterno que estaba haciendo Fortunato sin saberlo,
259     12|            del clérigo era blanco y estaba manchado con vino tinto
260     12|            todo él tiznado, y no lo estaba; tenía tanto de carbonero
261     12|          don Fermín que Contracayes estaba más aturdido que atemorizado.
262     12|          dar a entender al cura que estaba allí como en su casa; hablaba
263     12|            hacerlo.~ ~ El Magistral estaba pensando en la manera de
264     12|         datos...~ ~ El señor Peláez estaba acostumbrado al estilo del
265     12|     crueldad útil, vaciló su ánimo (estaba nervioso, no sabía qué hierba
266     12|         Debía estar satisfecho y lo estaba».~ ~ «-¡Hora y media en
267     12|             de piratas, pues el mar estaba a unas cuantas leguas de
268     12|        menoscabo del dogma, siempre estaba dispuesto a retractarse
269     12|           cualidades físicas de que estaba adornado, a su fama de hombre
270     12|     celebrarlos con gaudemus, ni él estaba invitado ni..., con todo...,
271     12|             se ha visto nada..., si estaba yo más abajo y no vi nada...~ ~
272     13|             abiertos de par en par; estaba convidado también, así como
273     13|            larga, forrada de satén, estaba en la galería de su gabinete
274     13|          que allá el gobernador; lo estaba refiriendo él a los presentes.
275     13|     aquellos amigos, su imaginación estaba fuera.~ ~ Pasaban minutos
276     13|      mortificaba era esta: «¿Y él? ¿Estaba convidado De Pas?» No lo
277     13|            Como siempre. Donde ella estaba, nadie hacía nada más que
278     13|             la señora del Banco que estaba en todas partes y siempre
279     13|              Nada, nada! Don Víctor estaba dispuesto a ser inflexible...»~ ~ -
280     13|             un abrigo, un apoyo; se estaba bien junto a aquel hombre
281     13|        cierta era que en don Fermín estaba la salvación, la promesa
282     13|            el día. Por lo mismo que estaba segura de salvarse de la
283     13|            galantería vulgar, donde estaba la dulzura inefable que
284     13|          tembló algo la voz, porque estaba aludiendo a las confidencias
285     13|          quisieron o pudieron. Paco estaba entre Edelmira y Visitación;
286     13|           casa volvió a su asiento, estaba un poco pálido y sudaba.~ ~ -¿
287     13|              exclamó Quintanar, que estaba de muy buen humor y empezaba
288     13|           le miraba Visitación, que estaba a su lado. Un pisotón discreto
289     13|       soberano.~ ~ «¡Cosa más rara! Estaba tocando el vestido y a veces
290     13|           que pinche el apetito». Y estaba más fino con Anita, la obsequiaba
291     13|       siquiera el holocausto que le estaba ofreciendo de los obsequios
292     13|           sus adentros. ¿Pues no le estaba poniendo varas al Provisor?»
293     13|            los demás convidados, lo estaba observando él por lo que
294     13|            no esperaba nada, el que estaba desengañado, triste hasta
295     13|             que recitaba su marido, estaba a salvo; ya se sabe, no
296     13|           que tampoco era rana, que estaba demostrando mucho tacto,
297     13|      verdadero por ella. Eso sí, ya estaba convencida, don Álvaro no
298     13|       estorbo. Pero ella le quería, estaba segura de ello, le quería
299     13|             Mayor puerilidad!, pero estaba avergonzado de veras». Además,
300     13|             sido excelente pero que estaba anticuado y torpe de movimientos.
301     13|             con corpiño de seda, se estaba cumpliendo.~ ~ El Magistral
302     13|            ella ni él se movían. Él estaba turbado, ella no; iba satisfecha
303     13|            y su canonjía a cuestas, estaba muy expuesto a ponerse en
304     14|      Estilista -acudió Trabuco, que estaba presente.~ ~ Desde Pascua
305     14|       colegas, y en los suyos, y no estaba pensando que el traje talar
306     14|       locuras! Lo cierto era que le estaba dando vergüenza en aquel
307     14|            un pozo que él sabía que estaba ciego. Se acordó de que
308     14|           echar al pozo? Don Fermín estaba en ascuas. ¿Qué le importaba
309     14|             le importaba a él? Pues estaba en ascuas.~ ~ Andaba a la
310     14|        madre? No, no se atrevía; no estaba el suyo para escenas fuertes,
311     14|         Fermín se sentó en un sofá. Estaba un poco mareado; le dolía
312     14|         distraído, sin saber lo que estaba haciendo, había apurado
313     14|           parte de Paula; que dónde estaba el señorito, que si había
314     14|             señorito, que la señora estaba asustada; que yo debía de
315     14|           Magistral no contestó; ya estaba en el pasillo. De lejos
316     14|            paseo. No pensaba en que estaba haciendo locuras, en que
317     14|        todas las fortunas. La madre estaba sentada al pie del farol,
318     14|        raíces del pelo.~ ~ La noche estaba hermosa, acababan de desvanecerse
319     14|             de sacerdote..., cuando estaba delicado y tenía aquellas
320     14|              eran cascabeles, ahora estaba seguro... Ya sonaban más
321     14|                 Llegó al boulevard, estaba solitario: ya había terminado
322     14|            salía al balcón?» De Pas estaba seguro de no ser visto,
323     14|       podían ser más racionales, no estaba tranquilo. La oscuridad
324     15|             estar más enfadada, que estaba furiosa. Al pasar junto
325     15|          los parches y el silencio. Estaba sintiendo náuseas y no se
326     15|      Magistral.~ ~ Faltaba algo que estaba en el aparador y el ama
327     15|          miró, un poco sorprendido. Estaba muy guapa; parecía una virgen
328     15|            trueno.~ ~ Su madre, que estaba en pie junto a él revolviendo
329     15|       frescos y floridos. El dinero estaba en las entrañas de la tierra;
330     15|       tenían que ser de oro. ¿Dónde estaba el oro? Ella no podía bajar
331     15|           salió de la Rectoral, que estaba en lo alto de una loma rodeada
332     15|            jamás.~ ~ Le confesó que estaba encinta.~ ~ Francisco De
333     15|             dominado a dos curas, y estaba dispuesta a dominar el mundo,
334     15|          propósito, porque mientras estaba allí hacía consumo, suprema
335     15|           nada de misa y olla. Allí estaba ella para barrer hacia la
336     15|            el de ella también, pues estaba segura de que llegaría a
337     15|              Que la dejasen a ella. Estaba haciendo bolsón, sin que
338     15|        jesuita. Paula callaba, pero estaba resuelta a sacar de allí
339     15|        tejado de enfrente. La calle estaba desierta, la noche fresca;
340     15|            antiguas y tan olvidadas estaba sintiendo! Oh, para él no
341     15|           no creía en palabras. No; estaba seguro que aquello no era
342     15|          violín las cosas raras que estaba sintiendo él!~ ~ De repente
343     15|       cuerda», observó que el novio estaba muy contento, muy amable
344     15|            lastimosa.~ ~ Don Fermín estaba como aterrado, pendiente
345     16|     aparecido a la hora de siempre. Estaba Ana sola en el comedor.
346     16|             anís don Víctor, que ya estaba en el Casino jugando al
347     16|          camino del cementerio, que estaba hacia el Oeste, más allá
348     16|             Qué mujer era Ana! Ella estaba segura de que Álvaro le
349     16|            con disimulo para ver si estaba la otra. Después averiguó
350     16|    arrojarse intrépidas al pozo que estaba cegado y embutido con hierba
351     16|             aquella señora, a quien estaba seguro de gustar en el salón
352     16|         penumbra de su asiento, que estaba en un rincón del coro alto,
353     16|             atención.~ ~ «De lo que estaba convencida era de que en
354     16|    inhabitable que era Vetusta. Ana estaba locuaz, hasta se atrevió
355     16|            al jinete.~ ~ Don Álvaro estaba pasmado, y si no supiera
356     16|         conocía que a don Álvaro le estaba quemando vivo la pasión
357     16|          comprendía y sentía lo que estaba pasando por Ana, aquel abandono,
358     16|          hecho infeliz... ¡Oh, pero estaba aún a tiempo! Se sublevaba,
359     16|             hablaba sin propasarse, estaba pensando en dónde podría
360     16|            ella misma le importaba; estaba segura de que Dios le daba
361     16|         todo lo ve y la veía a ella estaba satisfecho, y la vanidad
362     16|             la bolsa de Mesía. Allí estaba él, reluciente, armado de
363     16|          figura esbelta. Don Víctor estaba enamorado de Perales; él
364     16|             madera de tinteros; Ana estaba admirada de la poesía que
365     16|             olvidada de todo lo que estaba fuera de la escena, bebió
366     16|       aquella celda casta en que se estaba filtrando el amor por las
367     16|  presentarse a la Regenta, a quien «estaba visto que había que enamorar
368     16|             cesar, creía que lo que estaba diciendo él coincidía con
369     16|        mírele usted.~ ~ Era verdad; estaba allí disputando con don
370     16|            veces un instante. «Ella estaba aquella noche... en punto
371     16|       rodillas...~ ~ Que era lo que estaba haciendo Paquito con Edelmira,
372     16|           le engañaba, le decía que estaba enferma para excusar el
373     17|        sentada dentro del cenador. «Estaba hermosa la tarde, parecía
374     17|         engañado su dulce amiga.~ ~ Estaba el clérigo pálido, le temblaba
375     17|             ella respondía que... «¡estaba con jaqueca!». En casa de
376     17|            de la Regenta... Por eso estaba allí.~ ~ ¿Quién iba a explicar
377     17|          que Ana había mentido, que estaba buena y había buscado un
378     17|             a la bóveda estrellada. Estaba sentado a la entrada del
379     17|           la iglesia.~ ~ Anita, que estaba en la oscuridad, sintió
380     17|          confesión.~ ~ El Magistral estaba pasmado de su audacia. Aquel
381     17|          puede usted figurarse cómo estaba yo.~ ~ -Muy aburrida, ¿verdad? ¿
382     17|           lo que se quiera, pero yo estaba llena de un tedio horroroso,
383     17|                 Ana decía que acaso estaba loca, pero que aquello no
384     17|           preguntaba por la señora, estaba dispuesta a mentir, a decir
385     17|           Quintanar.~ ~ En el patio estaba Petra, como un centinela,
386     17|             preguntó el ama, que se estaba embozando en su chal porque
387     17|            Yo no le he dicho... que estaba aquí don Fermín.~ ~ -¿Quién?~ ~ -
388     17|             y otras circunstancias. Estaba prohibido a todo el mundo,
389     18|            en la vida, pero como le estaba prohibido por el decoro
390     18|       inmundicia.~ ~ «¡Ah, sí! Ella estaba dispuesta a procurar la
391     18|           su amiga.~ ~ De lo que él estaba seguro era del efecto profundo
392     18|            no paraba en casa. Si no estaba de caza, entraba y salía,
393     18|         Banco y el Marquesito. Paco estaba admirado de la heroica resistencia
394     18|          una virtud, si la voluntad estaba ya conquistada.~ ~ -Ella
395     18|            creía firmemente que Ana estaba entregada al Magistral.
396     18|             que no le recibía si no estaba don Víctor en casa. Quintanar,
397     18|            miserable..., pero buena estaba ella para oír consejos de
398     18|             según los tres, que Ana estaba interesada. Esto era lo
399     18|     esperanza, el Magistral tampoco estaba satisfecho. Veía muy lejos
400     18|              Además, su amor propio estaba herido. Si alguna vez había
401     18|          banco, y a los dos minutos estaba otra vez allí con chal y
402     18|              decirle que aquello no estaba bien, que él no era un saco
403     18|         tiempo; en efecto, la tarde estaba hermosa, podía asegurarse
404     18|         Provisor. El buen Fortunato estaba en un apuro, no tenía dinero
405     18|          casa de doña Petronila.~ ~ Estaba sola el Gran Constantino;
406     18|          presillas de abalorios.~ ~ Estaba sentada delante de un escritorio
407     18|             el ambiente era tibio y estaba ligeramente perfumado por
408     18|             pero algo alarmante; se estaba allí bien, pero se temía
409     18|         Hablé con el alma...~ ~ -Yo estaba siendo una ingrata sin saberlo...~ ~ -
410     18|          una mano de la Regenta que estaba apoyada en un almohadón
411     19|          tenía fiebre.~ ~ Quintanar estaba de caza en las marismas
412     19|             pensó, sin querer, «que estaba apetitosa». Se ofreció mucho,
413     19|            criados? Afortunadamente estaba ella allí para todo lo que
414     19|             la primavera médica, no estaba tranquilo; miró la lengua
415     19|             del amor casero; no, no estaba sola en el mundo, su Quintanar
416     19|            notó luego que su marido estaba preocupado.~ ~ -¿Qué tienes? ¿
417     19|             queridísima Ana. «Él no estaba alarmado, bien lo sabía
418     19|        repente de todo aquello: Ana estaba mal, había delirado; no
419     19|             empezaron a decirle que estaba mejor. Al saber que había
420     19|             candoroso, pero fuerte, estaba cansado de pensar en los
421     19|             Así era el mundo y ella estaba sola». Miró a su cuerpo
422     19|             un libro de pasta verde estaba un vaso. Lo tomó y bebió.
423     19|         azar. ¿No se quejaba de que estaba sola, no había caído como
424     19|         Calderón y Lope.~ ~ Pero ya estaba en casa. Poco a poco fue
425     19|       Veríamos. Si él se propasaba, estaba segura de resistir y hasta
426     19|         Pasaron días y Ana cada vez estaba más tranquila. «No, no se
427     19|             adentros que aquello no estaba bien, porque ella no podía
428     19|           de don Álvaro. «Pero, ¿no estaba segura de sí misma? Sí, ¡
429     19|                   En esta situación estaba cuando el Magistral le dijo
430     19|          nunca; ella comprendió que estaba siendo una ingrata no sólo
431     19|          Ana -Ana la había llamado, estaba ella segura -, yo había
432     19|        había en que Ana ignoraba si estaba allí en cuanto mujer devota
433     19|             Teresa de Jesús..., que estaba allí, junto a su cabecera,
434     20|            dogma. Bien decía él que estaba completamente solo, que
435     20|         cabeza dando a entender que estaba perdido el mundo.~ ~ Aburrido
436     20|           dos amigos conferenciaban estaba desierto el salón; los mozos,
437     20|         quería seducir, y en camino estaba, nada menos que a la Regenta».~ ~ -¡
438     20|            él quería perderse, allí estaba ella para salvarle». Era
439     20|      resistencia sin comunicárselo. Estaba la madre irritada. «Su hijo
440     20|          del cual el arte decía que estaba la rendición de la más robusta
441     20|          gabinete, preguntarle cómo estaba... pero no entrar en la
442     20|             pasaba sin obstáculo, y estaba solo con ella. La lucha
443     20|           Pero cómo! Por de pronto, estaba bastante delgada, y pálida
444     20|       aquella sangre no luchaba él. Estaba entregada a Dios. ¡Claro! ¡
445     20|           provecho. «Y el Magistral estaba haciendo allí su agosto;
446     20|        paseando por el Espolón... y estaba seguro de que los ojos de
447     20|          términos, la buena crianza estaba de más.~ ~ Don Pompeyo se
448     20|           el sombrero de copa alta. Estaba deslumbrado y creía sentir
449     20|      piernas. En resumidas cuentas, estaba pasando un mal rato. Él
450     20|     libertad de sus posturas. Mesía estaba hermoso; se notaba mejor
451     20|          ladró menos. La ventana no estaba cerrada, el pestillo estaba
452     20|         estaba cerrada, el pestillo estaba descompuesto; Ramona no
453     20|           que la Justicia manda. No estaba borracho, pero se sentía
454     20|            Antes que usted naciera, estaba yo cansado de ser ateo,
455     20|            Joaquín, el coronel, que estaba sereno, pero quería que
456     20|             recibió en el despacho. Estaba el amo de la casa en mangas
457     20|             don Álvaro que su amigo estaba menos decidor que antes,
458     21|            sin dar pretexto alguno, estaba fuera toda la tarde. La
459     21|           la huerta?~ ~ Si Frígilis estaba en el Parque, sentía un
460     21|           no se sentaba casi nunca. Estaba cinco minutos en el gabinete,
461     21|      tristeza y desconsuelo, cuando estaba serena, sobre todo después
462     21|           de que, por su desgracia, estaba hecha. A veces leyendo se
463     21|          pasado sin ver lo que allí estaba, con hastío, pensando que
464     21|          carta que le dirigiese. No estaba la Regenta acostumbrada
465     21|            a menudo a la Regenta, y estaba encantado de los progresos
466     21|            tenía gran afición, pero estaba perdido por culpa de unos
467     21|          veía enamorada a su amiga, estaba satisfecho, y el gozo le
468     21|            aquello como acabase, él estaba seguro de que nada tenía
469     21|           centímetro por lado. Todo estaba bien. Los órganos allá arriba
470     21|             de beatas; pero todavía estaba en el taller. Cuando aquel
471     21|                 La historia sagrada estaba a cargo de una morena regordeta,
472     21|           lo que sentía él; él, que estaba en el riñón de la actividad,
473     21|    magnetismo, en que creía (aunque estaba en mantillas, según él,
474     21|           Petra tampoco veía claro. Estaba desorientada. La conducta
475     21|           aquella chica. Visitación estaba volada, furiosa. «¡Sus planes
476     21|         atrasado, pero qué atrasado estaba aquel miserable lugarón!»~ ~
477     21|             tesis general, el mundo estaba perdido. Y además, esto
478     21|          contemplaba a Frígilis que estaba a sus pies agachado plantando
479     21|     asustarle un poco más de lo que estaba, recordándole las penas
480     21|     despertó pensando en él. «Ya no estaba en Vetusta. Mejor. La terrible
481     21|             las muñecas a su amiga. Estaba tomándola el pulso a su
482     21|         Figúrate! Todo Vetusta, que estaba en la estación esta mañana
483     21|           detrás de la tentación no estaba ya sólo el placer prohibido,
484     21|             no tenían cuerpo. Anita estaba tan segura de que para nada
485     21|             decir nada a su amiga. ¡Estaba bueno!» Algo había oído
486     21|          del recuerdo de Mesía, que estaba en Palomares enamorado de
487     21|            le admiraba, le cuidaba, estaba por decir que le adoraba,
488     21|             con la lascivia vulgar (estaba seguro de ello) ni era amor
489     21|         sabía dónde. Y el Magistral estaba seguro de que al menor descuido
490     21|            casi sobrenatural de que estaba rodeado. Además, suponiendo
491     21|         ello dirá».~ ~ ~ Don Víctor estaba cada día más triste. Por
492     21|             contendiente de ajedrez estaba en unos baños. «¡Claro!,
493     21|            Claro!, todo el mundo se estaba bañando». Aunque don Víctor
494     21|           se volvía a casa.~ ~ «-No estaba la señora».~ ~ Pero estaba
495     21|          estaba la señora».~ ~ Pero estaba Kempis.~ ~ Allí, abierto,
496     21|             de Vetusta? Además, ¿no estaba allí el Kempis sangrando,
497     21|             El obispo-madre siempre estaba ocupada; los dejaba solos
498     21|             hacía lo que quería. No estaba doña Paula, no había que
499     21|          Barinaga no salía de casa, estaba enfermo. Sólo Foja, que
500     22|            a él ni a nadie... ¡pero estaba tan cansado de luchar y
501     22|        atenerse: su hijo, su Fermo, estaba perdido; aquella pájara,
502     22|        derredor de la Regenta. Ella estaba contenta, no parecía echar
503     22|            don Víctor, y siempre se estaba preparando para ponerlos
504     22|             último rincón del alma, estaba pensando cada cual en la
505     22|         perdición, pero tampoco que estaba enamorada de él cuanto en
506     22|         Entre ellos recordó Ana que estaba Pascal en sus Provinciales;
507     22|            aquella abnegación a que estaba resuelta... Mientras llegaba
508     22|            lance -, afortunadamente estaba yo allí para evitar una
509     22|          del fanatismo.~ ~ Guimarán estaba muy satisfecho con «aquella
510     22|            Petronila replicó que no estaba dispuesta a recibir órdenes
511     22|          correr a casa de Barinaga; estaba allí casi siempre hasta
512     22|            a ese desgraciado...!~ ~ Estaba pálido el buen Fortunato;
513     22|        calles de Vetusta. La mañana estaba templada y húmeda. La luz
514     22|      contradicción, pero Vetusta no estaba preparada para un verdadero
515     22|             acercaba; el cementerio estaba lejos, y hubo que apretar
516     22|        principal de la Colonia, que estaba convertida en un lodazal
517     22|   oscurantismo clerical.~ ~ Foja no estaba allí. Nadie le había visto
518     22|          olvidado del mundo entero; estaba a flor de tierra..., separado
519     22|         civil... A toda profanación estaba abierto... Y allí estaba
520     22|            estaba abierto... Y allí estaba don Santos..., el buen Barinaga
521     22|        cabello del cogote... Y como estaba solo, seguramente solo...,
522     23|             las almas.~ ~ El templo estaba oscuro. De trecho en trecho,
523     23|        sencilla, más evidente: Dios estaba en el cielo presidiendo
524     23|      principal de la capilla en que estaba, sumida en la sombra. Apenas
525     23|           veras.~ ~ Más enternecida estaba la Regenta, que seguía en
526     23|             a él! También Ripamilán estaba hermoso a su manera».~ ~
527     23|            confusa idea. Visitación estaba también allí, más cerca
528     23|  pequeñísimo gran mundo de Vetusta, estaba allí, en el crucero de la
529     23|  aglomeración de malos cristianos», estaba pensando precisamente don
530     23|   embriaguez, pero el hecho era que estaba allí. Habían empezado por
531     23|            licor dulce que ahora le estaba dando náuseas, un licor
532     23|             que oía misa la Regenta estaba separada sólo por una verja
533     23|             la Regenta, ni a nadie. Estaba medio dormido en pie. Estaba
534     23|        Estaba medio dormido en pie. Estaba borracho, pero en la embriaguez
535     23|           de cazador elegante, pero estaba el enemigo muy hermoso,
536     23|          hermoso, muy hermoso... «Y estaba allí cerca, detrás de aquella
537     23|            Magistral.~ ~ Don Fermín estaba pálido; lo vio ella a la
538     23|             Petra, la doncella, que estaba allí, a su lado, silenciosa,
539     23|          Iba andando medio dormida; estaba como embriagada de sueño
540     23|        resignación, y no había tal; estaba allí, dentro de ella; sojuzgada,
541     23|             alcoba de Quintanar. No estaba bien cerrada aquella puerta
542     23|             Pero como la Regenta no estaba en antecedentes, sintió
543     23|          con ánimo de conversar, si estaba despierto, de hablarle de
544     23|           se reflejaba en el espejo estaba próxima a extinguirse, se
545     23|          pensando ella misma en que estaba borracha... no sabía de
546     23|            volvió hacia De Pas, que estaba cerca del balcón, y le sonrió
547     23|             bendecía.~ ~ Don Fermín estaba pálido, le temblaba la voz.
548     23|         pálido, le temblaba la voz. Estaba más delgado que por el verano.
549     23|           temer...? Ayer ese hombre estaba borracho... él y otros pasaron
550     23|             El Magistral, que ahora estaba rojo, y tenía los pómulos
551     24|             exclamó don Víctor, que estaba presente, aunque no era
552     24|            es claro; pero, ¿por qué estaba segura de que meses antes
553     24|            podía ser más brillante. Estaba él orgulloso de aquella
554     24|         decirse en Vetusta. Pero no estaba tan satisfecho de sus conocimientos
555     24|           aseguró de que el pañuelo estaba en su sitio, y... también
556     24|      tenemos...?~ ~ Y al decir esto estaba ya la del Banco con los
557     24|           las de la otra.~ ~ La que estaba de pie inclinaba el cuerpo
558     24|             Mesía. De todas maneras estaba bien don Álvaro; de frac
559     24|              de frac era como mejor estaba. En todas partes parecía
560     24|      servicio por una de escape que estaba cerca del armario de libros
561     24|           actividad de Trabuco, que estaba loco de contento. Todas
562     24|          una jamona aristócrata que estaba sola.~ ~ Paco tenía otra
563     24|            el Marqués al barón, que estaba ya como un tomate y cada
564     24|           le decía a Saturnino, que estaba decidido a emborracharse
565     24|              En tanto don Álvaro le estaba refiriendo a Ana la misma
566     24|        dando jaqueca.~ ~ En efecto, estaba inaguantable don Víctor
567     24|         mujer casada («tan atrasada estaba aquella señora»), pero vino
568     24|             hierro a lo que ella ya estaba juzgando crimen, caída,
569     24|        virtud, la fe, la vergüenza; estaba perdida, pensaba vagamente...~ ~
570     24|      inclinando el rostro y vio que estaba desmayada. Tenía dos lágrimas
571     25|         entrañas el veneno». De Pas estaba pensando que los miserables,
572     25|        alrededor de su madre. «Allí estaba el consuelo único posible,
573     25|     Petronila Rianzares. «La señora estaba en misa». Esperó paseando
574     25|          muelle algo flojo, la tela estaba arrugada; allí se sentaba
575     25|            sería peor. La muerte ya estaba en el alma. Los recuerdos
576     25|             no tenía madre como él, estaba más sola que él». Entonces
577     25|    hipócrita era en ella candoroso. Estaba segura de que un deber superior
578     25|       Decirle al Magistral que ella estaba enamorada de Mesía? ¡Primero
579     25|          beber..., me sentí mal..., estaba mareada..., me desmayé...
580     25|                Aquel señor canónigo estaba enamorado de ella!» «Sí,
581     25|             había hablado poco. Ana estaba sintiendo que la fantasía
582     25|           contemplación... Entonces estaba enferma, la lectura de Santa
583     25|            se apresuraba. «Esta vez estaba seguro». Pero no quería
584     25|         prepararse para la campaña. Estaba debilucho. Aquel verano
585     25|         decir, que cuanto más lejos estaba una mujer del vicio, más
586     25|       humanas. Ello era que Vetusta estaba metida en un puño. Entre
587     25|       remedio de aquella separación estaba en sus manos. ¿No podía
588     25|           respectivo al templo, que estaba todas las tardes de bote
589     25|            grosera. Ah, porque ella estaba tocada del gusano maldito,
590     25|           los sentidos; porque ella estaba rendida a don Álvaro, si
591     25|            de la Cruz. El Magistral estaba crucificado también por
592     25|                 y ella..., ella... ¡estaba haciendo lo mismo! ¡Oh,
593     25|         Virgen le decía que sí, que estaba bien hecho; que aquella
594     25|             Hasta del mal ladrón le estaba dando lástima en aquel momento. ¡
595     25|            el día, la ocasión, todo estaba señalado: se juró no volverse
596     26|          cuando en cuando. Guimarán estaba triste sin cesar; aquel
597     26|           Qué era aquello? La torre estaba iluminada con vasos y faroles
598     26|          mejor y lo peor de Vetusta estaba allí amontonado; las chalequeras,
599     26|          bien morir!»~ ~ Don Fermín estaba en cama. Su madre, echada
600     26|              dijo el Magistral, que estaba despierto, aunque tenía
601     26|           así. Pero yo no sabía que estaba enfermo.~ ~ De Pas hablaba
602     26|     comenzado la semana de Dolores, estaba concluyendo..., y nada.~ ~ «
603     26|       huracanes. Temía caerse. Pero estaba dispuesto a salir. También
604     26|           que él solo sabría.~ ~ No estaba don Víctor en casa.~ ~ El
605     26|         nueve menos cuarto. La sala estaba llena de curas y seglares
606     26|             los recados. Doña Paula estaba furiosa. ¿Qué era de su
607     26|        muerte se moría de envidia y estaba verde de ira, aunque sonreía
608     26|       carácter sobrenatural. Sí, él estaba seguro de ello, conocía
609     26|             como solía. Don Pompeyo estaba enfermo de muerte, pero
610     26|         Petronila, orgullosa porque estaba enterada de todo -. Ana
611     26|           conciencia de este deseo. Estaba asustada de su propia obra. «
612     26|       espectáculo próximo... No, no estaba segura de que su abnegación
613     26|      envidiosa clase media. Obdulia estaba pálida de emoción. Se moría
614     26|            de don Álvaro Mesía, que estaba solo, al parecer, en el
615     26|            no fingía su buen humor. Estaba un poco excitado, pero no
616     26|         había tocado en la Regenta, estaba seguro». Sonreía de todo
617     26|              le espantó a él mismo. Estaba pensando que Ana, después
618     26|             ella, condenaban lo que estaba haciendo. «Me cegó la vanidad,
619     26|           al oír aquella música que estaba viudo, que aquello era el
620     27|           lecho blanco y alegre que estaba junto al de Quintanar.~ ~
621     27|             su rostro impasible, me estaba aprendiendo de memoria...
622     27|            las crisis nerviosas que estaba curando Benítez lo mejor
623     27|           al campo!~ ~ Pero, ¿dónde estaba el campo? Ellos no tenían
624     27|        ilusiones. «Aquel Benítez la estaba rejuveneciendo».~ ~ Después
625     27|            y a las nueve y media ya estaba en medio de la carretera
626     27|         Vivero era ridículo; que si estaba allí Mesía, como era casi
627     27|      reconocía todos sus derechos y estaba muy lejos de sentir remordimientos. «
628     27|       seguro de que la felicidad no estaba en el término de ninguna
629     27|         calzados con botas de tela. Estaba hermosa y segura de ello.
630     27|             Doña Ana, amigo mío, no estaba enferma; se lo he dicho
631     27|   temperamento... Ayer era mística, estaba enamorada del cielo; ahora
632     27|            otra cosa, pero callaba. Estaba pasando un purgatorio y
633     27|         Señores -dijo Ripamilán que estaba escondido en una alcoba -.
634     28|            era una insolencia, pero estaba furioso y no quiso recogerla.~ ~
635     28|             Se había equivocado, no estaba hacia aquel lado la cabaña.
636     28|             Pero don Víctor también estaba preocupado. No le faltaba
637     28|             de Petra.~ ~ Don Fermín estaba rojo de vergüenza, lo sentía
638     28|          observó también De Pas, no estaba para atender a la vergüenza
639     28|       podido...»~ ~ La tempestad ya estaba lejos..., los árboles continuaban
640     28|            canónigo mismo? ¿Pues no estaba bien claro que todo aquello
641     28|             y viva. «Al fin aquello estaba dentro de las leyes naturales
642     28|             primer piso. Visitación estaba un poco borracha, no tanto
643     28|             de la casa de sus tíos, estaba como una amapola y reía
644     28|           comparar las delicias que estaba gozando con las que había
645     28|     exaltación malsana; y en lo que estaba pasando ahora ella era pasiva,
646     28|           la locura».~ ~ Don Álvaro estaba elocuente; no pedía nada,
647     28|            la distinción espiritual estaba en el desprecio del vulgo,
648     28|           no; ya sabía que la letra estaba contra él... Al fin, ¿qué
649     28|            ser agua del cielo.~ ~ «¡Estaba llorando aquel hombre...,
650     28|            galería...~ ~ Don Víctor estaba en sus glorias. Ver a su
651     28|          del corredor. Quintanar ya estaba de espaldas, allá en el
652     28|             triunfo, que tal vez lo estaba tocando, y comprendían que
653     28|       notable mejoría; ahora sí que estaba la salud asegurada; ¡qué
654     28|            y circos!» ¡Qué contento estaba con la vida Quintanar! Su
655     28|          volviéndose a Frígilis que estaba presente, algo triste y
656     28|             los no consumados, como estaba gozando entonces.~ ~ La
657     28|           mirar una Ilustración que estaba sobre un centro de sala. «
658     28|            iba a volver, el diluvio estaba a la puerta... Y se improvisó
659     28|            las cenas grandiosas. No estaba allí Anita.~ ~ Salió Álvaro
660     29|             de los Ozores. El salón estaba ahora empapelado de azul
661     29|             don Álvaro que su amigo estaba impaciente. Desde aquel
662     29|        Desde la nube de humo en que estaba envuelto, don Álvaro contestó:~ ~ -¡
663     29|           de tanta felicidad, Mesía estaba intranquilo.~ ~ -Está usted
664     29|           de un cariño que Mesía no estaba en circunstancias de prodigar. «¡
665     29|           un agujero sin fondo, que estaba, sin saberlo la hipocritona,
666     29|           por mucho que disimulase, estaba enamorado como un loco de
667     29|             quién entraba cuando no estaba don Víctor o se quedaba
668     29|           mañana del Vivero, de que estaba avergonzado. Cuando vio
669     29|            la presencia del amante. Estaba además allí para dar el
670     29|            está la pastora?, ¿dónde estaba la escala? Después de verla
671     29|           el enojo, y dijo que todo estaba perfectamente, y que ella
672     29|      encajes finos.~ ~ El Magistral estaba pensando que el cristal
673     29|           el reloj. Sin embargo, él estaba seguro de que el despertador
674     29|          Cosa más rara! Frígilis no estaba allí. ¿Andaría por el Parque...?
675     29| incertidumbre. «¿Qué incertidumbre? Estaba antes obcecado; aquella
676     29|          crepúsculo matutino, ahora estaba seguro... Pero entonces, ¿
677     29|          una pipa medio podrida que estaba allá arrinconada, y haciendo
678     29|            arma a la cara.~ ~ Mesía estaba quieto, mirando hacia la
679     29|        cañón de la escopeta.~ ~ «Él estaba entre árboles; aunque el
680     29|           apoyaba en el gatillo; ya estaba Mesía en la calleja y su
681     29|                Y Ana? ¡Ana! Aquélla estaba allí, en casa, en el lecho;
682     29|             Sí, sí, ya iba, ya iba; estaba resuelto, era claro, había
683     29|            hombre indigno, cobarde, estaba filosofando y su honor sin
684     29|            clara de que su voluntad estaba inerte, no podía resolver.
685     29|              el que aborrece; él no estaba ciego, no aborrecía, estaba
686     29|         estaba ciego, no aborrecía, estaba triste hasta la muerte,
687     29|       izquierda de la vía. El cielo estaba oscuro por aquel lado, bajas
688     29|         chocolate y muerta de frío, estaba al alcance de su mano o
689     29|            la Regenta. Y don Álvaro estaba en traje de clérigo también,
690     29|             Quintanar.~ ~ «El campo estaba melancólico. El invierno
691     29|             se fueran al diablo. Él estaba pensando en Tomás Kempis.
692     29|           tenía razón; donde quiera estaba la cruz. «Arregla -decía
693     30|         donde salía Anselmo.~ ~ «Ya estaba allí, ya había que hablar..., ¿
694     30|            explicarse. Buen apuro». Estaba el Magistral como si don
695     30|           mesilla de noche. El agua estaba llena de polvo, sabía mal.
696     30|    extrañado que supiera a vinagre. Estaba en el Calvario. Había entrado
697     30|      venganza, pero ignoraba cómo. «Estaba, cerca de las diez de la
698     30|             Sabía él que don Álvaro estaba en casa, en la cama. Sí,
699     30|         había ocurrido, en el lecho estaba don Álvaro tranquilo, descansando
700     30|        señor obispo de Nauplia, que estaba de paso en Vetusta.~ ~ -
701     30|            el despacho. Dijo que no estaba para nadie y se paseó por
702     30|          los desechaba en seguida. «Estaba atado por todas partes».
703     30|           La idea de maníaco de que estaba vestido de máscara llegó
704     30|           puerta, y subió con él; y estaba dispuesto a hablarle, a
705     30|          salto.~ ~ En aquel momento estaba muy satisfecho de sí mismo
706     30|            había hombre; la máquina estaba dispuesta; el cañón con
707     30|       disparar su odio de muerte ya estaba cargado hasta la boca».~ ~
708     30|            fulminantes...»~ -¿Quién estaba ahí? -preguntó Ana, tranquila.~ ~ -
709     30|           que su deber de autoridad estaba en abierta contradicción
710     30|          ayer por la mañana, cuando estaba ya nuestro don Juan haciendo
711     30|          periódicos, en la calle... Estaba furioso.~ ~ -¡Claro, las
712     30|              En general, Joaquinito estaba bien enterado. Mesía se
713     30|            había puesto muy pálido. Estaba metiendo ropa blanca en
714     30|          esperaba Ronzal. La mañana estaba fría y la helada sobre la
715     30|     esperaba un coche; dentro de él estaba Benítez, el médico de Ana.
716     30|             el ánimo de don Víctor. Estaba decidido a no matar.~ ~
717     30|            Robustiano Somoza. Mesía estaba hermoso con su palidez mate,
718     30|             solterón...~ ~ Frígilis estaba asustado del valor de aquel
719     30|             la corazonada! El pulso estaba firme; creía tener la cabeza
720     30|           entrado en la vejiga, que estaba llena.~ ~ Esto lo supieron
721     30|           entró en un gabinete, que estaba a obscuras, para llorar
722     30|            la Regenta que Quintanar estaba herido allá en las marismas
723     30|           evidente era el mal! Ella estaba condenada. Esto era claro
724     30|          entraban. Vetusta la noble estaba escandalizada, horrorizada.
725     30|           vino a verla; se supo que estaba muy mala, y los más caritativos
726     30|         capilla de la Victoria, que estaba allí cerca.~ ~ Y también
727     30|            el aire.~ ~ El Magistral estaba en su sitio.~ ~ Al entrar
728     30|           Ya era tarde. La catedral estaba sola. Allí dentro ya empezaba
729     30|       llamaba...~ ~ La Regenta, que estaba de rodillas, se puso en
730     30|             sentido.~ ~ La catedral estaba sola. Las sombras de los
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