Cap.

  1      3|                sin saber cómo, en don Álvaro Mesía, presidente del casino
  2      3|            Real de Madrid y vio a don Álvaro Mesía, el presidente del
  3      3|               presentó el esbelto don Álvaro, pero de gabán blanco entallado,
  4      3|               mundo. La imagen de don Álvaro también fue desvaneciéndose,
  5      3|              decía... Aquel mismo don Álvaro que tenía fama de atreverse
  6      3|          convertir en carámbano a don Álvaro Mesía, mientras él se obstinaba
  7      5|            vuelta.~ ~ La tarde en que Álvaro tomó la diligencia, Ana
  8      5|         Madrid. Encontraron el coche. Álvaro las vio y saludó desde la
  9      5|               a casa la imagen de don Álvaro entre ceja y ceja.~ ~ Y
 10      5|              ya no se acordaba de don Álvaro; ni don Álvaro de Ana en
 11      5|        acordaba de don Álvaro; ni don Álvaro de Ana en cuanto llegó a
 12      5|             había visto marchar a don Álvaro Mesía por el mismo camino.~ ~
 13      6|          palmo entero y si pasaba don Álvaro Mesía, presidente de la
 14      6|          Regenta tome varas, sino que Álvaro quiere ponérselas; lo cual
 15      6|             Vetusta. Orgaz le llamaba Álvaro por lo muy familiar que
 16      6|               ser de carne y hueso? Y Álvaro siempre había sido irresistible...»
 17      7|                Ronzal aborrecía a don Álvaro Mesía y a cuantos le alababan
 18      7|           éste el amigo íntimo de don Álvaro.~ ~ -Buenas tardes, señores -
 19      7|               pura discreción.~ ~ Don Álvaro Mesía era más alto que Ronzal
 20      7|                si se exceptuaba a don Álvaro. Trabuco tenía que confesarse
 21      7|              cuanto a la fama que don Álvaro gozaba de audaz e irresistible
 22      7|              sin embargo, entraba don Álvaro en la Diputación, y él quedaba
 23      7|           quitaban el sombrero, y don Álvaro para aquí, y don Álvaro
 24      7|               Álvaro para aquí, y don Álvaro para allá; y no había alcalde
 25      7|               no había alcalde de don Álvaro que no viese aprobadas sus
 26      7|              con sus amigos aquel don Álvaro de una manera singular que
 27      7|               cuándo lo diría.~ ~ Don Álvaro notó que su presencia había
 28      7|               palabreja.~ ~ Según don Álvaro, la ambición y la avaricia
 29      7|              que es verdad, señor don Álvaro -gritó Foja.~ ~ -¿Pero cree
 30      7|           propósito era agradar a don Álvaro, por causas que él conocía;
 31      7|         seguro de la presencia de don Álvaro.~ ~ -El pueblo -continuó
 32      7|                y ahora delante de don Álvaro! Aceptó la cena y el papel
 33      7|            prometió espiarlos.~ ~ Don Álvaro Mesía, Paco Vegallana y
 34      7|       Marquesito comprendió que a don Álvaro le estorbaba Orgaz.~ ~ -
 35      7|           Sabía positivamente que don Álvaro había sido amante de Obdulia,
 36      7|           amigo de vez en cuando. Don Álvaro iba pensativo. Aquel silencio
 37      7|             como su intimidad con don Álvaro. Cuarenta años y alguno
 38      7|          algunos conatos de ello, don Álvaro le había hecho comprender
 39      7|      confidencia que esperaba.~ ~ Don Álvaro se encogió de hombros.~ ~ -
 40      7|                   Anita. ¡Bah!~ ~ Don Álvaro sonrió, mirando con cariño
 41      7|               calles y plazuelas, don Álvaro hizo sentir al otro aquellos
 42      7|           consentía en hablar con don Álvaro a solas, ¿dónde podía ser? ¿
 43      7|              los acontecimientos. Don Álvaro lo sabía por larga experiencia.
 44      7|            Bien lo había conocido don Álvaro, y aunque el rival no le
 45      7|           sólo podía descifrarlas don Álvaro, dueño de la clave. Esta
 46      7|           eran dotes positivas de don Álvaro en tales asuntos. Sus aventuras
 47      7|             ahora», había pensado don Álvaro. «La devoción sería un rival
 48      7|               tan bien como decía don Álvaro, nada de más haría la Regenta
 49      7|            contemplaba ahora a su don Álvaro! Mucho más grande que nunca. «¿
 50      7|                hubiera sabido que don Álvaro no hacía más que imitar -
 51      8|                  ni más ni menos, don Álvaro Mesía, el jefe del partido
 52      8|               que por los negros, don Álvaro cuidaba de los negocios
 53      8|         mandaban los del Marqués, don Álvaro repartía estanquillos, comisiones
 54      8|              mano derecha, Mesía. Don Álvaro era al Marqués en política
 55      8|               Marqués agradecía a don Álvaro su abnegación, y le pagaba
 56      8|           Aquella Arcadia la veía don Álvaro con ojos acariciadores;
 57      8|               Las confidencias de don Álvaro le habían enternecido, y
 58      8|              acababa de comer.~ ~ Don Álvaro en el seno de la confianza
 59      8|         semejantes recuerdos para don Álvaro. En cuanto a Paquito, no
 60      8|              mucho más antiguo. ¡Pero Álvaro estaba hecho un salvaje!
 61      8|              Era intratable aquel don Álvaro. También lo era el Obispo.
 62      8|           frente. Hablaban ella y don Álvaro como hermanos cariñosos.
 63      8|         conquista más. Comprendía don Álvaro que Visitación quería precipitar
 64      8|     descubierto algún interés por don Álvaro en su amiga y en Mesía deseos
 65      8|          hablaban de aquel asunto.~ ~ Álvaro negaba que hubiese por su
 66      8|         inventados en otro tiempo por Álvaro en el entusiasmo de las
 67      8|             labios sino al hablar con Álvaro, y pocas veces. Le sabían
 68      8|              Visitación suponía a don Álvaro enterado de lo que era aquella
 69      8|              no te quepa duda.~ ~ Don Álvaro sintió un profundo y tiernísimo
 70      8|          novedades... ingrata?~ ~ Don Álvaro acercó su rostro al de la
 71      8|         Obdulia y Paco, no veían; don Álvaro estaba seguro. Se aproximó
 72      8|            paso atrás, huyendo de don Álvaro.~ ~ -¡Loca...!, ¡idiota...! -
 73      8|        Cómetela...! -gritó al oído de Álvaro Visita con voz en que asomaba
 74      9|               de su inclinación a don Álvaro! «Sí, inclinación. Ahora
 75      9|                El señorito Paco y don Álvaro.~ ~ Petra notó que su ama
 76      9|             Ya no podían escapar. Don Álvaro y Paco estaban delante de
 77      9|              despilfarros de gas. Don Álvaro veía a la Regenta envuelta
 78      9|             era el Magistral. Era don Álvaro, que venía a su lado hablando
 79      9|          deslumbrantes de gas.~ ~ Don Álvaro opinaba lo contrario, que
 80      9|               Yo he leído -añadía don Álvaro en casos tales - que ha
 81      9|              Trabuco).~ ~ Además, don Álvaro era profundamente materialista
 82      9|              le iba mucho mejor a don Álvaro.~ ~ Al recordar una hembra
 83      9|           epicureísmo solía decir don Álvaro con una llama en los ojos
 84      9|             por ciertas cosas.~ ~ Don Álvaro iba al lado de Ana convencido
 85      9|               Vetusta, Ana -decía don Álvaro.~ ~ Buscaba en vano manera
 86      9|                pero ella, Ana!~ ~ Don Álvaro se vio en un apuro. ¿Qué
 87      9|            negar la evidencia.~ ~ Don Álvaro temía aventurar mucho aquella
 88      9|              más aborrecía...»~ ~ Don Álvaro, que si no era tan buen
 89      9|             la sombra, buscando a don Álvaro que había retrocedido un
 90      9|                    Es mía», pensó don Álvaro con deleite superior al
 91      9|         oscuro». Escuchó. Oyó que don Álvaro se despedía con una voz
 92     10|            tenía ella que ver con don Álvaro. Podía él estar todo lo
 93     10|              brutal, tan grosero! Don Álvaro entonces la hubiera robado,
 94     10|             Regenta que conoció a don Álvaro, aunque la aparición fue
 95     10|            por su cerebro.~ ~ Era don Álvaro, en efecto. Estaba en el
 96     10|               la chance que decía don Álvaro, gran parte de sus triunfos? ¡
 97     10|               Sí, sentía ella que don Álvaro se infiltraba, se infiltraba
 98     11|             Santos y el mismísimo don Álvaro Mesía, con toda su diplomacia,
 99     11|               dos días antes: que don Álvaro estaba enamorado de la Regenta,
100     11|              tantas otras. «Aquel don Álvaro era un enemigo de su hijo.
101     11|        poderío de su hijo. «Aquel don Álvaro era otro buen mozo, listo
102     12|            Daría usted una hija a don Álvaro?~ ~ -¡Antes muerta!~ ~ -
103     13|           Quintanar; la Regenta y don Álvaro Mesía presenciaban los juegos
104     13|          soslayo a la Regenta y a don Álvaro que hablaban en la ventana
105     13|        parecía un fraile), Ripamilán, Álvaro Mesía, Saturnino Bermúdez,
106     13|               ella lo sabía todo, que Álvaro tampoco para ella tenía
107     13|           Anita. Quería meterle a don Álvaro por los ojos, y después
108     13|         primero que vio Ana fue a don Álvaro.~ ~ Tuvo miedo de ponerse
109     13|             estrechaba la mano de don Álvaro con cariñosa efusión. Le
110     13|            ser íntima y duradera. Don Álvaro tenía para Quintanar el
111     13|            dominarse, de tratar a don Álvaro como a todos, sin reservas
112     13|             terreno de prueba.~ ~ Don Álvaro se guardó de aludir al encuentro
113     13|           llave, por lo menos.~ ~ Don Álvaro habló mucho y bien, con
114     13|         extraña situación. Cuando don Álvaro callaba, ella volvía a sus
115     13|            poco más alto que Ana; don Álvaro tenía que inclinarse para
116     13|        pulquérrimo del buen mozo. Don Álvaro al moverse con alguna viveza,
117     13|               más noble de formas don Álvaro, más inteligente por gestos
118     13|         facciones el elegante.~ ~ Don Álvaro ya miraba al Provisor con
119     13|        Provisor no sospechaba que don Álvaro pudiera ser el enemigo tentador
120     13|           francamente criminal de don Álvaro, entregándose a don Fermín,
121     13|             si había testigos.~ ~ Don Álvaro vio que mientras la conversación
122     13|             podía y cuando podía. Don Álvaro, que sabía presentarse como
123     13|               confesonario, sabía don Álvaro flaquezas cómicas o asquerosas
124     13|             cuyo carácter sagrado don Álvaro no discutía...» delante
125     13|         Regenta entre Ripamilán y don Álvaro; Obdulia entre el Magistral
126     13|       Marquesa, para hacerse oír; don Álvaro los observaba entonces,
127     13|           pimientos, señora.~ ~ Y don Álvaro agradecía a Visitación el
128     13|            Ripamilán, don Víctor, don Álvaro, el Marqués y el médico
129     13|          lejos entre los árboles. Don Álvaro daba el brazo a la Marquesa,
130     13|              y lo vieron De Pas y don Álvaro, sincera expresión de disgusto:
131     13|       Marquesa.~ ~ Por el alma de don Álvaro pasó una emoción parecida
132     13|          encontró con los ojos de don Álvaro; fue una mirada que se convirtió,
133     13|             ya estaba convencida, don Álvaro no quería vencerla por capricho,
134     13|             de miedo.~ ~ Entonces don Álvaro, a quien Ana había dirigido
135     13|             usted nada -respondió don Álvaro..., ya arrepentido de haber
136     13|             baja, ronca y furiosa don Álvaro, que de buena gana la hubiera
137     13|               debe de haber...~ ~ Don Álvaro dio el tercer empujón...
138     13|            que no? -rugió furioso don Álvaro -. ¿Quiere usted que yo
139     13|              por lo visto, porque don Álvaro no movió el pesado artefacto.~ ~
140     13|               carne, pero blanda. Don Álvaro disimuló difícilmente el
141     13|               y él la defendía de don Álvaro. «Si este señor viniera
142     13|               hacer el cadete; si don Álvaro quería buscar el desquite
143     14|               Petronila...! Luego don Álvaro y ella venían juntos... ¡
144     16|             Ella estaba segura de que Álvaro le parecía retebién, Álvaro
145     16|           Álvaro le parecía retebién, Álvaro seguía su persecución con
146     16|           impecable, en brazos de don Álvaro; y también le gustaba ver
147     16|          también le gustaba ver a don Álvaro humillado ahora, por más
148     16|           primer ocasión oportuna don Álvaro se había hecho ofrecer por
149     16|           voluntad en demostrar a don Álvaro que no le temía. Le esperaba
150     16|              vista a sangre fría. Don Álvaro había notado que por este
151     16|                Se lo decía ella a don Álvaro:~ ~ -Mira, chico, eso es
152     16|                   Además -pensaba don Álvaro -, el día que yo me atreva,
153     16|          Vivero, a solas con Ana, don Álvaro se había sentido en ridículo;
154     16|                   Lo que no sabía don Álvaro, aunque por ciertos síntomas
155     16|               arrogante figura de don Álvaro Mesía, jinete en soberbio
156     16|               ella producía la de don Álvaro. Hablaron del caballo, del
157     16|         comprendían al jinete.~ ~ Don Álvaro estaba pasmado, y si no
158     16|     imprudencia en hablar así con don Álvaro, en mirarle con deleite
159     16|             de amor, es claro; ni don Álvaro se había permitido galantería
160     16|                ella conocía que a don Álvaro le estaba quemando vivo
161     16|          nerviosa, vio aparecer a don Álvaro como un náufrago puede ver
162     16|          deleite dentro de sí.~ ~ Don Álvaro no recordaba siquiera que
163     16|               como se lo figuraba don Álvaro, que mientras hablaba sin
164     16|           simpático y caballeroso don Álvaro, a quien él iba cobrando
165     16|      Ripamilán y Vegallana, ya es don Álvaro el vecino a quien más aprecio.~ ~
166     16|              propósito de teatro, don Álvaro, ¿conque esta noche el buen
167     16|         disertación académica.~ ~ Don Álvaro aprovechó la primera ocasión
168     16|         imperdonable!~ ~ Aunque a don Álvaro el drama de Zorrilla le
169     16|         nuestro teatro moderno. A don Álvaro se le antojaba muy verosímil
170     16|             Desde la aparición de don Álvaro en la plaza, el humor de
171     16|            cedido a los ruegos de don Álvaro y de don Víctor sin saber
172     16|            dramática, la bolsa de don Álvaro, que así se llamaba en todas
173     16|               serio del bando era don Álvaro y todos le envidiaban tanto
174     16|         cambio los de la bolsa de don Álvaro saludaban a los Vegallana;
175     16|               el primer entreacto don Álvaro no se movió de su asiento;
176     16|          Empezó el segundo acto y don Álvaro notó que por aquella noche
177     16|       expresión..., frío... Hasta don Álvaro parecíale entonces mezclado
178     16|               tercero y el cuarto don Álvaro vino al palco de los marqueses.~ ~
179     16|             Ana, sin dar tiempo a don Álvaro para buscar buena embocadura
180     16|      distinción según lo entendía don Álvaro, y así procuró aquella noche
181     16|                fue lo que valió a don Álvaro aquella noche. También le
182     16|               boca, y sonriendo a don Álvaro, le dijo:~ ~ -¡Ahora, silencio!
183     16|               miga suficiente.~ ~ Don Álvaro permaneció junto a la Regenta.~ ~
184     16|               del cabello. Dudaba don Álvaro si debía en aquella situación
185     16|       parecían ridículas al cabo, don Álvaro resistió el vehemente deseo
186     16|           Regenta nadie las notó. Don Álvaro sólo observó que el seno
187     16|          sangre, boca arriba, y a don Álvaro con una pistola en la mano,
188     16|               retiró asustada.~ ~ Don Álvaro se volvió al palco del Marqués
189     16|             escuchaba con interés don Álvaro -, mire usted, yo ordinariamente
190     16|                    Animal! -pensó don Álvaro.)~ ~ -Y en cuanto a su cómplice..., ¡
191     16|                usted recuerda?~ ~ Don Álvaro no recordaba, pero lo de
192     16|          soñado aquella noche con don Álvaro. Durmió profundamente.~ ~
193     16|             desde la aparición de don Álvaro a caballo, había pasado
194     16|             la audacia amorosa de don Álvaro; no le pesaba de engañar
195     17|            ocasional; no habló de don Álvaro ni del caballo blanco.~ ~ -
196     17|        palabra de la presencia de don Álvaro en el palco de Anita) y
197     18|            lejos que la imagen de don Álvaro volvía a presentarse brindando
198     18|               él que su ídolo, su don Álvaro, tardase tanto en conquistar
199     18|     costumbres haría el dignísimo don Álvaro! Pero ya que las tablas
200     18|             preguntas lisonjeras, don Álvaro inclinaba la cabeza y miraba
201     18|               usted... Subiría mi don Álvaro como la espuma.~ ~ Pero
202     18|           como la espuma.~ ~ Pero don Álvaro suspiraba y volvía los ojos
203     18|            había conseguido que Ana y Álvaro se hablaran a solas un momento,
204     18|              sobre todo a Visita. Don Álvaro no hablaba de este mal negocio
205     18|              los Marqueses!~ ~ Si don Álvaro perdía la esperanza, el
206     18|                Mesía y Quintanar. Don Álvaro había estrechado la mano
207     19|        agasajada, y a su lado iba don Álvaro Mesía, enamorado, triste
208     19|           gozo la Regenta.~ ~ Así don Álvaro; no sería jamás suya, eso
209     19|           consultar con el amigo. Don Álvaro sufría el tormento pensando
210     19|              vez, casi al oído de don Álvaro, añadía -: Diré la palabra: ¡
211     19|        infidelidad incipiente.~ ~ Don Álvaro callaba y oía. Sólo cuando
212     19|     llevándoselo a casa. ¿Por qué don Álvaro había de tener gusto en
213     19|               Lo que no consentía don Álvaro era que se pasase revista
214     19|            que le era simpático a don Álvaro era un pavo real disecado
215     19|        despreciaba ni aborrecía a don Álvaro, a pesar de que sus intenciones
216     19|              sentir cerca de sí a don Álvaro, segura de que no había
217     19|      responder de la prudencia de don Álvaro. «Pero, ¿no estaba segura
218     19|             esposa, Frígilis... y don Álvaro. El pobre Ripamilán era
219     19|             veces hablaba con Ana don Álvaro y Ana contestaba con voz
220     19|              era un martirio».~ ~ Don Álvaro sudaba de congoja. Don Víctor
221     19|           moña de un torero...~ ~ Don Álvaro, al llegar a la Rinconada,
222     19|              misma. Ni permitía a don Álvaro acercarse, alentar esperanzas
223     19|          círculos, el Magistral y don Álvaro, y a veces uno y otro en
224     19|                 Esta mujer -decía don Álvaro - es peor que Troya.~ ~ «
225     20|              elemento lego Foja y don Álvaro; éste por debajo de cuerda
226     20|               exclusivamente, era don Álvaro Mesía. Ya aborrecía de muerte
227     20|              brazo sin cansarse». Don Álvaro calculaba, furioso de impaciencia,
228     20|           presencia de su esposo, don Álvaro y De Pas. Le costaba lágrimas
229     20|                Hasta habló un día don Álvaro de transfusiones. «La ciencia
230     20|          conocimientos médicos de don Álvaro. Aquel hombre que iba a
231     20|          siempre el mismo para su don Álvaro; seguían las confidencias
232     20|           jamás se presentaba. Si don Álvaro se atrevía a preguntar por
233     20|            dejarla. Pero a solas, don Álvaro se mesaba los rubios y finos
234     20|           veía.~ ~ «-¡Oh, a él, a don Álvaro Mesía le pasaba aquello! ¿
235     20|           pero ésta era otra». Si don Álvaro se figuraba al Magistral
236     20|       frondosos del Paseo Grande, don Álvaro solía cruzarse con el Provisor;
237     20|          seriedad del continente, don Álvaro adivinaba en aquel grupo
238     20|             Cada día aumentaba en don Álvaro la superstición del confesonario,
239     20|               hembra.~ ~ En suma, don Álvaro tenía celos, envidia y rabia.
240     20|              Pompeyo Guimarán!~ ~ Don Álvaro quería que el ateo volviese
241     20|       murmuradores, propusieron a don Álvaro que fuera una comisión a
242     20|             don Pompeyo Guimarán, don Álvaro Mesía, enfrente del protagonista,
243     20|             así: hablaría primero don Álvaro, haría un elogio de la constancia
244     20|                señoril, discreta. Don Álvaro, a solas entre aquellos
245     20|          contar cómo había podido don Álvaro vencer a la hija de un maestro
246     20|          nunca.~ ~ Los que oían a don Álvaro se figuraban presenciar
247     20|           Nunca se le olvidaría a don Álvaro un combate de amor que duró
248     20|            Allí fue la batalla. Y don Álvaro, como si lo estuviera pasando
249     20|          despertando en él, decía don Álvaro, una lascivia montaraz,
250     20|         hubieran encontrado sepultura Álvaro y Ramona sofocados por uno
251     20|              narrador. Y entonces don Álvaro, gozoso, entusiasmado, quiso
252     20|           gata?~ ~ -El Magistral.~ ~ -Álvaro.~ ~ -O los dos...~ ~ -O
253     20|               fin, ello diría.~ ~ Don Álvaro propuso que las cenas mensuales
254     20|            allí quedaba, pero él, don Álvaro, por razones poderosas,
255     20|                Quintanar al ver a don Álvaro suspiró, le tendió ambas
256     20|              no nos veremos...~ ~ Don Álvaro hablaba alto, como si quisiera
257     20|             de tristeza».~ ~ Notó don Álvaro que su amigo estaba menos
258     20|          Cosas de ella.~ ~ Salió. Don Álvaro tomó en las manos el Kempis;
259     20|         Víctor los dejó solos.~ ~ Don Álvaro clavó los ojos en el rostro
260     20|               aquí?», se preguntó don Álvaro. Y sin saber lo que hacía,
261     20|              usted se divierta mucho, Álvaro... -contestó ella sin asomo
262     21|             las pocas visitas que don Álvaro se atrevía a hacerle, sin
263     21|      siguiente de la despedida de don Álvaro, Ana despertó pensando en
264     21|          Parque, a la hora en que don Álvaro se había despedido el día
265     21|               ha contado Víctor lo de Álvaro?~ ~ Visita tenía cogida
266     21|          repitió:~ ~ -¿No sabes lo de Álvaro?~ ~ El pulso se alteró,
267     21|             ha hecho cruces. Es mucho Álvaro. ¿Pero ella?, ¿qué te parece
268     21|             la vieja tentación de don Álvaro, le había sabido a cosa
269     22|            chica.~ ~ Doña Paula y don Álvaro llegaron a Vetusta el mismo
270     22|              Vetusta, el Ilmo. Sr. D. Álvaro Mesía. Dicen los numerosos
271     22|             su amistad íntima con don Álvaro Mesía en cuanto regresó
272     22|          desaires disimulados.~ ~ Don Álvaro no iba a casa de los Ozores
273     22|               pecado de pensar en don Álvaro, más placer encontraba en
274     22|               la mano un momento, don Álvaro podría extender la suya
275     22|              pecaminosas; huía de don Álvaro, no pecaba voluntariamente. ¿
276     22|              y, entre bastidores, don Álvaro y Visitación Olías de Cuervo
277     22|               no como sacerdote»; don Álvaro Mesía, los socios librepensadores
278     23|           consentido en cenar con don Álvaro, Orgaz, Foja y demás trasnochadores
279     23|                dijo en voz baja a don Álvaro y a Orgaz -, conste que
280     23|             esbelta y graciosa de don Álvaro, que con los ojos medio
281     23|              ver a la Regenta y a don Álvaro, casi juntos, aunque mediaba
282     23|               Ana siguió viendo a don Álvaro aun después que la ronda
283     23|             organista, Ana veía a don Álvaro a su lado, muerto de amor,
284     23|         milagro, por milagro de amor, Álvaro se presentase aquí, en esta
285     23|          Orgaz le llamaba a gritos: «¡Álvaro! ¡Álvaro!, aquí vive...
286     23|          llamaba a gritos: «¡Álvaro! ¡Álvaro!, aquí vive... tu rival...»,
287     24|             en la Junta directiva don Álvaro.~ ~ -La verdad es -dijo
288     24|               contestó Ronzal.~ ~ Don Álvaro observó que Quintanar se
289     24|              dicho: «¿Se acercará don Álvaro a saludarme?» Y había sentido
290     24|               Pero aquella idea pasó. Álvaro no acababa de parecer por
291     24|            Regenta la historia de don Álvaro desde principios del verano
292     24|            palabras de su amiga. «Don Álvaro había vencido la virtud
293     24|               por palabra:~ ~ «Cuando Álvaro me lo contó todo -había
294     24|              seguirla a Madrid?~ ~ »Y Álvaro me contestó muy triste,
295     24|          sabes que él suspira, añadió Álvaro -: ¿Dejar a Vetusta? Ay,
296     24|              aquella confesión de don Álvaro. «De que era verosímil respondía
297     24|              discreta... ¿Por qué don Álvaro no había de estar tan enamorado
298     24|              vio enfrente de sí a don Álvaro del brazo de Quintanar,
299     24|               maneras estaba bien don Álvaro; de frac era como mejor
300     24|               entre la Marquesa y don Álvaro. Enfrente, don Víctor, un
301     24|               Rufina!~ ~ En tanto don Álvaro le estaba refiriendo a Ana
302     24|             pone así la proximidad de Álvaro.~ ~ -¿Y del otro?~ ~ -Del
303     24|             por buenos que fueran.~ ~ Álvaro, en cuanto vio a la Regenta
304     24|             un sucedáneo».~ ~ No, don Álvaro no se hacía ilusiones. A
305     24|              sintió que un pie de don Álvaro rozaba el suyo y a veces
306     24|              caída, perdición.~ ~ Don Álvaro habló de amor disimuladamente,
307     24|               del roce ligero con don Álvaro, otro peligro mayor se presentó
308     24|            gritó:~ ~ -Ana, ¡a bailar! Álvaro, cójala usted...~ ~ No quería
309     24|      dictadura el buen Quintanar; don Álvaro ofreció el brazo a la Regenta,
310     24|             Anita!~ ~ -¡Qué sosos van Álvaro y Ana! -decía Obdulia a
311     24|               murmuró a media voz don Álvaro, como hablando con el lecho,
312     25|               en brazos del señor don Álvaro Mesía».~ ~ El Magistral,
313     25|               el del contacto con don Álvaro. «Pero no lo era, no. Veíalo
314     25|          miserable si consentía a don Álvaro insistir en sus provocaciones.
315     25|              en los oídos: al fin don Álvaro no es canónigo; si huyes
316     25|        Magistral, sí, pero más de don Álvaro. Su pasión es ilegítima
317     25|            loco en su casa...»~ ~ Don Álvaro no se apresuraba. «Esta
318     25|                  le decía Paco. Y don Álvaro sonreía y se acostaba temprano.
319     25|         lluvia interminable. Pero don Álvaro aprovechaba aquel intervalo
320     25|        anticipo de primavera, vio don Álvaro allá lejos la silueta de
321     25|             saludaron sin hablar. Don Álvaro tuvo un poco de miedo, de
322     25|             por su parte al ver a don Álvaro: «¡Si yo me arrojara sobre
323     25|               de lo que no había; don Álvaro no había conseguido mayor
324     25|         conciencia acusa a todos. Don Álvaro estará prohibido, sea Dios
325     25|             ella estaba rendida a don Álvaro, si no de hecho, con el
326     26|          perdida». Paquito Vegallana, Álvaro Mesía, Joaquinito Orgaz,
327     26|             observaba el gesto de don Álvaro Mesía, que estaba solo,
328     26|           ceñida hasta el cuello, don Álvaro, pálido, mordía de rato
329     26|            cantaba el Poliuto.~ ~ Don Álvaro no fingía su buen humor.
330     26|              a los vetustenses... Don Álvaro Mesía, al pasar cerca de
331     26|               los pensamientos de don Álvaro, todos profanación y lujuria,
332     26|               su mirada con la de don Álvaro; el cual reculó otra vez,
333     26|            con calor, la mano que don Álvaro le ofrecía.~ ~ La marcha
334     27|      separarnos de Frígilis... de don Álvaro, de los Marqueses, de Benítez, ¡
335     27|            Quintanar y los Marqueses, Álvaro y Paco.~ ~ -El médico -decía
336     27|          vacas..., ¡qué  yo!~ ~ Don Álvaro tuvo una inspiración en
337     27|             veinte personas -advirtió Álvaro.~ ~ -Es claro; aquello es
338     27|           Edelmira, Paco, Joaquinito, Álvaro... y tantos otros han hablado
339     27|           quién es esto?~ ~ -Para don Álvaro -contestó Petra.~ ~ -Sí,
340     27|             jinetes y reconoció a don Álvaro y a Paco que pasaron al
341     27|             Llegaron él y el señorito Álvaro a caballo, a escape; tomaron
342     27|              yerba, y a su lado a don Álvaro, que se defendía y la defendía
343     27|              pozo... con ayuda de don Álvaro y los que estaban fuera.~ ~
344     27|        seguidas de Paco, Joaquín, don Álvaro y don Víctor.~ ~ Del Magistral
345     27|             que tocaba como sabía don Álvaro, con un puro en la boca,
346     27|        obligando la galantería de don Álvaro en aquel momento!»~ ~ -Es
347     28|            que iba a sorprender a don Álvaro y a la Regenta en coloquio
348     28|              Y razonaba diciendo: don Álvaro sabe mucho de estas aventuras,
349     28|               caería en brazos de don Álvaro..., ¡que era fatal aquella
350     28|        pensaba Ana -, tiene razón don Álvaro, ese hombre... tiene celos,
351     28|               huir de él, tiene razón Álvaro».~ ~ Mesía y Paco, en los
352     28|            influencia».~ ~ Cuando don Álvaro se atrevió a decir esto,
353     28|             haber sospechado o de don Álvaro o del canónigo mismo? ¿Pues
354     28|               sí que la imagen de don Álvaro se le presentaba risueña,
355     28|           tiempo para decírselo a don Álvaro.~ ~ En tono confidencial,
356     28|             le había de parecer a don Álvaro? ¡Abominable! ¿Pues qué
357     28|           Pues qué era lo que él, don Álvaro, tenía dicho? Que no había
358     28|             porque..., porque...~ ~ Y Álvaro sonreía de un modo que lo
359     28|      sorpresas. Ahora, mientras Ana y Álvaro hablaban asomados a la galería,
360     28|            aun deseo, de mandar a don Álvaro que se callase, que se reportase,
361     28|              iba a la locura».~ ~ Don Álvaro estaba elocuente; no pedía
362     28|              etc.~ ~ Por fortuna, don Álvaro sabía perfectamente manejar
363     28|               Regenta vio los ojos de Álvaro brillantes y envueltos en
364     28|           derecho a gozar».~ ~ Cuando Álvaro, creyendo bastante cargada
365     28|            entonces.~ ~ Y se alejó de Álvaro, llamó a Visita..., la abrazó
366     28|        Joaquín y Ana vencieron. A don Álvaro, que no tenía con quién
367     28|        escenas semejantes; ella y don Álvaro no tomaban parte activa
368     28|            espalda oprimida por la de Álvaro, y aunque huía el contacto
369     28|               dentro, Paco, Joaquín y Álvaro, en la galería...~ ~ Don
370     28|              veces las miradas de don Álvaro, que fumaba apoyando un
371     28|           cada vez más elocuentes.~ ~ Álvaro, de tarde en tarde, miraba
372     28|           vidrieras en las narices de Álvaro y de los pollos. Paco y
373     28|              en mangas de camisa. Don Álvaro no se movía; y vio a la
374     28|              nunca a decir nada a don Álvaro alusivo a sus pretensiones
375     28|       absoluto respecto del caso. Don Álvaro agradecía «la delicadeza»
376     28|          tiranía. Las ventajas de don Álvaro en el ánimo de Ana las pagaba
377     28|         batallas aquí dentro».~ ~ Don Álvaro, en el tono confidencial
378     28|           modo o de otro. Ana, aunque Álvaro no se atrevía a ser muy
379     28|               Ana podía decir que don Álvaro no había puesto sus labios
380     28|               Anita. No recordaba don Álvaro haber deseado tanto a una
381     28|         participaban Obdulia, Visita, Álvaro, Joaquín y algunos otros
382     28|            ocasiones, en contacto con Álvaro, apretada contra él en coches,
383     28|             paraje estrecho.~ ~ Ana y Álvaro, al darse la mano por la
384     28|             nuevas. La noche anterior Álvaro había dicho que él se quería
385     28|              esto, y bajo, al oído de Álvaro: «Hoy es el último día».~ ~
386     28|              por modelo de París. Don Álvaro, inteligente en la materia,
387     28|         Almunia de don Godino.~ ~ Don Álvaro se dejó caer en el sofá,
388     28|           estaba allí Anita.~ ~ Salió Álvaro sin ser visto, por lo menos
389     28|             que era toda su religión, Álvaro buscó más en lo oscuro...
390     29|               del café pudo notar don Álvaro que su amigo estaba impaciente.
391     29|   acostumbrado a la comensalía de don Álvaro; le encontraba a la mesa
392     29|          ahora no, no se movía. Ana y Álvaro se miraban, preguntándose
393     29|             la cabeza sonriendo a don Álvaro, éste, sin verlo Quintanar,
394     29|              respondió tranquilamente Álvaro, chupando su habano y tapándose
395     29|              a ver...~ ~ -Mire usted, Álvaro, por nada de este mundo
396     29|          podía suponer.~ ~ -Más bajo, Álvaro, más bajo. ¿Qué sucede?
397     29|              que estaba envuelto, don Álvaro contestó:~ ~ -¡Ya se comprende...
398     29|              calma.~ ~ -¿Qué hacemos, Álvaro, qué hacemos?~ ~ -Es muy
399     29|        peligros del remedio, pero don Álvaro prometió allanarlo todo. «
400     29|              se la haría el mismo don Álvaro, y si por caso extraño resistía,
401     29|               Ana dijo:~ ~ -¿Qué hay, Álvaro...?~ ~ -Hay, que ya no te
402     29|            gracias a las calumnias de Álvaro, delitos consumados. Pero
403     29|             que era la juventud».~ ~ «Álvaro -seguía pensando Ana - había
404     29|            reflexionando que el pobre Álvaro hacía aquello por amor,
405     29|             agradaba a Anita ver a su Álvaro metido en aquellos cuidados
406     29|        repugnante, pero ¿qué remedio? Álvaro lo hacía por ella, por gozar
407     29|     sobrecogía la ida de perder a don Álvaro, temblaba horrorizada, como
408     29|       constancia...~ ~ «Para siempre, Álvaro, para siempre, júramelo;
409     29|           comenzar la locura.~ ~ «Sí, Álvaro; si tú me dejaras me volvería
410     29|             corporal, parecíale a don Álvaro semejante a los recursos
411     29|         estarlo de quien no fuese don Álvaro Mesía. Después del Presidente
412     29|               mayor apartamiento. Don Álvaro no se confesaba a sí mismo
413     29|           suplicó... «no, no; eso no, Álvaro, por Dios no, eso nunca».
414     29|               un rincón de amores que Álvaro prometía buscar; el mismo
415     29|             prometía buscar; el mismo Álvaro confesaba que era difícil
416     29|             lo más cómodo. Comprendía Álvaro los escrúpulos de Ana, pero
417     29|               místicos, como se decía Álvaro con frase tan impropia como
418     29|             de más importancia. A don Álvaro se le ocurría que sin tener
419     29|            pasillos, donde podía, don Álvaro comenzó el ataque de Petra,
420     29| complicaciones!» No sabía tampoco don Álvaro tanto como él creía. Ignoraba
421     29|               derecho de vender a don Álvaro y ayudar a su señor, al
422     29|              esto? Ello diría. Si don Álvaro no se portaba bien, podía
423     29|  singularmente.~ ~ De modo que si don Álvaro podía decir con razón: «¡
424     29|           podía exclamar: «¡Pobre don Álvaro, que no sabe ni la cuarta
425     29|              la pared. Justamente don Álvaro tenía las piernas muy largas.
426     29|            segura doña Ana de que don Álvaro saltaba por el muro, no
427     29|                Todo esto lo hacía don Álvaro sin la ayuda directa, inmediata
428     29|          vigilar, para evitar que don Álvaro pudiera ser sorprendido
429     29|          estación de ferrocarril. Don Álvaro sabía, porque don Víctor
430     29|               esto necesitó saber don Álvaro para no exponerse a un choque
431     29|                para subir y bajar don Álvaro por la parte del parque
432     29|          disimulada, la comparaba don Álvaro con esas cajas de cerillas
433     29|        garantías de seguridad que don Álvaro tenía dentro de casa, nada
434     29|     antipática Petra. Pero al fin don Álvaro, que había triunfado de
435     29|            daño. Adiós amores con don Álvaro, amores cada vez más escasos,
436     29|            tortilla, que el mismo don Álvaro rodaba por el suelo hecho
437     29|            hombro ir a desafiar a don Álvaro. Petra discurría perfectamente
438     29|             que le aguardaba!»~ ~ Don Álvaro, después de su conversación
439     29|              por su motivo, y él, don Álvaro, sería mucho mejor servido
440     29|             Además...»~ ~ Además, don Álvaro comprendía que ya no podía
441     29|              yo por tu bien...~ ~ Don Álvaro bajaba la voz y Petra la
442     29|         amigos, y si el señorito, don Álvaro, la necesitaba, allí la
443     29|              amigo del amo, aquel don Álvaro que de día no se separaba
444     29|               ellos; ayer el señorito Álvaro, que es el que manda allí...
445     29|             por sus ojos; el señorito Álvaro me puso de patitas en la
446     29|             ya no pudo dudar.~ ~ «¡Es Álvaro!», pensó don Víctor, y se
447     29|               descendimiento.~ ~ «¡Es Álvaro!», pensó otra vez don Víctor,
448     29|            otro iba a morir».~ ~ «Era Álvaro, ¡y no iba a durar un minuto! ¿
449     29|               donde había saltado don Álvaro.~ ~ El reloj de la catedral
450     29|           podría matarla. Al otro sí; Álvaro tenía que morir; pero frente
451     29|           parroquial del Vivero a don Álvaro y a la Regenta. Y don Álvaro
452     29|          Álvaro y a la Regenta. Y don Álvaro estaba en traje de clérigo
453     29|          amigo traidor, el infame don Álvaro.~ ~ «Sí, aquel tiro era
454     29|              Sí, aquel tiro era el de Álvaro; los tordos, inocentes,
455     30|           para correr en busca de don Álvaro y advertirle de que Quintanar
456     30|          antigua costumbre; podía don Álvaro, que no había visto a su
457     30|              la convicción de que don Álvaro escaparía de Vetusta en
458     30|              Mesía. «Sabía él que don Álvaro estaba en casa, en la cama.
459     30|                en el lecho estaba don Álvaro tranquilo, descansando del
460     30|       disparado su escopeta sobre don Álvaro, o se estaría concertando
461     30|            barbilindo mustio como don Álvaro! El orgullo de la madre
462     30|               en ristre a matar a don Álvaro.~ ~ «Y nada de esto se le
463     30|              podía ir a esperar a don Álvaro a la calleja de Traslacerca,
464     30|           visto trepar una noche. Don Álvaro, si don Víctor no había
465     30|             la frecuencia con que don Álvaro entraba en el palacio de
466     30|           terrible, sobre todo de don Álvaro, cuyo crimen no podía ser
467     30|           mandaría dos padrinos a don Álvaro; había que matarle».~ ~
468     30|           aquella noche... ¡moría don Álvaro! Y que ardiera el mundo.
469     30|             abría para dar paso a don Álvaro.~ ~ Oyó las doce, la una,
470     30|              horas sus padrinos a don Álvaro.~ ~ -¡Padrinos!, ¿por qué? -
471     30|          Joaquín Orgaz defendió a don Álvaro.~ ~ Pero Foja no atacaba
472     30|           cierta influencia sobre don Álvaro, le obligó a darle palabra
473     30|               en sus manos la vida de Álvaro; que pudo matarle de un
474     30|             Tiene mucha confianza con Álvaro, que le respeta mucho.~ ~ -
475     30|              y qué más?~ ~ -Nada, que Álvaro dio palabra. Pero al día
476     30|          Frígilis tuvo que devolver a Álvaro la promesa de huir y mandarle
477     30|        atenerse respecto del valor de Álvaro.~ ~ Como que había sido
478     30|            los socios del Casino. Don Álvaro, por culpa de una mujer,
479     30|             devolver su palabra a don Álvaro. Ya no debía huir. Quintanar
480     30|           sabía que no estimaba a don Álvaro. Según el ex-magistrado,
481     30|              en gran peligro ante don Álvaro, sino por miedo a los remordimientos.
482     30|       apagados: ya no aborrecía a don Álvaro, ya no se figuraba imposible
483     30|              los árboles desnudos don Álvaro y sus padrinos, más el señor
484     30|              una bala perdida.~ ~ Don Álvaro pensó en Dios sin querer.
485     30|              le otorgó la bala de don Álvaro.~ ~ ~ ~ Murió Quintanar
486     30|              ama una carta en que don Álvaro explicaba desde Madrid su
487     30|             grosero!, ¡idiota!~ ~ Don Álvaro en aquel papel que olía
488     30|               brutal, amor como el de Álvaro, el infame, cuando tal vez
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