Cap.

  1      1|           visto perfectamente a la Regenta, una guapísima señora, pasearse,
  2      1|         que llamaban en Vetusta la Regenta, porque su marido, ahora
  3      1|           dormirse la imagen de la Regenta, y entablaba con ella, o
  4      2|         tarde la noticia de que la Regenta estaba en la capilla del
  5      2|    confesar. Novedad estupenda. La Regenta, muy principal señora, era
  6      2|           se la siguió llamando la Regenta. El sucesor de Quintanar
  7      2|         señora y aquí fue ella. La Regenta en Vetusta era ya para siempre
  8      2|       contentarse con ser: la otra Regenta. Además, el conflicto duraría
  9      2|           cada cual. Entretanto la Regenta era la de Ozores. La cual
 10      2|           de aquellas damas era la Regenta en persona.~ ~ Entró en
 11      2|         Arcipreste renunciaba a la Regenta, ¿pues qué dignidad seguía?
 12      2|            había conocido, eran la Regenta y Visitación; estaba seguro. ¿
 13      2|           principales, como era la Regenta, quería hacerse hija de
 14      2|           Provisor y cuándo no. La Regenta venía por primera vez, «¿
 15      2|   Arcipreste había aconsejado a la Regenta que acudiese a la capilla
 16      2|   Magistral de lo que podía ser la Regenta, juzgada desde el tribunal
 17      2|       desairar nada menos que a la Regenta!» El Arcediano vio un mundo
 18      2|        boca al oír a De Pas que la Regenta estaba en la catedral, según
 19      2|            doña Visita y la señora Regenta. Se han ido. Yo hablé con
 20      2|        incomodada porque la señora Regenta había querido venir sin
 21      3|          Aquella tarde hablaron la Regenta y el Magistral en el paseo.
 22      3|            por su confianza con la Regenta facilitó la entrevista.~ ~
 23      3|        nunca abandonaba. Ellos, la Regenta y el Magistral, habían hablado
 24      3|            rezó algunos minutos la Regenta.~ ~ Después se sentó en
 25      3|    colgaduras de satín granate. La Regenta dormía en una vulgarísima
 26      3|       alguno, había prohibido a la Regenta esta voluptuosidad de distender
 27      3|        imaginación.~ ~ Pensando la Regenta en aquella niña que había
 28      3|           su amigo... ¡Infames! La Regenta sentía rubor y cólera al
 29      3|          ría.~ ~ -Es verdad.~ ~ La Regenta recordaba todo esto como
 30      3|          punto de sus recuerdos la Regenta sintió que se sofocaba,
 31      3|               La respiración de la Regenta era fuerte, frecuente; su
 32      3|   prohibida, a tales horas, por la Regenta. Anita no dejó a Víctor
 33      3|         Más de media hora tardó la Regenta en cansarse de aquella locuacidad
 34      3|    tributaba. En Vetusta, decir la Regenta era decir la perfecta casada.
 35      3|          cerrado del tocador de la Regenta, don Víctor, pálido y ojeroso,
 36      5|         del coche -. Será usted la Regenta de Vetusta, Anita.~ ~ -No
 37      5|    arreglaría eso... Será usted la Regenta.~ ~ Don Cayetano quiso también
 38      6|           ha querido confesar a la Regenta?~ ~ -Me lo ha dicho quien
 39      6|      Fermín salir sin saludar a la Regenta.~ ~ -Pues yo los he visto
 40      6|         iba con el Arcipreste y la Regenta con Visitación. Es más,
 41      6|           Mesía le pone varas a la Regenta.~ ~ Escándalo general. Murmullo
 42      6|        confesión; ¡pero tocar a la Regenta! Era un imprudente aquel
 43      6|         Señores, yo no digo que la Regenta tome varas, sino que Álvaro
 44      6|           aserto.~ ~ -Hombre... la Regenta... ¡es algo mucho!~ ~ El
 45      6|            Mesía quiere poner a la Regenta con el Magistral y la confesión?~ ~
 46      6|        admiración que inspiraba la Regenta.~ ~ -Es una mujer hermosa,
 47      6|     preocupaciones del pueblo. ¡La Regenta! ¿Dejaría de ser de carne
 48      7|       llamar a otra puerta, que la Regenta es una fortaleza inexpugnable.
 49      7|          Aunque sin aludir ya a la Regenta, se volvió a hablar de mujeres
 50      7|          de amor. «¡Tal vez con la Regenta!», pensó el de Pernueces;
 51      7|           entre los Vegallana y la Regenta era íntima. Paco jamás había
 52      7|     enredos no podía admitirlos la Regenta: por lo menos al principio.
 53      7|            cosas? Tan mujer era la Regenta como las demás; ¿por qué
 54      7|            Vetusta la virtud de la Regenta era, bien lo conocía él,
 55      7|            no ponía los ojos en la Regenta. ¡Vergüenza le daba confesárselo
 56      7|        enamorado líricamente de la Regenta. Bien lo había conocido
 57      7|      situación, poco lisonjera: la Regenta no sabía que aquel chico
 58      7|       Aquello era el corazón de la Regenta.~ ~ El presidente del Casino
 59      7|      ruidosas; nada podía saber la Regenta de cierto y el amor y la
 60      7|       creerse querida de veras, la Regenta podía, si le importaba,
 61      7|         cambio de confesores de la Regenta.~ ~ «Todo se puede echar
 62      7|      auxilio en la conquista de la Regenta. Sólo el amor fuerte, invencible,
 63      7|       Álvaro, nada de más haría la Regenta en corresponderle. Una mujer
 64      7|            daba por seguros, de la Regenta y Mesía. Y~ ~  A buscar,
 65      7|           seguro de que estaría la Regenta «porque se lo daba el corazón».~ ~ -
 66      8|                Mesía hablaba de la Regenta con Visita con más franqueza
 67      8|  Visitación quería precipitar a la Regenta en el agujero negro donde
 68      8|        Toda Vetusta diciendo: «¡La Regenta, la Regenta es inexpugnable!»
 69      8|         diciendo: «¡La Regenta, la Regenta es inexpugnable!» Al cabo
 70      8|            llamarla era tonto. ¡La Regenta! ¿Por qué? ¿No había otra?
 71      8|             a qué venía aquello de Regenta por aquí, Regenta por allí?
 72      8|       aquello de Regenta por aquí, Regenta por allí? Poco tiempo tenía
 73      8|          ese sonámbulo?~ ~ -Que la Regenta se parece mucho a la Virgen
 74      8|      partes correspondientes de la Regenta, que describía con entusiasmo;
 75      8|    reconocieron al momento. Era la Regenta. Venía de negro, de mantilla;
 76      8|           pudo ver el rostro de la Regenta, que sonreía y saludaba.
 77      8|       viuda mientras devoraba a la Regenta con los ojos de pies a cabeza.~ ~
 78      8|           en el balcón mientras la Regenta se alejaba y desaparecía
 79      9|      procurarse la confianza de la Regenta. Era solícita, discreta,
 80      9|          la piedad repentina de la Regenta.~ ~ «¡Más de una hora de
 81      9|           natural!» Ella misma, la Regenta, estaba bien cansada de
 82      9|            la razón encantaba a la Regenta. ¿Cómo tenía ella veintisiete
 83      9|          memoria los pecados de la Regenta y la interrumpía siempre
 84      9|       aquel momento se figuraba la Regenta como una Babilonia aquella
 85      9|            recordar esto sintió la Regenta escrúpulos. ¡Le había dado
 86      9|          acercaban por oriente. La Regenta recordó las carracas de
 87      9|           en cuclillas miraba a la Regenta encaramado en una raíz gruesa,
 88      9|          quería ocultar en vano la Regenta. «¿Qué había hecho en el
 89      9|        abrían para dejar paso a la Regenta. Los mozalbetes más osados
 90      9|           al pasar Ana.~ ~ -¡Es la Regenta!~ ~ -¡Qué guapa es!~ ~ Esto
 91      9|           So bruto, mira que es la Regenta!~ ~ Era popular su hermosura.~ ~
 92      9|           otra vez había pasado la Regenta por allí a tales horas,
 93      9|        amigos. Al pasar junto a la Regenta la miró cara a cara, distraído,
 94      9|     aquella escena enterneció a la Regenta. Siempre sentía apretada
 95      9|          gas. Don Álvaro veía a la Regenta envuelta en aquella claridad
 96      9|            la mejor arma contra la Regenta. Ana lo olvidó todo de repente
 97      9|       acertado.~ ~ En la voz de la Regenta, en el desconcierto de sus
 98      9|       Petra? ¿Y Paco? -preguntó la Regenta alarmada.~ ~ -Ahí vienen,
 99      9|           adoraba este gesto de la Regenta, y sin poder contenerse,
100      9|          benéfica en el alma de la Regenta.~ ~ «Es mía», pensó don
101      9|            de fijo no -contestó la Regenta, cerrando detrás de sí la
102     10|        entraba en el comedor de la Regenta abriendo puertas con estrépito.~ ~ -¿
103     10|           faltaba más! -exclamó la Regenta asustada -. ¿No vas otras
104     10|       preguntó.~ ~ Sobresaltada la Regenta, respondió:~ ~ -¿Yo...? ¿
105     10|        pasado mal aquella noche la Regenta. Por fortuna, Quintanar
106     10|          ahí, vete -interrumpió la Regenta.~ ~ Petra insistió, gozándose
107     10|          que no quiso aplicarse la Regenta; después vino con tila,
108     10|                  Es él!», pensó la Regenta que conoció a don Álvaro,
109     10|           Se paró. «Estaba allí la Regenta, allí en el Parque, se lo
110     10|            a la verja; él vio a la Regenta primero que ella a él. La
111     10|           perfume en el alma de la Regenta que empezaba a infestarse.~ ~ «¡
112     10|      ocultarle nunca nada -dijo la Regenta clavando los ojos altaneros
113     11|           con mucha seriedad de la Regenta.~ ~ -Don Fermín -le había
114     11|           abundantes frutos.~ ~ La Regenta se le presentaba ahora como
115     11|              de la confesión de la Regenta.~ ~ «¡Una hora larga!» El
116     11|         cuidado de ver llegar a la Regenta, después espiando la confesión,
117     11|            vez había visto ya a la Regenta con la cabeza apoyada en
118     11|            beneficiado vieron a la Regenta salir de la catedral y juntos
119     11|            Pensaba lo mismo que la Regenta: que había hecho un hallazgo,
120     11|           la doncella de la señora Regenta.~ ~ Al decir esto los ojos
121     11|          la imaginación decir a la Regenta que era poco edificante
122     11|     disimuladamente la carta de la Regenta y la guardó en un bolsillo
123     11|        Además, ¿qué podía decir la Regenta? Nada de particular».~ ~ ~«
124     11|          Obdulia. ¿No dices que la Regenta es tan discreta? Esa carta
125     11|           vaya al sermón la señora Regenta si quiere buenos consejos;
126     11|           fiaba de su virtud. «¡La Regenta, la Regenta!, dicen que
127     11|           virtud. «¡La Regenta, la Regenta!, dicen que es una señora
128     11|      Álvaro estaba enamorado de la Regenta, o por lo menos quería enamorarla,
129     11|         cabía en lo posible que la Regenta, aquella santa, y el don
130     11|          para prevenirle contra la Regenta y sus confesiones de dos
131     11|          madre. En la virtud de la Regenta creía toda Vetusta, y en
132     11|           todo calumnia? Oh, si la Regenta supiese quién era él, no
133     12|            una mentira. «Es que la Regenta come a veces con los marqueses,
134     12|            él ni la familia, ni la Regenta, ni la comida de los marqueses?»~ ~
135     13|          el señor de Quintanar; la Regenta y don Álvaro Mesía presenciaban
136     13|          si quería decir algo a la Regenta, a Visitación o a Edelmira,
137     13|        Fermín miró de soslayo a la Regenta y a don Álvaro que hablaban
138     13|    canónigo le disgustaba ver a la Regenta entregada al brazo secular
139     13|            batín ancho y corto, la Regenta necesitó recordar, para
140     13|            procurando agradar a la Regenta por la bondad de sus sentimientos
141     13|           Al entrar en el salón la Regenta, De Pas interrumpió una
142     13|          el enemigo tentador de la Regenta; si no le quería bien, era
143     13|       mujeres; miraba también a la Regenta, porque entonces sus ojos
144     13|       esperaría en su capilla a la Regenta para reconciliar.~ ~ -Y
145     13|          Edelmira y Visitación; la Regenta entre Ripamilán y don Álvaro;
146     13|          menos bulliciosos eran la Regenta y el Magistral; a veces
147     13|           sentía una rodilla de la Regenta, de la mujer que deseaba -¿
148     13|            sus planes, y de que la Regenta no era mujer que se alegrase
149     13|           de cuando en cuando a la Regenta, a quien había amado en
150     13|       atrevió a decir sonriendo la Regenta.~ ~ -Son bromas -advirtió
151     13|           pegar a las faldas de la Regenta, y ya empezaba don Fermín
152     13|         una cereza cuando vio a la Regenta mirarle cara a cara y decir
153     13|          gesto, en la mirada de la Regenta podía ver cualquiera y lo
154     13|            notó más que ellos y la Regenta. Estaban ambos en pie, cerca
155     13|           Ambos le parecieron a la Regenta hermosos, interesantes,
156     13|           Se tenía que confesar la Regenta, aunque pensando un instante
157     13|           Por fortuna era ágil. La Regenta le vio tan airoso, tan pulcro
158     13|       Marquesa, doña Petronila, la Regenta y Ripamilán subieron a la
159     13|         todo el cuerpo al oír a la Regenta; y sin pensarlo se inclinaba
160     13|            parecido, según notó la Regenta, al que había usado Mesía
161     13|           aquel gesto, entendió la Regenta; y se resignó a habérselas
162     13|           y saludó a las damas. La Regenta le sonrió como hubiera sonreído
163     13|       paseo, en todas partes, y la Regenta comía en casa del Marqués
164     13|           pudieron el carruaje. La Regenta le sonreía de lejos, con
165     14|      acababan de ver al lado de la Regenta. «En nombrando el ruin de
166     14|         decía: he comido... con la Regenta, en casa del Marqués, ¡bueno
167     14|           Quintanar, y en el de la Regenta a Ripamilán; sí, los vio
168     14|        perfectamente. ¡No venía la Regenta en el coche abierto! ¡Venía
169     14|           acordó de su cita con la Regenta. Sintió un alivio su furor
170     14|           podía ser Obdulia que la Regenta. «¡Es decir, la Regenta
171     14|            Regenta. «¡Es decir, la Regenta no podía ser; no faltaba
172     15|        hondas...» La sonrisa de la Regenta se le presentó unida a la
173     15|            dentro de ocho horas la Regenta estaría a sus pies confesando
174     16|     derramado. Todo esto miraba la Regenta con pena, como si fuesen
175     16|         aquel otro invierno.~ ~ La Regenta quiso distraerse, olvidar
176     16|          aumentó la tristeza de la Regenta; esto era peor que las campanas,
177     16|           vivos, se le ponían a la Regenta sobre el corazón, y hasta
178     16|          talento en convertir a la Regenta y hacerla beata. ¡Qué horror!
179     16|         vehemente. Quería ver a la Regenta, a la impecable, en brazos
180     16|       adelantar, por ahora, con la Regenta. Nada más ridículo en Vetusta
181     16|           aquel romanticismo de la Regenta. Él creía firmemente que «
182     16|            que iba a ser tarde; la Regenta tenía la cabeza a pájaros,
183     16|       veces su vanidad, era que la Regenta soñaba casi todas las noches
184     16|          Ni en la mañana en que la Regenta reconcilió con don Fermín,
185     16|           atrevía a preguntar a la Regenta lo que tratándose de otra
186     16|            mujer como Anita.~ ~ La Regenta agradecía al Magistral su
187     16|      espíritu indisciplinado de la Regenta; había que hacerla subir
188     16|             las revelaciones de la Regenta.~ ~ «¡Soñaba! La fortaleza
189     16|    importaba: ¿con quién soñaba la Regenta? ¿Era una persona determinada...?
190     16|          ensueños que confesaba la Regenta le halagaba; esto no podía
191     16|            debajo del balcón de la Regenta.~ ~ El estrépito de los
192     16|            de vida y alegría, y la Regenta sintió un soplo de frescura
193     16|       fuerte y bien torneado de la Regenta.~ ~ Callaron, después de
194     16|           haberlo visto, lo que la Regenta sintió con deleite dentro
195     16|            para subir a casa de la Regenta en aquel momento.~ ~ Gran
196     16|         que se hablaba mucho de la Regenta, se comentaba su cambio
197     16|       cosas que no había.~ ~ «-¡La Regenta, bah! La Regenta será como
198     16|                La Regenta, bah! La Regenta será como todas... Las demás
199     16|       crimen que podía haber en la Regenta, y no creía ella que a tanto
200     16|     satisfecho, y la vanidad de la Regenta necesitaba esta convicción
201     16|           de un día de marasmo, la Regenta no vaciló en creer lo que
202     16|        midiéramos el paso...~ ~ La Regenta no oía a su marido; el drama
203     16|       cuando en cuando miraba a la Regenta, pero con suma discreción
204     16|             llegaron al alma de la Regenta con todo el vigor y frescura
205     16|        Inés en su celda, sintió la Regenta escalofríos; la novicia
206     16|      maestro Zorrilla.~ ~ La pobre Regenta estuvo elocuente; se figuró
207     16|     aquella noche presentarse a la Regenta, a quien «estaba visto que
208     16|       Álvaro permaneció junto a la Regenta.~ ~ Ella le dejaba ver el
209     16|      entrar, en mucho tiempo, a la Regenta por el aro; ¿quién iba a
210     16|         deseo de pisar un pie a la Regenta o tocarle la pierna con
211     16|     emoción.~ ~ Las lágrimas de la Regenta nadie las notó. Don Álvaro
212     16|            el Comendador hizo a la Regenta volver a la realidad del
213     16|          bien pronto al lado de la Regenta, protagonista de ellas,
214     17|       Difuntos, Petra anunció a la Regenta, que paseaba en el Parque,
215     17|        anterior y había visto a la Regenta. Al día siguiente, por la
216     17|          sonriendo sostenía que la Regenta o no era devota de buena
217     17|          escasa religiosidad de la Regenta.~ ~ Tuvo habilidad para
218     17|          llamado a la puerta de la Regenta... Por eso estaba allí.~ ~ ¿
219     17|           le llegaron al alma a la Regenta. «¡Tenía enemigos!», pensó,
220     17|     aprovechan los enemigos.~ ~ La Regenta se puso colorada sin saber
221     17|         sigan los pasos...~ ~ A la Regenta aquello de los días excepcionales
222     17|          usted en el teatro.~ ~ La Regenta abrió los ojos mucho, como
223     17|           un poco su mecedora a la Regenta y prosigue:~ ~ -Anita, aunque
224     17|          podía haber asustado a la Regenta y hacerla sospechar de la
225     17|        razones expuestas, habló la Regenta a borbotones, como solía
226     17|              Ni el Magistral ni la Regenta se acordaban del tiempo.~ ~ -
227     17|       estilo».~ ~ Había hablado la Regenta de ansiedades invencibles,
228     17|        aire frío hizo temblar a la Regenta y arremolinó hojas secas
229     17|      venido el señor? -preguntó la Regenta.~ ~ -Sí, señora -respondió
230     17|           Magistral se acercó a la Regenta y deprisa y en voz baja
231     17|  hablaremos.~ ~ -Bien -contestó la Regenta.~ ~ -Lo he pensado, es el
232     18|           esclavo: por fortuna, la Regenta dejaba al buen esposo entregado
233     18|                 No se explicaba la Regenta cómo Visitación iba y venía
234     18|        comenzó a impacientarse; la Regenta no subía la cuesta, persistía
235     18|            A menudo visitaban a la Regenta la del Banco y el Marquesito.
236     18|            Paco ¿qué pensaría? ¡Ah Regenta, Regenta, si venzo al fin...,
237     18|         qué pensaría? ¡Ah Regenta, Regenta, si venzo al fin..., ya
238     18|            atrevido a visitar a la Regenta, que no le recibía si no
239     18|          con gesto compungido a la Regenta como diciendo:~ ~ «-¡Por
240     18|   suspiraba y volvía los ojos a la Regenta... Por lo demás, él seguía
241     18|           si aquella empecatada de Regenta no se daba a partido, y
242     18|             conseguían rendir a la Regenta. ¡Y si al menos se viera
243     18|          huertas. Había visto a la Regenta en el parque pasear, leyendo
244     18|           estrechado la mano de la Regenta, que no la había retirado
245     18|           loca esperanza, ver a la Regenta presentarse en la capilla,
246     18|           volvía a sospecharlo. La Regenta, sin embargo, jamás se había
247     18|            Se levantó, abrazó a la Regenta y besó la mano del Magistral.
248     18|      cabeza perezoso, mirando a la Regenta, dejó oír un leve y mimoso
249     18|   contenerse, cogió una mano de la Regenta que estaba apoyada en un
250     18|           sin soltar la mano de la Regenta:~ ~ -Señora mía, llega usted
251     19|         según don Robustiano, a la Regenta, que se acostó una noche
252     19|            lumbre a los ojos de la Regenta, y a su rostro rosas encarnadas;
253     19|         palmaditas en la cara a la Regenta, complaciéndose en el contacto;
254     19|           miraba siquiera. Pero la Regenta notó luego que su marido
255     19|         globulus en Vetusta.~ ~ La Regenta notó la ausencia de su marido;
256     19|            parecer de invierno, la Regenta, incorporada en el lecho,
257     19|          creía morir. Una noche la Regenta reconoció en aquel subterráneo
258     19|          se le antojaba ahora a la Regenta la filosofía superficial
259     19|            postrada o dormida a la Regenta y no abrían las maderas
260     19|     saboreaba con inefable gozo la Regenta.~ ~ Así don Álvaro; no sería
261     19|        amigo, pero muchas veces la Regenta no parecía por el gabinete
262     19|            la que acompañaban a la Regenta, Mesía, Frígilis y Quintanar.
263     19|      Frígilis dejaba el brazo a la Regenta, que indefectiblemente lo
264     19|           tiempo la ayudaba.~ ~ La Regenta no tomaba con gran calor
265     19|       tarde había empezado para la Regenta la vida de la devota práctica;
266     20|        estaba, nada menos que a la Regenta».~ ~ -¡Hombre, eso no! -
267     20|         Caserón, las visitas de la Regenta a doña Petronila...~ ~ -¡
268     20|        doña Ana Ozores, la dichosa Regenta, era ya barragana (esta
269     20|          El Chato había visto a la Regenta y al Magistral entrar juntos
270     20|     Magistral». Una tarde comía la Regenta en presencia de su esposo,
271     20|           tenía tiempo.~ ~ Pero la Regenta mejoraba; volvía la sangre,
272     20|         había sentido hasta que la Regenta le había humillado con su
273     20|         este mundo... ¡Oh, maldita Regenta! ¡Esa mala pécora me lo
274     20|         Renuncia para siempre a la Regenta». Ya se vería. Pero era
275     20|            ahogarla. La mano de la Regenta tocó la de Mesía sin temblar,
276     20|          su amigo Quintanar.~ ~ La Regenta sacó del seno un crucifijo
277     21|         habían hecho compañía a la Regenta mientras duró el mal tiempo,
278     21|      Angora, su único amigo.~ ~ La Regenta sentía más la soledad con
279     21|            dirigiese. No estaba la Regenta acostumbrada a convertir
280     21|         Pas visitaba a menudo a la Regenta, y estaba encantado de los
281     21|        espiritual hermosura que la Regenta le había escrito.~ ~ -Ya
282     21|           Magistral vencedor de la Regenta. Era caso de envidia. Pero
283     21|         Volvió su pensamiento a la Regenta, y aquel vago y picante
284     21|         las dos enfermedades de la Regenta, el Magistral había prestado
285     21|           gobernador. Salió.~ ~ La Regenta sonrió a don Fermín y dijo:~ ~ -
286     21|    estrangulado por la emoción. La Regenta hablaba ni más ni menos
287     21|            había que temer».~ ~ La Regenta habló de Santa Teresa con
288     21|          al tocador-oratorio de la Regenta.~ ~ Se acostumbró don Víctor
289     21|          le ocurrió preguntar a la Regenta si las señoras usaban guantes
290     21|            santidad de su amiga la Regenta, sino el ruido que metía,
291     21|             Cada día encontraba la Regenta mayor consistencia en la
292     21|            debate. Pero, amigo, la Regenta había ido haciendo la cuestión
293     21|                Y entre Kempis y la Regenta, y el calor que empezaba
294     21|          tan arduo negocio».~ ~ La Regenta conoció bien pronto que
295     21|      Universo.~ ~ Los días para la Regenta se deslizaban suavemente.~ ~
296     21|         ella también». Abrazó a la Regenta, se la comió a besos...
297     21|             Aquella noche lloró la Regenta lágrimas que salían de lo
298     21|      Magistral mismo se atrevía la Regenta a hablarle con cierto mimo,
299     21| inverosímil inofensiva casi.~ ~ La Regenta había despreciado y hasta
300     21|        carne, intrusa, temible, la Regenta saltaría hacia atrás, se
301     21|         eclesiástica... No, no. La Regenta debía de ser otra cosa.
302     21|          todo, lo de antes, que la Regenta se llamaría a engaño; era
303     21|           poco de las ausentes. La Regenta, sin entrar jamás en estos
304     21|     deliciosa realidad de ver a la Regenta a todas horas y mirarse
305     22|            aquella pájara, aquella Regenta, santurrona en pecado mortal,
306     22|          esto lo peor, sino que la Regenta y don Fermín notaban en
307     22|          le daba a entender que la Regenta le recibía con mala voluntad
308     22|           vacío» en derredor de la Regenta. Ella estaba contenta, no
309     22|         esto sólo consiguió que la Regenta y el Magistral conviniesen
310     22|            contra las faldas de la Regenta y el manteo del Magistral,
311     22|   Magistral... si lo supiera? A la Regenta le repugnaba, como una villanía,
312     22|        ardiente caridad con que la Regenta se consagró a defender y
313     23|         genui te».~ ~ Esto leyó la Regenta sin entenderlo bien; y la
314     23|            quería el corazón de la Regenta, dejaba escapar unos diablillos
315     23|        aquellos últimos años. A la Regenta le temblaba el alma con
316     23|          olvidado, le parecía a la Regenta una delicada obra de caridad
317     23|         exaltaba los nervios de la Regenta... Su pensamiento al remontarse
318     23|       comprimidas y en esto vio la Regenta un signo de paz universal.
319     23|          Más enternecida estaba la Regenta, que seguía en su libro
320     23|           desde la que oía misa la Regenta estaba separada sólo por
321     23|    Magistral también pudo ver a la Regenta y a don Álvaro, casi juntos,
322     23|            ni al Magistral ni a la Regenta, ni a nadie. Estaba medio
323     23|   oscuridad, De Pas se acercó a la Regenta y con una voz dulce en que
324     23|            monos», y sonrió.~ ~ La Regenta tomó el camino de la Plaza
325     23|           Herodías le guardaba, la Regenta rebelde, la pecadora de
326     23|       habla ese hombreAcercó la Regenta el rostro a la raya de luz
327     23|           vuelto loco, pudo ver la Regenta que don Víctor, entusiasmado,
328     23|         semejante.~ ~ Pero como la Regenta no estaba en antecedentes,
329     23|      recuerdos análogos.~ ~ Iba la Regenta al cuarto de su marido con
330     23|  indignación subió al rostro de la Regenta y lo cubrió de llamas rojas.
331     23|         fría como un carámbano, la Regenta estuvo oyendo misa desde
332     23|           a poco volvió a verle la Regenta, sin roquete, muceta ni
333     23|            tono imperioso que a la Regenta siempre le sonaba bien.
334     23|           paso largo al lado de la Regenta, que seguía de rodillas,
335     23|            a sus planes decir a la Regenta: yo soy hombre, tú eres
336     23|     palabras pudiesen asustar a la Regenta.~ ~ «Sí, sí, él también
337     23|        como brasas, se acercó a la Regenta, le oprimió las manos y
338     23|           el Gran Constantino a la Regenta y tomándole la cabeza con
339     24|         hacía el conjunto.~ ~ Y la Regenta fue al baile del casino,
340     24|          Que se corra que viene la Regenta y se llenará esto con lo
341     24|      consigue traer a su señora la Regenta.~ ~ -¡Pues sí señor que
342     24|          vestíbulo, a ofrecer a la Regenta su brazo. ¿Cuál? «El derecho,
343     24|          rumor de asombro:~ ~ -¡La Regenta!~ ~ -¡La Regenta!~ ~ -¡Quién
344     24|                La Regenta!~ ~ -¡La Regenta!~ ~ -¡Quién lo diría!~ ~ -¡
345     24|         qué divina! -le decía a la Regenta cara a cara, y con voz gangosa,
346     24|        brazos abiertos frente a la Regenta, y chocaban las rodillas
347     24|          refería una historia a la Regenta, que la oía atenta, vuelta
348     24|         hacer. Había referido a la Regenta la historia de don Álvaro
349     24|        volviéndose de repente a la Regenta -, ¿quién será esa cadena?~ ~ -¿
350     24|           el salón estrecho.~ ~ La Regenta vio enfrente de sí a don
351     24|          pasó por el cerebro de la Regenta mientras Mesía, sin ocultar
352     24|           en tarde para mirar a la Regenta y a Mesía.~ ~ ¡El idilio
353     24|    distinta.~ ~ No había podido la Regenta resistir a la tentación
354     24|         Álvaro, en cuanto vio a la Regenta en el salón, sintió lo que
355     24|       noche: le habían puesto a la Regenta a su lado..., la corazonada
356     24|      verdad histórica, porque a la Regenta no se le podía hablar francamente
357     24|       Álvaro ofreció el brazo a la Regenta, que buscó valor para negarse
358     24|            el buen mozo, miró a la Regenta inclinando el rostro y vio
359     24|            del Banco se llevó a la Regenta a la cama.~ ~ «¡El humo!, ¡
360     24|          se habían enterado: «A la Regenta le había dado el ataque». «
361     25|           Ana Ozores, la mismísima Regenta que viste y calza, se había
362     25|            haría. ¿Ir a casa de la Regenta? Absurdo. Sobre todo tan
363     25|             me alegro.~ ~ Entró la Regenta y doña Petronila se fue
364     25|         alcoba.~ ~ De Pas vio a la Regenta más hermosa que nunca: en
365     25|       puede sentir, se acercó a la Regenta, le tomó las manos.~ ~ -
366     25|           hermosura, el alma de la Regenta, su pensamiento; después
367     25|          obra de mis manos».~ ~ La Regenta olvidó un momento el desencanto
368     25|          tarde pasó muchos días la Regenta. Las mismas ideas cruzaban,
369     25|          cuando llegaba a caer. La Regenta, si caía, iba a ser exageradísima».
370     25|            pensó - enamorado de la Regenta, desairado por ella, se
371     25|       suertes. Eso sí -se decía la Regenta, que encontraba consuelo
372     25|          esto pensaba a su modo la Regenta, y quería que aquella ola
373     26|          adivinar que su hijo y la Regenta no se veían ya; habían reñido,
374     26|            intriga para cazar a la Regenta y hacerla servir para lo
375     26|          en ocasión solemne que la Regenta era sierva de su confesor,
376     26|           había dicho que hasta la Regenta le abandonaba? Pues ya se
377     26|        vería lo que iba a hacer la Regenta...» Don Fermín se ahogaba
378     26|        ventanas y balcones que «la Regenta venía guapísima, pálida,
379     26|           devoto; se esperaba a la Regenta, se la devoraba con los
380     26|           los pies descalzos de la Regenta. En cuanto a él, lucía deslumbradora
381     26|      clérigo no había tocado en la Regenta, estaba seguro». Sonreía
382     26|          por Mesía.~ ~ Allí iba la Regenta, a la derecha de Vinagre,
383     26|            en toda Vetusta; iba la Regenta edificando al pueblo entero
384     26|      hermosura y la valentía de la Regenta, se murmuraba ya y se encontraban
385     26|          pestes del Magistral y la Regenta. «Todo eso es indigno. No
386     26|       Provisor. Lo que ha hecho la Regenta lo pagarán los curas de
387     27|       permitido a su enferma, a la Regenta, que escribiera, si este
388     27|          hecho. En aquel tiempo la Regenta hubiera mirado esto como
389     27|    perfiles.~ ~ Por un capricho la Regenta procuraba imitar la letra
390     27|            menos auténticos.~ ~ La Regenta no pensaba en los títulos
391     27|       extraño (aquí la letra de la Regenta se hace casi indescifrable
392     27|  conciencia de su unidad; creía la Regenta que sus facultades morales
393     27|        húmedos y relucientes; y la Regenta sentía singular voluptuosidad
394     27|          parte a la doncella de la Regenta, hacerla suya, completamente
395     27|           primero que vio fue a la Regenta metida en el pozo seco,
396     27|          en sin perjuicio...~ ~ La Regenta, con la cabeza cubierta
397     27|         fueran ellos a buscar a la Regenta y no los criados.~ ~ Tampoco
398     28|     groseramente ver enredada a la Regenta.~ ~ «Ubi irritatio ibi fluxus! -
399     28|     sorprender a don Álvaro y a la Regenta en coloquio amoroso cuando
400     28|            la convicción de que la Regenta le había regalado a Petra
401     28|         cabeza.~ ~ Entró con él la Regenta para ayudarle.~ ~ -¿Y don
402     28|        Mesía había encontrado a la Regenta expansiva, alegre, confiada;
403     28|            trabajo, respetaba a la Regenta hasta el punto de no tocarle
404     28|        cura?»~ ~ No se acordaba la Regenta ahora de aquello del «hermano
405     28|            música dulcísima que la Regenta creía oír dentro de sus
406     28|          el bramido del trueno, la Regenta, sin notar las gotas de
407     28|          los vetustenses. Tenía la Regenta este defecto, tal vez heredado
408     28|            luz de un relámpago, la Regenta vio los ojos de Álvaro brillantes
409     28|          se atrevió a medir con la Regenta sus fuerzas. Joaquín y Ana
410     28|           pero al fin le tocó a la Regenta algún pellizco, ninguno
411     28|  conversando los dos amigos.~ ~ La Regenta abrió de repente las vidrieras
412     28|           a la ventana sujetó a la Regenta por los hombros, le habló
413     28|            no se movía; y vio a la Regenta detrás de los cristales,
414     28|        además, solían visitar a la Regenta cada tres o cuatro días.
415     28|           como un chiquillo.~ ~ La Regenta prefirió La Costa a Palomares
416     28|           le hacían sonreír, en la Regenta le hubieran hecho muy poca
417     28|          como perder del todo a su Regenta era idea que le asustaba,
418     28|     Vetusta; Benítez felicitó a la Regenta por su notable mejoría;
419     28|        Mesía había convencido a la Regenta de que don Víctor, en rigor,
420     28|          fuerte como un roble y la Regenta estaría suave y dócil como
421     28|            gozando entonces.~ ~ La Regenta cayendo, cayendo era feliz;
422     28|     Obdulia y Visita adoraban a la Regenta, eran esclavas de sus caprichos,
423     28|          lo que tenía de copia, la Regenta dejaba bailar en su cerebro
424     29|       novedad sería aquélla.~ ~ La Regenta se inclinó un instante para
425     29|                 Mesía explicó a la Regenta el caso. La había enterado
426     29|            don Víctor eran para la Regenta, gracias a las calumnias
427     29|           aquello, le parecía a la Regenta más horrorosa que en un
428     29|      decisivo a la fortaleza de la Regenta.~ ~ Sí, sentía que dentro
429     29|           esperanza de vencer a la Regenta. ¡La tenía ahora tan vencida!~ ~
430     29|        además que era muy nueva la Regenta en esta clase de aventuras,
431     29|       media; vengábase de la misma Regenta que caía, caía, gracias
432     29|       enamorado como un loco de la Regenta, furioso de celos, y de
433     29|         explicaba su pasión por la Regenta. «El amor purísimo que yo
434     29|      inconveniente en engañar a la Regenta. Era, según él, muy justo
435     29|      noches en la habitación de la Regenta por el balcón. Esto se decía
436     29|            lo peor, persuadir a la Regenta a que abriera el balcón.
437     29|       Teresina y la doncella de la Regenta; y por la actual criada
438     29|          le figuró ver que caía la Regenta y se aplastaba, que caía
439     29|           ridícula... Su mujer, la Regenta, que era su mujer, su legítima
440     29|            ternuras de su alma, la Regenta, su hermana del alma, su
441     29|            subía a la alcoba de la RegentaVolvió al parque; reconoció
442     29|         Vivero a don Álvaro y a la Regenta. Y don Álvaro estaba en
443     30|        pliegos. Era una carta a la Regenta. Leyó lo escrito y lo rasgó
444     30|          perdido su poder sobre la Regenta. Si antes la maldecía porque
445     30|         extrañas relaciones con la Regenta, se lo perdonó todo y dejó
446     30|      Aquello ya era un hombre». La Regenta nunca le había visto así.~ ~ «
447     30|         abrió la puerta y entró la Regenta.~ ~ Venía pálida, vestía
448     30|           cosas de política.~ ~ La Regenta no insistió. Se retiró sin
449     30|          Frígilis había dicho a la Regenta que Quintanar estaba herido
450     30|          con antiespasmódicos a la Regenta y recetaba nuevas medicinas
451     30|            No, en esto no pensó la Regenta hasta mucho más tarde.~ ~
452     30|          del que tenía la culpa la Regenta, rompía la tradición pacífica
453     30|          la fama de virtuosa de la Regenta no sólo Visitación Olías
454     30|          versos de Villegas.~ ~ La Regenta no tuvo que cerrar la puerta
455     30|            instaló para velar a la Regenta y acudir al menor peligro.~ ~
456     30|      venirse a dormir debajo de la Regenta. Los criados tenían orden
457     30|            de pupilo en casa de la Regenta, en el caserón nobilísimo
458     30|           atormentado también a la Regenta. En cuanto se sintió bastante
459     30|     viudedad que correspondía a la Regenta.~ ~ -¡Eso no, eso no, don
460     30|      suficiente para vivir, que la Regenta, después de llorar y rehusar
461     30|     contenía a los recuerdos de la Regenta...!~ ~ Aquel olor singular
462     30|          su sitio.~ ~ Al entrar la Regenta en la capilla, la reconoció
463     30|           al fin quedaron solos la Regenta, sobre la tarima del altar,
464     30|           mano no llamaba...~ ~ La Regenta, que estaba de rodillas,
465     30|           paso de asesino hacia la Regenta, que, horrorizada, retrocedió
466     30|             entró y reconoció a la Regenta, desmayada.~ ~ Celedonio
467     30|           asqueroso sobre el de la Regenta y le besó los labios.~ ~
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