Cap.

  1      3|           saber cómo, en don Álvaro Mesía, presidente del casino de
  2      3|           Madrid y vio a don Álvaro Mesía, el presidente del Casino,
  3      3|          saludaba el rey Amadeo.~ ~ Mesía, al saludar, humillaba los
  4      3|           en carámbano a don Álvaro Mesía, mientras él se obstinaba
  5      5|              y después con Alvarito Mesía no  qué amoríos?~ ~ -Todo
  6      5|     baroncito, ni al vizconde, ni a Mesía, que no es noble, pero anda
  7      5|       príncipe ruso -decía Alvarito Mesía, que vivía entre plebeyos
  8      5|       paralelos.~ ~ Se fue a Madrid Mesía, a cepillar un poco el provincialismo.
  9      5|    encontraron los ojos de Ana y de Mesía. Se miraron como si hasta
 10      5|          visto marchar a don Álvaro Mesía por el mismo camino.~ ~
 11      6|       entero y si pasaba don Álvaro Mesía, presidente de la sociedad,
 12      6|    Únicamente cuando viene el señor Mesía...~ ~ -Oh, es que el señor
 13      6|                 Oh, es que el señor Mesía... es otra cosa.~ ~ -Sí,
 14      6|             Paquito me lo ha dicho. Mesía -y bajó mucho más la voz -,
 15      6|            bajó mucho más la voz -, Mesía le pone varas a la Regenta.~ ~
 16      6|            marquesito, el íntimo de Mesía».~ ~ -Y, vamos a ver -preguntó
 17      6|            ver eso de las varas que Mesía quiere poner a la Regenta
 18      6|            que irradiaba el célebre Mesía, flor y nata de los elegantes
 19      6|           era el trato de Paco y de Mesía, y como él tuteaba a Paquito...
 20      7|       Ronzal aborrecía a don Álvaro Mesía y a cuantos le alababan
 21      7|             señor Ronzal...»~ ~ -Es Mesía -interrumpió Joaquín.~ ~ -
 22      7|            vaya usted a decírselo a Mesía -gritó Orgaz hijo desde
 23      7|           se movió, y dijo:~ ~ -¡Ni Mesía ni San Mesía me asustan
 24      7|          dijo:~ ~ -¡Ni Mesía ni San Mesía me asustan a mí! y yo lo
 25      7|           duda, era la carcajada de Mesía. Estaba hablando con los
 26      7|           discreción.~ ~ Don Álvaro Mesía era más alto que Ronzal
 27      7|            iba a la penúltima moda. Mesía iba muchas veces a Madrid
 28      7|             en perfecto castellano. Mesía hablaba en francés, en italiano
 29      7|             dentro de la dinastía y Mesía, dinástico también, figuraba
 30      7|        quedaba en la sombra; no era Mesía de la casa, tenía allí una
 31      7|           sus cuentas, ni quinto de Mesía que no estuviera enfermo
 32      7|            la mirada en el elegante Mesía, aquel gallo rubio, pálido,
 33      7|         chalecos abiertos. Miraba a Mesía Ronzal, y si aplaudía su
 34      7|          supo imitar en su vida. Si Mesía paseaba los gemelos por
 35      7|            Negaba las conquistas de Mesía.~ ~ -Ya está viejo -solía
 36      7|            de la leyenda de que era Mesía el héroe; y aquella leyenda
 37      7|            El señor Magistral -dijo Mesía, hablando por primera vez
 38      7|         Orgaz padre, el Marquesito, Mesía y otros cuatro; que sí Foja,
 39      7|            lo otro -dijo Ronzal.~ ~ Mesía le miró aprobando sus palabras
 40      7|               Señor Foja -respondió Mesía, seguro de que todos esperaban
 41      7|       estaba como un tomate. Miró a Mesía, que fingió estar distraído.~ ~
 42      7|           cena sería a última hora. Mesía ofreció asistir a pesar
 43      7|            espiarlos.~ ~ Don Álvaro Mesía, Paco Vegallana y Joaquín
 44      7|       Obdulia.~ ~ -Hola, hola -dijo Mesía, sonriendo de pura lástima -; ¿
 45      7|         éste quién es.~ ~ -Sí -dijo Mesía - la de Palomares...~ ~ -
 46      7|         honor de la verdad -observó Mesía - la viuda está apetitosa
 47      7|                 Pobre diablo! -dijo Mesía.~ ~ -Es pesado como un plomo.~ ~
 48      7|             además, Paco veía en su Mesía un héroe. Ni el ser heredero
 49      7|        atormentaba y consultaba con Mesía era ésta:~ ~ -¿Debo casarme
 50      7|          buen esposo.~ ~ Después de Mesía, pocos seductores había
 51      7|             nuevos a sus doncellas, Mesía más de una vez dejaba en
 52      7|          amigo parecía bajo, porque Mesía era más alto que el buen
 53      7|           gustas tú.~ ~ Una mano de Mesía tembló ligeramente sobre
 54      7|    Vegallana se volvió para mirar a Mesía.~ ~ Éste señaló el corazón
 55      7|             a ver, ¿qué sientes?~ ~ Mesía explicó a Paco lo que sentía.
 56      7|           cerebro; la elocuencia de Mesía, insinuante, corrosiva,
 57      7|         otras casas pocas veces. Si Mesía quería conseguir algo, no
 58      7|         carne flaca aquella hembra? Mesía no creía en la virtud absoluta
 59      7|            esto era lo principal en Mesía, el hombre político. Ahora
 60      7|             testigo de su dolor que Mesía, la única persona del mundo
 61      7|        furioso unas veces al gentil Mesía y otras de muy buen humor. ¡
 62      7|            el alma la elocuencia de Mesía! ¡Qué grande contemplaba
 63      7|             sus lecturas parecido a Mesía; era éste una Margarita
 64      7|            seguros, de la Regenta y Mesía. Y~ ~  A buscar, para
 65      7|            dijo Paco, volviéndose a Mesía -. Son ellas. Estos días
 66      7|           no se separa de Ana.~ ~ A Mesía le temblaron un poco las
 67      7|           Están en la cocina! -dijo Mesía asombrado y recordando otros
 68      8|            más ni menos, don Álvaro Mesía, el jefe del partido liberal
 69      8|     obedecía a las inspiraciones de Mesía. Pero éste no abusaba de
 70      8|           las elecciones, gracias a Mesía, y daba estanquillos, empleos
 71      8|         funciones, su mano derecha, Mesía. Don Álvaro era al Marqués
 72      8|      alababan era obra del otro, de Mesía.~ ~ Cuando éste quería castigar
 73      8|    pretendiente liberal -y entonces Mesía premiaba los servicios de
 74      8|            puñado de candidaturas a Mesía y las repartía por las parroquias
 75      8|           llegar a la llave del gas Mesía, el mejor mozo. Los demás
 76      8|       desigualdad irritante, porque Mesía, poniéndose de puntillas,
 77      8|       Marquesa y de su tertulia era Mesía.~ ~ «Pero a aquel hombre
 78      8|            habilidad y el sigilo de Mesía al sorprender al hijo de
 79      8|      tenerse en casa..., pregunta a Mesía». Era su madre quien había
 80      8|             que se parecía al mismo Mesía en lo de apagar todo rumor
 81      8|            presumían que había sido Mesía. Todas eran conjeturas;
 82      8|            anteriores, menos las de Mesía. Eran su orgullo. Aquel
 83      8|           de metafísica erótica que Mesía y Paco acababan de dejar
 84      8|              Pero el ideal no come. Mesía gozaba del arte supremo
 85      8|    preparaba. Paco se puso perdido. Mesía estaba como un armiño metido
 86      8|            Ella hubiera preferido a Mesía, que estaba en las mismas
 87      8|            de que ni al Obispo ni a Mesía les sugería su presencia
 88      8|          ella le había sido fiel -a Mesía, por supuesto -; todavía
 89      8|          prenda, ni un recuerdo.~ ~ Mesía y Paco entraron con las
 90      8|             chanza.~ ~ Visitación y Mesía, más tranquilos, conversaban
 91      8|           quehaceres domésticos.~ ~ Mesía y Visita no tenían en el
 92      8|             costar tu trabajo...~ ~ Mesía hablaba de la Regenta con
 93      8|             Álvaro en su amiga y en Mesía deseos de vencer aquella
 94      8|          arregla uno como puede.~ ~ Mesía, al decir esto, encogía
 95      8|        rápida:~ ~ -Que lo tenga.~ ~ Mesía disimuló la repugnancia
 96      8|            Puede que no tanto -dijo Mesía, sin contenerse.~ ~ -Ella
 97      8|       lástima. A lo menos la sintió Mesía.~ ~ -Deja eso -dijo, acercándose
 98      8|                   idiota...! -gimió Mesía, limpiando su mejilla, que
 99      8|            se pegaban al riñón».~ ~ Mesía recordó con tristeza, mezclada
100      8|             Visitación.~ ~ Entonces Mesía pudo ver el rostro de la
101      8|               Y además de esto notó Mesía que le había mirado sin
102      8|      encontrado sus ojos con los de Mesía, pero no se habían turbado
103      9|           decía ya el mismo Ronzal. Mesía saludó muy formalmente.~ ~
104      9|           Para tener idea de lo que Mesía pensaba del prestigio de
105      9|             excepcional -continuaba Mesía diciendo -, hay que desengañarse,
106      9|      delante. Así estaba por dentro Mesía en punto a creencias, pero
107      9|            era buen católico, según Mesía. Aquello era para él solo,
108      9|          fuerza. El materialismo de Mesía era fácil de entender. Lo
109      9|             servir para desanimar a Mesía dándole a entender que ella
110      9|           tentar!~ ~ La idea de que Mesía nada esperaba de ella, ni
111      9|           lengua los labios. Lo vio Mesía que adoraba este gesto de
112     10|             tendría que batirse con Mesía». Ana contempló a don Frutos,
113     10|          pared, por huir del fango, Mesía creyó sentir la corazonada
114     10|               Ahora, ahora!» -gritó Mesía con el único valor grande
115     10|         mando a Paco o al mismísimo Mesía, el Tenorio, el simpático
116     11|             el mismísimo don Álvaro Mesía, con toda su diplomacia,
117     11|            qué no había de estar ya Mesía disputando ese dominio? ¿
118     11|         horas. No citó el nombre de Mesía. En los labios le retozaba
119     12|          comparado con otros... con Mesía, por ejemplo, es un buen
120     12|             cristiano; aun el mismo Mesía, que al cabo no se ha separado
121     12|           Guimarán el ateo. Pero ni Mesía, ni Ronzal son hombres de
122     13|             la Regenta y don Álvaro Mesía presenciaban los juegos
123     13|          fraile), Ripamilán, Álvaro Mesía, Saturnino Bermúdez, Joaquín
124     13|            broma que quería darle a Mesía; quería ver al confesor
125     13|         Paco no quería perjudicar a Mesía en sus planes, a los cuales
126     13|       entregada al brazo secular de Mesía.~ ~ Visitación había dicho
127     13|            de la tarde anterior con Mesía, no pensaba en otra cosa.
128     13|       contestar al cortés saludo de Mesía. Miró a su marido, algo
129     13|             buen gusto el sesgo que Mesía daba a su extraña situación.
130     13|           estremeció y se separó de Mesía sin mirarle.~ ~ -Hola, hola -
131     13|              Detrás de Ana apareció Mesía, que traía la mejilla izquierda
132     13|     Magistral le alargó la mano que Mesía estrechó mientras decía:~ ~ -
133     13|          los dos altos, un poco más Mesía, los dos esbeltos y elegantes,
134     13|       mientras sonreía ruborosa.~ ~ Mesía recordó lo que Visitación
135     13|  vergonzosas, secretos de mujer que Mesía saboreaba y apuntaba en
136     13|       Orgulloso de aquella ciencia, Mesía generalizaba y creía estar
137     13|     reflexiones análogas pusieron a Mesía de mal humor y airado contra
138     13|          aquello?» Miraba pasmada a Mesía, cuando nadie lo notaba,
139     13|           el mejor propósito...»~ ~ Mesía, por toda respuesta, se
140     13|          Visitación, Obdulia, Paco, Mesía, a divertirse con demasiada
141     13|          eso sí; porque aquel señor Mesía se había vuelto a pegar
142     13|          ojos apagados del elegante Mesía brillaron al clavarse en
143     13|       esbeltos; la ceñida levita de Mesía, correcta, severa, ostentaba
144     13|            por todos los presentes. Mesía no pudo menos de sonreír,
145     13|         había introducido los suyos Mesía.~ ~ Aplausos en la multitud.
146     13|      ocasión inverosímil. Recordaba Mesía que muchas veces (especialmente
147     13|         Regenta, al que había usado Mesía aquella tarde en el balcón
148     13|             habérselas otra vez con Mesía sin el amparo del Provisor.~ ~
149     14|           los ojos, y se figuraba a Mesía dentro de él, sobre las
150     16|       también sin querer... y nada. Mesía, preocupado, triste, bilioso,
151     16|         pasado por la imaginación a Mesía; no pensaba, Dios la librara,
152     16|        golosina. Cuando observaba a Mesía en acecho, cazando, o preparando
153     16|        pulvisés.~ ~ En eso confiaba Mesía, en el pulvisés de Visita;
154     16|      arrogante figura de don Álvaro Mesía, jinete en soberbio caballo
155     16|         maniobras del dueño. Saludó Mesía de lejos y no vaciló en
156     16|            acordaron del día en que Mesía dejó a Vetusta y encontró
157     16|             ocasión le derretían; y Mesía comprendía y sentía lo que
158     16|            estupidez humana, cuando Mesía, apareciendo a caballo en
159     16|      carrera...~ ~ «¡Perfectamente! Mesía con aquella despreocupación,
160     16|          puestos los ojos en los de Mesía, prometió solemnemente ir
161     16|     izquierda del actor - era la de Mesía y otros elegantes del Casino:
162     16|            façon y mundo con los de Mesía. Pero a su palco concurrían
163     16|              Ana miró a la bolsa de Mesía. Allí estaba él, reluciente,
164     16|             un palco contiguo al de Mesía.~ ~ Ana empezó a hacerse
165     16|            gesto y las facciones de Mesía, sin quitarle el propio
166     16|           Juan..., ¡don Juan, aquel Mesía que también se filtraba
167     16|          palco de la marquesa.~ ~ A Mesía le extrañó y hasta disgustó
168     16|      simbólica en el pensamiento de Mesía), y con todo no se atrevió.
169     16|                Por fortuna para él, Mesía no encontró, entre la hojarasca
170     16|             salió con la Marquesa y Mesía.~ ~ Edelmira se quedó con
171     16|        Marquesa -dijo Quintanar.~ ~ Mesía se despidió al dejar dentro
172     16|          como a solas con Edelmira; Mesía, que tantas veces había
173     16|         alarmado un poco.~ ~ Cuando Mesía, ya cerca de las tres, de
174     18|          estoy seguro -decía Paco a Mesía en el Casino, a última hora,
175     18|       expansión y las confidencias; Mesía, melancólico, pasando a
176     18|         Cuándo había necesitado él, Mesía, socorros por el estilo? ¿
177     18|            hacía diputado a Cortes? Mesía había nacido para algo más
178     18|          noche de Todos los Santos, Mesía, vergüenza le daba confesárselo
179     18|             los paseos a caballo de Mesía, conseguían rendir a la
180     18|           en el parque dos hombres, Mesía y Quintanar. Don Álvaro
181     18|      siquiera, pensando en Ana y en Mesía; y a la media hora, cuando
182     19|            a su lado iba don Álvaro Mesía, enamorado, triste de tanto
183     19|                 Desde aquella tarde Mesía había recobrado parte de
184     19|          Paseaban los dos amigos, y Mesía iba entrando, entrando por
185     19|          Víctor llegó a creer que a Mesía ya no le importaban en el
186     19|              en estas confidencias; Mesía era una especie de rival
187     19|      remordimientos, se apiadaba de Mesía, le agradecía en el alma
188     19|            Vamos a la Rinconada?~ ~ Mesía, callando, seguía a don
189     19|        fijarse en la observación: a Mesía le gustaba entrar en la
190     19|        primera vista se le antojó a Mesía una serpiente; en efecto,
191     19|          efímera vida artística.~ ~ Mesía esperaba la presencia de
192     19|         objeto familiar. Iba siendo Mesía al caserón lo que Frígilis
193     19|           era ella. ¿Buscaba ella a Mesía? No. ¿Mandaba ella a Quintanar
194     19|           acompañaban a la Regenta, Mesía, Frígilis y Quintanar. No
195     19|            una atención delicada de Mesía o una salida de buen humor
196     19|     indefectiblemente lo buscaba; y Mesía, resignado, firme en su
197     19|      sociedad.~ ~ Pero ni De Pas ni Mesía estaban satisfechos. Los
198     20|      exclusivamente, era don Álvaro Mesía. Ya aborrecía de muerte
199     20|           eran la fe viva del señor Mesía y su esperanza. Tardaría
200     20|            no debía comer. Entonces Mesía tomó con mucho calor la
201     20|              Oh, a él, a don Álvaro Mesía le pasaba aquello! ¿Y el
202     20|        agradar, todas procurándolo, Mesía imaginaba secretos hilos
203     20| considerando que su amigo, su ídolo Mesía, deseaba tener allí al otro
204     20|        Pompeyo Guimarán, don Álvaro Mesía, enfrente del protagonista,
205     20|       varios jóvenes de la bolsa de Mesía, trasnochadores abonados
206     20|          los compañeros de bolsa de Mesía, viejo verde de cincuenta
207     20|            solos, todos eran unos». Mesía hablaba poco; era su costumbre
208     20|           libertad de sus posturas. Mesía estaba hermoso; se notaba
209     20|         cadáver del amor carnal.~ ~ Mesía se dejaba ver por dentro,
210     20|          vez se le había arrojado a Mesía a los brazos una mujer loca
211     20|          era pura como un armiño... Mesía había empezado por seducir
212     20|      cualidades que hacían vencer a Mesía en lides tales.~ ~ -Otras
213     20|           le hubieran indignado.~ ~ Mesía al fin, cansado, y algo
214     20|      indignado su discurso, menos a Mesía, que, extendiendo su mano
215     20|           Todo esto lo ha preparado Mesía; don Fermín es su rival
216     20|         señor -concluyó el coro.~ ~ Mesía, Paco Vegallana y Joaquín
217     20|                  Oh, mi queridísimo Mesía! ¡Ingrato!, cuánto tiempo
218     20|        vuelto a engordar un poco. A Mesía le latió el corazón y se
219     20|            de la Regenta tocó la de Mesía sin temblar, fría, seca.~ ~
220     21|          visto medio Vetusta, al ir Mesía a tomar el tren de Madrid,
221     21|             temible del recuerdo de Mesía, que estaba en Palomares
222     22|              el Ilmo. Sr. D. Álvaro Mesía. Dicen los numerosos amigos
223     22|       amistad íntima con don Álvaro Mesía en cuanto regresó éste de
224     22|          que para excitarle le daba Mesía, allá en el Casino, los
225     22|         recreaban en el recuerdo de Mesía apenas se les dejaba suelta
226     22|         rienda un momento. ¿Por qué Mesía? El remordimiento que la
227     22|         como sacerdote»; don Álvaro Mesía, los socios librepensadores
228     23|             le pareció ridícula.~ ~ Mesía no vio ni al Magistral ni
229     23|          por primera vez al lado de Mesía, en la romería de San Blas,
230     23|            de Dios se le presentaba Mesía.~ ~ «Creía que había muerto
231     24|             es -dijo el presidente, Mesía - que nos exponemos a un
232     24|            Pero por no separarse de Mesía.)~ ~ -Sí, señor, cilicios -
233     24|            me ocurre una cosa -dijo Mesía -. Exploremos el terreno.
234     24|      galicismos los había importado Mesía.~ ~ -¡Pero qué divina, Ana,
235     24|                Bah, la que sujeta a Mesía, la mujer que le tiene enamorado
236     24|             el pantalón, el clac de Mesía no se parecían a las prendas
237     24|          camareros; el único señor, Mesía. De todas maneras estaba
238     24|      cerebro de la Regenta mientras Mesía, sin ocultar la emoción
239     24|          vio colgada de un brazo de Mesía... Y entre un torbellino
240     24|            Convídesele, había dicho Mesía, y la vanidad satisfecha
241     24|         para mirar a la Regenta y a Mesía.~ ~ ¡El idilio senil con
242     24|            mucho aquel verano...~ ~ Mesía vio el cielo abierto en
243     24|          rostro de la dama al decir Mesía aquello y otras cosas por
244     24|             órganos que el corazón, Mesía no se dio por satisfecho,
245     24|          aquella noche en que vio a Mesía pasar por la calle de la
246     24|             olvidado casi la polka; Mesía la llevaba como en el aire,
247     24|        pareja.~ ~ En aquel instante Mesía notó que la cabeza de Ana
248     24|    madrugada, al despedirse Paco de Mesía con un apretón de manos,
249     24|             Bravo! ¡Al fin! ¿Eh?~ ~ Mesía tardó en contestar; se abrochó
250     25|         brazos del señor don Álvaro Mesía».~ ~ El Magistral, que no
251     25|           Pero qué?~ ~ -Ese hombre, Mesía; Ana... ¿qué pasó con ese
252     25|            ella estaba enamorada de Mesía? ¡Primero a su marido!»~ ~ -
253     25|           ríe de mí a carcajadas... Mesía me desprecia, me escupirá
254     25|          alma de tristeza. Pensó en Mesía, el tentador, y pensó en
255     25|    preparación. ¿Para qué?»~ ~ «Oh, Mesía era más noble, luchaba sin
256     25|       Cuando sentía la presencia de Mesía en el deseo, huía de ella
257     25|             vencer la influencia de Mesía sobre mis sentidos; pero
258     25|      exageradísima». Y se preparaba Mesía. Leyó libros de higiene,
259     25|            limpio aquí, a solas...» Mesía recordaba la escena del
260     25|            el saludo y la mirada de Mesía quisieron decir: «Vaya usted
261     25|            gastar fuerzas inútiles; Mesía, para recobrar fuerzas perdidas
262     26|           Paquito Vegallana, Álvaro Mesía, Joaquinito Orgaz, el respetable,
263     26|          Barinaga, de Glocester, de Mesía, de Foja, del Obispo, y
264     26|            Custodio, por consejo de Mesía que habló con el ex-alcalde,
265     26|    observaba el gesto de don Álvaro Mesía, que estaba solo, al parecer,
266     26|           de su dignidad. Detrás de Mesía, que daba buena sombra,
267     26|          plata entre los brazos.~ ~ Mesía, dejando detrás de sí a
268     26|           vetustenses... Don Álvaro Mesía, al pasar cerca de sus pies
269     26|          mayores por el amante, por Mesía.~ ~ Allí iba la Regenta,
270     26|         Casino, frente al balcón de Mesía, Ana miraba al suelo, no
271     26|             decir Vae Victis! La de Mesía no reconocía la victoria;
272     26|         Foja en el Casino, lejos de Mesía y don Víctor, decía pestes
273     26|         Magistral y Ana, preguntó a Mesía:~ ~ -¿Están ya ahí?~ ~ -
274     26|          Ánimo, don Víctor -le dijo Mesía volviéndose a él, y dejando
275     26|           esto pasará...~ ~ Y apoyó Mesía una mano en el hombro del
276     26|            hombres...~ ~ -Ya lo , Mesía, ya lo ... ¡Cierre usted
277     27|        ridículo; que si estaba allí Mesía, como era casi seguro, todas
278     27|          deseos de Orgaz. Él, Paco, Mesía y Bermúdez salieron de la
279     28|            grado sobre el rostro de Mesía.~ ~ Cuando el miserable
280     28|             tiene razón Álvaro».~ ~ Mesía y Paco, en los días anteriores,
281     28|          veces al Vivero a caballo; Mesía había encontrado a la Regenta
282     28|              De amor no se hablaba; Mesía, aunque con trabajo, respetaba
283     28|            el pecado de querer a un Mesía era ya poco menos que nada,
284     28|          noble y caballeresca la de Mesía.~ ~ El cual, aquella misma
285     28|            entrar en Vetusta. Ana y Mesía estaban solos apoyados en
286     28|           Obdulia, Edelmira, Paco y Mesía se quedaban.~ ~ Mientras
287     28|             condenaba aquel amor de Mesía; pero ¿podía él pedir a
288     28|          algún pellizco, ninguno de Mesía, a éste varios de Obdulia
289     28|           la declaración amorosa de Mesía...~ ~ Fatigados con tanto
290     28|          los presentes. Se acercó a Mesía, consiguió entablar conversación
291     28|           pecho ante la atención de Mesía; atención muda, intachable.~ ~ -
292     28|           la amistad, seguro de que Mesía había de ser un pozo, le
293     28|             señora. Pidió consejo a Mesía respecto de su conducta
294     28|            las contraventanas...~ ~ Mesía con un mohín le suplicó
295     28|           mejor ni más poética».~ ~ Mesía y Paco no faltaban ni a
296     28|       poderosos caballos blancos de Mesía y Vegallana, sentía un placer
297     28|          alguna vez los Marqueses y Mesía.~ ~ -¡Dos años hace que
298     28|                 Ana fue a La Costa. Mesía, por disimular, pasó cinco
299     28|         muelle. Allá se fue también Mesía, accediendo a los ruegos
300     28|         palmaditas en la espalda de Mesía -. Éste sí que parece un
301     28|             que no tuviera celos de Mesía. Quintanar era feliz; quería
302     28|              el mundo entero.~ ~ Si Mesía le preguntaba en broma:~ ~ -¿
303     28|             no quiero tristezas.~ ~ Mesía había convencido a la Regenta
304     28|         contacto soñaba de fijo.~ ~ Mesía no se daba prisa. «Aquella
305     28|                 Los dos bultos eran Mesía y Quintanar, que ebrio de
306     28|          esta canción don Víctor, a Mesía se le antojó atender; oyó
307     29|        Valdiñón que se masca...»~ ~ Mesía no faltó a su promesa, y
308     29|          suelo, y don Víctor hizo a Mesía una seña que quería decir
309     29|           fuera... hablaríamos».~ ~ Mesía encogió los hombros.~ ~
310     29|         Movimiento de sobresalto en Mesía.~ ~ -Explíquese usted. ¿
311     29|        usted claro y pronto! -gritó Mesía impaciente, más interesado
312     29|            por donde no quema...~ ~ Mesía explicó a la Regenta el
313     29|          descubierto sus amores con Mesía y que aquella soberbia,
314     29|          limpiar de toda culpa a su Mesía, a su señor, al hombre a
315     29|            los demás lunares que en Mesía le obligaba a descubrir
316     29|       crimen infame, villano...»~ ~ Mesía había jurado, y seguía jurando
317     29|          real, grande, molesta para Mesía, pero que al desaparecer
318     29|            que groseramente llamaba Mesía, para sí, hambre atrasada.~ ~
319     29|       éxtasis de amor: «No hables». Mesía no echaba esto a mala parte;
320     29|           pesar de tanta felicidad, Mesía estaba intranquilo.~ ~ -
321     29|           quien no fuese don Álvaro Mesía. Después del Presidente
322     29|             cambio de un cariño que Mesía no estaba en circunstancias
323     29|            de arriba abajo; pero en Mesía no buscaba ella esto; le
324     29|     protegiendo ahora los amores de Mesía y Ana, «del idiota de don
325     29|            servía con lealtad era a Mesía; éste pagaba en amor, aunque
326     29|          pedir dieron la victoria a Mesía, que si no pudo acallar
327     29|             Petra engañó otra vez a Mesía. Hasta le consintió nuevas
328     29|          echó el arma a la cara.~ ~ Mesía estaba quieto, mirando hacia
329     29|            en el gatillo; ya estaba Mesía en la calleja y su amigo
330     29|             tierra, si no le mataba Mesía; se escondería en La Almunia
331     29|       entero; aunque haga pedazos a Mesía y entierre viva a la pobre
332     29|            apuntando a la cabeza de Mesía, no recordaba que el cartucho
333     30|             historia de su amigo. A Mesía fusilémosle, había dicho,
334     30|          florete o con una espada a Mesía? Sea; pero hay que ver cuándo
335     30|           Ella no está enamorada de Mesía... En cuanto vea que es
336     30|       pasado delante de la fonda de Mesía. «Sabía él que don Álvaro
337     30|            que don Víctor buscase a Mesía, le desafiase, le matase
338     30|     indignamente, he debido matar a Mesía de una perdigonada, sobre
339     30|           del café, como solían, ni Mesía, ni Ronzal, ni el capitán
340     30|              Pero Foja no atacaba a Mesía, atacaba a don Víctor, que
341     30|            del duelo a muerte entre Mesía y Quintanar...~ ~ -¿Pero
342     30|          llegado al terreno; uno de Mesía, allá, muchos años atrás,
343     30|           pero era lo cierto que ni Mesía ni su adversario habían
344     30|          asunto a ver si convence a Mesía y lo hace marcharse de Vetusta».~ ~ -¡
345     30|      deshonra, Frígilis fue a ver a Mesía y le suplicó que saliera
346     30|            del pueblo cuanto antes. Mesía se lo contó ce por be a
347     30|            y qué más?~ ~ -Nada, que Mesía, como era natural, se opuso;
348     30|            ultrajado para obligar a Mesía a huir. «Eso no es cobardía -
349     30|             buscar padrinos.~ ~ -¿Y Mesía?~ ~ -Es claro; dejó el viaje
350     30|    Joaquinito estaba bien enterado. Mesía se lo había dicho todo al
351     30|         tarde, cerca del oscurecer. Mesía y su adversario estaban
352     30|            a caer gotas como puños. Mesía y su adversario temblaban
353     30|      batirse contra los elementos». Mesía quedó incólume y Crespo
354     30|     Frígilis trató como un zapato a Mesía aquella noche memorable
355     30|        amigo».~ ~ Ronzal saludó.~ ~ Mesía se había puesto muy pálido.
356     30|             No hubo más remedio.~ ~ Mesía, a regañadientes, y ocultando
357     30|             sospechase nada, porque Mesía había cumplido su palabra,
358     30|         visto el duelo frustrado de Mesía. Aquellas condiciones las
359     30|          pues primerizo era también Mesía a pistola, sería la carabina
360     30|        señor don Robustiano Somoza. Mesía estaba hermoso con su palidez
361     30|           una casualidad, la de que Mesía tuviera valor para disparar
362     30|           valor de aquel hombre.~ ~ Mesía mismo se explicaba mal cómo
363     30|          ajustado del petimetre.~ ~ Mesía sintió de repente una fuerza
364     30|        Víctor, el gran cazador!»~ ~ Mesía avanzó cinco pasos y apuntó.
365     30|            la tierra.~ ~ La bala de Mesía le había entrado en la vejiga,
366     30|           Bedoya había acompañado a Mesía, que pocas horas después
367     30|           le decían; la ausencia de Mesía y la muerte de Víctor se
368     30|         cama el pliego perfumado de Mesía.~ ~ Y poco después, mientras
369     30|           del hombre. Aquel tiro de Mesía, del que tenía la culpa
370     30|       también era una complicación. Mesía había huido y vivía en Madrid...
371     30|         recoger aquella herencia de Mesía.~ ~ La fórmula de aquel
372     30|        lascivo que le había pintado Mesía el infame. Ana oró, con
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