Cap.

 1      5|   pareció entonces el deber supremo. El estado de su ánimo no
 2      5|  cobardes ya ante su desdén supremo. Era demasiado crédula en
 3      8| come. Mesía gozaba del arte supremo de entrar en carboneras,
 4     12|    Fortunato poseía el arte supremo del escalofrío; sí, los
 5     18|  una sentencia del Tribunal Supremo, usaba en la conversación
 6     21|   hay un más allá y un Juez Supremo. Al que no le convence un
 7     22|  pan del cuerpo! -gritó con supremo esfuerzo el moribundo, irritado
 8     28|    instante el marido, como supremo argumento contra el Magistral.~ ~ «
 9     29|   No había más que un deber supremo, el disimulo; silencio... ¡
10     30|    tranquilo en el Tribunal Supremo o en La Almunia de don Godino...!
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