Cap.

 1      1|    amaneradas, como señoritas cursis que aprietan demasiado el
 2      4|  cursi. Aquellas vecinas eran cursis. Anita no podía sufrirlas;
 3      7|  imitaciones eran ridículas y cursis. Burlándose de Trabuco había
 4     16|    sólo se degradan tanto las cursis y alguna dama de aldea en
 5     16|   pulcras a ciertas señoritas cursis que no se casaban nunca
 6     20|  otras de latón; los talleres cursis y embarazosos cargados con
 7     20|      como dicen los filósofos cursis, considerando que el ser
 8     24|   Dios!» O bien: «¡Qué par de cursis nos han tocado en suerte!»
 9     24| saciar sus vagos anhelos. Las cursis, si eran bonitas, ya no
10     24|       bonitas, ya no parecían cursis; ya no se pensaba en la
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