Cap.

1     16|  excursiones al Vivero con más audacia, aunque no mucha, pero con
2     16|    sutil gasa espiritual) a la audacia amorosa de don Álvaro; no
3     17| Magistral estaba pasmado de su audacia. Aquel plan, que no tenía
4     17|        confesor. Después de su audacia el Magistral temblaba, esperando
5     18|      su casa, permitiéndose la audacia de gruñir un poco, entre
6     20|     románticas, peligrosas, de audacia y fortuna; las más probaban
7     20|    señorito, sobre todo por su audacia, acostumbrada a tales devaneos
8     20|        en el rostro de Ana con audacia y ella levantó los suyos,
9     22|   atrevía. No llegaba a más su audacia que a poner un gesto de
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