Cap.

1      5|   apareció por allí; la muerte repentina de don Carlos olía un poco
2      9|       no se fiaba de la piedad repentina de la Regenta.~ ~ «¡Más
3     13|         Ana tomó la resolución repentina de dominarse, de tratar
4     16|    Ahora, al sentir revolución repentina en las entrañas en presencia
5     24|  Aquella cara, aquella palidez repentina le dieron a entender que
6     25|     desengaño, aquella soledad repentina, aquel dolor dulce y amargo,
7     26| viceversa, y que la conversión repentina de don Pompeyo podría haber
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