Cap.

  1      1|           y el delantero cerró los ojos, mientras Celedonio hacía
  2      1|   respetable? Esto preguntaban los ojos del delantero a los del
  3      1|     exigencias de la liturgia. Sus ojos eran grandes, de un castaño
  4      1|            triste comercio con los ojos, sin que la policía pueda
  5      1|      manera los aspavientos de los ojos; y Celedonio en su expresión
  6      1|            se mostraba ahora a los ojos humillados del monaguillo
  7      1|       monaguillo y a los aterrados ojos de su compañero! Celedonio
  8      1|           del mismo estilo. En los ojos del Magistral, verdes, con
  9      1|         los parajes, debajo de sus ojos, enseñándole el dorso dorado
 10      1|      mejillas había fuego y en sus ojos dardos. En Vetusta no podía
 11      1|         metían los tejados por los ojos, o sean las ventanas. Parecían
 12      1|         Fermín tenía debajo de sus ojos, sin que le irritara, el
 13      1|       Jesús Nazareno de talla; los ojos de cristal, tristes, brillaban
 14      1|          la blanda crasitud de los ojos. Humilló los suyos don Custodio
 15      1|            el Magistral. Tenía los ojos cargados de una curiosidad
 16      1|       atrevió a decírselo. Con los ojos sí se lo daba a entender,
 17      1|        amores no hacía caso de los ojos de don Saturno ni entendía
 18      1|             más negras de aquellos ojos negros, grandes y abrasadores
 19      1|           esto quiso decir con los ojos; pero ella no debió de entenderlo,
 20      1|          la que aparecían ante sus ojos graciosas y significativas
 21      2|         verso, con lágrimas en los ojos y agua en los labios. La
 22      2|          interlocutor, guiñaba los ojos alternativamente, gustaba
 23      2|            miró al beneficiado con ojos llenos de picaresca intención,
 24      2|    continuaba - lo que salta a los ojos, a los del alma quiero decir,
 25      3|     parecer. No le había visto los ojos. No le había visto más que
 26      3|         ambas manos delante de los ojos. Era aquélla su manera de
 27      3|           en la sábana y tenía los ojos muy abiertos. La deleitaba
 28      3|            Una lágrima asomó a sus ojos, que eran garzos, y corrió
 29      3|         carne, volvieron a ver sus ojos cargados de sueño; pero
 30      3|           Y Ana respondía, con los ojos muy abiertos, fijos en la
 31      3|            y eso que tenía aún los ojos llenos de llanto, pero cantaba
 32      3|              Tú le has abierto los ojos con tus imprudencias.~ ~
 33      3|       miraba con llamaradas en los ojos, y sonreía, y en cuanto
 34      3|       palpitaba ensanchándose, sus ojos tenían fulgores de fiebre
 35      3|          al saludar, humillaba los ojos, cargados de amor, ante
 36      3|           la rubia azafranada, con ojos provocativos.~ ~ -Nada más.
 37      3|        Víctor levantó entonces los ojos y pudo apreciar que eran,
 38      3|     encogidos; pero no dormía. Sus ojos se fijaron de un modo impertinente
 39      3|        había de llamar y tapar los ojos, con todo lo demás del argumento.
 40      3| temeridades, bajaban ante ella los ojos, y su hermosura se adoraba
 41      3|            hablado más que con los ojos, donde Ana fingía no adivinar
 42      4|          oía nada. La niña con los ojos muy abiertos, brillantes,
 43      4|    escapatorias de salvaje con los ojos y la fantasía llenos de
 44      4|            barba espesa y rizada y ojos negros.~ ~ La poesía épica
 45      4|           Y se la devoraba con los ojos; se deseaba un milagroso
 46      4|          arrancaban chispas de los ojos, habían contenido su crecimiento;
 47      4|      Carlos y miraba a la niña con ojos de cosechero que se prepara
 48      4|      economías, Ana le besó en los ojos y en la boca y fue por un
 49      4|         subir a las fuentes de los ojos. Las lágrimas agolpándose
 50      4|       soñaba también ahora con los ojos muy abiertos, inmóviles.
 51      4|          ya no podía escribir; los ojos de Ana no veían las letras
 52      4|     momento. No osaba levantar los ojos. Temía estar rodeada de
 53      4|     enfrente se movía... y con los ojos abiertos al milagro, vio
 54      5|      hermano!» -decía poniendo los ojos en blanco.~ ~ Quince días
 55      5|          ella, con lágrimas en los ojos, comió cuanto pudo. A no
 56      5|   tolerarlas. Doña Águeda con unos ojos dulzones, inútilmente grandes,
 57      5| convaleciente que iba engordando a ojos vistas, según las de Ozores.
 58      5|          que habían visto aquellos ojos!» Y recordaba unas Aventuras
 59      5|            baroncito, clavando los ojos en Ana y creyendo agradarla.~ ~ -¿
 60      5|       dicho nunca a Anita: «Buenos ojos tienes». Eran dos orgullos
 61      5|        berlina. Se encontraron los ojos de Ana y de Mesía. Se miraron
 62      5|            visto bien.~ ~ -«Buenos ojos -pensó el Tenorio -, no
 63      5|      parecía de luz y en medio los ojos de la sobrina.~ ~ La sobrina
 64      5|            que se la comía con los ojos. Don Tomás era una de las
 65      5|     Frígilis tenía lágrimas en los ojos.~ ~ -En cuanto puedan ustedes
 66      5|           coche viejo, cerraba los ojos, fingía dormir y escuchaba
 67      5|         lejos, devorándola con los ojos, habría alguno digno de
 68      5|           grande, hablando con los ojos, eran cualquier cosa menos
 69      5|        empezado».~ ~ Abrió Ana los ojos y miró a su don Víctor,
 70      6|            caso, ni levantaban los ojos; los nuevos, espantados,
 71      6|            dicho quien vio por sus ojos a doña Anita entrar en la
 72      6|      redonda y la frente estrecha; ojos montaraces, sin expresión,
 73      6|        entusiasmo, y notar que sus ojos no se movían, ni expresaban
 74      6|         clavando con los suyos los ojos del adversario.~ ~ -No puede
 75      7|          ya le echaban chispas los ojos montaraces. Se había embrollado
 76      7|            gallo rubio, pálido, de ojos pardos, fríos casi siempre,
 77      7|      camisas de Madrid, atraía los ojos del diputado provincial
 78      7|         era más bruto. Guiñaba los ojos a todos, reía satisfecho,
 79      7|           él prefería, vencían sus ojos azules, suaves y amorosos,
 80      7|           Paco dos dedos sobre los ojos.~ ~ -¿Qué has visto? No
 81      7|           por ocultar alegría. Los ojos fríos del dandy se animaron.
 82      7|            él ponía o no ponía los ojos en la Regenta. ¡Vergüenza
 83      7|           elocuencia que la de los ojos, ciertas idas y venidas
 84      7|        dueño tenía lágrimas en los ojos. ¡Tanto le había ablandado
 85      7|      fresca y alegre sonreía, unos ojos muy grandes y habladores
 86      8|          Marquesa, sin separar los ojos de sus caricaturas, movía
 87      8|          distraerla; levantaba los ojos; faltaba Fulanito: bueno.
 88      8|     Arcadia la veía don Álvaro con ojos acariciadores; en aquella
 89      8|       tanto como pensaba ella; sus ojos pequeñuelos, que cerraba
 90      8|      decidida, colorado y vivo, de ojos maliciosos y manos listas.
 91      8|            No tardó en ver por sus ojos que la donna è mobile, como
 92      8|       brasas en las mejillas y sus ojos pequeños los habían hermoseado
 93      8|        tiene algo de pasión en los ojos, y ésa, como a la sombra
 94      8|      pintor!~ ~ Las chispas de los ojos de la jamona saltaron como
 95      8|            en el ataque! Tiene los ojos llenos de lágrimas, y en
 96      8|        amapola. Ya tenía él en sus ojos, casi siempre apagados,
 97      8|           puso los dedos sobre los ojos.~ ~ -Y lo de ella, ¿cómo
 98      8|      vuelves la cara, te clava los ojos, y cuando el público está
 99      8|           Visita y Obdulia; en sus ojos había un brillo seco, destellos
100      8|      devoraba a la Regenta con los ojos de pies a cabeza.~ ~ Para
101      8|           se habían encontrado sus ojos con los de Mesía, pero no
102      9|        entonces. Ana entornaba los ojos con delicia, como bañándose
103      9|       fatigosa. Le caían hasta los ojos rizos dorados y menudos.
104      9|          fusil.~ ~ Ana le fijó los ojos con los suyos, pero ella
105      9|          mozo echaba fuego por los ojos.~ ~ -¿Qué es eso? -preguntó
106      9|          pero ella sintió aquellos ojos en los suyos como un contacto
107      9|           sin duda, la de aquellos ojos, ¡pero qué fuerte, qué humana!~ ~
108      9|         éxtasis delicioso, con los ojos cerrados.~ ~ -Esa se llama
109      9|         garganta y lágrimas en los ojos cuando veía a los niños
110      9|            a lo Jesucristo. Muchos ojos negros almibarados y rosas
111      9|            clava en el mancebo los ojos risueños, arrugaditos, que
112      9|          deja seducir por aquellos ojos y en cada vara rebaja un
113      9|        Álvaro con una llama en los ojos muy abiertos:~ ~ «-¡Qué
114      9|           sería casualidad; si sus ojos estarían distraídos al fijarse
115      9|          su lado con llamas en los ojos y carmín en las mejillas.~ ~
116      9|            fingió no oír, pero sus ojos la delataron, y brillando
117     10|          doncella se comía con los ojos a la señora. «¡No va al
118     10|          que miraba; sintió en los ojos un polvo de claridad argentina;
119     10|         bajaba desde lo alto a sus ojos, como telas de araña; las
120     10|            lo había metido por los ojos. Y hacía ocho años y todavía
121     10|            la Regenta clavando los ojos altaneros en la criada.~ ~
122     11|      chispas detrás del manto, dos ojos que brillaban en la oscuridad. ¡
123     11|          si no hubiese más que los ojos!~ ~ «¡Pero aquella voz! ¡
124     11|       reyertas de familia, con los ojos discretamente clavados en
125     11|            negro de andrina de los ojos grandes, soñadores, de movimientos
126     11|          movimientos bruscos; unos ojos que parecía que hacían gimnasia,
127     11|         todo estaba mudo menos los ojos y la dulzura que era como
128     11|         nunca el menor reparo. Los ojos azules, claros, sin expresión,
129     11|          de toda sospecha; por los ojos se le conocía que no toleraba
130     11|        mano mórbida y fina por los ojos, abrió un poco la boca,
131     11|           Magistral seguía con los ojos los movimientos de la faena
132     11|      Regenta.~ ~ Al decir esto los ojos de Teresina se fijaron sin
133     11|            rizos ni ondas, con los ojos humillados, y con sonrisa
134     11|           como todo el rostro; los ojos de un azul muy claro, no
135     11|          de un contacto frío, eran ojos mudos; por ellos nadie sabría
136     11|        Doña Paula la midió con los ojos sin disimulo.~ ~ -¿Qué quería
137     11|          Teresina la estatura, los ojos y la casa del Magistral.
138     11|         exclamó doña Paula con los ojos clavados en su hijo.~ ~ -¿
139     11|         eso hay que andar con cien ojos... Hay que aparentar más
140     11|             qué sabe usted?~ ~ Los ojos de doña Paula eran un par
141     11|           mejillas encendidas, los ojos humildes, la cabeza un poco
142     11|           Parecía olfatear con los ojos. Llamó a Teresina; le preguntó
143     12|           templo en templo con los ojos bajos; Madrid ir de museo
144     12| Carraspique en el salón. Traía los ojos húmedos de recientes lágrimas.
145     12|          de acero que tenía en los ojos, y la voz se transformaba
146     12|         muy pobladas, ceño adusto, ojos de color de avellana que
147     12|               El párroco abrió los ojos mucho y miró espantado al
148     12|          delgada, pálida, alta, de ojos pardos y orgullosos; no
149     12|           dignarse jamás pasar los ojos sobre ningún individuo del
150     12|           la sotana y movía manos, ojos y cuello con una distinción
151     13|         los abismos de los grandes ojos negros. El Arcediano se
152     13|        gabinete, echando fuego por ojos y mejillas, habló aparte,
153     13|           quiere metérselo por los ojos...!» Y salió a la calle
154     13|          ella para meterle por los ojos a ése: el dativo que se
155     13|       meterle a don Álvaro por los ojos, y después de la conversación
156     13|          cortadas. Y si bajaba los ojos más, para que el otro no
157     13|           las pupilas por aquellos ojos grises, sin color definido,
158     13|          vez buscaba amparo en los ojos del Magistral, huyendo de
159     13|       Regenta, porque entonces sus ojos no eran más que un modo
160     13|       nadie lo notaba, y abría los ojos mucho, hinchando los carrillos,
161     13|           la frente inclinada, los ojos brillantes y las mejillas
162     13|        Magistral, diciendo con los ojos en blanco, y llena de miel
163     13|     confesarlo...» Y entonces, los ojos apagados del elegante Mesía
164     13|         cuando se encontró con los ojos de don Álvaro; fue una mirada
165     13|        vetustenses».~ ~ Volvió los ojos blandos a su amiga y poniendo
166     13|         manera; la blandura de sus ojos no servía para tales trances,
167     13|   trabajaban al aire libre.~ ~ Los ojos del Magistral siguieron
168     14|           había puesto nunca malos ojos a la proximidad del progreso
169     14|            mismos se embrutecían a ojos vistas, la juventud dorada
170     14|        donde todas con sus propios ojos -cada cual - le acababan
171     14|        había visto, delante de los ojos, y se figuraba a Mesía dentro
172     14|          pañuelo; le brillaban los ojos..., le temblaba la voz...,
173     14|         largo. De Pas se hizo todo ojos. En el lugar de Ripamilán
174     15|       solía estar, con los grandes ojos azules, claros y fríos fijos
175     15|       acarició a la criada con los ojos.~ ~ Nuevo silencio.~ ~ De
176     15|          cera. Ella no levantó los ojos. De todas maneras, le era
177     15|          su sangre, se arranca los ojos por ti, se condena por ti...,
178     15|             y das tu sangre, y los ojos, y la salvación... por una
179     15|          hombros y la espalda; los ojos, apagados casi siempre,
180     15|           sudando carbón y con los ojos hinchados, adustos, blasfemos
181     15|        como una mazorca; tenía los ojos casi blancos de puro claros,
182     15|           leía a su madre, con los ojos brillantes de entusiasmo,
183     15|       comprender que Paula era sus ojos, sus manos, sus oídos, hasta
184     15|           le elevaba a sus propios ojos».~ ~ Abrió el balcón del
185     15|        boca, a las mejillas, a los ojos que la dieran vida..., y
186     15|      lágrimas que le inundaban los ojos... Mirábala ni más ni menos
187     15|          cavando cada cual con los ojos en el rostro del otro para
188     15|          El borracho sintió en los ojos la claridad viva y desvergonzada
189     15|            A él se le cerraban los ojos, pero no sabía qué fuerza
190     15|           voz el Provisor, con los ojos clavados en la llama del
191     16|      obligaba a pasar por allí los ojos, la atención retrocedía,
192     16|           seca, candelillas en los ojos, fuego en las mejillas,
193     16|         hito, levantar después los ojos a las copas de los añosos
194     16|          oportunidad al ver en los ojos y en los labios de Ana,
195     16|          ahondaba, ahondaba en los ojos de aquel hombre que tenía
196     16|            y casi lo decía con los ojos. Se le secaba la boca y
197     16|          ha metido la cola por los ojos...!~ ~ -Sepárese usted un
198     16|  insistieron, que Ana, puestos los ojos en los de Mesía, prometió
199     16|           oscuros mientras con los ojos y la lengua cortan los de
200     16|            cabeza, sin separar los ojos de los gemelos con que apuntaba
201     16|            mejillas, lucientes los ojos, los labios hechos fuego,
202     16|          Doña Ana sí; clavados los ojos en la hija del Comendador,
203     16|          que se le agolpaban a los ojos.~ ~ «¡Ay!, sí, el amor era
204     16|          se dejaba devorar por los ojos grises del seductor y le
205     16|       haber desmejorado, tenía los ojos rodeados de un ligero tinte
206     17|         preguntó el motivo con los ojos.~ ~ -Hay varias razones:
207     17|               La Regenta abrió los ojos mucho, como diciendo irreflexivamente: «-¿
208     17|            luz. Quintanar miró con ojos penetrantes de puro distraídos
209     17|           ser poco meritoria a los ojos de Dios, y nada útil para
210     17|          embozaba y la vio con los ojos fijos en el suelo, con una
211     17|           Si creerá que no tenemos ojos...? Pues si a una no le
212     17|             levantándolo hasta los ojos.~ ~ -¿Quién diablos ha andado
213     18|    permitía a él presentarse a los ojos de Ana más simpático, hablando
214     18|       corazón con puñaladas de los ojos el elegante dandy la tarde
215     18|           los vidrios y miraba con ojos distraídos, muy abiertos
216     18|      Álvaro suspiraba y volvía los ojos a la Regenta... Por lo demás,
217     18|         noches!», sin levantar los ojos de la alfombra de fieltro,
218     19|            daba luz y lumbre a los ojos de la Regenta, y a su rostro
219     19|            las breñas. Cerraba los ojos grises y arrugaba el entrecejo;
220     19|        ánimo de vivir. Cerraba los ojos y dejaba de sentirse por
221     19|         desmoronaba. Lloró con los ojos cerrados. La vida volvía
222     19|           apagaba al brotar de los ojos, le sonreía como una diosa
223     19|          las que se decía, con los ojos clavados en la lontananza,
224     19|           del brazo, levantaba los ojos al cielo y se divertía en
225     19|            a manos llenas, por los ojos, por la boca, por todos
226     19|        lágrimas se agolpaban a los ojos de Ana. Lloraba de gratitud
227     19|          largas sus soledades, los ojos se agarraban a las páginas
228     20|            el pensamiento y en los ojos. Su pie vacilaba; el pudor
229     20|           estaba seguro de que los ojos de los hombres se irían
230     20|      eterna, y con lágrimas en los ojos, de pie, con una copa ya
231     20|            y voluptuosa calma; los ojos animados, húmedos, llenos
232     20|      misticismo báquico, y con los ojos levantados a la luz de la
233     20|           las tenias del alma. Los ojos brillaban secos.~ ~ El arte
234     20|        mantel y suplicando con los ojos que le terminasen las cláusulas.~ ~
235     20|        ruido; y a poco cerraba los ojos, metido en su lecho, por
236     20|          las mismas. Al cerrar los ojos sintió que su lecho, siempre
237     20|               Don Álvaro clavó los ojos en el rostro de Ana con
238     20|           los labios, mientras los ojos, rebosando lágrimas, buscaban
239     21|       letras, tenía que cerrar los ojos, inclinar la cabeza sobre
240     21|         Fermín se presentó con los ojos relucientes y las mejillas
241     21|            mata de pelo negro, los ojos de Dolorosa, el cutis y
242     21|           y el gozo le saltaba por ojos, mejillas y labios. «Aquello
243     21|           todos, no ven con buenos ojos a tales señoritos que vienen
244     21|          disfrazadas de niñas, con ojos pensadores cargados de malicia
245     21|        encendía las mejillas y los ojos y causaba en su naturaleza
246     21|         Grande, se recreaba en los ojos de las que ya los tenían
247     21|       seducción extraña. Tenía los ojos azules claros; el metal
248     21|          la piel de tigre, con los ojos casi siempre cerrados, gozaba
249     21|            a veces. ¡Si vieses qué ojos en cuanto se distrae! Ello
250     21|            y ahora saltaba por los ojos en raudal inagotable. Cuando
251     21|        besó la imagen y volvió los ojos al cielo.~ ~ -Jesús, Jesús,
252     21|            daba gana de cerrar los ojos al verla acercarse. En la
253     21|          su modo.~ ~ Clavó con sus ojos menudos los de Ana y repitió:~ ~ -¿
254     21|     olorosa, por la boca y por los ojos. Estaban solos. Tácitamente
255     21|           oír aquello, cerraba los ojos para contener el llanto,
256     21|            un poco de color, y los ojos, rodeados de ligeras sombras,
257     21|       todas horas y mirarse en sus ojos y oírla dulcísimas palabras
258     22|           se atrevía a mirarle con ojos fríos y llenos de preguntas
259     22|      cercos amoratados junto a los ojos y una fatiga en la voz y
260     22|   sonriendo, echando fuego por los ojos, «que no tenía nada, que
261     22|         pasar plaza de santo a sus ojos y ser un pobre cuerpo de
262     22|             y ella, levantando los ojos llenos de lágrimas, los
263     22|        miraba a don Fermín con los ojos arrasados en lágrimas.~ ~ «
264     23|          adelante leía Ana con los ojos clavados en su devocionario: «
265     23|           como una cereza, con los ojos en un San José de su devocionario
266     23|            don Álvaro, que con los ojos medio cerrados, semidormido,
267     23|       aquel mismo año... Cerró los ojos, que se le habían llenado
268     23|          los puños crispados a los ojos. Dio dos vueltas por el
269     24|        pudo entrever acercando los ojos a la celosía del confesonario,
270     24|          en lo que pasaba ante sus ojos. No quería reflexionar.
271     24|         del Banco echaba fuego por ojos y mejillas. Saboreaba el
272     24|         buen gusto de la mesa. Los ojos montaraces le echaban chispas,
273     24|            Bermúdez y ponerle unos ojos que ella sabía que in illo
274     24|          la de Vegallana tenía los ojos cerrados y sólo los abría
275     24|      Lenclos para justificar a los ojos del mundo unas relaciones
276     24|    champaña, en el reflejo de unos ojos, hasta en el contraste del
277     25|      aquella tela floja. Cerró los ojos, y una pereza de vivir que
278     25|          hermosa que nunca: en los ojos traía fuego misterioso;
279     25|        polvo allá dentro!~ ~ Y los ojos de Ana, fijos en el espanto,
280     25|         vida no se oscurezca a mis ojos, que Dios me acaricie el
281     25|           No le seguían ni con los ojos. Aquella mujer se quedaba
282     25|       Saludó como diciendo con los ojos: «¡Toma!, ahí tienes esa
283     25|           sin pestañear, fijos los ojos en la Dolorosa del altar
284     26|          la piara. Y separando los ojos «de aquella podredumbre
285     26|        despierto, aunque tenía los ojos cerrados.~ ~ -¡De Guimarán!
286     26|       Paula se consultaron con los ojos. Se entendieron.~ ~ -¿Te
287     26|       parecía pergamino claro. Los ojos de Guimarán tenían una humedad
288     26|           tenía la boca seca y los ojos inflamados. Sentía una inmensa
289     26|         acompañaba. El miedo a los ojos de Vetusta, a la malicia
290     26|             se la devoraba con los ojos... Enfrente del Casino,
291     26|          ruines, se asomaron a los ojos.~ ~ Ni un solo vetustense
292     26|         hacer?, pero ya abrirá los ojos; el exceso del mal traerá
293     26|          con cercos morados en los ojos, otros morenos, casi negros,
294     26|            era como un barniz. Sus ojos no veían. A cada paso creía
295     26|        Pero don Fermín levantó los ojos y sintió el topetazo de
296     27|           que tenía delante de los ojos.~ ~ «...No se queje de que
297     27|            mirarle cara a cara con ojos serios y decidores.~ ~ El
298     27|          cubierta de heno, con los ojos medio cerrados, no pudo
299     27|            chispas de brasa de los ojos vivos, elocuentes, llenos
300     27|            cerrando y abriendo los ojos brillantes que el humo del
301     27|        Víctor, que abría mucho los ojos, con expresión misteriosa
302     27|       gritó Quintanar cerrando los ojos y poniéndose en pie de un
303     27|             al monte!~ ~ Y con los ojos, al decir esto, se lo comía,
304     28|         araña que se le metían por ojos y boca al ex-regente, que
305     28|           él llevaba la boca y los ojos envueltos en hilos pegajosos,
306     28|          aun puesta delante de los ojos...»~ ~ Idea tuvo de arrojarse
307     28|         música que le salía de los ojos y de la boca..., «¡qué sabía
308     28|    horizonte negro enfrente de sus ojos, los demás, en la oscuridad
309     28|      relámpago, la Regenta vio los ojos de Álvaro brillantes y envueltos
310     28|     alegría que le brillaba en los ojos, clavados en los de Obdulia,
311     28|                Quintanar tenía los ojos inflamados y las mejillas
312     28|          Otras veces, las más, los ojos se clavaban en los ojos
313     28|            ojos se clavaban en los ojos y sin que nadie pudiera
314     28|            la boca y ambos con los ojos, la sonrisa y todo lo demás
315     28|       grabado en que clavó Ana los ojos. En un jardín, en otoño,
316     29|     miraban, preguntándose con los ojos qué novedad sería aquélla.~ ~
317     29|       puerta sin mover más que los ojos.~ ~ Ana salió en seguida.~ ~ -¡
318     29|     adivinar, le había abierto los ojos y llenado la boca de agua;
319     29|          que la pagaba a abrir los ojos de aquel estúpido de don
320     29|           le distrajo, levantó los ojos y vio en medio del umbral
321     29|       Paula quería comerse con los ojos el secreto de la criada. ¿
322     29|            Petra, porque tenía los ojos humillados. Había querido
323     29|        visto ella, con sus propios ojos, lo que jamás hubiera creído.
324     29|           la calle. Pero tenía los ojos cerrados.~ ~ Oía a Petra
325     29|             detrás, clavándole los ojos en la nuca.~ ~ Cerró el
326     29|        Fermín, volvióse y miró con ojos de idiota a la rubia que
327     29|         amo está ciego, ve por sus ojos; el señorito Álvaro me puso
328     29|    ambición, y ella poner ante los ojos de Quintanar su vergüenza
329     29|           en su asiento. Cerró los ojos, tapó el rostro cuanto pudo
330     30|            le vio tan pálido y con ojos tales que le tuvo un miedo
331     30|       cabeza, mientras clavaba los ojos en la puerta por donde salía
332     30|        diente y preguntaba con los ojos muy abiertos y pasmados.~ ~ «
333     30|         las gentes brillaban a sus ojos como un resplandor amarillento
334     30|       porque me engañó; porque sus ojos se clavaban en los míos
335     30|           iba a decir.~ ~ Pero los ojos de Quintanar seguían preguntando
336     30|         tiene jamás disculpa a los ojos de Dios, aunque la tenga
337     30|          hacía ruido al andar. Sus ojos parecían más grandes que
338     30|           tener oídos de mercader, ojos de topo, y los tendría...~ ~
339     30|           en ridículo a los mismos ojos de Ana, le horrorizaba la
340     30|            lágrimas heladas en los ojos; Ronzal, estupefacto, y
341     30|  complacerle, le escuchaba con los ojos fijos en él, sonriente,
342     30|         lágrimas de ternura en los ojos. ¡Pero qué triste era lo
343     30|            Salieron lágrimas a los ojos, y sin pensar más, Ana entró
344     30|          la vida de estatua en los ojos de cristal que reflejaban
345     30|     lámpara un rostro pálido, unos ojos que pinchaban como fuego,
346     30|       madera, abierta la boca, los ojos espantados, las manos extendidas
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