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Alfabética [« »] dormitar 1 dormitorio 1 dorso 1 dos 330 doseletes 1 dosimétrico 1 dosis 1 | Frecuencia [« »] 334 ha 333 iba 332 eran 330 dos 328 quería 325 dijo 325 siempre | Clarín (Leopoldo Alas) La Regenta Concordancias dos |
Cap.
1 1| oyendo, como si estuviera a dos leguas, las campanadas graves, 2 1| subía por el caracol. Los dos pilletes se miraron estupefactos. ¿ 3 1| de goma y se convertía en dos, y luego en tres, todos 4 1| Mayor o de San Pedro, las dos antiquísimas iglesias vecinas 5 1| Revolución de septiembre dos comunidades de monjas, que 6 1| bueno, creyente, nacían dos, tres, que ya jamás oirían 7 1| honor a la catedral, las dos iglesias antiquísimas que 8 1| oscura, don Fermín distinguió dos señoras que hablaban en 9 1| Magistral. En el altar había dos candeleros de bronce, sin 10 1| mármol negro, del país. Dos monaguillos, con ropón encarnado, 11 1| respetar el lugar sagrado. Eran dos señoras y dos caballeros. 12 1| sagrado. Eran dos señoras y dos caballeros. Los cuatro tenían 13 1| quería marearle con una o dos miradas. Cuatro años hacía 14 1| devoción, así como el comulgar dos veces al mes, en nada empecía ( 15 1| era aquello? O. F. decían dos letras enroscadas como culebras 16 1| personaje que explicaba a dos señoras y a un caballero 17 2| Además de la poesía tenía dos pasiones mundanas: la mujer 18 2| Restituto disfrutaba de dos caras: iba con los de la 19 2| visto, mirando de soslayo, dos señoras; nuevas sin duda, 20 2| desierta hasta que llegaron las dos señoras. Visitación se confesaba 21 2| Visitación se confesaba cada dos o tres meses, no conocía 22 3| vida se había partido en dos, una era la de aquel angelillo 23 3| pero pasó adelante. Una, dos, tres hojas... leía sin 24 3| niño rubio de doce años, dos más que ella. Él la abrigaba 25 3| una colcha, estaban los dos tendidos sobre el tablado 26 3| campanilla, llamó. Pasaron dos minutos. ¿No oían?... Nada. 27 3| que sólo puedo disponer de dos horas y media de descanso, 28 3| no fue notada más que por dos o tres canarios, que movieron 29 3| atravesaban con sendas quintillas dos valerosos caballeros que 30 3| alguna, estaba segura; más de dos años hacía que ella lo había 31 3| la engaña y sale de casa dos horas antes de lo que ella 32 4| Ozores. Don Carlos tuvo dos hermanas, Anunciación y 33 4| familia. Se escribieron dos cartas secas y no hubo más 34 4| estuco. Anita pagó por los dos.~ ~ El aya afirmaba en todas 35 4| los quince representaba dos menos.~ ~ Como todavía no 36 4| prevenida. Recordó que en Madrid dos estudiantes le habían escrito 37 4| pinos. Era una cañada entre dos lomas bajas coronadas de 38 5| tertulias de buen tono. Comían dos o tres veces por semana 39 5| a su alcoba hablaron las dos hermanas de un asunto muy 40 5| Pálida como una muerta, con dos lágrimas heladas en los 41 5| venganza solitaria de las dos señoritas incasables de 42 5| aquellas señoritas como dos comadronas matriculadas. ¡ 43 5| la semejanza de aquellas dos emociones. Tan profunda 44 5| conversación desde el gabinete. Las dos hermanas se miraron. Era 45 5| Buenos ojos tienes». Eran dos orgullos paralelos.~ ~ Se 46 6| En el vestíbulo había dos porteros cerca de una mesa 47 6| sendas esquinas y otros dos pares en medio. De las ocho, 48 6| tres de la tarde hasta las dos de la mañana, sin más descanso 49 6| molestándolos a veces no poco, había dos o tres grupos de alborotadores, 50 6| mismos: un catedrático, dos ingenieros civiles y un 51 6| rincón. Aunque estaban a dos pasos de ellos, rara vez 52 7| aquellos que se le antojaban dos cañones cargados de mortífera 53 7| Foja, Joaquinito y otros dos.~ ~ Ganada la votación, 54 7| confidencias interesantes de dos amigos íntimos.~ ~ Aquella 55 7| Estos.~ ~ Y puso Paco dos dedos sobre los ojos.~ ~ -¿ 56 7| de una robusta aldeana en dos horas de pugilato, el que 57 7| confesárselo a sí propio! ¡Dos años hacía que ella debía 58 7| enamorado de sus prendas! Sí, dos años llevaba de prudente 59 7| vergüenza todavía!, otros dos años había empleado en merecer 60 7| Verdad era que en aquellos dos años había rendido otras 61 7| daba el corazón».~ ~ -Hay dos señoras.~ ~ -¿Quiénes son?~ ~ 62 8| ciento uno..., mil ciento dos..., tres..., cuatro... - 63 8| hijas de los marqueses, dos, Pilar y Lola, se habían 64 8| Señora, le debo a usted dos cuartos de la limosna que 65 8| No me lo diga usted dos veces...~ ~ -Está a su disposición... ¡ 66 8| o me caigo de hambre.~ ~ Dos veces a la semana se jugaba 67 8| tarde estaban guapas las dos: era preciso confesarlo. 68 8| pensaba en comer, allá a dos leguas de Vetusta, en el 69 8| maliciosos y manos listas. Los dos personajes, a más de la 70 8| insultante de Pedro, los dos caballeros quisieron probar 71 8| escocesa. Ahora se veían dos. Obdulia suspiró. Se habló 72 8| lo habían aprendido los dos en Madrid. Los matrimonios 73 8| matrimonios deben aburrirse a los dos años, a más tardar; los 74 9| dar un paseo...~ ~ -¿Las dos solas?~ ~ -Sí, las dos... 75 9| Las dos solas?~ ~ -Sí, las dos... por los prados..., a 76 9| entender. Lo explicaba en dos conferencias. Cuando la 77 10| oyó un chasquido y sintió dos golpes simultáneos en el 78 10| frente de Ana, metida entre dos hierros, pasó un bulto por 79 10| desigual y fangoso entre dos paredones, uno de la Cárcel 80 10| don Víctor -: al teatro dos veces a la semana por lo 81 10| rojo~ ~ ~ ~en sangre de dos traidores...?» ~ Don Víctor 82 11| figuró ver un manto negro y dos chispas detrás del manto, 83 11| chispas detrás del manto, dos ojos que brillaban en la 84 11| hecho, puramente el hecho. ¡Dos horas!»~ ~ En efecto, había 85 11| De todas suertes, eran dos almas que se amaban en Jesús, 86 11| íntimos.~ ~ El Magistral dio dos vueltas por el despacho 87 11| Ya lo sé; estuviste dos horas y media en el confesonario, 88 11| otra; y si había durado dos horas o no había durado 89 11| horas o no había durado dos horas...~ ~ El Magistral 90 11| Orgaz contaba en el Casino dos días antes: que don Álvaro 91 11| Regenta y sus confesiones de dos horas. No citó el nombre 92 11| qué demontres hablasteis dos horas seguidas?»~ ~ No se 93 12| escogido don Fermín; y las dos primeras habían profesado, 94 12| usted dice.~ ~ -¡Van ya dos niñas al hoyo!~ ~ -¿Cómo 95 12| casa.~ ~ -¡Cuatro hijas y dos ya monjas! Esto es absurdo.~ ~ - 96 12| perfección? La vida entre dos alcantarillas. ¿El mundo 97 12| acuerdo tácito, que las dos niñas últimas no serían 98 12| mundo. La mayor de aquellas dos niñas tenía un pretendiente. 99 12| que las lágrimas fueran dos; pero no fue más que una; 100 12| podridos, estaba oyéndole. Vio dos o tres que él conocía y 101 12| que admiró aquel sermón, dos meses después sacaba partido 102 12| entusiasmo cordial, magnético de dos vanidades conformes.~ ~ «¡ 103 12| sentado en un sillón y las dos señoras en el sofá.~ ~ Eran 104 12| despreciándolos hasta no verlos a los dos pasos. Primero era su mal 105 12| clérigo; mal afeitados los dos, peor el sacerdote, que 106 12| eclesiástico que desempeñaba otros dos o tres cargos en Palacio, 107 12| previsto aquel choque de dos malos genios.~ ~ -Pero, 108 12| por ser un loco... pero ni dos horas permanezca en la ciudad, 109 12| sé; un Breve de Paulo V y dos o tres de Gregorio XV. ¡ 110 12| y no se hace nada...~ ~ Dos curas se acercaron humildemente 111 12| hacían juego con otras dos bordadas en la alfombra 112 12| otro inofensivo.~ ~ Por dos brechas había logrado entrar 113 12| librepensador y berroqueño: los dos flacos de Páez eran el amor 114 12| religión el traje. No lucía dos veces uno mismo. Llegaba 115 12| Después de visitar a otros dos Pacos de importancia y a 116 13| Joaquinito Orgaz, y otros dos pollos vetustenses, de los 117 13| particulares estaban divididos en dos bandos enemigos en aquel 118 13| eran más que el Arcediano y dos pollos vetustenses insignificantes - 119 13| ni debía haber entre los dos.~ ~ Cuando, pocos minutos 120 13| Ana los vio juntos, los dos altos, un poco más Mesía, 121 13| un poco más Mesía, los dos esbeltos y elegantes, cada 122 13| Marquesito, a quien había visto dos o tres veces siendo ella 123 13| que tenía los ojillos como dos abalorios, gritaba:~ ~ -¡ 124 13| la puerta. Se habían roto dos copas. Los pájaros de la 125 13| cerca uno de otro, los dos arrogantes, esbeltos; la 126 13| Diablo Arcángel también; los dos pensaban en ella, era seguro; 127 13| Y sobre todo, aquellos dos hombres mirándose así por 128 13| ni aquella lucha entre dos hombres distinguidos que 129 13| levante este armatoste con los dos encima y a pulso?~ ~ -Es... 130 13| aquel se ha metido entre los dos palos de la banda..., si 131 13| agradecida. No saludaba con las dos, porque la izquierda se 132 14| vetustense; por invierno de dos a cuatro o cinco de la tarde, 133 14| como separando a los otros dos, y echando el cuerpo del 134 14| de los murmuradores. Los dos clérigos le saludaron muy 135 14| él; y de la confesión de dos horas o tres o cuatro. «¡ 136 14| después otro y a veces dos o tres a un tiempo... Al 137 14| de aquella amistad! ¡En dos días todo aquel run run, 138 14| Ya lo creo, hijo mío. Dos veces estuvo aquí Teresina 139 14| en casa de Páez; como los dos están de días... Y eso habrá 140 14| Hasta Teresa anda en ello! ¡Dos veces a palacio...! ¡El 141 14| mía..., ¿has visto pasar dos coches?~ ~ -¿Para dónde? - 142 14| Para arriba... uno con dos caballos y otro con cuatro 143 14| Habéis visto pasar dos coches para arriba?~ ~ - 144 14| arriba?~ ~ -Sí.~ ~ -No.~ ~ -Dos.~ ~ -Tres.~ ~ -Para abajo.~ ~ - 145 14| Un coche, farol!~ ~ -Dos carros eran, mainate.~ ~ -¡ 146 14| vuelo.~ ~ «Deben de ser dos», pensó el Magistral, que 147 14| todos los ruidos... Vio dos luces entre la oscuridad 148 14| cuatro... Eran ellos, los dos coches... El ruido rítmico 149 15| Pas vio la mesa puesta con dos cubiertos. Era temprano 150 15| Por qué? Ha ido esta tarde dos veces a Palacio, una vez 151 15| otra a casa del Chato, dos a la Catedral, dos a la 152 15| Chato, dos a la Catedral, dos a la Santa Obra, una vez 153 15| Que ya dicen! ¡En dos días!~ ~ -Sí, en dos; en 154 15| En dos días!~ ~ -Sí, en dos; en medio..., en una hora... ¿ 155 15| llueve sobre mojado...? ¿Hace dos días? Pues ellos dirán que 156 15| Pues ellos dirán que hace dos meses, dos años, lo que 157 15| dirán que hace dos meses, dos años, lo que quieran. ¿Empieza 158 15| olvidó de sus padres. A los dos años la señora Rita salía 159 15| sobre el corazón, besaba dos dedos en cruz; ella decía 160 15| media hora de lucha, los dos volvieron a la Rectoral; 161 15| sostenida por anchos pilares a dos o tres varas del suelo. 162 15| acaso nació Fermín a los dos meses de haber unido el 163 15| Ella trabajaba por los dos. Francisco era muy fantástico, 164 15| Paula, que había dominado a dos curas, y estaba dispuesta 165 15| amor filial le arrancaba dos lágrimas de fuego que enjugaba, 166 15| por decir algo; pero los dos callaban. No había más que 167 15| los golpes, y al cabo de dos minutos se abrió un balcón 168 16| parece que no fue nada entre dos platos».~ ~ De lo que había 169 16| la mano derecha frotaba dos prominencias pequeñas y 170 16| eso dejaban de estar los dos convencidos de que por señas 171 16| para pasar tres horas cada dos noches observando los trapos 172 16| algunos banqueros, un título y dos americanos, de los cuales 173 16| se dividía a sí mismo en dos entidades: 1ª el juez, incorruptible, 174 16| ella notó, y le agradeció. Dos o tres veces se sonrieron 175 16| que acababa de apoyar los dos en la silla de Edelmira.~ ~ 176 16| no se acaba esto a las dos...~ ~ Ana, a quien explicó 177 16| duerme... Vino el amo a las dos.~ ~ -Y yo he hablado alto...~ ~ - 178 17| madrugador y cogió el guante con dos dedos, levantándolo hasta 179 18| teatro. «¡Si el tren saliese dos horas antes, menos mal!» 180 18| Ozores. Había confesado otras dos veces antes de terminar 181 18| de oficio.~ ~ Estaban los dos sentados junto a un velador 182 18| habían aparecido en el parque dos hombres, Mesía y Quintanar. 183 18| Crespo, el del tapabocas; los dos se habían ido en busca de 184 18| sobre el banco, y a los dos minutos estaba otra vez 185 18| todo lo que pudo, preparó dos o tres castigos para varios 186 18| pareció absurdo alarmarse. Los dos se habían levantado, y entonces 187 19| él de herrar moscas; dio dos palmaditas en la cara a 188 19| renegaba de los médicos. Dos veces la había sacado a 189 19| voluptuoso, tragando aire a dos carrillos. Volvió a componer 190 19| a la Luna. Paseaban los dos amigos, y Mesía iba entrando, 191 19| mozos de servicio encendían dos o tres luces de gas en el 192 19| antigua completa, otras dos modernas muy brillantes 193 19| basta con un esfuerzo, dos golpes de los brazos y se 194 19| estaban satisfechos. Los dos esperaban vencer, pero a 195 19| avergonzada de haber estado dos horas en la iglesia como 196 19| turbaba aquel coloquio de dos almas a través de tres siglos.~ ~ ~ ~ 197 20| infalibilidad ha puesto entre los dos una muralla de hielo; un 198 20| cocinas; a la hora en que los dos amigos conferenciaban estaba 199 20| aquel tráfico indigno!» Los dos viejos fueron trompas de 200 20| espiaba en todas partes, y dos o tres veces al día entraba 201 20| Glocester y después los dos a toda Vetusta.~ ~ En tanto, 202 20| Cristos, como le llamaban; dos o tres rasgos de despotismo 203 20| también entrar en la alcoba dos o tres veces, pero nunca 204 20| presentes les miraban a los dos y los comparaban, y encontraban 205 20| con guardia de honor de dos floreros cilíndricos con 206 20| humillado con su resistencia.~ ~ Dos o tres veces intervino en 207 20| mesa y apoyó en ella los dos brazos cruzando las manos, 208 20| degradación! Meditaba y veía dos Orgaz hijo sobre la mesa.~ ~ - 209 20| muriese el Magistral, y otros dos o tres comensales borrachos.~ ~ 210 20| Magistral.~ ~ -Álvaro.~ ~ -O los dos...~ ~ -O ninguno.~ ~ -En 211 21| ahora la visitaban cada dos o tres días y las visitas 212 21| alhajas que bien valdrían dos mil reales. Había sonreído 213 21| satisfecha y envidiosa. «Dos mil reales valdría aquello..., 214 21| fin y al cabo, pero los dos mil reales le dolían: también 215 21| que ya se confesaban los dos hermanos; no quería pensar 216 21| todo, menos aquel lazo de dos almas, aquella intimidad 217 21| deslumbrantes; parecían dos soles cara a cara. Ángeles 218 21| natural que revela el sexo, y dos o tres, pequeñas, pálidas 219 21| algo largos, y dejaba ver dos dedos de pierna de matrona 220 21| de confianza. Durante las dos enfermedades de la Regenta, 221 21| respeto supersticioso. A dos cosas tenía horror: al magnetismo 222 21| iglesia. Confesaron los dos con el Magistral.~ ~ A don 223 21| venía, por supuesto; ella, dos criados y los bebés como 224 21| eran inocentes. Ellos eran dos ángeles puros que no tenían 225 21| mes, no se bañaba más que dos o tres veces, ahora echaba 226 21| sangrando, probando, como tres y dos son cinco, que en el mundo 227 22| con él todo el que tenga dos dedos de frente, que en 228 22| publicaba una tras otra estas dos gacetillas, que pusieron 229 22| también me necesita... Los dos juntos bastamos para vencer 230 22| confesando y comulgando cada dos meses, pero Kempis seguía 231 22| para él poco agradable, de dos almas hermanas que viven 232 22| pasaban horas y horas los dos amigos del alma, hablando 233 22| hablador importuno.~ ~ Los dos guardaban un secreto. Cuando 234 22| barragana, si os cojo a los dos...!~ -¡Jesús, Jesús!, vámonos 235 22| Por allí andaban Foja, los dos Orgaz y algunos otros de 236 22| miserable se había abierto por dos o tres lados; se veía la 237 23| haciendo guardia, estaban dos acólitos con los ciriales; 238 23| había separado discretamente dos pasos. Al ver al Provisor 239 23| pasillos, a oscuras, a las dos de la madrugada, en busca 240 23| su hermosura inútil una, dos, diez veces... Y como aquello 241 23| miraron. Ahora sonrieron los dos. Ana se levantó cinco minutos 242 23| crispados a los ojos. Dio dos vueltas por el gabinete. 243 24| lo demás, a ella y a sus dos hermanas las llamaban los 244 24| fue vana su amenaza; a los dos minutos aquellos violines 245 24| sitio, y... también pasó dos dedos por la tirilla de 246 24| último..., a la una, a las dos... (a las dos se compuso 247 24| una, a las dos... (a las dos se compuso el peinado con 248 24| desabrida.~ ~ Ana, a las dos de la mañana, se levantó 249 24| estaba desmayada. Tenía dos lágrimas en las mejillas 250 24| mejillas pálidas, otras dos habían caído sobre la tela 251 24| reñirle, como solía, le dio dos palmadas en el hombro y 252 25| había insistido. ¡Pero los dos la amaban!» La tristeza 253 25| del otro... ¡Huiré de los dos!»~ ~ No había más refugio 254 25| Gruñó un violín. Cayeron dos golpes sobre una hojalata... 255 26| cuatro hijas de don Pompeyo dos se desmayaron en compañía 256 26| la noticia.~ ~ Las otras dos, más fuertes, deliberaron. ¿ 257 26| cerebro enfermo, y parecían dos ventanas a que se asomaba 258 26| aquel día de su triunfo... ¡Dos días de triunfo! ¡El miércoles 259 26| las circunstancias, que dos pies descalzos que apenas 260 26| don Víctor Quintanar. Los dos amigos se habían encerrado 261 26| Quintanar se le escaparon dos lágrimas. Se le figuró al 262 27| Frígilis, que nos mande dos cañas con todos sus accesorios?~ ~ - 263 27| vajilla de los marqueses. Los dos tenían muy buen apetito. 264 27| a enterarle... Escribiré dos letras; ¿no te parece, Ana?, 265 27| o...~ ~ -Sí: llevarás dos cartas: las dejaré esta 266 27| espaciosa, estucada, con dos camas. En el gabinete contiguo 267 27| aquella casa inmensa, con dos torres de piedra parda y 268 27| todo el edificio. He dado dos vueltas a todo el corredor 269 27| apenas por la huella de dos dientes.~ ~ Y asustada de 270 27| saltó sobre la carretera dos o tres minutos, y como si 271 27| que pasaron al galope de dos hermosos caballos blancos, 272 27| Mucho.~ ~ Silencio. Los dos meditan. El canónigo reanuda 273 27| fiesta se ha dividido en dos partes: como Pepe es el 274 27| Víctor estaban pálidos. Eran dos hombres valientes de veras 275 27| los convidados, menos los dos miedosos, se acercaron a 276 27| del salón, se presentó con dos paraguas grandes de aldea, 277 28| arrojasen desde tierra... Dos ideas llevaba clavadas en 278 28| sacó del bolsillo, entre dos dedos, una liga de seda 279 28| estados bajo tierra.~ ~ Los dos se tenían miedo.~ ~ Los 280 28| se tenían miedo.~ ~ Los dos bajaron silenciosos, pensando 281 28| de una propina, descargó dos tremendos latigazos sobre 282 28| hablaban así, como otros dos hermanos del alma, empezaba 283 28| todos malicia. A menudo dos manos, una de hembra y otra 284 28| estaban conversando los dos amigos.~ ~ La Regenta abrió 285 28| te acuestas hoy?~ ~ Los dos amigos se volvieron.~ ~ 286 28| cuchicheo. Hablaban a veces dos o tres a un tiempo, pero 287 28| carretera las siluetas de los dos poderosos caballos blancos 288 28| Marqueses y Mesía.~ ~ -¡Dos años hace que no he veraneado! - 289 28| sobre la alfombra yacían dos o tres libros, pedazos de 290 28| puerta del salón y pasaron dos bultos. Las pisadas las 291 28| populoso lejano.~ ~ Los dos bultos eran Mesía y Quintanar, 292 28| Poco después, los dos amigos, cansado hasta el 293 29| piedras y quitando cal, dos o tres estribos muy disimulados 294 29| fuera a caer desplomado, dio dos pasos inciertos y llegó 295 29| los hombres, ante ellos dos, ante él sobre todo, ante 296 29| conferencia hablaban como dos cómplices de un crimen difícil. 297 29| de artista.~ ~ Había allí dos criminales apasionados, 298 29| parque donde solía esperar dos o tres minutos a Frígilis, 299 29| adelantado el reloj...? ¡Dos relojes echados a perder 300 29| relojes echados a perder en dos días...! Cuando entra la 301 29| abrían con cautela; dio dos pasos más entre los troncos 302 29| antiguos conocidos. Eran dos ganaderos que volvían de 303 29| después, nada.~ ~ «¡Lugarejo, dos minutos!», gritó una voz 304 29| grande amigo de Frígilis, los dos amigos cazadores dejaron 305 29| Frígilis había disparado dos tiros y... nada; disparaba 306 29| del techo que alumbraba dos departamentos, apenas rompía 307 30| Anselmo encendió dos luces de esperma y salió.~ ~ - 308 30| cuerpo... Los mato a los dos porque olvidé lo que oí 309 30| jaula.~ ~ Se sentó, escribió dos pliegos. Era una carta a 310 30| nada había sucedido».~ ~ Dos, tres veces, ya al obscurecer, 311 30| que tanto importaba a los dos; y al fin doña Paula dejó 312 30| transformó el clérigo en dos minutos en un montañés esbelto, 313 30| daría sus pasos, mandaría dos padrinos a don Álvaro; había 314 30| Oyó las doce, la una, las dos..., no oyó las tres, porque 315 30| en la población más que dos desafíos en que se hubiera 316 30| siguientes: (Atención general.) A dos pasos de distancia (se coloca, 317 30| distancia (se coloca, midiendo dos pasos largos, enfrente de 318 30| suceder como lo cuenta.) Una, dos, tres (da las tres palmadas), ¡ 319 30| torrentes de lluvia. Los dos combatientes miraban a las 320 30| pavor como podía, buscó sus dos padrinos.~ ~ Se convino 321 30| mando sin apuntar y entre dos primerizos, pues primerizo 322 30| Alrededor del lecho estaban los dos médicos; Frígilis, que tenía 323 30| hubiera vuelto. Después de dos meses pasados debajo del 324 30| lecho sin salir del peligro, dos meses convaleciente, padeciendo 325 30| y despertó en el lecho. Dos días creyó Frígilis tenerla 326 30| de Ana, la llamó en vano dos, tres veces... Pidió luz 327 30| Orgaz echaban lodo con las dos manos sobre la honra difunta 328 30| Vetusta había perdido dos de sus personajes más importantes... 329 30| vivió, siempre contento, dos años más.~ ~ Acabó su peregrinación 330 30| saber cómo se encontraba a dos pasos del confesonario de