Cap.

  1      1|           oyendo, como si estuviera a dos leguas, las campanadas graves,
  2      1|             subía por el caracol. Los dos pilletes se miraron estupefactos. ¿
  3      1|             de goma y se convertía en dos, y luego en tres, todos
  4      1|             Mayor o de San Pedro, las dos antiquísimas iglesias vecinas
  5      1|              Revolución de septiembre dos comunidades de monjas, que
  6      1|               bueno, creyente, nacían dos, tres, que ya jamás oirían
  7      1|              honor a la catedral, las dos iglesias antiquísimas que
  8      1|         oscura, don Fermín distinguió dos señoras que hablaban en
  9      1|          Magistral. En el altar había dos candeleros de bronce, sin
 10      1|               mármol negro, del país. Dos monaguillos, con ropón encarnado,
 11      1|       respetar el lugar sagrado. Eran dos señoras y dos caballeros.
 12      1|           sagrado. Eran dos señoras y dos caballeros. Los cuatro tenían
 13      1|             quería marearle con una o dos miradas. Cuatro años hacía
 14      1|        devoción, así como el comulgar dos veces al mes, en nada empecía (
 15      1|             era aquello? O. F. decían dos letras enroscadas como culebras
 16      1|             personaje que explicaba a dos señoras y a un caballero
 17      2|             Además de la poesía tenía dos pasiones mundanas: la mujer
 18      2|               Restituto disfrutaba de dos caras: iba con los de la
 19      2|            visto, mirando de soslayo, dos señoras; nuevas sin duda,
 20      2|       desierta hasta que llegaron las dos señoras. Visitación se confesaba
 21      2|          Visitación se confesaba cada dos o tres meses, no conocía
 22      3|              vida se había partido en dos, una era la de aquel angelillo
 23      3|              pero pasó adelante. Una, dos, tres hojas... leía sin
 24      3|              niño rubio de doce años, dos más que ella. Él la abrigaba
 25      3|               una colcha, estaban los dos tendidos sobre el tablado
 26      3|            campanilla, llamó. Pasaron dos minutos. ¿No oían?... Nada.
 27      3|            que sólo puedo disponer de dos horas y media de descanso,
 28      3|             no fue notada más que por dos o tres canarios, que movieron
 29      3|     atravesaban con sendas quintillas dos valerosos caballeros que
 30      3|         alguna, estaba segura; más de dos años hacía que ella lo había
 31      3|              la engaña y sale de casa dos horas antes de lo que ella
 32      4|               Ozores. Don Carlos tuvo dos hermanas, Anunciación y
 33      4|               familia. Se escribieron dos cartas secas y no hubo más
 34      4|            estuco. Anita pagó por los dos.~ ~ El aya afirmaba en todas
 35      4|               los quince representaba dos menos.~ ~ Como todavía no
 36      4|      prevenida. Recordó que en Madrid dos estudiantes le habían escrito
 37      4|           pinos. Era una cañada entre dos lomas bajas coronadas de
 38      5|        tertulias de buen tono. Comían dos o tres veces por semana
 39      5|              a su alcoba hablaron las dos hermanas de un asunto muy
 40      5|           Pálida como una muerta, con dos lágrimas heladas en los
 41      5|             venganza solitaria de las dos señoritas incasables de
 42      5|               aquellas señoritas como dos comadronas matriculadas. ¡
 43      5|              la semejanza de aquellas dos emociones. Tan profunda
 44      5|   conversación desde el gabinete. Las dos hermanas se miraron. Era
 45      5|             Buenos ojos tienes». Eran dos orgullos paralelos.~ ~ Se
 46      6|                 En el vestíbulo había dos porteros cerca de una mesa
 47      6|               sendas esquinas y otros dos pares en medio. De las ocho,
 48      6|            tres de la tarde hasta las dos de la mañana, sin más descanso
 49      6|  molestándolos a veces no poco, había dos o tres grupos de alborotadores,
 50      6|               mismos: un catedrático, dos ingenieros civiles y un
 51      6|              rincón. Aunque estaban a dos pasos de ellos, rara vez
 52      7|          aquellos que se le antojaban dos cañones cargados de mortífera
 53      7|              Foja, Joaquinito y otros dos.~ ~ Ganada la votación,
 54      7|          confidencias interesantes de dos amigos íntimos.~ ~ Aquella
 55      7|                 Estos.~ ~ Y puso Paco dos dedos sobre los ojos.~ ~ -¿
 56      7|             de una robusta aldeana en dos horas de pugilato, el que
 57      7|            confesárselo a sí propio! ¡Dos años hacía que ella debía
 58      7|         enamorado de sus prendas! Sí, dos años llevaba de prudente
 59      7|             vergüenza todavía!, otros dos años había empleado en merecer
 60      7|            Verdad era que en aquellos dos años había rendido otras
 61      7|             daba el corazón».~ ~ -Hay dos señoras.~ ~ -¿Quiénes son?~ ~
 62      8|             ciento uno..., mil ciento dos..., tres..., cuatro... -
 63      8|               hijas de los marqueses, dos, Pilar y Lola, se habían
 64      8|               Señora, le debo a usted dos cuartos de la limosna que
 65      8|                   No me lo diga usted dos veces...~ ~ -Está a su disposición... ¡
 66      8|              o me caigo de hambre.~ ~ Dos veces a la semana se jugaba
 67      8|              tarde estaban guapas las dos: era preciso confesarlo.
 68      8|              pensaba en comer, allá a dos leguas de Vetusta, en el
 69      8|        maliciosos y manos listas. Los dos personajes, a más de la
 70      8|              insultante de Pedro, los dos caballeros quisieron probar
 71      8|              escocesa. Ahora se veían dos. Obdulia suspiró. Se habló
 72      8|               lo habían aprendido los dos en Madrid. Los matrimonios
 73      8|     matrimonios deben aburrirse a los dos años, a más tardar; los
 74      9|              dar un paseo...~ ~ -¿Las dos solas?~ ~ -Sí, las dos...
 75      9|            Las dos solas?~ ~ -Sí, las dos... por los prados..., a
 76      9|             entender. Lo explicaba en dos conferencias. Cuando la
 77     10|             oyó un chasquido y sintió dos golpes simultáneos en el
 78     10|           frente de Ana, metida entre dos hierros, pasó un bulto por
 79     10|              desigual y fangoso entre dos paredones, uno de la Cárcel
 80     10|               don Víctor -: al teatro dos veces a la semana por lo
 81     10|               rojo~ ~ ~ ~en sangre de dos traidores...?» ~ Don Víctor
 82     11|           figuró ver un manto negro y dos chispas detrás del manto,
 83     11|             chispas detrás del manto, dos ojos que brillaban en la
 84     11|           hecho, puramente el hecho. ¡Dos horas!»~ ~ En efecto, había
 85     11|                De todas suertes, eran dos almas que se amaban en Jesús,
 86     11|          íntimos.~ ~ El Magistral dio dos vueltas por el despacho
 87     11|                   Ya lo ; estuviste dos horas y media en el confesonario,
 88     11|               otra; y si había durado dos horas o no había durado
 89     11|               horas o no había durado dos horas...~ ~ El Magistral
 90     11|            Orgaz contaba en el Casino dos días antes: que don Álvaro
 91     11|          Regenta y sus confesiones de dos horas. No citó el nombre
 92     11|              qué demontres hablasteis dos horas seguidas?»~ ~ No se
 93     12|            escogido don Fermín; y las dos primeras habían profesado,
 94     12|               usted dice.~ ~ -¡Van ya dos niñas al hoyo!~ ~ -¿Cómo
 95     12|             casa.~ ~ -¡Cuatro hijas y dos ya monjas! Esto es absurdo.~ ~ -
 96     12|             perfección? La vida entre dos alcantarillas. ¿El mundo
 97     12|               acuerdo tácito, que las dos niñas últimas no serían
 98     12|           mundo. La mayor de aquellas dos niñas tenía un pretendiente.
 99     12|               que las lágrimas fueran dos; pero no fue más que una;
100     12|        podridos, estaba oyéndole. Vio dos o tres que él conocía y
101     12|              que admiró aquel sermón, dos meses después sacaba partido
102     12|      entusiasmo cordial, magnético de dos vanidades conformes.~ ~ «¡
103     12|            sentado en un sillón y las dos señoras en el sofá.~ ~ Eran
104     12| despreciándolos hasta no verlos a los dos pasos. Primero era su mal
105     12|            clérigo; mal afeitados los dos, peor el sacerdote, que
106     12|    eclesiástico que desempeñaba otros dos o tres cargos en Palacio,
107     12|              previsto aquel choque de dos malos genios.~ ~ -Pero,
108     12|            por ser un loco... pero ni dos horas permanezca en la ciudad,
109     12|             ; un Breve de Paulo V y dos o tres de Gregorio XV. ¡
110     12|               y no se hace nada...~ ~ Dos curas se acercaron humildemente
111     12|                hacían juego con otras dos bordadas en la alfombra
112     12|               otro inofensivo.~ ~ Por dos brechas había logrado entrar
113     12|       librepensador y berroqueño: los dos flacos de Páez eran el amor
114     12|           religión el traje. No lucía dos veces uno mismo. Llegaba
115     12|            Después de visitar a otros dos Pacos de importancia y a
116     13|             Joaquinito Orgaz, y otros dos pollos vetustenses, de los
117     13|     particulares estaban divididos en dos bandos enemigos en aquel
118     13|           eran más que el Arcediano y dos pollos vetustenses insignificantes -
119     13|              ni debía haber entre los dos.~ ~ Cuando, pocos minutos
120     13|               Ana los vio juntos, los dos altos, un poco más Mesía,
121     13|                un poco más Mesía, los dos esbeltos y elegantes, cada
122     13|       Marquesito, a quien había visto dos o tres veces siendo ella
123     13|            que tenía los ojillos como dos abalorios, gritaba:~ ~ -¡
124     13|             la puerta. Se habían roto dos copas. Los pájaros de la
125     13|                cerca uno de otro, los dos arrogantes, esbeltos; la
126     13|          Diablo Arcángel también; los dos pensaban en ella, era seguro;
127     13|                Y sobre todo, aquellos dos hombres mirándose así por
128     13|                ni aquella lucha entre dos hombres distinguidos que
129     13|        levante este armatoste con los dos encima y a pulso?~ ~ -Es...
130     13|          aquel se ha metido entre los dos palos de la banda..., si
131     13|       agradecida. No saludaba con las dos, porque la izquierda se
132     14|           vetustense; por invierno de dos a cuatro o cinco de la tarde,
133     14|            como separando a los otros dos, y echando el cuerpo del
134     14|              de los murmuradores. Los dos clérigos le saludaron muy
135     14|              él; y de la confesión de dos horas o tres o cuatro. «¡
136     14|                después otro y a veces dos o tres a un tiempo... Al
137     14|               de aquella amistad! ¡En dos días todo aquel run run,
138     14|                 Ya lo creo, hijo mío. Dos veces estuvo aquí Teresina
139     14|             en casa de Páez; como los dos están de días... Y eso habrá
140     14|           Hasta Teresa anda en ello! ¡Dos veces a palacio...! ¡El
141     14|              mía..., ¿has visto pasar dos coches?~ ~ -¿Para dónde? -
142     14|                Para arriba... uno con dos caballos y otro con cuatro
143     14|                    Habéis visto pasar dos coches para arriba?~ ~ -
144     14|           arriba?~ ~ -Sí.~ ~ -No.~ ~ -Dos.~ ~ -Tres.~ ~ -Para abajo.~ ~ -
145     14|                  Un coche, farol!~ ~ -Dos carros eran, mainate.~ ~ -¡
146     14|               vuelo.~ ~ «Deben de ser dos», pensó el Magistral, que
147     14|               todos los ruidos... Vio dos luces entre la oscuridad
148     14|             cuatro... Eran ellos, los dos coches... El ruido rítmico
149     15|            Pas vio la mesa puesta con dos cubiertos. Era temprano
150     15|            Por qué? Ha ido esta tarde dos veces a Palacio, una vez
151     15|                otra a casa del Chato, dos a la Catedral, dos a la
152     15|             Chato, dos a la Catedral, dos a la Santa Obra, una vez
153     15|                     Que ya dicen! ¡En dos días!~ ~ -Sí, en dos; en
154     15|               En dos días!~ ~ -Sí, en dos; en medio..., en una hora... ¿
155     15|         llueve sobre mojado...? ¿Hace dos días? Pues ellos dirán que
156     15|             Pues ellos dirán que hace dos meses, dos años, lo que
157     15|             dirán que hace dos meses, dos años, lo que quieran. ¿Empieza
158     15|           olvidó de sus padres. A los dos años la señora Rita salía
159     15|              sobre el corazón, besaba dos dedos en cruz; ella decía
160     15|              media hora de lucha, los dos volvieron a la Rectoral;
161     15|        sostenida por anchos pilares a dos o tres varas del suelo.
162     15|              acaso nació Fermín a los dos meses de haber unido el
163     15|                Ella trabajaba por los dos. Francisco era muy fantástico,
164     15|           Paula, que había dominado a dos curas, y estaba dispuesta
165     15|              amor filial le arrancaba dos lágrimas de fuego que enjugaba,
166     15|              por decir algo; pero los dos callaban. No había más que
167     15|              los golpes, y al cabo de dos minutos se abrió un balcón
168     16|          parece que no fue nada entre dos platos».~ ~ De lo que había
169     16|               la mano derecha frotaba dos prominencias pequeñas y
170     16|              eso dejaban de estar los dos convencidos de que por señas
171     16|            para pasar tres horas cada dos noches observando los trapos
172     16|        algunos banqueros, un título y dos americanos, de los cuales
173     16|              se dividía a sí mismo en dos entidades:  el juez, incorruptible,
174     16|            ella notó, y le agradeció. Dos o tres veces se sonrieron
175     16|             que acababa de apoyar los dos en la silla de Edelmira.~ ~
176     16|                no se acaba esto a las dos...~ ~ Ana, a quien explicó
177     16|           duerme... Vino el amo a las dos.~ ~ -Y yo he hablado alto...~ ~ -
178     17|      madrugador y cogió el guante con dos dedos, levantándolo hasta
179     18|          teatro. «¡Si el tren saliese dos horas antes, menos mal180     18|         Ozores. Había confesado otras dos veces antes de terminar
181     18|             de oficio.~ ~ Estaban los dos sentados junto a un velador
182     18|         habían aparecido en el parque dos hombres, Mesía y Quintanar.
183     18|         Crespo, el del tapabocas; los dos se habían ido en busca de
184     18|               sobre el banco, y a los dos minutos estaba otra vez
185     18|             todo lo que pudo, preparó dos o tres castigos para varios
186     18|        pareció absurdo alarmarse. Los dos se habían levantado, y entonces
187     19|              él de herrar moscas; dio dos palmaditas en la cara a
188     19|              renegaba de los médicos. Dos veces la había sacado a
189     19|           voluptuoso, tragando aire a dos carrillos. Volvió a componer
190     19|               a la Luna. Paseaban los dos amigos, y Mesía iba entrando,
191     19|           mozos de servicio encendían dos o tres luces de gas en el
192     19|               antigua completa, otras dos modernas muy brillantes
193     19|                basta con un esfuerzo, dos golpes de los brazos y se
194     19|              estaban satisfechos. Los dos esperaban vencer, pero a
195     19|           avergonzada de haber estado dos horas en la iglesia como
196     19|             turbaba aquel coloquio de dos almas a través de tres siglos.~ ~ ~ ~
197     20|     infalibilidad ha puesto entre los dos una muralla de hielo; un
198     20|         cocinas; a la hora en que los dos amigos conferenciaban estaba
199     20|           aquel tráfico indigno!» Los dos viejos fueron trompas de
200     20|            espiaba en todas partes, y dos o tres veces al día entraba
201     20|               Glocester y después los dos a toda Vetusta.~ ~ En tanto,
202     20|            Cristos, como le llamaban; dos o tres rasgos de despotismo
203     20|           también entrar en la alcoba dos o tres veces, pero nunca
204     20|           presentes les miraban a los dos y los comparaban, y encontraban
205     20|               con guardia de honor de dos floreros cilíndricos con
206     20|      humillado con su resistencia.~ ~ Dos o tres veces intervino en
207     20|              mesa y apoyó en ella los dos brazos cruzando las manos,
208     20|          degradación! Meditaba y veía dos Orgaz hijo sobre la mesa.~ ~ -
209     20|         muriese el Magistral, y otros dos o tres comensales borrachos.~ ~
210     20|      Magistral.~ ~ -Álvaro.~ ~ -O los dos...~ ~ -O ninguno.~ ~ -En
211     21|               ahora la visitaban cada dos o tres días y las visitas
212     21|             alhajas que bien valdrían dos mil reales. Había sonreído
213     21|              satisfecha y envidiosa. «Dos mil reales valdría aquello...,
214     21|               fin y al cabo, pero los dos mil reales le dolían: también
215     21|              que ya se confesaban los dos hermanos; no quería pensar
216     21|             todo, menos aquel lazo de dos almas, aquella intimidad
217     21|               deslumbrantes; parecían dos soles cara a cara. Ángeles
218     21|         natural que revela el sexo, y dos o tres, pequeñas, pálidas
219     21|             algo largos, y dejaba ver dos dedos de pierna de matrona
220     21|             de confianza. Durante las dos enfermedades de la Regenta,
221     21|              respeto supersticioso. A dos cosas tenía horror: al magnetismo
222     21|               iglesia. Confesaron los dos con el Magistral.~ ~ A don
223     21|            venía, por supuesto; ella, dos criados y los bebés como
224     21|            eran inocentes. Ellos eran dos ángeles puros que no tenían
225     21|             mes, no se bañaba más que dos o tres veces, ahora echaba
226     21|      sangrando, probando, como tres y dos son cinco, que en el mundo
227     22|              con él todo el que tenga dos dedos de frente, que en
228     22|         publicaba una tras otra estas dos gacetillas, que pusieron
229     22|            también me necesita... Los dos juntos bastamos para vencer
230     22|          confesando y comulgando cada dos meses, pero Kempis seguía
231     22|            para él poco agradable, de dos almas hermanas que viven
232     22|             pasaban horas y horas los dos amigos del alma, hablando
233     22|            hablador importuno.~ ~ Los dos guardaban un secreto. Cuando
234     22|           barragana, si os cojo a los dos...!~ -¡Jesús, Jesús!, vámonos
235     22|            Por allí andaban Foja, los dos Orgaz y algunos otros de
236     22|        miserable se había abierto por dos o tres lados; se veía la
237     23|             haciendo guardia, estaban dos acólitos con los ciriales;
238     23|          había separado discretamente dos pasos. Al ver al Provisor
239     23|            pasillos, a oscuras, a las dos de la madrugada, en busca
240     23|              su hermosura inútil una, dos, diez veces... Y como aquello
241     23|          miraron. Ahora sonrieron los dos. Ana se levantó cinco minutos
242     23|             crispados a los ojos. Dio dos vueltas por el gabinete.
243     24|              lo demás, a ella y a sus dos hermanas las llamaban los
244     24|            fue vana su amenaza; a los dos minutos aquellos violines
245     24|              sitio, y... también pasó dos dedos por la tirilla de
246     24|            último..., a la una, a las dos... (a las dos se compuso
247     24|              una, a las dos... (a las dos se compuso el peinado con
248     24|              desabrida.~ ~ Ana, a las dos de la mañana, se levantó
249     24|               estaba desmayada. Tenía dos lágrimas en las mejillas
250     24|               mejillas pálidas, otras dos habían caído sobre la tela
251     24|           reñirle, como solía, le dio dos palmadas en el hombro y
252     25|            había insistido. ¡Pero los dos la amaban!» La tristeza
253     25|             del otro... ¡Huiré de los dos!»~ ~ No había más refugio
254     25|              Gruñó un violín. Cayeron dos golpes sobre una hojalata...
255     26|           cuatro hijas de don Pompeyo dos se desmayaron en compañía
256     26|              la noticia.~ ~ Las otras dos, más fuertes, deliberaron. ¿
257     26|           cerebro enfermo, y parecían dos ventanas a que se asomaba
258     26|           aquel día de su triunfo... ¡Dos días de triunfo! ¡El miércoles
259     26|               las circunstancias, que dos pies descalzos que apenas
260     26|             don Víctor Quintanar. Los dos amigos se habían encerrado
261     26|             Quintanar se le escaparon dos lágrimas. Se le figuró al
262     27|               Frígilis, que nos mande dos cañas con todos sus accesorios?~ ~ -
263     27|         vajilla de los marqueses. Los dos tenían muy buen apetito.
264     27|              a enterarle... Escribiré dos letras; ¿no te parece, Ana?,
265     27|                 o...~ ~ -Sí: llevarás dos cartas: las dejaré esta
266     27|              espaciosa, estucada, con dos camas. En el gabinete contiguo
267     27|             aquella casa inmensa, con dos torres de piedra parda y
268     27|             todo el edificio. He dado dos vueltas a todo el corredor
269     27|               apenas por la huella de dos dientes.~ ~ Y asustada de
270     27|              saltó sobre la carretera dos o tres minutos, y como si
271     27|              que pasaron al galope de dos hermosos caballos blancos,
272     27|               Mucho.~ ~ Silencio. Los dos meditan. El canónigo reanuda
273     27|              fiesta se ha dividido en dos partes: como Pepe es el
274     27|          Víctor estaban pálidos. Eran dos hombres valientes de veras
275     27|             los convidados, menos los dos miedosos, se acercaron a
276     27|            del salón, se presentó con dos paraguas grandes de aldea,
277     28|             arrojasen desde tierra... Dos ideas llevaba clavadas en
278     28|              sacó del bolsillo, entre dos dedos, una liga de seda
279     28|           estados bajo tierra.~ ~ Los dos se tenían miedo.~ ~ Los
280     28|               se tenían miedo.~ ~ Los dos bajaron silenciosos, pensando
281     28|              de una propina, descargó dos tremendos latigazos sobre
282     28|              hablaban así, como otros dos hermanos del alma, empezaba
283     28|               todos malicia. A menudo dos manos, una de hembra y otra
284     28|               estaban conversando los dos amigos.~ ~ La Regenta abrió
285     28|               te acuestas hoy?~ ~ Los dos amigos se volvieron.~ ~
286     28|           cuchicheo. Hablaban a veces dos o tres a un tiempo, pero
287     28|         carretera las siluetas de los dos poderosos caballos blancos
288     28|               Marqueses y Mesía.~ ~ -¡Dos años hace que no he veraneado! -
289     28|              sobre la alfombra yacían dos o tres libros, pedazos de
290     28|            puerta del salón y pasaron dos bultos. Las pisadas las
291     28|               populoso lejano.~ ~ Los dos bultos eran Mesía y Quintanar,
292     28|                     Poco después, los dos amigos, cansado hasta el
293     29|               piedras y quitando cal, dos o tres estribos muy disimulados
294     29|          fuera a caer desplomado, dio dos pasos inciertos y llegó
295     29|               los hombres, ante ellos dos, ante él sobre todo, ante
296     29|             conferencia hablaban como dos cómplices de un crimen difícil.
297     29|             de artista.~ ~ Había allí dos criminales apasionados,
298     29|            parque donde solía esperar dos o tres minutos a Frígilis,
299     29|              adelantado el reloj...? ¡Dos relojes echados a perder
300     29|           relojes echados a perder en dos días...! Cuando entra la
301     29|               abrían con cautela; dio dos pasos más entre los troncos
302     29|              antiguos conocidos. Eran dos ganaderos que volvían de
303     29|         después, nada.~ ~ «¡Lugarejo, dos minutos!», gritó una voz
304     29|         grande amigo de Frígilis, los dos amigos cazadores dejaron
305     29|              Frígilis había disparado dos tiros y... nada; disparaba
306     29|               del techo que alumbraba dos departamentos, apenas rompía
307     30|                      Anselmo encendió dos luces de esperma y salió.~ ~ -
308     30|              cuerpo... Los mato a los dos porque olvidé lo que 
309     30|          jaula.~ ~ Se sentó, escribió dos pliegos. Era una carta a
310     30|              nada había sucedido».~ ~ Dos, tres veces, ya al obscurecer,
311     30|             que tanto importaba a los dos; y al fin doña Paula dejó
312     30|              transformó el clérigo en dos minutos en un montañés esbelto,
313     30|             daría sus pasos, mandaría dos padrinos a don Álvaro; había
314     30|             Oyó las doce, la una, las dos..., no oyó las tres, porque
315     30|               en la población más que dos desafíos en que se hubiera
316     30|     siguientes: (Atención general.) A dos pasos de distancia (se coloca,
317     30|        distancia (se coloca, midiendo dos pasos largos, enfrente de
318     30|         suceder como lo cuenta.) Una, dos, tres (da las tres palmadas), ¡
319     30|              torrentes de lluvia. Los dos combatientes miraban a las
320     30|           pavor como podía, buscó sus dos padrinos.~ ~ Se convino
321     30|             mando sin apuntar y entre dos primerizos, pues primerizo
322     30|       Alrededor del lecho estaban los dos médicos; Frígilis, que tenía
323     30|            hubiera vuelto. Después de dos meses pasados debajo del
324     30|          lecho sin salir del peligro, dos meses convaleciente, padeciendo
325     30|               y despertó en el lecho. Dos días creyó Frígilis tenerla
326     30|              de Ana, la llamó en vano dos, tres veces... Pidió luz
327     30|            Orgaz echaban lodo con las dos manos sobre la honra difunta
328     30|                 Vetusta había perdido dos de sus personajes más importantes...
329     30|              vivió, siempre contento, dos años más.~ ~ Acabó su peregrinación
330     30|            saber cómo se encontraba a dos pasos del confesonario de
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