Cap.

  1      2|           era esposa de don Víctor Quintanar, Regente en varias Audiencias,
  2      2|          la Regenta. El sucesor de Quintanar era soltero y no hubo conflicto;
  3      2|          era ya para siempre la de Quintanar de la ilustre familia vetustense
  4      2|   hermosísima esposa de don Víctor Quintanar. ¡Y don Custodio sentía
  5      3|         Cuando el señor don Víctor Quintanar era Regente de Vetusta,
  6      3|          en estos asuntos el señor Quintanar, el más cumplido caballero
  7      3|             que acompañaba a la de Quintanar. Doña Ana volvió pronto
  8      3|            figura de su don Víctor Quintanar con un nimbo de luz en torno.
  9      3|               Ana se empeñó en que Quintanar -casi siempre le llamaba
 10      3| interrumpiera esta delicia; y pudo Quintanar levantarse con la aurora
 11      3|            con la discreta lengua. Quintanar manejaba el florete, la
 12      5|         años y el señor don Víctor Quintanar pasaba de los cuarenta.
 13      5|        ella tratase algún tiempo a Quintanar; porque si doña Anuncia
 14      5|        saludarlas. Aquel señor era Quintanar; el magistrado. Efectivamente,
 15      5|       presentó al señor don Víctor Quintanar, magistrado. Las acompañaron
 16      5|         para recomendarle al señor Quintanar.~ ~ «Era el único novio
 17      5|      Frígilis. Admitió el trato de Quintanar, pero a beneficio de inventario
 18      5|       tiempo sin sentir al lado de Quintanar.~ ~ «Tenía ideas puras,
 19      5|            caballero como el señor Quintanar, su paisano y amigo».~ ~
 20      5|           día siguiente don Víctor Quintanar, de tiros largos, como el
 21      5|            las condecoraciones.~ ~ Quintanar mientras hablaba se sentía
 22      5|            un mes, y Ana Ozores de Quintanar, con su caballeresco esposo
 23      7|       señora doña Ana de Ozores de Quintanar, porque esta ilustre y virtuosísima
 24      7|          respetable que don Víctor Quintanar, mi buen amigo».~ ~ No había
 25      7|           que perdonase don Víctor Quintanar, incapaz de ser escéptico,
 26      9|            y se aburría en casa de Quintanar, donde no había aventuras
 27     10|         filosófico.~ ~ -Sí, ya , Quintanar...~ ~ -Y Perales, que lo
 28     10|        pasar cerca del despacho de Quintanar, cambió de propósito y se
 29     10|      máquina que, según Frígilis y Quintanar, sus inventores, serviría
 30     10|         preparados. Ni Frígilis ni Quintanar querían sangre; no pretendían
 31     10|           la Regenta. Por fortuna, Quintanar era correccionalista; quería
 32     10|           a ella?»~ ~ «Si pensaría Quintanar que una mujer es de hierro
 33     10|        estaba allí dentro el señor Quintanar, no estuviera con su levita
 34     10|         tentación formidable. Pero Quintanar no estaba enterado. Venía
 35     10|                   No son extremos, Quintanar -dijo Ana sollozando y haciendo
 36     10|                   Son los nervios, Quintanar.~ ~ -Pues guerra a los nervios, ¡
 37     10|          En medio de su cólera vio Quintanar en un rincón la trampa de
 38     10|               decía entre suspiros Quintanar, con las manos en la cabeza.
 39     11|       usted criada de la señora de Quintanar?~ ~ -Sí, señor; su doncella.~ ~ -¿
 40     11|                   ANA DE OZORES DE QUINTANAR».~ ~ -¡Jesús, qué carta! -
 41     11|           querría confesar a la de Quintanar, es natural, él es muy amigo
 42     12|         actual regente -que no era Quintanar - había dicho, en confianza,
 43     12|             El regente -que no era Quintanar - con el entrecejo arrugado
 44     13|   Saturnino Bermúdez y el señor de Quintanar; la Regenta y don Álvaro
 45     13|      comedor que daba al patio.~ ~ Quintanar le había pedido a Paco un
 46     13|          escalera con Visitación y Quintanar que buscaban por los rincones
 47     13|      momento huía con la petaca de Quintanar a esconderla en la huerta,
 48     13|               Los convidados eran: Quintanar y señora, Obdulia Fandiño,
 49     13|        había sido un complot entre Quintanar, Paco y Visitación. La idea
 50     13|            uno enfrente de otro. A Quintanar se le dijo que se convidaba
 51     13|       viuda, rabiar en silencio. A Quintanar le pareció bien la ocurrencia,
 52     13|         mañana había ido a casa de Quintanar, quien se paseaba por su
 53     13|          habían hecho Visitación y Quintanar que Ana se vistiera «como
 54     13|         escrito muy temprano a los Quintanar convidándoles a comer y
 55     13|        marido, algo asustada, pero Quintanar estrechaba la mano de don
 56     13|    duradera. Don Álvaro tenía para Quintanar el raro mérito de no ser
 57     13|      concluía por darle la razón a Quintanar, quien decía a espaldas
 58     13|     alborotar, como manda el señor Quintanar, que además de tener derecho
 59     13|          banquetes de Vetusta!»~ ~ Quintanar se acercó, y como oyera
 60     13|           la izquierda, don Víctor Quintanar. Los demás donde quisieron
 61     13|       usted, mal clérigo! -exclamó Quintanar, que estaba de muy buen
 62     13|           decía el Marqués -; este Quintanar aplaude ahora al otro y
 63     14|      Ripamilán vio a don Víctor de Quintanar, y en el de la Regenta a
 64     16|           y placeres formado entre Quintanar y Visitación había empezado
 65     16|            lo menos, en el coto de Quintanar, Visitación sentía la garganta
 66     16|         hecho ofrecer por el mismo Quintanar el caserón de los Ozores,
 67     16|           con él. Irritaba a la de Quintanar esta insistencia de sus
 68     16|   satisfacción fue para don Víctor Quintanar, que volvía del Casino,
 69     16|           que tuvo para suplicar a Quintanar que obligase a su esposa
 70     16|         gacetillero agradecido.~ ~ Quintanar no le perdonaba a Zorrilla
 71     16|         Marquesa, Edelmira, Paco y Quintanar.~ ~ El teatro de Vetusta,
 72     16|    coincidía con el afán del señor Quintanar de llevar a su mujer a todas
 73     16|           se acercó a ella el buen Quintanar, diciéndole al oído con
 74     16|                   Sitio sí, porque Quintanar está en la bolsa de ustedes...
 75     16|        casa, señora Marquesa -dijo Quintanar.~ ~ Mesía se despidió al
 76     16|    necesitaba que le distrajeran a Quintanar para quedarse como a solas
 77     16|              Con mil amores acogió Quintanar al buen mozo y le expuso
 78     16|        siempre llamaba a su marido Quintanar.~ ~ Además, la sonrisa no
 79     17|       piedad de doña Ana Ozores de Quintanar...~ ~ -¿De modo... que he
 80     17|       serán los nervios, como dice Quintanar, o lo que se quiera, pero
 81     17|             prosaico, distraído de Quintanar, entregado a sus comedias,
 82     17|          cenador, y a oscuras?»~ ~ Quintanar no preguntó por su mujer;
 83     17|           otra cosa. Llegó la luz. Quintanar miró con ojos penetrantes
 84     17|            por las habitaciones de Quintanar.~ ~ En el patio estaba Petra,
 85     17|       rubia lúbrica.~ ~ Don Víctor Quintanar se presentó media hora después
 86     17|     particular. El amigo íntimo de Quintanar era el dictador en aquel
 87     17|           así llamaba al parque de Quintanar; podaba, injertaba, plantaba
 88     17|                  En la pajarera de Quintanar cantó un jilguero.~ ~ -¡
 89     18|             y arrastraba consigo a Quintanar lejos de Vetusta, cerca
 90     18|           era profunda, sin rival: Quintanar compartía aquella afición
 91     18|           vocación: la naturaleza; Quintanar había llegado a viejo sin
 92     18|        publicado a son de trompeta Quintanar, se cumplía sólo en las
 93     18|            el estilo se notaba que Quintanar carecía de carácter. Hablaba
 94     18|          poco había contribuido en Quintanar a privarle de originalidad
 95     18|           la de cómico aficionado, Quintanar lo hubiera sido hasta la
 96     18|       relaciones de los suyos, que Quintanar fuera ascendiendo con rapidez,
 97     18|          cuanto era posible. Salía Quintanar de la servidumbre ignorada
 98     18|          Frígilis llegó al alma de Quintanar por aluvión: insensiblemente
 99     18|           árboles y sus flores.~ ~ Quintanar le seguía muerto de sueño,
100     18|       alegres, frescos, colorados; Quintanar dormitaba dando cabezadas
101     18|     dramática de Perales. En tanto Quintanar, un poco avergonzado en
102     18|        pero se presentaba el señor Quintanar con el lazo de la corbata
103     18|           allí; más tiempo faltaba Quintanar de casa que Frígilis de
104     18|           en la Rinconada, a la de Quintanar, que le saludaba amable
105     18|         estaba don Víctor en casa. Quintanar, en cambio, le abría los
106     18|            pesadas, insufribles de Quintanar, que repetía:~ ~ -¡Qué dirán
107     18|        parque dos hombres, Mesía y Quintanar. Don Álvaro había estrechado
108     19|    comprendió que tenía fiebre.~ ~ Quintanar estaba de caza en las marismas
109     19|         las diez de la noche. «¡Su Quintanar! Aquél era el verdadero
110     19|       falta».~ ~ -Por lo demás, tu Quintanar del alma hemos de confesar
111     19|            vueltas a la idea de tu Quintanar ausente; 'que por qué no
112     19|           blancos de triple suela. Quintanar dejó caer al suelo un impermeable,
113     19|        estaba sola en el mundo, su Quintanar era suyo». Eterna fidelidad
114     19|             estáte aquí, por Dios, Quintanar...~ ~ -Sí, hija, sí, pues
115     19|             qué hay? -repetía allí Quintanar con voz trémula y muy bajo -. ¿
116     19|          El ideal del caldo, según Quintanar, nunca lo realizaban las
117     19|           fijaba en los juicios de Quintanar, y la inteligencia les aplicaba
118     19|          pero se divertía oyendo a Quintanar, y éste llegó a profesar
119     19|            continua probablemente, Quintanar, muy contento, no permitió
120     19|          que entenderse con Petra. Quintanar inventaba sofismas y hasta
121     19|           remedio, ya no llamaba a Quintanar, aunque era el único ser
122     19|            el encargado de dársela Quintanar y no aparecía. Ana esperó.
123     19|     negocios que los de él, los de Quintanar, y sin miedo de aburrirle,
124     19|         palabra: ¡un rutinario!~ ~ Quintanar era inagotable en el capítulo
125     19|        luces de gas en el salón, y Quintanar conocía por esta seña y
126     19|           lo hubieran preguntado a Quintanar, no hubiese podido responder.
127     19|   acariciarle la pechuga, mientras Quintanar disertaba.~ ~ -Bueno -decía
128     19|          de trapo perdía la cabeza Quintanar. En una caja de latón, entre
129     19|         Mesía? No. ¿Mandaba ella a Quintanar que le trajese? No. Pues
130     19|         Regenta, Mesía, Frígilis y Quintanar. No fue aquélla sola; muchas
131     19|          mejor!, esto le gustaba a Quintanar; y en tal gusto coincidía
132     19|         buen humor intempestivo de Quintanar. Don Víctor creía que en
133     19|            de oír música. Entonces Quintanar recordaba que se cantaba
134     19|        duda, sufrir tanto tiempo a Quintanar era un martirio».~ ~ Don
135     20|        bajo el poder de don Víctor Quintanar, que según su cuenta, en
136     20| conversación; si el otro insistía, Quintanar suspiraba y encogiendo los
137     20|        estío y aquel traje ligero. Quintanar al ver a don Álvaro suspiró,
138     20|            se despidió de su amigo Quintanar.~ ~ La Regenta sacó del
139     21|        escribió sin que lo supiera Quintanar, que le tenía prohibidos
140     21|          más esmero en cuidar a mi Quintanar y en quererle como usted
141     21|       agradecido. Pero ya empezaba Quintanar, que siempre había sido
142     21|            el sarraceno de Tomás». Quintanar contaba con el gobernador.
143     21|         martillo atronaba la casa. Quintanar lo forró con bayeta negra,
144     21|       decía Crespo malhumorado.~ ~ Quintanar le consultaba acerca del
145     21|          de juicio el honor de los Quintanar. Se le miraba como hermano
146     21|        empleó con arte de maestro. Quintanar tardó en conocer que su
147     21| sacramentales...~ ~ -No es eso..., Quintanar; hablo de La Leyenda de
148     21|       terror le repugnaban a ella. Quintanar mostraba gran empeño en
149     21|         poder resistir el impulso, Quintanar tomaba el libro, después
150     21|         Infinito Poder, él, Víctor Quintanar, seguía aburriéndose en
151     22|           de madona.~ ~ Don Víctor Quintanar se había restituido a su
152     22|            y don Fermín notaban en Quintanar cierta frialdad cada vez
153     22|    conservaba el miedo al infierno Quintanar, «pero no quería prescindir
154     22|          fin había sido jesuita... Quintanar acabó por comparar el poder
155     23|          la puerta de la alcoba de Quintanar. No estaba bien cerrada
156     23|            en aquel traje grotesco Quintanar leía en voz alta, a la luz
157     23|          situación en que se creía Quintanar, era muy noble y verosímil
158     24|             Don Álvaro observó que Quintanar se ponía colorado. Le había
159     24|            lo mejorcito.~ ~ -Señor Quintanar -dijo el ex-alcalde -, se
160     24|      palabra».~ ~ Tiempo hacía que Quintanar no leía a Kempis, ni pensaba
161     24|          en cuanto asomaron los de Quintanar en el vestíbulo, a ofrecer
162     24|            don Álvaro del brazo de Quintanar, su inseparable amigo.~ ~
163     24|          hija mía -le dijo al oído Quintanar -. ¡Y por Dios, Anita, que
164     24|        once mil..., cállese usted, Quintanar -decía la Marquesa.~ ~ Pero
165     24|       abdicar su dictadura el buen Quintanar; don Álvaro ofreció el brazo
166     24|            se acuerda que Visita y Quintanar lleven a aquella señora
167     25|                Bailé con él... Fue Quintanar..., lo mandó Quintanar...~ ~ -¡
168     25|         Fue Quintanar..., lo mandó Quintanar...~ ~ -¡Disculpas no, Ana!
169     25|          sol llegaba a los pies de Quintanar arrancando chispas de los
170     25|         tordo de la provincia, que Quintanar llevaba de habitación en
171     25|    silencio. «El sol rejuvenecía a Quintanar. Además, era un gran carpintero.
172     25|           a ver las máscaras.~ ~ -¡Quintanar, por Dios! Basta de broma...,
173     26|      ciudad y al mundo...~ ~ -Pero Quintanar... no lo consentirá...~ ~ -
174     26|         venía consolando al mísero Quintanar, que no ocultaba su tristeza,
175     26|        desgracia.~ ~ -Vamos a ver, Quintanar -preguntó la Marquesa con
176     26|          Ana pensaba también en su Quintanar. «Todo aquello era por él,
177     26|          Visita.~ ~ Era don Víctor Quintanar. Los dos amigos se habían
178     26|       impaciente, casi con fiebre, Quintanar se disponía a ver todo lo
179     26|          había tocado en ella».~ ~ Quintanar, desde su escondite, vio
180     26|        marcha fúnebre.~ ~ Al pobre Quintanar se le escaparon dos lágrimas.
181     26|        palabras grandilocuentes de Quintanar.~ ~ -¡Qué sería del hombre
182     27|      versos...~ ~ -¿Y qué?, mejor, Quintanar: eso es muy hermoso. La
183     27|           dijo:~ ~ -Dame el brazo, Quintanar; vamos a dar una vuelta
184     27|            verdad que se oye -dijo Quintanar.~ ~ Y después de un silencio,
185     27|            oscuridad de la bóveda. Quintanar la siguió dando voces:~ ~ -
186     27|           dedos.~ ~ -Eh, ¿qué tal, Quintanar? ¿Qué tal efecto de luna
187     27|          llena, inclinándose hacia Quintanar que sonreía, mascaba con
188     27|         marido. «La verdad era que Quintanar parecía otro».~ ~ Petra
189     27|           mi temor a la locura con Quintanar como de la manía de un extraño.
190     27|       Adiós. No retarde su visita. Quintanar le saluda... roncando. Ronca,
191     27|            s. m.~ ~Anita Ozores de Quintanar».~ ~ ~ Después de firmar
192     27|          mi salud. ¡Si yo dijera a Quintanar o a Benítez el daño que
193     27|      alegre que estaba junto al de Quintanar.~ ~ El viejo madrugaba más
194     27|       nuestro...! -pensaba a veces Quintanar contemplando las plantas
195     27|          si nadie ha de leerlo? Ni Quintanar. Nunca ha entendido mi letra
196     27|           Suspendo el himno porque Quintanar jura que se muere de hambre
197     27|            es una música. Mientras Quintanar duerme la siesta (costumbre
198     27|             Racionales palomas...! Quintanar ronca; yo escribo... Pie
199     27|        grito de salvación, y Ana y Quintanar (que buen susto había llevado
200     27|            se atrevió a decir:~ ~ -Quintanar, ¿qué te parece esta idea...?,
201     27|         Estaban presentes a más de Quintanar y los Marqueses, Álvaro
202     27|          responder, muy orgulloso, Quintanar.~ ~ Ana al saber la noticia
203     27|         más elegante, más poético? Quintanar está encantado, y se me
204     27|          de la alegría futura. Sí, Quintanar dice bien, esto es el paraíso, ¿
205     27|            a nosotros en él? Según Quintanar, nada más que música...
206     27|         más que con un dedo!~ ~. ~ Quintanar es feliz. ¡Y es tan bueno! ¡
207     27|          que no los había abierto. Quintanar los tenía en los cajones
208     27|          Vetusta en compañía de su Quintanar, dejaba a las truchas escapar
209     27|         importaba; Ana era feliz y Quintanar también. «¡Parece otro!»,
210     27|         inquilinos, los señores de Quintanar, más otros muchos buenos
211     27|           los Marqueses, ni los de Quintanar estaban tampoco.~ ~ Petra
212     27|         Paco dejar el concierto de Quintanar y don Cayetano y correr
213     27|       ratos de su prima.~ ~ Cuando Quintanar y el Arcipreste se quedaron
214     27|              Santa Bárbara! -gritó Quintanar cerrando los ojos y poniéndose
215     27|            poner perdidos -exclamó Quintanar, acordándose de su mujer,
216     27|       Víctor, diciendo:~ ~ -Vamos, Quintanar, usted que es cazador...
217     27|         Fermín -se atrevió a decir Quintanar -, por lo mismo que soy
218     28|         Por lo visto tampoco oía a Quintanar aquel santo varón, porque
219     28|          ha sido una quijotada.~ ~ Quintanar comprendió que aquello era
220     28|        hombre está loco!», pensaba Quintanar, que le seguía jadeante,
221     28|     suplicante advirtió:~ ~ -Señor Quintanar, si queremos dar con ellos
222     28|                 Es decir -continuó Quintanar -, una liga que fue de mi
223     28|            de su mujer.~ ~ También Quintanar tenía, además de vergüenza,
224     28|           mía, y perdona -contestó Quintanar de mal humor, mientras se
225     28|            con sofismas.~ ~ Cuando Quintanar refirió los pasos imprudentes
226     28|  absolutamente seguro.~ ~ Y siguió Quintanar hablando, hablando, sin
227     28|            amigos se volvieron.~ ~ Quintanar tenía los ojos inflamados
228     28|   acostarse.~ ~ -¿Y ustedes? -dijo Quintanar.~ ~ -Nosotros -respondió
229     28|            lo oscuro del corredor. Quintanar ya estaba de espaldas, allá
230     28|            Marqueses y sus amigos. Quintanar y señora esperaban a los
231     28|         cuatro días. A veces Ana y Quintanar, después de comer, a eso
232     28|          muy a la moda. Otros años Quintanar pasaba el mes de agosto
233     28|            no he veraneado! -decía Quintanar, alegre como un chiquillo.~ ~
234     28|        contento estaba con la vida Quintanar! Su mujer era una joya;
235     28|       triste y desmejorado, añadía Quintanar:~ ~ -En cambiovas a
236     28|            tuviera celos de Mesía. Quintanar era feliz; quería que lo
237     28|           de los Marqueses y la de Quintanar se había establecido una
238     28|          peligro que sólo ignoraba Quintanar. Muchas veces, cuando una
239     28|            dos bultos eran Mesía y Quintanar, que ebrio de confidencias
240     29|          de charlar cuanto quería, Quintanar solía levantarse, dar una
241     29|            Álvaro, éste, sin verlo Quintanar, apuntó a la puerta sin
242     29|      miserias, en hacer traición a Quintanar, por indigno que éste fuera,
243     29|             se acordó que Crespo y Quintanar acudiesen al parque a la
244     29|             Casi todas las mañanas Quintanar y Crespo llegaban al Parque
245     29|          se marcharía. ¡Oh placer! Quintanar respiró con fuerza de fuelle
246     29|          Está ahí esa Petra, la de Quintanar, que quiere hablarte.~ ~ -¡
247     29|        ella poner ante los ojos de Quintanar su vergüenza de modo tan
248     29|            a la vista del estúpido Quintanar aquella vergüenza? ¿Revelaciones?
249     29|    madrugaba menos que otros años. Quintanar preparaba su reloj despertador
250     29|          frecuente en él, despertó Quintanar aquella mañana con más susto
251     29|        permitirse semejante broma? Quintanar pasó a la convicción contraria;
252     29|           No lo entiendo.~ ~ Llegó Quintanar al cenador que era el lugar
253     29|       enemigo. No se veía a nadie. Quintanar se acercó a la pared y vio
254     29|           en la cabeza aturdida de Quintanar la triste realidad... «Le
255     29|               De un brinco se puso Quintanar en pie.~ ~ -¡Media hora!
256     29|      Salieron del Parque. El mismo Quintanar cerró la verja con su llave.
257     29|            catarros.~ ~ En cambio, Quintanar, ceñido al cuerpo el capotón
258     29|    miserable!», gritaba por dentro Quintanar mientras el tren volaba
259     29|           que tenía aquello, según Quintanar, estallaba como un cohete
260     29|    desierto. Felices ellos», pensó Quintanar.~ ~ Pasó el jefe de la estación
261     29|       canción que atraía el sueño. Quintanar, sin pensar en ello, medía
262     29|              Una pesadilla», pensó Quintanar, y entre dormido y despierto
263     29|           ya vecino.~ ~ Frígilis y Quintanar pasaron el río en una barca,
264     29|          subía hacia las nubes.~ ~ Quintanar se sentó sobre una peña
265     29|          gritó Crespo, furioso.~ ~ Quintanar se levantó, apuntó, disparó
266     29|           un soberbio pato marino. Quintanar, por gusto, mató un cuervo
267     29|       cansadas de la vida, suponía Quintanar.~ ~ «El campo estaba melancólico.
268     29|       violencias, se le presentó a Quintanar, a quien el cuerpo repleto
269     29|                Vivos deseos sintió Quintanar por un momento de echar
270     29|          cabeza fuerte y blanca de Quintanar apoyada en el hombro del
271     30|            pendiente del techo.~ ~ Quintanar no tenía valor para subir
272     30|        hagas. (Pausa.) Pero si no, Quintanar, no tienes perdón de Dios.~ ~
273     30|      dentro del portal, fue cuando Quintanar se acercó a la puerta para
274     30|         Álvaro y advertirle de que Quintanar sabía su traición, para
275     30|          las andadas, sorprenderle Quintanar, y entonces era imposible
276     30|            cuanto él le dijera que Quintanar iba a desafiarle. No le
277     30|            Entraron. El temblor de Quintanar era ya visible. «¿Qué iba
278     30|           que ardían las velas.~ ~ Quintanar daba diente con diente y
279     30|         decir.~ ~ Pero los ojos de Quintanar seguían preguntando pasmados,
280     30|               está...~ ~ La voz de Quintanar temblaba.~ ~ -Pues eso quiero
281     30|         las once mil...!~ ~ -Señor Quintanar, usted es buen cristiano,
282     30|        mundo sabe...! ¡Desgraciado Quintanar! ¡Mísero de mí...!~ ~ Y
283     30|           diría, o le podría decir Quintanar al Magistral que él no comprendiera...
284     30|       todas las noches.~ ~ Respiró Quintanar cuando se vio solo. «Aquello
285     30|            Lo  de buena tinta... Quintanar debe de haber mandado a
286     30|       duelo a muerte entre Mesía y Quintanar...~ ~ -¿Pero a usted quién
287     30|            merecer la confianza de Quintanar había llenado de vanidad,
288     30|        natural, se opuso; dijo que Quintanar y todo Vetusta podían atribuir
289     30|          de Madrid. Parece ser que Quintanar tuvo en sus manos la vida
290     30|          obedecer, porque al saber Quintanar que el otro pensaba escapar,
291     30|          Álvaro. Ya no debía huir. Quintanar se empeñaba en batirse;
292     30|          hubiese llamado a Ronzal. Quintanar creía en la energía del
293     30|            hubo modo de disuadir a Quintanar.~ ~ -¡Ni un día se ha de
294     30|             como Jesús en la cruz. Quintanar no tenía miedo, pero desfallecía
295     30|            enamorado! ¡Y él... él, Quintanar, estaría a estas horas tranquilo
296     30|          Frígilis apretó la mano a Quintanar al dejarle en su puesto
297     30|         una detonación. La bala de Quintanar quemó el pantalón ajustado
298     30|            Ello era que don Víctor Quintanar se arrastraba sobre la hierba
299     30|           don Álvaro.~ ~ ~ ~ Murió Quintanar a las once de la mañana.~ ~. ~
300     30|       había dicho a la Regenta que Quintanar estaba herido allá en las
301     30|            crimen, de la muerte de Quintanar, de la ceguera de la pasión. «
302     30|       pensar en su adulterio ni en Quintanar; pero esto fue al principio
303     30|            delito, en la muerte de Quintanar sobre todo, al remordimiento,
304     30|           mimaban!»~ ~ La viuda de Quintanar resolvió seguir hasta donde
Best viewed with any browser at 800x600 or 768x1024 on Tablet PC
IntraText® (VA2) - Some rights reserved by EuloTech SRL - 1996-2010. Content in this page is licensed under a Creative Commons License