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Cap.
1 2| era esposa de don Víctor Quintanar, Regente en varias Audiencias, 2 2| la Regenta. El sucesor de Quintanar era soltero y no hubo conflicto; 3 2| era ya para siempre la de Quintanar de la ilustre familia vetustense 4 2| hermosísima esposa de don Víctor Quintanar. ¡Y don Custodio sentía 5 3| Cuando el señor don Víctor Quintanar era Regente de Vetusta, 6 3| en estos asuntos el señor Quintanar, el más cumplido caballero 7 3| que acompañaba a la de Quintanar. Doña Ana volvió pronto 8 3| figura de su don Víctor Quintanar con un nimbo de luz en torno. 9 3| Ana se empeñó en que Quintanar -casi siempre le llamaba 10 3| interrumpiera esta delicia; y pudo Quintanar levantarse con la aurora 11 3| con la discreta lengua. Quintanar manejaba el florete, la 12 5| años y el señor don Víctor Quintanar pasaba de los cuarenta. 13 5| ella tratase algún tiempo a Quintanar; porque si doña Anuncia 14 5| saludarlas. Aquel señor era Quintanar; el magistrado. Efectivamente, 15 5| presentó al señor don Víctor Quintanar, magistrado. Las acompañaron 16 5| para recomendarle al señor Quintanar.~ ~ «Era el único novio 17 5| Frígilis. Admitió el trato de Quintanar, pero a beneficio de inventario 18 5| tiempo sin sentir al lado de Quintanar.~ ~ «Tenía ideas puras, 19 5| caballero como el señor Quintanar, su paisano y amigo».~ ~ 20 5| día siguiente don Víctor Quintanar, de tiros largos, como el 21 5| las condecoraciones.~ ~ Quintanar mientras hablaba se sentía 22 5| un mes, y Ana Ozores de Quintanar, con su caballeresco esposo 23 7| señora doña Ana de Ozores de Quintanar, porque esta ilustre y virtuosísima 24 7| respetable que don Víctor Quintanar, mi buen amigo».~ ~ No había 25 7| que perdonase don Víctor Quintanar, incapaz de ser escéptico, 26 9| y se aburría en casa de Quintanar, donde no había aventuras 27 10| filosófico.~ ~ -Sí, ya sé, Quintanar...~ ~ -Y Perales, que lo 28 10| pasar cerca del despacho de Quintanar, cambió de propósito y se 29 10| máquina que, según Frígilis y Quintanar, sus inventores, serviría 30 10| preparados. Ni Frígilis ni Quintanar querían sangre; no pretendían 31 10| la Regenta. Por fortuna, Quintanar era correccionalista; quería 32 10| a ella?»~ ~ «Si pensaría Quintanar que una mujer es de hierro 33 10| estaba allí dentro el señor Quintanar, no estuviera con su levita 34 10| tentación formidable. Pero Quintanar no estaba enterado. Venía 35 10| No son extremos, Quintanar -dijo Ana sollozando y haciendo 36 10| Son los nervios, Quintanar.~ ~ -Pues guerra a los nervios, ¡ 37 10| En medio de su cólera vio Quintanar en un rincón la trampa de 38 10| decía entre suspiros Quintanar, con las manos en la cabeza. 39 11| usted criada de la señora de Quintanar?~ ~ -Sí, señor; su doncella.~ ~ -¿ 40 11| ANA DE OZORES DE QUINTANAR».~ ~ -¡Jesús, qué carta! - 41 11| querría confesar a la de Quintanar, es natural, él es muy amigo 42 12| actual regente -que no era Quintanar - había dicho, en confianza, 43 12| El regente -que no era Quintanar - con el entrecejo arrugado 44 13| Saturnino Bermúdez y el señor de Quintanar; la Regenta y don Álvaro 45 13| comedor que daba al patio.~ ~ Quintanar le había pedido a Paco un 46 13| escalera con Visitación y Quintanar que buscaban por los rincones 47 13| momento huía con la petaca de Quintanar a esconderla en la huerta, 48 13| Los convidados eran: Quintanar y señora, Obdulia Fandiño, 49 13| había sido un complot entre Quintanar, Paco y Visitación. La idea 50 13| uno enfrente de otro. A Quintanar se le dijo que se convidaba 51 13| viuda, rabiar en silencio. A Quintanar le pareció bien la ocurrencia, 52 13| mañana había ido a casa de Quintanar, quien se paseaba por su 53 13| habían hecho Visitación y Quintanar que Ana se vistiera «como 54 13| escrito muy temprano a los Quintanar convidándoles a comer y 55 13| marido, algo asustada, pero Quintanar estrechaba la mano de don 56 13| duradera. Don Álvaro tenía para Quintanar el raro mérito de no ser 57 13| concluía por darle la razón a Quintanar, quien decía a espaldas 58 13| alborotar, como manda el señor Quintanar, que además de tener derecho 59 13| banquetes de Vetusta!»~ ~ Quintanar se acercó, y como oyera 60 13| la izquierda, don Víctor Quintanar. Los demás donde quisieron 61 13| usted, mal clérigo! -exclamó Quintanar, que estaba de muy buen 62 13| decía el Marqués -; este Quintanar aplaude ahora al otro y 63 14| Ripamilán vio a don Víctor de Quintanar, y en el de la Regenta a 64 16| y placeres formado entre Quintanar y Visitación había empezado 65 16| lo menos, en el coto de Quintanar, Visitación sentía la garganta 66 16| hecho ofrecer por el mismo Quintanar el caserón de los Ozores, 67 16| con él. Irritaba a la de Quintanar esta insistencia de sus 68 16| satisfacción fue para don Víctor Quintanar, que volvía del Casino, 69 16| que tuvo para suplicar a Quintanar que obligase a su esposa 70 16| gacetillero agradecido.~ ~ Quintanar no le perdonaba a Zorrilla 71 16| Marquesa, Edelmira, Paco y Quintanar.~ ~ El teatro de Vetusta, 72 16| coincidía con el afán del señor Quintanar de llevar a su mujer a todas 73 16| se acercó a ella el buen Quintanar, diciéndole al oído con 74 16| Sitio sí, porque Quintanar está en la bolsa de ustedes... 75 16| casa, señora Marquesa -dijo Quintanar.~ ~ Mesía se despidió al 76 16| necesitaba que le distrajeran a Quintanar para quedarse como a solas 77 16| Con mil amores acogió Quintanar al buen mozo y le expuso 78 16| siempre llamaba a su marido Quintanar.~ ~ Además, la sonrisa no 79 17| piedad de doña Ana Ozores de Quintanar...~ ~ -¿De modo... que he 80 17| serán los nervios, como dice Quintanar, o lo que se quiera, pero 81 17| prosaico, distraído de Quintanar, entregado a sus comedias, 82 17| cenador, y a oscuras?»~ ~ Quintanar no preguntó por su mujer; 83 17| otra cosa. Llegó la luz. Quintanar miró con ojos penetrantes 84 17| por las habitaciones de Quintanar.~ ~ En el patio estaba Petra, 85 17| rubia lúbrica.~ ~ Don Víctor Quintanar se presentó media hora después 86 17| particular. El amigo íntimo de Quintanar era el dictador en aquel 87 17| así llamaba al parque de Quintanar; podaba, injertaba, plantaba 88 17| En la pajarera de Quintanar cantó un jilguero.~ ~ -¡ 89 18| y arrastraba consigo a Quintanar lejos de Vetusta, cerca 90 18| era profunda, sin rival: Quintanar compartía aquella afición 91 18| vocación: la naturaleza; Quintanar había llegado a viejo sin 92 18| publicado a son de trompeta Quintanar, se cumplía sólo en las 93 18| el estilo se notaba que Quintanar carecía de carácter. Hablaba 94 18| poco había contribuido en Quintanar a privarle de originalidad 95 18| la de cómico aficionado, Quintanar lo hubiera sido hasta la 96 18| relaciones de los suyos, que Quintanar fuera ascendiendo con rapidez, 97 18| cuanto era posible. Salía Quintanar de la servidumbre ignorada 98 18| Frígilis llegó al alma de Quintanar por aluvión: insensiblemente 99 18| árboles y sus flores.~ ~ Quintanar le seguía muerto de sueño, 100 18| alegres, frescos, colorados; Quintanar dormitaba dando cabezadas 101 18| dramática de Perales. En tanto Quintanar, un poco avergonzado en 102 18| pero se presentaba el señor Quintanar con el lazo de la corbata 103 18| allí; más tiempo faltaba Quintanar de casa que Frígilis de 104 18| en la Rinconada, a la de Quintanar, que le saludaba amable 105 18| estaba don Víctor en casa. Quintanar, en cambio, le abría los 106 18| pesadas, insufribles de Quintanar, que repetía:~ ~ -¡Qué dirán 107 18| parque dos hombres, Mesía y Quintanar. Don Álvaro había estrechado 108 19| comprendió que tenía fiebre.~ ~ Quintanar estaba de caza en las marismas 109 19| las diez de la noche. «¡Su Quintanar! Aquél era el verdadero 110 19| falta».~ ~ -Por lo demás, tu Quintanar del alma hemos de confesar 111 19| vueltas a la idea de tu Quintanar ausente; 'que por qué no 112 19| blancos de triple suela. Quintanar dejó caer al suelo un impermeable, 113 19| estaba sola en el mundo, su Quintanar era suyo». Eterna fidelidad 114 19| estáte aquí, por Dios, Quintanar...~ ~ -Sí, hija, sí, pues 115 19| qué hay? -repetía allí Quintanar con voz trémula y muy bajo -. ¿ 116 19| El ideal del caldo, según Quintanar, nunca lo realizaban las 117 19| fijaba en los juicios de Quintanar, y la inteligencia les aplicaba 118 19| pero se divertía oyendo a Quintanar, y éste llegó a profesar 119 19| continua probablemente, Quintanar, muy contento, no permitió 120 19| que entenderse con Petra. Quintanar inventaba sofismas y hasta 121 19| remedio, ya no llamaba a Quintanar, aunque era el único ser 122 19| el encargado de dársela Quintanar y no aparecía. Ana esperó. 123 19| negocios que los de él, los de Quintanar, y sin miedo de aburrirle, 124 19| palabra: ¡un rutinario!~ ~ Quintanar era inagotable en el capítulo 125 19| luces de gas en el salón, y Quintanar conocía por esta seña y 126 19| lo hubieran preguntado a Quintanar, no hubiese podido responder. 127 19| acariciarle la pechuga, mientras Quintanar disertaba.~ ~ -Bueno -decía 128 19| de trapo perdía la cabeza Quintanar. En una caja de latón, entre 129 19| Mesía? No. ¿Mandaba ella a Quintanar que le trajese? No. Pues 130 19| Regenta, Mesía, Frígilis y Quintanar. No fue aquélla sola; muchas 131 19| mejor!, esto le gustaba a Quintanar; y en tal gusto coincidía 132 19| buen humor intempestivo de Quintanar. Don Víctor creía que en 133 19| de oír música. Entonces Quintanar recordaba que se cantaba 134 19| duda, sufrir tanto tiempo a Quintanar era un martirio».~ ~ Don 135 20| bajo el poder de don Víctor Quintanar, que según su cuenta, en 136 20| conversación; si el otro insistía, Quintanar suspiraba y encogiendo los 137 20| estío y aquel traje ligero. Quintanar al ver a don Álvaro suspiró, 138 20| se despidió de su amigo Quintanar.~ ~ La Regenta sacó del 139 21| escribió sin que lo supiera Quintanar, que le tenía prohibidos 140 21| más esmero en cuidar a mi Quintanar y en quererle como usted 141 21| agradecido. Pero ya empezaba Quintanar, que siempre había sido 142 21| el sarraceno de Tomás». Quintanar contaba con el gobernador. 143 21| martillo atronaba la casa. Quintanar lo forró con bayeta negra, 144 21| decía Crespo malhumorado.~ ~ Quintanar le consultaba acerca del 145 21| de juicio el honor de los Quintanar. Se le miraba como hermano 146 21| empleó con arte de maestro. Quintanar tardó en conocer que su 147 21| sacramentales...~ ~ -No es eso..., Quintanar; hablo de La Leyenda de 148 21| terror le repugnaban a ella. Quintanar mostraba gran empeño en 149 21| poder resistir el impulso, Quintanar tomaba el libro, después 150 21| Infinito Poder, él, Víctor Quintanar, seguía aburriéndose en 151 22| de madona.~ ~ Don Víctor Quintanar se había restituido a su 152 22| y don Fermín notaban en Quintanar cierta frialdad cada vez 153 22| conservaba el miedo al infierno Quintanar, «pero no quería prescindir 154 22| fin había sido jesuita... Quintanar acabó por comparar el poder 155 23| la puerta de la alcoba de Quintanar. No estaba bien cerrada 156 23| en aquel traje grotesco Quintanar leía en voz alta, a la luz 157 23| situación en que se creía Quintanar, era muy noble y verosímil 158 24| Don Álvaro observó que Quintanar se ponía colorado. Le había 159 24| lo mejorcito.~ ~ -Señor Quintanar -dijo el ex-alcalde -, se 160 24| palabra».~ ~ Tiempo hacía que Quintanar no leía a Kempis, ni pensaba 161 24| en cuanto asomaron los de Quintanar en el vestíbulo, a ofrecer 162 24| don Álvaro del brazo de Quintanar, su inseparable amigo.~ ~ 163 24| hija mía -le dijo al oído Quintanar -. ¡Y por Dios, Anita, que 164 24| once mil..., cállese usted, Quintanar -decía la Marquesa.~ ~ Pero 165 24| abdicar su dictadura el buen Quintanar; don Álvaro ofreció el brazo 166 24| se acuerda que Visita y Quintanar lleven a aquella señora 167 25| Bailé con él... Fue Quintanar..., lo mandó Quintanar...~ ~ -¡ 168 25| Fue Quintanar..., lo mandó Quintanar...~ ~ -¡Disculpas no, Ana! 169 25| sol llegaba a los pies de Quintanar arrancando chispas de los 170 25| tordo de la provincia, que Quintanar llevaba de habitación en 171 25| silencio. «El sol rejuvenecía a Quintanar. Además, era un gran carpintero. 172 25| a ver las máscaras.~ ~ -¡Quintanar, por Dios! Basta de broma..., 173 26| ciudad y al mundo...~ ~ -Pero Quintanar... no lo consentirá...~ ~ - 174 26| venía consolando al mísero Quintanar, que no ocultaba su tristeza, 175 26| desgracia.~ ~ -Vamos a ver, Quintanar -preguntó la Marquesa con 176 26| Ana pensaba también en su Quintanar. «Todo aquello era por él, 177 26| Visita.~ ~ Era don Víctor Quintanar. Los dos amigos se habían 178 26| impaciente, casi con fiebre, Quintanar se disponía a ver todo lo 179 26| había tocado en ella».~ ~ Quintanar, desde su escondite, vio 180 26| marcha fúnebre.~ ~ Al pobre Quintanar se le escaparon dos lágrimas. 181 26| palabras grandilocuentes de Quintanar.~ ~ -¡Qué sería del hombre 182 27| versos...~ ~ -¿Y qué?, mejor, Quintanar: eso es muy hermoso. La 183 27| dijo:~ ~ -Dame el brazo, Quintanar; vamos a dar una vuelta 184 27| verdad que se oye -dijo Quintanar.~ ~ Y después de un silencio, 185 27| oscuridad de la bóveda. Quintanar la siguió dando voces:~ ~ - 186 27| dedos.~ ~ -Eh, ¿qué tal, Quintanar? ¿Qué tal efecto de luna 187 27| llena, inclinándose hacia Quintanar que sonreía, mascaba con 188 27| marido. «La verdad era que Quintanar parecía otro».~ ~ Petra 189 27| mi temor a la locura con Quintanar como de la manía de un extraño. 190 27| Adiós. No retarde su visita. Quintanar le saluda... roncando. Ronca, 191 27| s. m.~ ~Anita Ozores de Quintanar».~ ~ ~ Después de firmar 192 27| mi salud. ¡Si yo dijera a Quintanar o a Benítez el daño que 193 27| alegre que estaba junto al de Quintanar.~ ~ El viejo madrugaba más 194 27| nuestro...! -pensaba a veces Quintanar contemplando las plantas 195 27| si nadie ha de leerlo? Ni Quintanar. Nunca ha entendido mi letra 196 27| Suspendo el himno porque Quintanar jura que se muere de hambre 197 27| es una música. Mientras Quintanar duerme la siesta (costumbre 198 27| Racionales palomas...! Quintanar ronca; yo escribo... Pie 199 27| grito de salvación, y Ana y Quintanar (que buen susto había llevado 200 27| se atrevió a decir:~ ~ -Quintanar, ¿qué te parece esta idea...?, 201 27| Estaban presentes a más de Quintanar y los Marqueses, Álvaro 202 27| responder, muy orgulloso, Quintanar.~ ~ Ana al saber la noticia 203 27| más elegante, más poético? Quintanar está encantado, y se me 204 27| de la alegría futura. Sí, Quintanar dice bien, esto es el paraíso, ¿ 205 27| a nosotros en él? Según Quintanar, nada más que música... 206 27| más que con un dedo!~ ~. ~ Quintanar es feliz. ¡Y es tan bueno! ¡ 207 27| que no los había abierto. Quintanar los tenía en los cajones 208 27| Vetusta en compañía de su Quintanar, dejaba a las truchas escapar 209 27| importaba; Ana era feliz y Quintanar también. «¡Parece otro!», 210 27| inquilinos, los señores de Quintanar, más otros muchos buenos 211 27| los Marqueses, ni los de Quintanar estaban tampoco.~ ~ Petra 212 27| Paco dejar el concierto de Quintanar y don Cayetano y correr 213 27| ratos de su prima.~ ~ Cuando Quintanar y el Arcipreste se quedaron 214 27| Santa Bárbara! -gritó Quintanar cerrando los ojos y poniéndose 215 27| poner perdidos -exclamó Quintanar, acordándose de su mujer, 216 27| Víctor, diciendo:~ ~ -Vamos, Quintanar, usted que es cazador... 217 27| Fermín -se atrevió a decir Quintanar -, por lo mismo que soy 218 28| Por lo visto tampoco oía a Quintanar aquel santo varón, porque 219 28| ha sido una quijotada.~ ~ Quintanar comprendió que aquello era 220 28| hombre está loco!», pensaba Quintanar, que le seguía jadeante, 221 28| suplicante advirtió:~ ~ -Señor Quintanar, si queremos dar con ellos 222 28| Es decir -continuó Quintanar -, una liga que fue de mi 223 28| de su mujer.~ ~ También Quintanar tenía, además de vergüenza, 224 28| mía, y perdona -contestó Quintanar de mal humor, mientras se 225 28| con sofismas.~ ~ Cuando Quintanar refirió los pasos imprudentes 226 28| absolutamente seguro.~ ~ Y siguió Quintanar hablando, hablando, sin 227 28| amigos se volvieron.~ ~ Quintanar tenía los ojos inflamados 228 28| acostarse.~ ~ -¿Y ustedes? -dijo Quintanar.~ ~ -Nosotros -respondió 229 28| lo oscuro del corredor. Quintanar ya estaba de espaldas, allá 230 28| Marqueses y sus amigos. Quintanar y señora esperaban a los 231 28| cuatro días. A veces Ana y Quintanar, después de comer, a eso 232 28| muy a la moda. Otros años Quintanar pasaba el mes de agosto 233 28| no he veraneado! -decía Quintanar, alegre como un chiquillo.~ ~ 234 28| contento estaba con la vida Quintanar! Su mujer era una joya; 235 28| triste y desmejorado, añadía Quintanar:~ ~ -En cambio tú vas a 236 28| tuviera celos de Mesía. Quintanar era feliz; quería que lo 237 28| de los Marqueses y la de Quintanar se había establecido una 238 28| peligro que sólo ignoraba Quintanar. Muchas veces, cuando una 239 28| dos bultos eran Mesía y Quintanar, que ebrio de confidencias 240 29| de charlar cuanto quería, Quintanar solía levantarse, dar una 241 29| Álvaro, éste, sin verlo Quintanar, apuntó a la puerta sin 242 29| miserias, en hacer traición a Quintanar, por indigno que éste fuera, 243 29| se acordó que Crespo y Quintanar acudiesen al parque a la 244 29| Casi todas las mañanas Quintanar y Crespo llegaban al Parque 245 29| se marcharía. ¡Oh placer! Quintanar respiró con fuerza de fuelle 246 29| Está ahí esa Petra, la de Quintanar, que quiere hablarte.~ ~ -¡ 247 29| ella poner ante los ojos de Quintanar su vergüenza de modo tan 248 29| a la vista del estúpido Quintanar aquella vergüenza? ¿Revelaciones? 249 29| madrugaba menos que otros años. Quintanar preparaba su reloj despertador 250 29| frecuente en él, despertó Quintanar aquella mañana con más susto 251 29| permitirse semejante broma? Quintanar pasó a la convicción contraria; 252 29| No lo entiendo.~ ~ Llegó Quintanar al cenador que era el lugar 253 29| enemigo. No se veía a nadie. Quintanar se acercó a la pared y vio 254 29| en la cabeza aturdida de Quintanar la triste realidad... «Le 255 29| De un brinco se puso Quintanar en pie.~ ~ -¡Media hora! 256 29| Salieron del Parque. El mismo Quintanar cerró la verja con su llave. 257 29| catarros.~ ~ En cambio, Quintanar, ceñido al cuerpo el capotón 258 29| miserable!», gritaba por dentro Quintanar mientras el tren volaba 259 29| que tenía aquello, según Quintanar, estallaba como un cohete 260 29| desierto. Felices ellos», pensó Quintanar.~ ~ Pasó el jefe de la estación 261 29| canción que atraía el sueño. Quintanar, sin pensar en ello, medía 262 29| Una pesadilla», pensó Quintanar, y entre dormido y despierto 263 29| ya vecino.~ ~ Frígilis y Quintanar pasaron el río en una barca, 264 29| subía hacia las nubes.~ ~ Quintanar se sentó sobre una peña 265 29| gritó Crespo, furioso.~ ~ Quintanar se levantó, apuntó, disparó 266 29| un soberbio pato marino. Quintanar, por gusto, mató un cuervo 267 29| cansadas de la vida, suponía Quintanar.~ ~ «El campo estaba melancólico. 268 29| violencias, se le presentó a Quintanar, a quien el cuerpo repleto 269 29| Vivos deseos sintió Quintanar por un momento de echar 270 29| cabeza fuerte y blanca de Quintanar apoyada en el hombro del 271 30| pendiente del techo.~ ~ Quintanar no tenía valor para subir 272 30| hagas. (Pausa.) Pero si no, Quintanar, no tienes perdón de Dios.~ ~ 273 30| dentro del portal, fue cuando Quintanar se acercó a la puerta para 274 30| Álvaro y advertirle de que Quintanar sabía su traición, para 275 30| las andadas, sorprenderle Quintanar, y entonces era imposible 276 30| cuanto él le dijera que Quintanar iba a desafiarle. No le 277 30| Entraron. El temblor de Quintanar era ya visible. «¿Qué iba 278 30| que ardían las velas.~ ~ Quintanar daba diente con diente y 279 30| decir.~ ~ Pero los ojos de Quintanar seguían preguntando pasmados, 280 30| está...~ ~ La voz de Quintanar temblaba.~ ~ -Pues eso quiero 281 30| las once mil...!~ ~ -Señor Quintanar, usted es buen cristiano, 282 30| mundo sabe...! ¡Desgraciado Quintanar! ¡Mísero de mí...!~ ~ Y 283 30| diría, o le podría decir Quintanar al Magistral que él no comprendiera... 284 30| todas las noches.~ ~ Respiró Quintanar cuando se vio solo. «Aquello 285 30| Lo sé de buena tinta... Quintanar debe de haber mandado a 286 30| duelo a muerte entre Mesía y Quintanar...~ ~ -¿Pero a usted quién 287 30| merecer la confianza de Quintanar había llenado de vanidad, 288 30| natural, se opuso; dijo que Quintanar y todo Vetusta podían atribuir 289 30| de Madrid. Parece ser que Quintanar tuvo en sus manos la vida 290 30| obedecer, porque al saber Quintanar que el otro pensaba escapar, 291 30| Álvaro. Ya no debía huir. Quintanar se empeñaba en batirse; 292 30| hubiese llamado a Ronzal. Quintanar creía en la energía del 293 30| hubo modo de disuadir a Quintanar.~ ~ -¡Ni un día se ha de 294 30| como Jesús en la cruz. Quintanar no tenía miedo, pero desfallecía 295 30| enamorado! ¡Y él... él, Quintanar, estaría a estas horas tranquilo 296 30| Frígilis apretó la mano a Quintanar al dejarle en su puesto 297 30| una detonación. La bala de Quintanar quemó el pantalón ajustado 298 30| Ello era que don Víctor Quintanar se arrastraba sobre la hierba 299 30| don Álvaro.~ ~ ~ ~ Murió Quintanar a las once de la mañana.~ ~. ~ 300 30| había dicho a la Regenta que Quintanar estaba herido allá en las 301 30| crimen, de la muerte de Quintanar, de la ceguera de la pasión. « 302 30| pensar en su adulterio ni en Quintanar; pero esto fue al principio 303 30| delito, en la muerte de Quintanar sobre todo, al remordimiento, 304 30| mimaban!»~ ~ La viuda de Quintanar resolvió seguir hasta donde