Cap.

  1      1|          dentro y por fuera, por el alma y por el cuerpo, había escudriñado
  2      1|            que chisporroteaba en su alma, don Fermín encontraba estrecho
  3      1|       pueril, era el consuelo de su alma en los frecuentes decaimientos
  4      1|    Emociones semejantes ocupaban su alma mientras el catalejo, reflejando
  5      1|             Allá, en el fondo de su alma, se creía nacido para el
  6      1|         dolor de estómago, llena el alma de pesimismo desesperado
  7      1|          del Magistral dejándole el alma, por conducto de las pupilas,
  8      2|           servían para inundarle el alma de hastío. Esperaba algo
  9      2|         salta a los ojos, a los del alma quiero decir, de toda persona
 10      3|       irritaba. Sentía cardos en el alma. En tales horas no quería
 11      3|           bienestar que le llenó el alma de optimismo.~ ~ «¡Qué solícita
 12      3|          ostensible y aparatosa. Su alma se regocijó contemplando
 13      4|           acero.~ ~ Ana leía con el alma agarrada a las letras. Cuando
 14      4|            el seno de una madre. Su alma se hacía mujer en aquel
 15      4|             salían a borbotones del alma, hechos de una pieza, sencillos,
 16      4|        estaba terminada, dentro del alma, la primera estancia. Siguió
 17      4|           el papel, pero siempre el alma iba más deprisa; los versos
 18      5|            infeliz ateo. ¡Perder el alma y el cuerpo, el cielo y
 19      5|         Anita con una sonrisa en el alma y una plácida pereza en
 20      5|             voluptuoso amanecer del alma aquellas dulces alabanzas
 21      5|            Pues cuando vea usted su alma, se derretirá como ese caramelo
 22      5|     advertir a usted que para mí un alma buena no es más que un alma
 23      5|         alma buena no es más que un alma sana; la bondad nace de
 24      5|                pues es lo mismo, el alma...~ ~ Y seguía filosofando
 25      6|          con un desengaño más en el alma. Era que «no se lo habían
 26      7|           le hacían afeminado en el alma en el sentido de parecerse
 27      7|         Tanto le había ablandado el alma la elocuencia de Mesía! ¡
 28      8|           ser cauto y después... tu alma tu palma».~ ~ Y añadía,
 29      8|            en último caso, ¿qué? Su alma su palma.~ ~ -¿No eres su
 30      9|             que yo medite mucho. Su alma es noble, y sólo porque
 31      9|            usted está enferma; toda alma que viene aquí está enferma.
 32      9|       absolución de sus pecados; el alma tiene, como el cuerpo, su
 33      9|           conferencia para curar un alma, ni acudir con enfermedades
 34      9|              como hermano mayor del alma, con quien las penas se
 35      9|           virtud era la belleza del alma, la pulcritud, la cosa más
 36      9|           el equilibrio estable del alma. Además, era una alegría;
 37      9|         aire fresco embalsamado; el alma virtuosa se convertía en
 38      9|              sino porque elevaba el alma? Pues así todas las artes,
 39      9|             puras, podían elevar el alma y ponerla en el diapasón
 40      9|       sentir! ¡Y qué dicha tener un alma hermana, hermana mayor,
 41      9|          alegría virtuosa, llena el alma de pájaros que le cantaban
 42      9|           en medio de perezosos del alma, de espíritus pequeños y...
 43      9|              Ese pajarillo no tiene alma y vuela con alas de pluma,
 44      9|          por la voz animadora de un alma hermana; por qué en ocasión
 45      9|       abrían nuevos horizontes a su alma? ¿No iba a vivir para algo
 46      9|             del cielo, de Dios, del alma... y precisamente él quería
 47      9|           hablar con elocuencia, al alma, ¡vaya!, pero en otras circunstancias;
 48      9|         presentaba un compañero del alma, el Magistral, el confesor
 49      9|          como lluvia benéfica en el alma de la Regenta.~ ~ «Es mía»,
 50     10|          vejez, en la oscuridad del alma, sin amor, sin esperanza
 51     10|             dejado un perfume en el alma de la Regenta que empezaba
 52     10|           quieras también así.~ ~ -¡Alma mía, con mil amores...!,
 53     11|              Qué tiene que ver eso, alma de cántaro, con que el bazar,
 54     11|          qué sabía él de dirigir un alma como la de aquella señora?~ ~
 55     11|        discordia. En el fondo de su alma despreciaba a los vetustenses. «
 56     11|             su madre. Necesitaba su alma alguna dulzura, una suavidad
 57     11|          una música plácida para el alma?» En los labios del Magistral
 58     11|             más alto, más digno del alma? ¿No podría yo abrasarme
 59     11|        hallazgo, que iba a tener un alma hermana.~ ~ Él, que leía
 60     11|           sabía que le lastimaba el alma, pero a su juicio era un
 61     11|            decía que lo mejor de su alma era su cariño y su respeto
 62     11|           sentía una rebelión en el alma. Era una injusticia aquella
 63     11|          era falsa, no me salía del alma, yo no soy el vir bonus,
 64     11|        ambición, ella, que tenía el alma grande, de fijo le absolvería
 65     11|          saludos como si tuviese el alma puesta en ellos, doblando
 66     12|         voluntad; esta facultad del alma, o lo que sea, les queda
 67     12|        Corte, que su convento de su alma, que cuánto más se divertían
 68     12|             familia, les llegaba al alma a los amos de la casa.~ ~
 69     12|             la ciudad, ni hable con alma viviente de lo ocurrido
 70     12|          dedicó al lujo con toda el alma. Amó el arte por el arte:
 71     13|         había halagado el oído y el alma con palabras de esperanza
 72     13|            como siendo el fondo del alma. En los libros algunas veces
 73     13|            su víctima a desnudar el alma en su presencia, y las aberraciones
 74     13|             parecía entrar hasta el alma.~ ~ Quedaron en que a la
 75     13|           mundo pueden ser, para un alma firme y bien alimentada,
 76     13|         daba la Marquesa.~ ~ Por el alma de don Álvaro pasó una emoción
 77     13|          físico de la fortaleza del alma; fortaleza en que ella tenía,
 78     13|            energía, el temple de su alma, que «indudablemente había
 79     14|        calumnias, de malicias, y el alma de sospechas, de miedos
 80     14|             entiendan o te rompo el alma!~ ~ Y tiraba por el látigo
 81     14|         escrúpulos que le comían el alma. Después la vida le había
 82     14|       sentía en sus músculos, en su alma ociosa, molesta como un
 83     15|         pobreza?~ ~ -¡Sí, madre del alma!~ ~ -¿No nos dejó tu pobre
 84     15|             de puro claros, y en el alma, desde que tuvo uso de razón,
 85     15|        vecinos le habían llenado el alma de sospechas y espinas,
 86     15|           mirarlo siquiera, fija el alma en los naipes.~ ~ El consumo
 87     15|         filósofo cínico: «Cosas del alma». Vestía de levita, y hasta
 88     15|         como aterrado, pendiente el alma de los vaivenes de aquel
 89     16|            contemplaba le partía el alma; se le figuraba que eran
 90     16|        imponerme por la grandeza de alma; debo hacerla mía por obra
 91     16|          por doña Ana ocupase en su alma el lugar privilegiado de
 92     16|         pasión noble, ideal, que un alma grande sabría comprender,
 93     16|       curación moral; la aridez del alma de que ella se había quejado
 94     16|             aridez que le secaba el alma en aquel instante».~ ~ Ya
 95     16|             soplo de frescura en el alma. ¡Qué a tiempo aparecía
 96     16|            fue un motín general del alma, que hubiera asustado al
 97     16|         para probar el temple de su alma y tener en qué fundar la
 98     16|       confesonario del Magistral un alma hermana, un espíritu supra-vetustense
 99     16|           pecará mi cuerpo, pero el alma la tendré anegada en el
100     16|           consagrándose con toda el alma, o mejor, con todo el cuerpo,
101     16|           del convento, llegaron al alma de la Regenta con todo el
102     16|              era algo religioso; el alma saltaba a las ideas más
103     16|             con esta revolución del alma... ¡Imposible!»~ ~ Se vistió
104     16|             había que reservarle el alma?»~ ~ ~ ~
105     17|            estrellas le llegaron al alma a la Regenta. «¡Tenía enemigos!»,
106     17|            usted como un médico del alma, no sólo como sacerdote
107     17|          consolarla en la aridez de alma que la atormentaba a menudo».~ ~
108     17|         entonces lo que pasó por el alma de su amiga durante aquellas
109     17|             y Dios había sido en su alma una voz potente, una mano
110     17|       aplica toda esa energía de su alma ardentísima a un objeto
111     17|        ocupaciones que le llenen el alma de energía piadosa, que
112     17|          los sentidos incentivo del alma para la oración, para la
113     17|            la ocupación digna de su alma de aquellos mismos lugares
114     17|         satisfacer las ansias de un alma ardiente. Y, sin embargo,
115     17|           de entregarse en cuerpo y alma su amiga desde el día siguiente,
116     18|           tanto como a su Anita del alma. La simpatía había nacido
117     18|    naturalista de Frígilis llegó al alma de Quintanar por aluvión:
118     18|         procurar la salvación de su alma, a buscar el camino seguro
119     18|                 qué delicia para un alma tierna, a su modo, como
120     18|             agua que le enfriaba el alma al Provisor y le quitaba
121     18|           tiene nada que ver con el alma... pero el contacto es un
122     18|        usted pudiera penetrar en mi alma, Anita!, yo sí que jamás
123     18|           un modo!~ ~ -Hablé con el alma...~ ~ -Yo estaba siendo
124     19|             demás, tu Quintanar del alma hemos de confesar que tiene
125     19|          todos modos, lamentó en el alma no haber venido en el tren
126     19|          alta:~ ~ -¡Pobrecita de mi alma!~ ~ Y se durmió satisfecho.~ ~
127     19|             la fiebre y se llenó su alma de tristeza cobarde... «¡
128     19|            cuerpo, pero que parecía alma, según era íntimo. Todos
129     19|            que de ella». «Yo soy mi alma», dijo entre dientes, y
130     19|       fuerte impulso, con calor del alma, serias, profundas, no impuestas,
131     19|          Señor! ¡Señor! ¡Dios de mi alma!~ ~ Sintió escalofríos y
132     19|           entrando, entrando por el alma del jubilado regente y tomando
133     19|           Mesía, le agradecía en el alma su silencio y atención,
134     19|             para siempre la paz del alma. Lo mejor era callar, estar
135     19|        palabras como un rocío en el alma de Ana, que entonces comprendía
136     19|     espiritual; él era el padre del alma, el padre, ya que no se
137     19|            honda y sorda a minar su alma. Esperaba ya otra época
138     19|    ceremonias que nada le decían al alma...~ ~ -Oh, no, no -se dijo,
139     20|           le hacía cosquillas en el alma: ¡qué más podía ambicionar!
140     20|   cuestiones de la inmortalidad del alma, que yo niego por supuesto;
141     20|             sus errores con toda el alma. Y nada más: a eso se había
142     20|            se iba furioso, llena el alma de rencores y envidias pasajeras,
143     20|          eran muchas, y anduvo como alma en pena vagando de café
144     20|            Vegallana le inundaba el alma de alegría, aunque él no
145     20|             lujuria: las tenias del alma. Los ojos brillaban secos.~ ~
146     20|         diga cuál es el fondo de su alma...~ ~ -Señores -interrumpió
147     20|           el ateo -, el fondo de mi alma lo traigo en la superficie
148     20|             en que él sentía que su alma era inmortal: había otro
149     20|              de la Colonia... ni un alma queda... De la Encimada
150     20|           de esparto... no se ve un alma por allí, en las calles
151     21|          prisión de sus dolores, el alma volaba siguiendo desde lejos
152     21|          seis no podían edificar su alma aprensiva, delicada, triste.~ ~
153     21|             recónditos pliegues del alma mística que hablaba en aquel
154     21|       sembrado aquella piedad en su alma?»~ ~ En cuanto pudo levantarse,
155     21|             lloro de amor, llena el alma de la presencia del Señor
156     21|            que se le entraba por el alma.~ ~ Al leer lo de «hermano
157     21|            quería más que hundir el alma en aquella pasión innominada
158     21|         negaban la inmortalidad del alma. Era rubia, de un blanco
159     21|             casi inconsciente de un alma que preparaban para el convento.
160     21|             y él por dentro, por el alma. Sí, era obra suya aquel
161     21|       deslumbrante de hermosura por alma y cuerpo, que en una hora
162     21|        perdida en las soledades del alma, de rodillas o sentada al
163     21|             región de luz en que el alma penetra, pero... ¿y mis
164     21|          celo en ganar para Dios el alma de su don Víctor, «que venía
165     21|            Kempis fue tiznándole el alma de negro y don Víctor llegó
166     21|             conque la salvación del alma, la jubilación eterna como
167     21|       lástima infinita le inundó el alma, y tembló de miedo; su seno
168     21|         pensamientos que manchan el alma y le clavan las alas al
169     21|            sintió la rebelión en el alma.~ ~ «Oh, no; no quería volver
170     21|    espiritual, el hermano mayor del alma, el faro de luz mística,
171     21|             como ella creía, era un alma grande, que no había tenido
172     21|             Víctor al Casino: ni un alma. Algún magistrado sin vacaciones
173     22|    indignación pública salpicaba su alma, llegaba tan arriba como
174     22|              Entregarme con toda el alma a esta pasión noble, fuerte... ¡
175     22|          camino y le envenenaban el alma con insinuaciones malévolas,
176     22|            horas los dos amigos del alma, hablando de intereses espirituales,
177     22|          hasta el último rincón del alma, estaba pensando cada cual
178     22|            toda la sinceridad de un alma pura, y que degradarla,
179     22|             cuerpo me pide ella; el alma es toda suya, y nada del
180     22|            es toda suya, y nada del alma pongo al saciar, lejos de
181     22|            infidelidad al amigo del alma, al hermano mayor, a don
182     22|           recibirá usted el Pan del alma...~ ~ -¡El pan del cuerpo! -
183     22|                  Pero, Fermo, es un alma que se pierde...!~ ~ -No
184     23|           la Regenta le temblaba el alma con una emoción religiosa
185     23|      dulzuras que le pasaban por el alma, las mieles que gustaba
186     23|             de su devocionario y el alma en los movimientos de su
187     23|        contenta en lo más hondo del alma... ¡ay sí, ay sí...! en
188     23|                en unas honduras del alma, o del cuerpo, o del infierno...
189     23|           para aquella sequedad del alma en la oración o en las lecturas
190     23|             antecedentes, sintió el alma en los pies al considerar
191     24|        están entregadas en cuerpo y alma a los jesuitas, creo que
192     24|             pliegues recónditos del alma, donde él no la encontraba,
193     24|           le había caído encima del alma como un castigo.~ ~ El rostro
194     25|             que llenó de alegría el alma torcida del Arcediano. Aquella
195     25|              Su madre, su madre del alma». Salió del templo, corrió,
196     25|           La muerte ya estaba en el alma. Los recuerdos lejanos bullían
197     25|              le habían pisoteado el alma, esto era lo cierto, lo
198     25|           triste que se lleva en el alma..., y después... la locura,
199     25|            de aquella hermosura, el alma de la Regenta, su pensamiento;
200     25|             de Dios, del cielo, del alma enamorada de las ideas de
201     25|             que Dios me acaricie el alma... Fermín, esto es confesar...,
202     25|              yo también necesito un alma hermana, pero fiel, no traidora...
203     25|         cuál!, ¡la suya!, ¡la de su alma! ¡Sí, sí, de su alma! Para
204     25|             su alma! ¡Sí, sí, de su alma! Para eso la había querido.
205     25|         paso. «Yo la quería para mi alma...» «Y su cuerpo también
206     25|            era el hermano mayor del alma, era un hombre que debajo
207     25|          intermitentes, le llenó el alma de tristeza. Pensó en Mesía,
208     25|         sido quien había abierto su alma a la luz de la religión,
209     25|              le habían encendido el alma con visiones de pura idealidad...
210     25|             Fermín le quiero con el alma, a pesar de su amor, que
211     25|          Don Víctor agradecía en el alma aquella solicitud doméstica,
212     25|        Víctor se lo agradeció en el alma también y respiró a sus
213     25|          cardos que le pinchaban el alma. ¡Y ahora no tenía al Magistral
214     25|            también el hermano de su alma, el padre espiritual querido? ¿
215     26|          Bastante tenía él sobre su alma con el entierro civil de
216     26|             Déjese usted de versos, alma de Dios... ¿Quién le ha
217     26|  expectación general, le llenaba el alma de gloria. Nadie se había
218     26|         todo el cuerpo y de toda el alma. «¡Ella era una loca que
219     26|          Virgen, sentía hielo en el alma. «La Madre de Jesús no la
220     26|             hermosura y grandeza de alma en toda Vetusta; iba la
221     26|           clérigo que quedaba en su alma desaparecía. Se comparaba
222     27|              Es otra... ¡Hija de mi alma!~ ~ Cenaron en la vajilla
223     27|        querido mi hermano mayor del alma, sin el alma, o con el alma
224     27|      hermano mayor del alma, sin el alma, o con el alma oscurecida
225     27|         alma, sin el alma, o con el alma oscurecida por la locura...?~ »¿
226     27|        ideas nuevas, este vigor del alma, este olvido de larvas y
227     27|            se derretía dentro de su alma. En cuanto a Santa Teresa,
228     27|           que podía.~ ~ Con toda el alma había creído Ana que iba
229     27|         Llamó a Benítez con toda el alma. Y principio de la cura
230     27|           ello. Ana en el fondo del alma se alegró de lo muy vetustense
231     27|            La primavera entró en mi alma. Madrugo. El baño me fortifica
232     27|             sin serrar nada! No hay alma que no tenga su poesía en
233     27|       llorando de alegría, llena el alma de esperanzas, de proyectos
234     27|           por aquí rara vez pasa un alma. Pero si usted quiere hablar
235     28|             lúbrica en el fondo del alma... y sólo en un momento
236     28|               Don Fermín llevaba el alma sofocada de hastío, de desprecio
237     28|             tanto hermano mayor del alma..., ¿para qué había servido?
238     28|      aquello del «hermano mayor del alma», ni de la leña que ella,
239     28|         como otros dos hermanos del alma, empezaba la noche, retumbaban
240     28|             toda la vida», decía el alma entera. Y Ana, encendida
241     28|          languidez del cuerpo y del alma.~ ~ Don Víctor era más soñador
242     28|              no tardó en abrirle el alma de par en par.~ ~ Cuando
243     28|           sospecha se le asomaba al alma al noble ex-regente. Ya
244     28|         visitas las agradecía en el alma. Ana al divisar allá lejos,
245     29|       cuidado excesivo y loco de su alma. ¡Aquello era lo peor!~ ~ -
246     29|            entregado en cuerpo y en alma por toda la vida, según
247     29|              era floja pasión en su alma, concupiscente de arriba
248     29|            todas las ternuras de su alma, la Regenta, su hermana
249     29|             Regenta, su hermana del alma, su mujer, su esposa, su
250     29|            la lengua, las manos, el alma, todo lo suyo, nada del
251     29|          que le había consagrado el alma, una fidelidad de un amor
252     29|            la mandasen clavar en el alma de su ama, de la orgullosa
253     29|           Víctor. Se alegraba en el alma de verse libre de aquel
254     29|            que comía el cuerpo y el alma no se podía vivir... Mejor
255     29|      repente. Después de hablar con alma humana de tan vergonzoso
256     29|            en sueño y en niebla, el alma de Frígilis se ensanchaba,
257     29|         abría el pecho al amigo del alma, al verdadero, al único?
258     29|          hago daño hasta sangrar el alma... No  lo que debo hacer,
259     29|       venganza, que en el fondo del alma él no quería ya vengarse,
260     30|             veo más refugio para mi alma que la religión.~ ~ -Bueno,
261     30|            infame para conservar su alma, y ella, prostituta como
262     30|             las mujeres, me roba el alma porque no le he tomado también
263     30|       cuerpo me está envenenando el alma... Mato porque me engañó;
264     30|          llamaban hermano mayor del alma al compás de sus labios
265     30|            tenía el Magistral en el alma: la soberbia, la ira, la
266     30|         dejaba Ana la salvación del alma, la compañía de los santos
267     30|             egoísta de yeso, por un alma que ni en el infierno la
268     30|            a tu modo; mandaba en tu alma, que es lo principal; toda
269     30|     clavarle aquellas espinas en el alma... ¡Y pensar que no había
270     30|     arrancasen aquellas espinas del alma. ¡Había sido tan buen hijo! ¡
271     30|          desafiase, él le rompía el alma...~ ~ -Pues yo -dijo el
272     30|     crímenes, piedad, Dios, lógica, alma... Ana. «No, no hay nada -
273     30|    despellejaban muchos hombres con alma como la de aquellas mujeres.
274     30|         figuraba que lo mejor de su alma se dormía, mientras quedaba
275     30|     compatible con el marasmo de su alma. Y además, sin darse cuenta
276     30| voluptuosidad íntima, le llegaba al alma, le parecía música sorda
277     30|             aquel hermano mayor del alma, a quien había calumniado
278     30|      Magistral fuera el hermano del alma en quien tanto tiempo había
279     30|           Dios y el del hermano del alma, y si el perdón no era posible,
280     30|         oscuridad y aquel sopor del alma...~ ~ El confesonario crujía
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