Cap.

1      3|       hora tardó la Regenta en cansarse de aquella locuacidad nerviosa. ¡
2      3|     don Víctor a Calderón, sin cansarse, y próximo estaba a ver
3      7|        solía tardar el otro en cansarse de una dama para procurar
4      9|     calor, espacio. ¡Feliz él! Cansarse ¡es tan natural!» Ella misma,
5     12| Después... el público empezó a cansarse. Decían que el Obispo se
6     20|    podía levantar un brazo sin cansarse». Don Álvaro calculaba,
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