Cap.

1      3|           le hacía sacrificarse y madrugar menos de lo que debía, por
2      5|           no había motivo para no madrugar y el trabajo la reclamaba
3      6|           ocupados que tenían que madrugar. Tal médico se recogía a
4     18| desafiando la lluvia; se negaba a madrugar mucho, y alegando como si
5     18|     caprichos de sus nervios. «El madrugar mucho me mata; la humedad
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