Cap.

1     22|     agudos remordimientos le pinchaban cada vez que Ana, solícita,
2     25|     y aquellos cardos que le pinchaban el alma. ¡Y ahora no tenía
3     26|   espinas al natural, que le pinchaban efectivamente, como se conocía
4     30| rostro pálido, unos ojos que pinchaban como fuego, fijos, atónitos
Best viewed with any browser at 800x600 or 768x1024 on Tablet PC
IntraText® (VA2) - Some rights reserved by EuloTech SRL - 1996-2010. Content in this page is licensed under a Creative Commons License