Cap.

  1      3|          allí.~ ~ «-¡Qué mujer esta Anita!~ ~ »Era limpia, no se podía
  2      3|            Apagaba la luz y se iba. Anita lloraba sobre la almohada,
  3      3|           era más enérgica que esta Anita de ahora, tenía una fuerza
  4      3|          había pasado por encima de Anita; no había querido morderla.
  5      3|           que besaba al aya cogió a Anita por un brazo y se lo apretó
  6      3|      escándalo! Doña Camila cogió a Anita por la garganta y por poco
  7      3|            con tus imprudencias.~ ~ Anita no entendía y el hombre,
  8      3|             Con la tila y el azahar Anita acabó de serenarse. Respiró
  9      3|        tales horas, por la Regenta. Anita no dejó a Víctor tan pronto
 10      3|         atrás, en la cama dorada de Anita, él y ella, amantes esposos.
 11      3|         Traerlos cerca estando allí Anita sería una crueldad; no la
 12      3|           quién, pero él piensa que Anita, se atrevió a manifestar
 13      3|            quedó en su alcoba. Pudo Anita dormir en adelante la mañana,
 14      3|         perfecta casada. Ya no veía Anita la estúpida existencia de
 15      4|             de don Carlos se fueron Anita, el aya, los criados y tras
 16      4|           casarse con aquel estuco. Anita pagó por los dos.~ ~ El
 17      4|             el aya que «la madre de Anita tal vez antes que modista
 18      4|       derecha. El aya aseguraba que Anita necesitaba aquel palo seco
 19      4|           que trasladaba al lienzo, Anita volvía de sus escapatorias
 20      4|          según la lógica poética de Anita.~ ~ La idea del libro, como
 21      4|           era aquello lo que quería Anita; quería marchar de veras,
 22      4|            prendas se había forjado Anita, fue cuando aceptó la escapatoria
 23      4|            preciso llevar consigo a Anita, pues si la niña no vivía
 24      4|       siempre la pureza virginal de Anita se fue desvaneciendo; el
 25      4|         mundo no eran hipocresía en Anita, no eran la careta del orgullo;
 26      4|         Mitología llegó a conocerla Anita como en su infancia la historia
 27      4|            hablaban de ellos nunca. Anita no tenía amigas. Además
 28      4|       pensar lo que podía necesitar Anita. A su madre la había querido
 29      4|         fuere, él creía cumplir con Anita llevándola al Museo de Pinturas,
 30      4|           contenido su crecimiento; Anita iba a transformarse en mujer
 31      4|        accediendo a las súplicas de Anita, que se lo pedía con las
 32      4|       Aquellas vecinas eran cursis. Anita no podía sufrirlas; le daban
 33      4|             un San Agustín -pensaba Anita -; no, porque San Agustín
 34      4|          los libros prohibidos para Anita.~ ~ -A mí no me la dan -
 35      4|           aquella manera.~ ~ Notaba Anita, excitada, nerviosa -y sentía
 36      4|            bebiera detrás del café, Anita salió sola, con el proyecto
 37      5|           ella valía. Estaba fresca Anita. Ni rico había sabido hacerse
 38      5|        preguntaba:~ ~ -¿Cómo estás, Anita?~ ~ -Algo mejor, señora -
 39      5|           Robustiano, que asistía a Anita.~ ~ Aquella noche se acordó
 40      5|     preguntas cuando se clavaban en Anita al darle un caldo.~ ~ La
 41      5|           las mañanas se sorprendía Anita con una sonrisa en el alma
 42      5|           de la cocina casera comió Anita en cuanto el estómago pudo
 43      5|           extraordinaria belleza de Anita. Pocos meses después de
 44      5|         fama de aquella hermosura y Anita Ozores fue por aclamación
 45      5|             habían conseguido ver a Anita como se ven las estatuas.
 46      5|        nobles no envidiaban mucho a Anita, porque era pobre. Para
 47      5|          presencia de su futura. Si Anita se descuidaba, pensaban
 48      5|           del ten con ten.~ ~ -Oye, Anita -dijo con voz meliflua la
 49      5|                  Ni gana, tía -dijo Anita sin poder contenerse, pesándole
 50      5|            manda Tácito, sépase que Anita, casta por vigor del temperamento,
 51      5|        demuestran gran habilidad en Anita. Además, las mujeres deben
 52      5|     Alvarito no había dicho nunca a Anita: «Buenos ojos tienes». Eran
 53      5|       americano».~ ~ El confesor de Anita, Ripamilán, oyó la proposición
 54      5|            forajidos. Has de saber, Anita mía, que yo tengo para ti
 55      5|         almas, y había adivinado en Anita tesoros espirituales.~ ~ -
 56      5|            las minas de oro; eso es Anita en mi querida Vetusta. En
 57      5|              me pierdo... Decía que Anita es una mujer de primer orden. ¿
 58      5|           para venir a parar en que Anita era la mejor muchacha de
 59      5|               Pero a solas se decía Anita:~ ~ «-¿No es una temeridad
 60      5|           diferencia. ¿No confesaba Anita que le agradaba don Víctor?
 61      5|             veleidades místicas» de Anita, y las que la habían llamado
 62      5|             guapa de Vetusta. Vio a Anita, le dijeron que aquélla
 63      5|           la conferencia compareció Anita. Doña Anuncia se puso en
 64      5| aristocracia, la primera, opinó que Anita hacía una boda loca.~ ~
 65      5|        usted la Regenta de Vetusta, Anita.~ ~ -No lo permite la ley,
 66      6|             vio por sus ojos a doña Anita entrar en la capilla de
 67      6|           don Cayetano, ha rogado a Anita que cambie de confesor,
 68      6|         costa.~ ~ -Quiero decir que Anita es muy cavilosa, como todos
 69      7|            mi casa.~ ~ -¿Quién?~ ~ -Anita. ¡Bah!~ ~ Don Álvaro sonrió,
 70      7|          palabra de amor a su amiga Anita, y ésta le estimaba mucho;
 71      7|           lo que a él le pasaba con Anita Ozores. Verdad era que en
 72      8|           no levantó la cabeza.~ ~ -Anita, Anita -gritó Visitación.~ ~
 73      8|       levantó la cabeza.~ ~ -Anita, Anita -gritó Visitación.~ ~ Entonces
 74      9|             vuelta a la esquina.~ ~ Anita sentía seca la boca; para
 75     10|            me lo repite sin cesar: «Anita no es feliz».~ ~ -¿Qué sabe
 76     11|            rompecabezas... En suma, Anita (ya sabe usted que ha escrito
 77     13|             en casa de la Marquesa, Anita? Entonces no iría a reconciliar
 78     13|            dativo que se suplía era Anita. Quería meterle a don Álvaro
 79     13|         estimaba. Cuando le vio con Anita en la ventana, conversando
 80     13|            Pas dirigía la palabra a Anita de rato en rato, tendiendo
 81     13|               Y estaba más fino con Anita, la obsequiaba con la distinción
 82     13|     conversación de doña Rufina iba Anita, mordiendo hojas del boj
 83     13|            cosas, llamó a su lado a Anita para decirla:~ ~ -Ven acá,
 84     13|           cedido al ruego tácito de Anita.~ ~ Empleaba largos preparativos
 85     13|            sitio, entre Ripamilán y Anita, con palabra solemne de
 86     14|          carga del cuerpo mortal de Anita... ¿Tendría ella tan reprensible
 87     16|             locos del Vivero sentía Anita, era romanticismo refinado,
 88     16|        menudencias a una mujer como Anita.~ ~ La Regenta agradecía
 89     16|             carretera de Castilla a Anita, que volvía de paseo con
 90     16|            existencia entera (la de Anita) con el peso de preocupaciones
 91     16|            era el cuarto de hora de Anita, y no como se lo figuraba
 92     16|       quieto... Pero dice usted que Anita no ha visto el Tenorio, ¡
 93     16|          sólo de noche. Conoció que Anita contemplaba con gusto los
 94     16|           poderoso rival: el drama. Anita comenzó a comprender y sentir
 95     16|          las enaguas, ningún pie de Anita, que acababa de apoyar los
 96     16|           apretó un poco la mano de Anita, que la retiró asustada.~ ~
 97     16|            de enormes gavilanes.~ ~ Anita no recordaba haber soñado
 98     17|          pareció...~ ~ -Es natural, Anita, es naturalísimo. Pero no
 99     17|            parar! ¡Esa imaginación, Anita, esa imaginación!, ¿cuándo
100     17|             Regenta y prosigue:~ ~ -Anita, aunque en el confesonario
101     17|             fuera de la iglesia.~ ~ Anita, que estaba en la oscuridad,
102     17|                     Oh, no; eso no, Anita! ¡La desesperación! ¡Qué
103     17|             se trata, amiga mía.~ ~ Anita, a quien las confesiones
104     17|           don Álvaro en el palco de Anita) y era necesario evitar
105     17|           Déjeme usted hablar a mí, Anita, y verá como nos entendemos.
106     17|            del vicio; créalo usted, Anita. Es muy santo, muy bueno
107     17|             culto en resumen...»~ ~ Anita, al oír este familiar lenguaje,
108     17|            buena. Era necesario que Anita frecuentase en adelante
109     17|          del mundo? Dios nos libre, Anita, Dios nos libre... La paz
110     18|    agradaban a su mujer. No era que Anita se los impusiese, sino que
111     18|           si quería tanto como a su Anita del alma. La simpatía había
112     18|             mayor la repugnancia de Anita a pisar la calle; la humedad
113     18|             Qué dirán esos señores, Anita, qué dirán los Marqueses!~ ~
114     18|           días y a la hora señalada Anita se presentó de rodillas
115     18|            presencia de Dios...?~ -¡Anita, Anita... calle usted...
116     18|     presencia de Dios...?~ -¡Anita, Anita... calle usted... calle
117     18|         contacto es un peligro, sí, Anita; no ya por mí, por usted
118     18|        pudiera penetrar en mi alma, Anita!, yo sí que jamás podré
119     19|              Mucho tiempo hacía que Anita no había tenido uno de aquellos
120     19|          pueden saber. Ello fue que Anita creyó que se moría, y padeció
121     20|    frecuencia de las confesiones de Anita Ozores, lo mucho que duraban
122     20|    enguantada y dijo temblando:~ ~ -Anita..., si usted quiere... algo
123     21|         acendrada que veía ahora en Anita. Don Fermín tenía celos
124     21|       buenas obras. Si ahora sentía Anita cierta pereza de rozarse
125     21|           con cautela, sin ruido... Anita no le oía; y él, un poco
126     21|          aquí para inter nos...,que Anita se nos hace santa, si Dios
127     21|               También él pensaba en Anita. La veía muchas veces desde
128     21|            Así era la enfermedad de Anita. En cuanto al contagio,
129     21|             nada malo debía de ser. Anita era virtuosa. Pero la virtud
130     21|            como todo; y sobre todo, Anita era de carne y hueso. Frígilis
131     21|             creía en la santidad de Anita; la Marquesa encogía los
132     21|             tardó en conocer que su Anita, su querida Anita, quería
133     21|            que su Anita, su querida Anita, quería convertirle a la
134     21|            primer esfuerzo que hizo Anita para salir de casa tuvo
135     21|           su Idea. «Además -pensaba Anita - fuera orgullo aspirar
136     21|               qué será para mí!»~ ~ Anita recibía las pocas visitas
137     21|         puros que no tenían cuerpo. Anita estaba tan segura de que
138     21|           en ridículo, porque ella, Anita, seguía entregada a las
139     21|           alegre? Verdad era que su Anita era feliz por razones más
140     21|        extendiera a todo el pueblo. Anita encontraba la vida de Vetusta
141     22|      dulzura parecía una aureola de Anita. La salud había vuelto,
142     22|           día más familiarmente.~ ~ Anita notaba en don Fermín una
143     22|           que despreciarse. Además, Anita no se atrevía a confesar
144     23|           de los acólitos dejaron a Anita ver a una claridad temblona
145     23|            rojas. Dio un paso atrás Anita, decidiendo no entrar en
146     23|             verano. En esto pensaba Anita.~ ~ -¡Estoy tan cansado! -
147     23|                 Silencio! Silencio, Anita... que vuelve esa señora...~ ~
148     24|             estado muy enamorado de Anita, a pesar de la señora baronesa
149     24|         pareciera mal, a su querida Anita.~ ~ -Hija, gracias a Dios;
150     24|           hablaba como una cotorra. Anita contestaba con sonrisas...
151     24|         preguntó con voz temblorosa Anita.~ ~ -Bah, la que sujeta
152     24|           Quintanar -. ¡Y por Dios, Anita, que no se te ocurra negarte...,
153     24|       morena..., en todo encontraba Anita aquella noche belleza, misterioso
154     24|                   Qué colorada está Anita! -le decía Paco a Visitación
155     24|            era dueño del corazón de Anita. Pero como en la anatomía
156     24|    diplomático, pero un abrazo para Anita!~ ~ -¡Qué sosos van Álvaro
157     25|             sí, estuve loca -seguía Anita, espantada todavía -, estuve
158     25|             tranquila, perezosa, de Anita Ozores. Con la lluvia pertinaz,
159     25|           gas de las baterías. Pero Anita no pensaba en esto. Buscaba
160     26|            no se haga usted cruces, Anita está resuelta a dar este
161     27|           su régimen, q. b. s. m.~ ~Anita Ozores de Quintanar».~ ~ ~
162     27|             todas las faltas».~ ~ ~ Anita leyó toda esta carta. Tachó
163     27|            en que viajaba con Baco, Anita, recorriendo la India, o
164     27|           mal al señor Marqués».~ ~ Anita, en la postdata de su última
165     27|       achaque antiguo ya. Desde que Anita «había vuelto a engañarle»,
166     27|       correr, Benítez, el médico de Anita, y otros vetustenses ilustres.~ ~ -
167     27|            modo... que el cambio de Anita se debe a... otra influencia...?, ¿
168     28|          risa, menos la señora doña Anita, que teme por usted y...
169     28|   comparando proceder con proceder, Anita encontraba abominable el
170     28|            en sus glorias. Ver a su Anita alegre, expansiva, y allí,
171     28|            codo muy cerca de los de Anita, también reclinada sobre
172     28|             vehemente y soñadora de Anita. No recordaba don Álvaro
173     28|          grandiosas. No estaba allí Anita.~ ~ Salió Álvaro sin ser
174     29|            media hora larga solos a Anita y a su amigo. Y ahora no,
175     29|           daría yo un disgusto a mi Anita, que es ahora modelo de
176     29|           acabársele la paciencia a Anita, que si ha aguantado hasta
177     29|               Tampoco le agradaba a Anita ver a su Álvaro metido en
178     29|             se atrevió a proponer a Anita su idea; la vio siempre
179     29|                 El balcón era el de Anita».~ ~ El hombre se embozó
180     29|           que debo pensar siquiera. Anita me engaña, es una infame,
181     30|          donde no lo puedo ser: sí, Anita, sí, yo era un hombre, ¿
182     30|           querer. ¿Qué saben ellos, Anita, de estas cosas que sabemos
183     30|            No se había descubierto. Anita no había podido sospechar...
184     30|           que hubiera hecho feliz a Anita, si diez años antes la hubiera
185     30|              a ver el sol... Vamos, Anita, por Dios, sea usted razonable...,
186     30|           le diré, si usted quiere: Anita, ahora ya tiene usted bastante
187     30|             no consiguió nada, como Anita le pedía con las manos en
188     30|         caserón.~ ~ Esto no lo supo Anita hasta que, ya convaleciente,
189     30|             que le habría quedado a Anita. «No debía de haberle quedado
190     30|          cosas que la volvían loca, Anita Ozores volvió a las prácticas
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