Cap.

  1      5|        Sí, señor -interrumpió la marquesa de Vegallana, que no toleraba
  2      5|   compañía de su novio, la misma marquesa de Vegallana, sus hijas,
  3      5|          griega! -había dicho la marquesa de Vegallana, que se figuraba
  4      5|        decir que es íntima de la marquesa y de sus hijas, pasa por
  5      5|          de entrar en casa de la marquesa ese aire displicente y ese
  6      5|        escriben, inspiran.~ ~ La marquesa de Vegallana, que leía libros
  7      5|        más talento que yo.~ ~ La marquesa se encogía de hombros. Creía
  8      5|        afeminado baroncito. Y la marquesa, vengando en él lo de su
  9      5|         defensas relativas de la marquesa, era unánime la opinión:
 10      8|      publicó en El Lábaro.~ ~ La Marquesa tenía a su esposo por un
 11      8|     imitara sus vicios». Para la Marquesa no había más que Luis XV
 12      8|   arquitecto; pero el amor de la Marquesa a lo mullido y almohadillado
 13      8|       amarillo diciendo:~ ~ «-La Marquesa se empeña en llamar aquello
 14      8|          según su dogma, pero la Marquesa se reía de estas imposiciones
 15      8|          y las comodidades de la Marquesa. Si se le hablaba de mal
 16      8|           donde pasaba el día la Marquesa, la anarquía de los muebles
 17      8|         las cien esencias que la Marquesa arrojaba a todos los vientos.~ ~
 18      8|          doña Rufina de Robledo, marquesa de Vegallana, se levantaba
 19      8|        garante de una virtud, la Marquesa, sin separar los ojos de
 20      8|       escasa vigilancia a que la Marquesa se creía obligada cuando
 21      8|      sobrina en ferias la señora marquesa de Vegallana. Las sobrinitas
 22      8| entendiese. En la tertulia de la Marquesa, con sobrinas o sin ellas,
 23      8|     espíritu de tolerancia de la Marquesa había contagiado a sus amigos.
 24      8|   catedral prefería visitar a la Marquesa de día. A los escrupulosos
 25      8|     hipócritas y adelante.~ ~ La Marquesa sabía que en su casa se
 26      8|      sacado de estas ideas de la Marquesa y de su tertulia era Mesía.~ ~ «
 27      8|        Tenorio vetustense.~ ~ La Marquesa, viendo incorregible a su
 28      8|         el salón Regencia.~ ~ La Marquesa jamás subía al nuevo estrado.
 29      8|    Bedoya, asiduo tertulio de la Marquesa, compadecía a Vegallana
 30      8|       como el de la cocina de la Marquesa; en fin, no le adornaban
 31      8|          Habían sorprendido a la Marquesa que dormía la siesta en
 32      8|          Porque el mandato de la Marquesa no había bastado; el pinche
 33      8|          Pedro a su deber. Si la Marquesa le hubiera exigido algo
 34      8|          de marina, como dice la Marquesa.~ ~ La dama, completamente
 35     10|          punto, la berlina de la Marquesa venía arrancando chispas
 36     10|       caserón arrinconado.~ ~ La Marquesa, de azul y oro, luciendo
 37     10|     ajustada.~ ~ Ana sonrió a la Marquesa.~ ~ -Pero, señora, si es
 38     10|     habrá tanta gente -añadió la Marquesa.~ ~ -Por Dios, señora: con
 39     10|           demasiado nos honra la Marquesa.~ ~ -¿Qué honra ni qué calabazas...?,
 40     10|          dado aquel desaire a la Marquesa, estando decidida a no comulgar
 41     10|    hablado de eso en el palco la Marquesa, don Robustiano y yo. El
 42     10|       distracciones y paseos. La Marquesa dice que eres demasiado
 43     10|       menos; a la tertulia de la Marquesa cada cinco o seis días,
 44     10|       año; a las meriendas de la Marquesa, a las excursiones de la
 45     10|          en todas sus partes. La Marquesa, don Robustiano y Paquito
 46     12|        talento, y, como decía la marquesa de Vegallana, «era un cura
 47     13|  amarillo y en el gabinete de la Marquesa por los anchos balcones
 48     13|      congéneres de Madrid.~ ~ La Marquesa tendida en una silla larga,
 49     13|           quien a los pies de la Marquesa y a los pies del Arcediano,
 50     13|          Edelmira, sobrina de la Marquesa (una niña de quince años
 51     13|       señor perdido... -gritó la Marquesa incorporándose un poco y
 52     13|            Comería en casa de la Marquesa, Anita? Entonces no iría
 53     13|       debía irse. Se acercó a la Marquesa, pero no tuvo valor para
 54     13|        de aquellos señores» a la Marquesa y a Obdulia: las tres rodearon
 55     13|       Quedaban en el gabinete la Marquesa, el Magistral y Glocester.
 56     13|        esta frase: «¡Esta señora Marquesa es una... trotaconventos,
 57     13|         se convino en rogar a la Marquesa que convidase, con reiteradas
 58     13| Vegallana se volverían a ver. La Marquesa había escrito muy temprano
 59     13|        comer, a comer! -gritó la Marquesa desde la puerta del salón
 60     13|        decir que el Marqués y la Marquesa no prescindirían de sus
 61     13|    Vetusta.~ ~ Ordinariamente la Marquesa se hacía servir por muchachas
 62     13|       ventana había acumulado la Marquesa flores en tiestos, jardineras,
 63     13|  conservador de Vetusta.~ ~ A la Marquesa le parece ésta una de las
 64     13|            Qué tal? -preguntó la Marquesa entre dientes, más con el
 65     13|        Balmes en el techo.~ ~ La Marquesa hacía sus comistrajos singulares,
 66     13|        la ensalada tercera de la Marquesa, con una habilidad de máquina
 67     13|        el busto por detrás de la Marquesa, para hacerse oír; don Álvaro
 68     13|           El qué? -preguntaba la Marquesa, que comía sin cesar y muy
 69     13|         hacían mucha gracia a la Marquesa y a Edelmira. Visitación
 70     13|         en el cenador!-ordenó la Marquesa.~ ~ -¡Bien, bien! -gritaron
 71     13|        Álvaro daba el brazo a la Marquesa, y delante de ellos, detenida
 72     13|      disculpas... Ayúdeme usted, Marquesa, ayúdeme usted a convencer
 73     13|   convencer a este pícaro.~ ~ La Marquesa ayudó, pero fue inútil.
 74     13|       don Juan de Vetusta.~ ~ La Marquesa, sin malicia, como ella
 75     13|        la noticia que le daba la Marquesa.~ ~ Por el alma de don Álvaro
 76     13|           preguntaba asustada la Marquesa.~ ~ -¡En el columpio!, ¡
 77     13|        No grites, hija -decía la Marquesa, que ya no la miraba por
 78     13|          a Bautista... -decía la Marquesa.~ ~ -¡Sí, sí; que venga
 79     13|          si Bautista... -dijo la Marquesa -, ¡demonio de chicos!~ ~ -
 80     13|               Es verdad -dijo la Marquesa -, usted es también alto.~ ~ -
 81     13|       están los coches -gritó la Marquesa desde lejos; y corrieron
 82     13|  corrieron todos al patio.~ ~ La Marquesa, doña Petronila, la Regenta
 83     13|     usted muy desabrido -dijo la Marquesa, permitiéndose un tono familiar
 84     13|        Anda, Bautista! -gritó la Marquesa; y la carretela siguió su
 85     14|      timorato, según frase de la marquesa de Vegallana, no pasaba
 86     14|        era ridículo decirle a la Marquesa: señora, necesito que mi
 87     14|        sabía qué, servida por la Marquesa.~ ~ Fortunato leía las pruebas
 88     14|    carretela con el canónigo, la Marquesa y doña Petronila...! Luego
 89     14|        echar en los brazos! ¡Esa Marquesa es una Celestina de afición!»~ ~ «¡
 90     16|      Vegallana en compañía de la Marquesa, Edelmira, Paco y Quintanar.~ ~
 91     16|     sitio de preferencia, que la Marquesa no quería ocupar nunca,
 92     16|         Vegallana; sonreían a la Marquesa, asestaban los gemelos a
 93     16|           pero trataba poco a la Marquesa.~ ~ -¡Es demasiado borrico! -
 94     16|          vengaba diciendo que la Marquesa era republicana y que escribía
 95     16|     tristeza, que esa señora, la Marquesa, doña Rufina, en una palabra,
 96     16|         Frutos en el palco de la marquesa.~ ~ A Mesía le extrañó y
 97     16|      enfrente del cadáver.~ ~ La Marquesa dijo después de caer el
 98     16|        encantada, y salió con la Marquesa y Mesía.~ ~ Edelmira se
 99     16|     déjeme a ésa en casa, señora Marquesa -dijo Quintanar.~ ~ Mesía
100     18|      mojarse a sus anchas.~ ~ La Marquesa de Vegallana se levantaba
101     18|       modo, como la de la señora Marquesa!~ ~ -Yo no soy sentimental -
102     18|  extravíos.~ ~ La tertulia de la Marquesa veía el cielo abierto en
103     19|  empezaba aquel día». En vano la Marquesa, Paco, Visitación y Ripamilán
104     19|       padre, la madre, todo». La Marquesa estuvo poco tiempo junto
105     19|      Obdulia y en cierto modo la Marquesa. Se la vio en casa de Vegallana
106     21|         mucha naturaleza».~ ~ La Marquesa, Visitación, Obdulia, doña
107     21|         la santidad de Anita; la Marquesa encogía los hombros; temía
108     21|    marina, como decían ella y la Marquesa; de otro modo, que nadie
109     22|        iba de tarde en tarde, la Marquesa casi nunca, y así de todos
110     24|       fuera... Y después, que la Marquesa está ya algo fría con nosotros
111     24|          baronesa e hijas.~ ~ La Marquesa de Vegallana, todavía de
112     24|        desaire ciento uno.~ ~ La Marquesa también había puesto empeño
113     24|      sobre todo del cuello, a la Marquesa se le antojaba «un caballo
114     24|       Ana se sentó al lado de la Marquesa de Vegallana, única persona
115     24|          de parecer por allí. La Marquesa hablaba como una cotorra.
116     24|          escandalosa -le dijo la Marquesa, mientras le mordía la cara
117     24|      fuera del salón. Gritaba la Marquesa, reía a carcajadas Obdulia,
118     24|       sería un desaire...!~ ~ La Marquesa de Vegallana y su tertulia,
119     24|        encontró sentada entre la Marquesa y don Álvaro. Enfrente,
120     24|       usted, Quintanar -decía la Marquesa.~ ~ Pero el otro continuaba,
121     24|          Buena sociedad la de la Marquesa!»~ ~ El Marqués le decía
122     24|        cerca de la jamona.~ ~ La Marquesa tenía sueño, pero así y
123     24|          había halagado.~ ~ A la Marquesa se le ocurrió el disparate,
124     24|         los cincuenta años de la Marquesa. Suspiró... y en seguida
125     24|      negro, medio asfixiado y la Marquesa tuvo que darle palmadas
126     24|      tapada, en la berlina de la Marquesa. Y así fue. En cuanto Ana
127     25|       acceder a la súplica de la Marquesa que los había convidado
128     25|          con que Visitación y la Marquesa golpeaban la bandeja para
129     26|        como una bomba. Volvía la Marquesa, toda de negro, de pedir
130     26|    señoras, en el gabinete de la Marquesa reunidas, escuchaban pasmadas
131     26|     obispo-madre:~ ~ -Sí, señora Marquesa, no se haga usted cruces,
132     26|      acordándose del suyo.~ ~ La Marquesa no acababa de santiguarse. «
133     26|     espectáculo...!» -¡Por Dios, Marquesa! Cualquiera que la oyera
134     26|          a una nazarena...~ ~ La Marquesa encogió los hombros y volvió
135     26|        diabluras?~ ~ -¡Por Dios, Marquesa, no blasfeme usted! Diabluras
136     26|           Quintanar -preguntó la Marquesa con verdadero interés y
137     26|       militar, la presidenta, la Marquesa, Visitación, Obdulia, las
138     26|   vergüenza -dijo, al oído de la Marquesa, Visita.~ ~ Doña Rufina
139     27|          Verás... se trata de la marquesa de Pompadour: un señor Beltrand
140     27|         la manzana;~ ~ ~ ~¡es la marquesa~ ~ ~ ~de Pompadour...~ ~ ~
141     27|      algún recado... a la señora Marquesa... o...~ ~ -Sí: llevarás
142     27|       ustedes al Vivero.~ ~ Y la Marquesa:~ ~ -¡Hermosa idea! ¡Qué
143     27|          ni triste.~ ~ Paco y la Marquesa, que han venido a darnos
144     27|        al salón donde estaban la Marquesa, la gobernadora civil, la
145     27|   señoras ya no estaban allí. La Marquesa, la gobernadora y la baronesa
146     27|        de la huerta se veía a la Marquesa y a las señoras que la acompañaban
147     27|              Y el caso es que la Marquesa está sitiada por el chubasco
148     28|         van ustedes? -gritaba la Marquesa desde el belvedere al Magistral
149     28|    enredaba en las zarzas.~ ~ La Marquesa continuaba vociferando,
150     28|           por orden de la señora Marquesa, en su busca apenas comenzó
151     28|                 Pero y la señora Marquesa cómo no nos advirtió...?~ ~ -
152     28|            Despídame usted de la Marquesa. En una carrera estoy en
153     28|        la cama que le ofreció la Marquesa «para él solo».~ ~ -Vuelve
154     28|         mismo acaba de llamar la Marquesa a Edelmira, que duerme en
155     28|       finos y provocativos de la Marquesa reían con sus posturas de
156     28|       Entró en el gabinete de la Marquesa... Tampoco vio entre las
157     30| Constantino, y las criadas de la Marquesa y toda la aristocracia,
158     30|         y, ¡quién lo dijera!, la Marquesa misma, aquella doña Rufina
159     30|        Yo lo diría -exclamaba la Marquesa -. A mí ya me dio mala espina
Best viewed with any browser at 800x600 or 768x1024 on Tablet PC
IntraText® (VA2) - Some rights reserved by EuloTech SRL - 1996-2010. Content in this page is licensed under a Creative Commons License