Cap.

  1      1|             Magistral, de quien era hija de confesión, por más que
  2      2|             cual siempre había sido hija de confesión de don Cayetano,
  3      2|           doña Olvido, la orgullosa hija única de Páez, uno de los
  4      2|             Regenta, quería hacerse hija de confesión del Magistral,
  5      3|           la mano.~ ~ -¿Qué tienes, hija mía? -gritó don Víctor acercándose
  6      3|        había asustado».~ ~ -Que no, hija mía; que te juro...~ ~ -
  7      4|             se le preguntase por su hija. La nobleza vetustense opinó
  8      4|        enterarse de la suerte de su hija.~ ~ Tiempo había para proteger
  9      4|    simpático.~ ~ De sus defectos su hija fue la víctima. Después
 10      4|        pesaba de haber entregado su hija a la gazmoñería inglesa
 11      4|             de la instrucción de su hija. En el extranjero se había
 12      4|            y no sabía vivir con una hija que ya entendía más que
 13      4|            ocultaba don Carlos a su hija. Todo lo demás podía y debía
 14      4|           quiero -concluía - que mi hija sepa el bien y el mal para
 15      4|        obras?~ ~ Sin embargo, si su hija fuese funámbula y trabajase
 16      4|            ustedes, yo entrego a mi hija esos grabados que representan
 17      5|  resignación cristiana.~ ~ «Ana, la hija de la modista, había caído
 18      5|           La dejarán a usted morir, hija mía».~ ~ Ana dio gritos,
 19      5|         amparando a la desventurada hija del hermano de sus pecados.~ ~
 20      5|             que iba a merecerles la hija de don Carlos y de la modista
 21      5|             la tertulia acoger a la hija de don Carlos como una Ozores,
 22      5|         Lola.~ ~ -Pero...~ ~ -Pero, hija...~ ~ -Pero, si lo que no
 23      5|       palmito y buen talle.~ ~ -Sí, hija mía -interrumpió doña Águeda -.
 24      5|          con la protesta de que era hija tanta sabiduría de la observación
 25      5|             estaba en la iglesia -. Hija mía, las esposas de Jesús
 26      5|           exclamó:~ ~ -Señorita..., hija mía; ha llegado un momento
 27      5|     sentencia. «No le faltaría a la hija de la bailarina -¿quién
 28      7|          don Manuel, y conozco a su hija desde que era así -media
 29      8|    habitación donde había muerto la hija segunda de los Marqueses.
 30      9|              algo parecido a esto: «Hija mía, ni aquellos anhelos
 31      9|             comparación: «Si usted, hija mía, se baña en un río,
 32      9|    confesonario temblaba al decir: «Hija mía, esa historia de sus
 33     10|      también.~ ~ -La vida es sueño, hija mía, es el portento de los
 34     10|          tenía su mujer?»~ ~ -Pero, hija, ¿qué te pasa?, tú estás
 35     10|           por eso te pones así; sí, hija mía, estos extremos...~ ~ -
 36     10|             cabeza negando.~ ~ -Sí, hija mía; hemos hablado de eso
 37     10|             en tus sueños... Basta, hija mía, basta de soñar. ¿Te
 38     10|           lloras sin saber por qué, hija mía, me entra una comezón,
 39     11|           podrá entenderse con esta hija mía querida, que a mí iba
 40     11|            ya el café?~ ~ -¿Yo...?, hija mía... no... no he llamado.~ ~
 41     11|               Bien; tráeme el café, hija mía.~ ~ Teresina, antes
 42     11|   ruborizándose.~ ~ -No hay de qué, hija mía. Agradezco su celo.~ ~
 43     11|          mucho se lo agradecería su hija espiritual y affma. amiga,
 44     12|        Salesas a ver cómo estaba su hija; él no tenía valor para
 45     12|            se atrevía a llamarla su hija. La creía de Dios, sólo
 46     12|    tratándose de la felicidad de su hija de ustedes.~ ~ Una lágrima
 47     12|      suficiente... ¿Daría usted una hija a don Álvaro?~ ~ -¡Antes
 48     12|            Banco, y Olvido Páez, la hija de Páez el Americano, el
 49     12|           pero poco a poco entre su hija y el Magistral le fueron
 50     12|           de Páez eran el amor a su hija y la manía del buen tono.~ ~
 51     12|             Don Francisco Páez y su hija suplicaron a don Fermín
 52     12|        Imposible.~ ~ -Es muy terco, hija, déjale..., no quiere que
 53     13|           dijo -, ¿estorbo?~ ~ -No, hija, no; llega usted a tiempo.
 54     13|       Magistral buscara en su nueva hija de penitencia la satisfacción
 55     13|            señora, ¿por qué no? Oh, hija mía, cuando nos conozcamos
 56     13|           sin cesar.~ ~ -No grites, hija -decía la Marquesa, que
 57     14|           si había comido aquí. No, hija, no; tuve que salir yo mismo
 58     14|     puntapiés como solía.~ ~ -Dime, hija mía..., ¿has visto pasar
 59     14|   habitación en que había muerto la hija de los Marqueses. El Magistral
 60     15|           de Paula bien pronto. «La hija de Antón Raíces -le dijo
 61     15|           párroco pidió a Raíces su hija para reemplazar a Rita en
 62     15|          treinta años, admitió a la hija de Raíces como parte integrante
 63     15|             oyese en confesión.~ ~ -Hija mía, ¿a estas horas?~ ~ -
 64     15|     pantalones, qué levita...? Y mi hija... es una mala pécora...
 65     15|      Custodio me roba el amor de mi hija... Yo no tengo familia...
 66     15|       pediré una taza de ... y mi hija me dará un rosario... ¡Sois
 67     15|          madera...~ ~ Celestina, la hija de Barinaga, era una beata
 68     15| amonestaciones y malos tratos de su hija, Barinaga no había querido
 69     15|           quería cortar. En vano su hija le daba tormento doméstico
 70     16|          además tenía palco para su hija), Bedoya, un escribano famoso
 71     16|            enamorada joven, que era hija de padres ricos, se decidió
 72     16|             clavados los ojos en la hija del Comendador, olvidada
 73     16|             Ana se comparaba con la hija del Comendador; el caserón
 74     17|               Y Ana, que pasaba por hija predilecta de confesión
 75     17|           le mortificaba.~ ~ -Pues, hija mía, usando o tal vez abusando
 76     17|           parecida a lo llano».~ ~ -Hija mía, el mal no está en que
 77     17|           ridículo...?~ -¡Por Dios, hija mía! ¡Dónde vamos a parar! ¡
 78     17|         universal... Pues todo eso, hija mía, se puede lograr, satisfacer
 79     17|           pequeños y comineros; no, hija mía, no, lo esencial es
 80     17|         mujer que pretende amarle: «Hija, pues para acordarte de
 81     17|           cosa más hermosa, querida hija mía! Llegará, por ejemplo,
 82     17|           Dios en idea..., tocadas, hija mía, de panteísmo, sin que
 83     17|                  Ya lo creo. Adiós, hija mía, adiós; sube, sube,
 84     17|             no tema.~ ~ -Cierra ya, hija mía, puedes cerrar.~ ~ -
 85     18|             repetía: «A la iglesia, hija mía, a la iglesia; no a
 86     18|          vida nueva; ¿no es verdad, hija mía?~ ~ -Sí, sí, padre mío,
 87     19|          Dios, Quintanar...~ ~ -Sí, hija, sí, pues no faltaba más... -
 88     19|        quieres disimular...~ ~ -No, hija, no..., por amor de Dios...,
 89     19|         esto es nervioso...~ ~ -Sí, hija, claro, nervioso.~ ~ Y sin
 90     19|            todas las cofradías, fue hija y hermana, según se quiso,
 91     20|       podido don Álvaro vencer a la hija de un maestro de la Fábrica
 92     21|             santos, verdad?~ ~ -Sí, hija, sí, y autos sacramentales...~ ~ -
 93     21|            por ejemplo.~ ~ -¿Sabes, hija mía...? Yo prefiero los
 94     21|        pulso, según Visita.~ ~ -Sí, hija, sí, se ha marchado, pero
 95     21|           del mundo, a pesar de ser hija de confesión de don Fermín! ¡
 96     22|             bandos respectivos: «La hija de Carraspique, sor Teresa,
 97     22|          Rosa Carraspique y Somoza, hija del conocido capitalista
 98     22|           el señor Carraspique o su hija, ¿quiere decirme el periodista
 99     22|        beneficiado don Custodio; la hija de Barinaga, la beata paliducha
100     22|          Magistral -, al oído de su hija de penitencia; la consolaba,
101     22|         esta casa; esta señorita es hija de don Santos y con ella
102     22|          Quién llora ahí?~ ~ -Es su hija de usted.~ ~ -¡Ah grandísima
103     22|       marchar tan pronto, porque la hija de don Santos cayó desmayada.
104     22|         enfermo y así evitar que la hija de don Santos introdujese
105     22|        lámpara, seor bandido! Y tú, hija de perdición, no ocultes
106     22|          señor, por compasión de su hija..., los Sacramentos...,
107     22|        señor Magistral, y mi señora hija...~ ~ -Vamos, don Santos -
108     22|       vestía el luto reciente de su hija, miraba a don Fermín con
109     22|            gozaba acordándose de su hija muerta».~ ~ Sí, don Fermín
110     22|            con las quejas contra su hija. Unas veces se lamentaba
111     22|             a ver al enfermo o a su hija. Don Pompeyo había hecho
112     24|           miradas se clavaron en la hija de la italiana. Hubo un
113     24|         para acoger en su seno a la hija pródiga de la Sociedad,
114     24|             a su querida Anita.~ ~ -Hija, gracias a Dios; creía que
115     24|         cara, y con voz gangosa, la hija mayor del barón, Rudesinda,
116     24|          había osado preguntar a la hija segunda del barón «si le
117     24|           prensa periódica, pero su hija no. Enfrente de esta pareja
118     24|        sonaba la voz gangosa de una hija del barón... y atrás quedaba
119     24|               A cenar.~ ~ -A cenar, hija mía -le dijo al oído Quintanar -. ¡
120     25|             Dios, basta.~ ~ -Bueno, hija, bueno..., no insisto.~ ~
121     26|    Sacramentos?~ ~ Se lo propuso la hija mayor, Agapita.~ ~ -Papá,
122     26|            Que confiese. Está bien, hija mía. ¿Cómo ha de ser? Hace
123     26|         oído el diálogo Somoza y la hija menor de Guimarán, Perpetua.
124     27|             suelo...~ ~ ~perdóname, hija mía; sin querer me vuelvo
125     27|             mismo en voz alta:~ ~ -¡Hija mía! Es otra. Ese Benítez
126     27|           ha salvado... Es otra... ¡Hija de mi alma!~ ~ Cenaron en
127     27|           Víctor dio un salto.~ ~ -¡Hija, por Dios...!, ya soy viejo
128     27|           Pedro.~ ~ -Ya lo suponía, hija mía, pero vengo muerto de
129     27|           esta molestia...!~ ~ -No, hija, no hay de qué..., al contrario...
130     27|             civil, la baronesa y su hija mayor, que no quería correr
131     27|             que tiene por allá a su hija...~ ~ El trueno que estalló
132     28|          don Fermín es un botarate, hija mía, y perdona -contestó
133     28|                   Pero qué hora es, hija mía?~ ~ -Muy tarde... Ya
134     28|             en Vetusta. Salacia, la hija del mar, sacaba a sus hermanas
135     29|             de la casa.~ ~ «Ya ves, hija, tú has cometido una falta,
136     29|          irme de esta casa.~ ~ -No, hija, lo que es, si tú lo tomas
137     29|            dijo otra vez:~ ~ -Anda, hija mía, entra.~ ~ «Hija mía -
138     29|          Anda, hija mía, entra.~ ~ «Hija mía -pensó Petra -, ésta
139     29|     costumbre... Su Ana era como su hija... Y él sentía su deshonra
140     30|          que teme por la vida de su hija, y lo temía al mismo tiempo
141     30|          pie en la calle.~ ~ -Pero, hija mía, esto es un suicidio.
142     30|          una carretera... Por Dios, hija, va usted a enfermar otra
143     30|          Nada, nada de trato con la hija de la bailarina italiana!~ ~
144     30|     orfandad que le pertenecía como hija de militar.~ ~ -Échele usted
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