Cap.

  1      1|      convertía en dos, y luego en tres, todos seguidos, pegados.
  2      1|      bueno, creyente, nacían dos, tres, que ya jamás oirían hablar
  3      1|      ocupado todo el día, pero de tres a cuatro y media siempre
  4      1|        venir a esta su casa a las tres de la tarde? Le espero con...»
  5      2|           se confesaba cada dos o tres meses, no conocía a punto
  6      2|           canónigos; quedaban los tres y el Palomo, que abría y
  7      3|         por máquina repetía estas tres voces, que para ella habían
  8      3|          pasó adelante. Una, dos, tres hojas... leía sin saber
  9      3|             Y pensó que dentro de tres horas, antes de amanecer,
 10      3|         atrevió. Además, antes de tres horas debía estar camino
 11      3|          tú me llames si oyes los tres ladridos... ya sabes...
 12      3|          notada más que por dos o tres canarios, que movieron las
 13      3|    trasvolado, soñaba que oía los tres ladridos de Frígilis.~ ~ ¡
 14      3|         la misma dama, cuando oyó tres ladridos lejanos. «¡Era
 15      4|          vivían parte del año los tres juntos, pero el verano y
 16      5|         poco a azufre.~ ~ Un día, tres o cuatro después de enterrado
 17      5|           buen tono. Comían dos o tres veces por semana fuera de
 18      5|           las de Ozores. Eran las tres maravillas de la población.~ ~
 19      5|          señorita de Ozores tenía tres cabezas en la pared y tres
 20      5|        tres cabezas en la pared y tres o cuatro en el techo, y
 21      6|       demás achaques de abolengo. Tres generaciones habían bostezado
 22      6|          vestíbulo se encontraban tres o cuatro pasillos convertidos
 23      6|           su negocio: una casa de tres pisos que está construyendo
 24      6|        Vinculete jugaba desde las tres de la tarde hasta las dos
 25      6|        esta historia.~ ~ Eran las tres y media de la tarde. Llovía.
 26      6|          inmemorial acudían a las tres en punto a tomar café y
 27      6|        veces no poco, había dos o tres grupos de alborotadores,
 28      7|       traje le pedían el valor de tres y nunca le sentaban bien
 29      8|        uno..., mil ciento dos..., tres..., cuatro... -y seguía
 30      8|      plazuela, convendría retirar tres o cuatro metros la catedral.
 31      8|          llave del gas.~ ~ De las tres hijas de los marqueses,
 32      8|          se había quedado sin sus tres hijas. Previamente se daba
 33      9|         qué más? Adelante... reza tres Padrenuestros, una Salve
 34      9|           de Vetusta, de casas de tres pisos, iguales, cargadas
 35      9|         discordantes. La acera de tres metros de anchura, una acera
 36      9|          andar sin pararse a cada tres pasos. Costureras, chalequeras,
 37     10|         señora!, si ha roto usted tres de esos tiestos nuevos..., ¡
 38     10|     Pílades de su marido. Y hacía tres años que ella vivía entre
 39     10|       primera vez!~ ~ Siguió; dio tres, cuatro pasos más sin resolverse
 40     11|        señorito.~ ~ El cual paseó tres o cuatro minutos entre los
 41     11|         cánones. Después de fumar tres pitillos volvió a sentarse.
 42     12|      grandísimo pillo que me pide tres pesetas por unas medias
 43     12|        estaba oyéndole. Vio dos o tres que él conocía y pensó: «
 44     12|           desempeñaba otros dos o tres cargos en Palacio, no todos
 45     12|          Breve de Paulo V y dos o tres de Gregorio XV. ¡Majaderos!
 46     12|      Llegaba tarde al paseo, daba tres o cuatro vueltas, y cuando
 47     12|         comida de familia..., los tres solos.~ ~ -¡Los tres solos! -
 48     12|          los tres solos.~ ~ -¡Los tres solos! -decía Olvido dejando
 49     12|       casa de otro Francisco hace tres días; no puedo faltar, sería
 50     13|          de su noble amiga. Estas tres personas formaban grupo
 51     13|          en pie, oían a Glocester tres canónigos más, el capellán
 52     13|          de la casa, don Aniceto, tres damas nobles, la gobernadora
 53     13|       pasaron al gabinete.~ ~ Los tres canónigos se levantaron;
 54     13|         Marquesa y a Obdulia: las tres rodearon al Magistral y
 55     13|           quien había visto dos o tres veces siendo ella muy niña
 56     13|        espalda y no una vez, sino tres o cuatro, dándole a entender
 57     13|     desenganchar el columpio.~ ~ -Tres metros y medio -dijo el
 58     14|         tarde había juntado a los tres enemigos del Magistral la
 59     14|          confesión de dos horas o tres o cuatro. «¡Sabría Dios
 60     14|      después otro y a veces dos o tres a un tiempo... Al mismo
 61     14|       reloj de la Universidad dio tres campanadas. ¡Tres cuartos
 62     14| Universidad dio tres campanadas. ¡Tres cuartos de hora! Andaría
 63     14|          Sí.~ ~ -No.~ ~ -Dos.~ ~ -Tres.~ ~ -Para abajo.~ ~ -Mentira,
 64     15|            no he hablado con ella tres veces..., es una santa...~ ~ -
 65     15|        por anchos pilares a dos o tres varas del suelo. Allí dormía
 66     15|   Barinaga, que volvía a su casa -tres puertas más arriba de la
 67     16|           y cantaba una elegía de tres columnas, en tercetos entreverados
 68     16|         la atención retrocedía, y tres veces leyó los cinco primeros
 69     16|         es un pretexto para pasar tres horas cada dos noches observando
 70     16|         de amores desgraciados; y tres o cuatro vejetes verdes
 71     16|      negro y rojo y sentada sobre tres almohadones en un palco
 72     16|       notó, y le agradeció. Dos o tres veces se sonrieron y sólo
 73     16|     Cuando Mesía, ya cerca de las tres, de vuelta del Casino, trataba
 74     17|          por aquel lado, dejó oír tres campanadas como un aviso.
 75     18|         leguas se veía, según los tres, que Ana estaba interesada.
 76     18|           que pudo, preparó dos o tres castigos para varios párrocos
 77     19|          que se disponía a narrar tres o cuatro adivinaciones suyas.~ ~ -
 78     19|          servicio encendían dos o tres luces de gas en el salón,
 79     19|          de dos almas a través de tres siglos.~ ~ ~ ~
 80     20|         se hacía una levita, cada tres compraba un sombrero alto,
 81     20|         viendo chocar o no chocar tres bolas de marfil. Algunas
 82     20|          en todas partes, y dos o tres veces al día entraba en
 83     20|           como le llamaban; dos o tres rasgos de despotismo en
 84     20|         entrar en la alcoba dos o tres veces, pero nunca pudo hablar
 85     20|        juntarse en el Espolón los tres mejores mozos del Cabildo:
 86     20|      dignidad. Gastaban entre los tres muchas varas de paño negro
 87     20|           quiso... Él se figuraba tres monjas hermosas, buenas
 88     20|           Espolón dedicaban a los tres buenos mozos del Cabildo,
 89     20|          mozos del Cabildo, a las tres torres davídicas, creía
 90     20|          su resistencia.~ ~ Dos o tres veces intervino en la algazara
 91     20|          combate de amor que duró tres noches, y fue más glorioso
 92     20|          Magistral, y otros dos o tres comensales borrachos.~ ~
 93     21|           la visitaban cada dos o tres días y las visitas eran
 94     21|          a silla.~ ~ La carta, de tres pliegos, la llevó Petra
 95     21|      sobre ella, a un lado, había tres filas de bancos sin respaldos,
 96     21|           revela el sexo, y dos o tres, pequeñas, pálidas y recias,
 97     21|         no en balde habían pasado tres siglos». Empezó Ana a comprender
 98     21|           se bañaba más que dos o tres veces, ahora echaba de menos
 99     21|         sangrando, probando, como tres y dos son cinco, que en
100     22|        lloriqueando. Hablaron los tres en voz baja; don Custodio
101     22|           había abierto por dos o tres lados; se veía la carne
102     22|  enterrador actual sólo recordaba tres o cuatro entierros así.~ ~
103     23|         de aquella reja; ¡si daba tres pasos podía tocarla a ella!»
104     23|      donde había muchas señoras y tres clérigos. Allí se había
105     23|       delante de mi casa... a las tres de la madrugada... Orgaz
106     24|        llamaban los plebeyos «las tres desgracias», y a su señor
107     26|           rodeaba una aureola.~ ~ Tres veces se había mandado aviso
108     26|       También respiró Somoza. Los tres hubieran quedado en ridículo
109     26|           Descalza! -gritaron las tres damas.~ ~ -Pues claro, hijas,
110     27|     antigua todo aquello.~ ~ ¡Qué tres días! Yo me figuraba estar
111     27|          del brazo de Vinagre! ¡Y tres días con los pies abrasados
112     27|          sobre la carretera dos o tres minutos, y como si aquello
113     27|               Sí, señor; pero hay tres callejas que se cruzan y
114     28|            Hablaban a veces dos o tres a un tiempo, pero todos
115     28|         visitar a la Regenta cada tres o cuatro días. A veces Ana
116     28|          días después volvían los tres juntos a Vetusta; Benítez
117     28|          la alfombra yacían dos o tres libros, pedazos de papel,
118     29|     piedras y quitando cal, dos o tres estribos muy disimulados
119     29|          el orgullo una herida de tres pulgadas -, no necesita
120     29|         donde solía esperar dos o tres minutos a Frígilis, si no
121     29|            como si bostezara, dio tres campanadas.~ ~ Don Víctor
122     29|          y perilla... Después los tres juntos se habían puesto
123     30|          había sucedido».~ ~ Dos, tres veces, ya al obscurecer,
124     30|            las dos..., no oyó las tres, porque debió de dormitar
125     30|        como lo cuenta.) Una, dos, tres (da las tres palmadas), ¡
126     30|            Una, dos, tres (da las tres palmadas), ¡plun!, ¡y al
127     30|           apretar el gatillo, oyó tres palmadas rápidas y en seguida
128     30|         tomaba el tren de Madrid, tres días más tarde de lo que
129     30|       todo.~ ~ Y una tarde, a los tres días de la catástrofe, en
130     30|        Ana, la llamó en vano dos, tres veces... Pidió luz asustado
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