Cap.

  1      5|      embeleso un pollastre llamado Ronzal, alias el Estudiante.~ ~ -
  2      6|          desde que era de la Junta Ronzal, que había visto otros usos
  3      6|        cosa de medio palmo, si era Ronzal se levantaban un palmo entero
  4      6|          pálido.~ ~ En efecto, era Ronzal.~ ~ Pepe Ronzal -alias Trabuco,
  5      6|        efecto, era Ronzal.~ ~ Pepe Ronzal -alias Trabuco, no se sabe
  6      6|            murió el ganadero, Pepe Ronzal dejó de ser el Estudiante,
  7      6| Restauración en adelante pasaba ya Ronzal por hombre de iniciativa,
  8      6|           cuando podía. Hablar con Ronzal, verle a él animado, decidor,
  9      6|            del Casino el conserje. Ronzal, que era ya de la Junta,
 10      7|       calidades distinguían a Pepe Ronzal, a quien Joaquinito Orgaz
 11      7|        manera de decirlos. Además, Ronzal aborrecía a don Álvaro Mesía
 12      7|       Buenas tardes, señores -dijo Ronzal sentándose en el corro.~ ~
 13      7|      sietemesino.~ ~ Para piernas, Ronzal. En efecto, las estiró al
 14      7|             era hoy la víctima.~ ~ Ronzal se puso serio.~ ~ -¡Hola! -
 15      7|           Fermín... ¡Je, je...!~ ~ Ronzal no entendía.~ ~ -A ver,
 16      7|            era allí lo de menos. A Ronzal ya le echaban chispas los
 17      7|         cosas claras.~ ~ -El señor Ronzal quiere que se le explique
 18      7|          tomar.~ ~ -¡Eso es! -dijo Ronzal, que no pensaba en tal cosa,
 19      7|      unanimidad de parte del señor Ronzal, si bien reconocían que
 20      7|       enterasen. «No se trataba de Ronzal. Se había dicho allí con
 21      7|         galán, que no era el señor Ronzal...»~ ~ -Es Mesía -interrumpió
 22      7|          heló la sangre del fogoso Ronzal. No cabía duda, era la carcajada
 23      7|            Llegaron a donde estaba Ronzal. Éste había vuelto a sentarse
 24      7|      Álvaro Mesía era más alto que Ronzal y mucho más esbelto. Se
 25      7|       mismo a tomarse las medidas. Ronzal encargaba la ropa a Madrid;
 26      7|          tenía el acento del país. Ronzal parecía gallego cuando quería
 27      7|        atribuía al Presidente, él, Ronzal, no creía que ni un solo
 28      7|           adquirido de mala fe.~ ~ Ronzal era reaccionario dentro
 29      7|          vencedor. Mandaban los de Ronzal, éste era diputado de la
 30      7|          escenario, un espectador, Ronzal, desde la platea del proscenio
 31      7|          aquel plastón (como decía Ronzal) inimitable, de un brillo
 32      7|         amor de su enemigo.~ ~ Él, Ronzal, también lucía mucho la
 33      7|           abiertos. Miraba a Mesía Ronzal, y si aplaudía su modelo
 34      7|       palcos y las butacas, seguía Ronzal el movimiento de aquellos
 35      7|            o señorita, ya la tenía Ronzal por muerta de amor o deshonrada
 36      7|          le convenía la inquina de Ronzal, gran propagandista de la
 37      7|      hablar de mujeres casadas.~ ~ Ronzal, como otros días, defendía
 38      7|   Magistral lo era. Dijeron que no Ronzal, Orgaz padre, el Marquesito,
 39      7|          calumniosas especies.~ ~ (Ronzal apuntó la palabra: él creía
 40      7|           .~ ~ -Ni lo otro -dijo Ronzal.~ ~ Mesía le miró aprobando
 41      7|      Aquello de gato pedía sangre, Ronzal estaba seguro, pero no sabía
 42      7|       pueblo es un majadero -gritó Ronzal -. El pueblo crucificó a
 43      7|           apuesta con usted, señor Ronzal... ya recordará usted...
 44      7|          usted primero con h -dijo Ronzal con voz de trueno a Joaquinito,
 45      7|           corazón.~ ~ -Nada, señor Ronzal, no parece.~ ~ -Ahora búsquela
 46      7|         momento de la victoria.~ ~ Ronzal estaba como un tomate. Miró
 47      7|       Frutos iba a protestar, pero Ronzal añadió sin darle tiempo:~ ~ -
 48      7|         atrevió a decir:~ ~ -Señor Ronzal, no creo que el señor Redondo,
 49      7|          más ignorante, y el ver a Ronzal objeto de burla general,
 50      7|     corazón amante de la economía! Ronzal creyó que una vez más se
 51      7|          Cuánto envidió esta frase Ronzal! Comprendió que todos habían
 52      8|           Quién le hubiera dicho a Ronzal que él debía el verse diputado
 53      9|             como decía ya el mismo Ronzal. Mesía saludó muy formalmente.~ ~
 54      9|         Eso creo yo -solía afirmar Ronzal -; la mujer es así urbicesorbi (
 55     11|           fuiste a ver al señor de Ronzal.~ ~ -Se me pasó la hora
 56     11|           confesonario, y el señor Ronzal se cansó de esperar y no
 57     11|           pueblo creyendo que tú y Ronzal y yo y todos somos unos
 58     11|           el calabozo. ¿Y qué dirá Ronzal? Si tú que estás más interesado
 59     12|           un impío».~ ~ -¿Un impío Ronzal? ¡Su amigo de usted! -se
 60     12|        partidario suyo, de todo un Ronzal el diputado. Bien hacía
 61     12|         santo, pensaría mejor».~ ~ Ronzal, alias Trabuco, aspiraba
 62     12|           proyectos.~ ~ -¿Un impío Ronzal? -preguntó asustado Carraspique.~ ~ -
 63     12|             pero eso es otra cosa. Ronzal, comparado con otros...
 64     12|            ateo. Pero ni Mesía, ni Ronzal son hombres de fe, y menos
 65     12|             Antes muerta!~ ~ -Pues Ronzal, aunque se llama conservador
 66     12|            los amos de la casa.~ ~ Ronzal fue desahuciado.~ ~ El Magistral
 67     12|    adoraban tales inmundicias?»~ ~ Ronzal, Trabuco, que admiró aquel
 68     13|               Trabuco, o sea, Pepe Ronzal, de la comisión provincial,
 69     13|     Bermúdez le parece un absurdo; Ronzal dice que es «un anacronismo»;
 70     16|  acostumbrados a estos que llamaba Ronzal anacronismos, y pasaban
 71     16|      estampa. Pero nadie como Pepe Ronzal, alias Trabuco y antes El
 72     16|            de esta otra bolsa eran Ronzal, Foja, Páez (que además
 73     16|           con cualquiera de ellos. Ronzal había protestado varias
 74     16|            personas de posición, a Ronzal le llevaban los diablos.
 75     16|          en Madrid, en el palco de Ronzal se discutía a grito pelado
 76     16|           toleraban en la bolsa de Ronzal. Se llegó en alguna ocasión
 77     16|          usted. ¿Y usted qué dice, Ronzal?~ ~ -Yo... distingo... si
 78     16|         Marqueses tocaba con el de Ronzal, pocas veces los abonados
 79     16|          También esto lo envidiaba Ronzal, que era amigo político
 80     16|           frialdad ceremoniosa.~ ~ Ronzal se vengaba diciendo que
 81     16|          Que resulta padre -añadió Ronzal -; circunstancia agravante.~ ~ -
 82     16|       aquella correspondencia Pepe Ronzal, que, como siempre, seguía
 83     20|         confirma la regla», añadía Ronzal el diputado. Y hasta había
 84     20|        egoísta, de la cuestión: si Ronzal será inmortal, si don Frutos
 85     20|          Frutos ni lo que prefiera Ronzal? La cuestión no es ésa;
 86     20|  respetable. «Miren ustedes -decía Ronzal, que todavía no era sabio -,
 87     20|             Pero, hombre -le decía Ronzal, con deseos de pegarle -, ¿
 88     20|   infalible! ¿Comprende usted eso, Ronzal?~ ~ -Sí, señor, perfectamente.
 89     20|            tal día hará un año!~ ~ Ronzal no demostró el porqué de
 90     20|           diría Obdulia, qué diría Ronzal, qué diría el mundo entero!~ ~ »
 91     20|           iluminando los balcones. Ronzal se opuso, pero el Presidente
 92     23|           viuda el aliento de Pepe Ronzal, que no podía, ni tal vez
 93     23|     emparedada entre el formidable Ronzal y el cocinero de Paco. Joaquín
 94     24|        como los demás? -preguntaba Ronzal, que acababa de hacerse
 95     24|          lo ha propuesto -contestó Ronzal.~ ~ Don Álvaro observó que
 96     24|      vestido oscuro dejaba ver.~ ~ Ronzal, de la comisión que recibía
 97     24|          se colocó resplandeciente Ronzal, el gallardo Trabuco, diputado
 98     24|       Casino. La pechera que lucía Ronzal no podía ser más brillante.
 99     24|           era de este mundo, y que Ronzal había hecho demasiado atreviéndose
100     24|        fondo. Bien se lo envidiaba Ronzal. La de Páez y la del barón
101     24|            tocado en suerte!» Pero Ronzal, como si cantaran; pensaba
102     24|            detrás de sí muy cerca. Ronzal, que no podía sentarse,
103     24|          del rigodón vino un wals. Ronzal se retiró a fumar un cigarro
104     24|       última hora bailaban, pese a Ronzal, los de levita, los de jaquet
105     24|           otros vicios y pasiones. Ronzal ya no parecía a la de Páez
106     24|         barón de la Barcaza y Pepe Ronzal, cenaron en el gabinete
107     24|   inspirará maravillas. En efecto, Ronzal, abusando de su cargo en
108     24|            sentó a su lado. ¡Feliz Ronzal aquella noche!~ ~ Ana se
109     24|           Quién está ahí? -gritaba Ronzal con su alabada energía.~ ~ -
110     24|        contraste del pelo negro de Ronzal y su frente pálida y morena...,
111     24|          Paco, Edelmira, Obdulia y Ronzal.~ ~ Para Trabuco era el
112     24|            y Ana! -decía Obdulia a Ronzal, su pareja.~ ~ En aquel
113     30|          como solían, ni Mesía, ni Ronzal, ni el capitán Bedoya ni
114     30|           que hoy no han venido ni Ronzal, ni el capitán ni el coronel.
115     30|          mismo. Al oscurecer llegó Ronzal. Nadie se atrevió a interrogarle
116     30|              Padrino de qué? -dijo Ronzal con ceño adusto, aire misterioso
117     30|           caso de los insultos.~ ~ Ronzal negó, se obstinó en callar;
118     30|               Orgaz no sabía nada; Ronzal hizo un gesto de disgusto
119     30|    Marquesito, Orgaz hijo y padre, Ronzal y otros varios comenzaron
120     30|          no parecieron por allí ni Ronzal, ni Fulgosio, ni Bedoya,
121     30|          sospecha que por culpa de Ronzal, pronto corrió por Vetusta
122     30|        rumor de lo cierto. Petra y Ronzal habían sido los indiscretos.
123     30|          le presentaron Frígilis y Ronzal en son de desafío. Parece
124     30|            me encontré al señor de Ronzal, que está presente, al lado
125     30|         del lecho de mi amigo».~ ~ Ronzal saludó.~ ~ Mesía se había
126     30|          con él, hubiese llamado a Ronzal. Quintanar creía en la energía
127     30|           Traslacerca les esperaba Ronzal. La mañana estaba fría y
128     30|         haber asistido a muchos, y Ronzal y Bedoya en su vida habían
129     30|      lágrimas heladas en los ojos; Ronzal, estupefacto, y el coronel
130     30|       babilónicos; y en el Casino, Ronzal, Foja, los Orgaz echaban
Best viewed with any browser at 800x600 or 768x1024 on Tablet PC
IntraText® (VA2) - Some rights reserved by EuloTech SRL - 1996-2010. Content in this page is licensed under a Creative Commons License