Cap.

  1      1|      Vetusta la Regenta, porque su marido, ahora jubilado, había sido
  2      1|       Provisor, pero la mirada del marido la contuvo otra vez, y no
  3      2|     Infanzones sudaban también. El marido tenía en la cabeza una olla
  4      2|          Oh, si no fuera porque su marido todo lo consideraba inconveniencia
  5      2|          ella y el bobalicón de su marido! Le había hecho señas, pero
  6      2|        Pero de dónde le venía a su marido la amistad de aquella señorona?»
  7      3|          miedo?~ ~ -¡Ca!~ ~ -Somos marido y mujer -decía él.~ ~ -¡
  8      3|          la cabeza en el pecho del marido.~ ~ -¡Con mil amores! -contestó
  9      3|            pero que en el mundo un marido no está para divertir al
 10      5|            Creía firmemente que su marido era un idiota. «¡A qué llamarán
 11      5|            vengando en él lo de su marido, decía:~ ~ -Pues hijo mío,
 12      5|            tronada, que tenía a su marido y a su hijo enamorados en
 13      5|        melancolía que le sonaba al marido a voluptuoso abandono:~ ~ -
 14      7|           prepararía a ser un buen marido.~ ~ La duda que le atormentaba
 15      7|           Qué daño se le hace a un marido que no lo sabe?»~ ~ Creía
 16      8|          respondía, aludiendo a su marido.~ ~ No era muy escrupuloso
 17      8|            Vetusta poco tiempo. Su marido había dejado la carrera
 18      8|          aquello ya como si no: el marido, los hijos, la plaza, los
 19      9|           la Barca, el ídolo de tu marido. ¿No sabes? Ha venido un
 20     10|         liga o con reclamo como su marido? ¿En plantar eucaliptus
 21     10|            para sus adentros! ¿Qué marido era aquel que cazaba con
 22     10|            tentación, manías de un marido que inventa máquinas absurdas
 23     10|            brazos de su esposa. Su marido era botánico, ornitólogo,
 24     10|       jurisconsulto; todo menos un marido. Quería más a Frígilis que
 25     10|       Herodes era el Pílades de su marido. Y hacía tres años que ella
 26     10|          caer en una trampa que un marido coloca en su despacho como
 27     10|        acostarse sin un beso de su marido en la frente. Pero llegaba
 28     10|     conciencia de no quererle como marido, de no desear sus caricias,
 29     12|          se necesita que lo sea el marido de una Carraspique.~ ~ Aquel
 30     13|            Allá quedaba el modesto marido, el humilde empleado del
 31     13|            día. Ana disputó con su marido; quería ir a reconciliar,
 32     13|         saludo de Mesía. Miró a su marido, algo asustada, pero Quintanar
 33     13|          carcajadas y gritos de su marido, de Visita, de Edelmira
 34     13|           un hombre, que no era su marido, y que este hombre tenía
 35     13|    tonterías menos cargantes de su marido.~ ~ Se sentaron los convidados:
 36     13|         los versos que recitaba su marido, estaba a salvo; ya se sabe,
 37     14|         Venía con los otros! ¡Y al marido le habían echado a la carretela
 38     15|          el mundo, no podía con su marido. «Lo que tú quieras, tienes
 39     15|            cuerpo destrozado de su marido en unas angarillas improvisadas
 40     16|     fumador. Además, pensaba en el marido incapaz de fumar un puro
 41     16|           llamaría romántica; a su marido no había que mentarle semejantes
 42     16|            de hecho separada de su marido, quo ad thorum, por lo que
 43     16|        difuntas; que lo supiera su marido; que lo supiera la hipócrita
 44     16|        como gatas y se la pegan al marido como en tiempo del rey que
 45     16|            de vulgaridades, que su marido era una especie de tutor
 46     16|             La Regenta no oía a su marido; el drama empezaba a interesarla
 47     16|            porque se trataba de su marido - y llegaba a un realismo
 48     16|          dijo volviéndose hacia su marido, mientras pasaba la lengua
 49     16|         Ozores era su convento; su marido, la regla estrecha de hastío
 50     16|          casi siempre llamaba a su marido Quintanar.~ ~ Además, la
 51     17|            distracciones; su señor marido pide como un santo; pero
 52     17|           hemos de dar tormento al marido con la inquisición en casa,
 53     18|       palmo.~ ~ Ana envidiaba a su marido la dicha de huir de Vetusta,
 54     18|             Mientras pensaba en el marido abstracto todo iba bien;
 55     18|      Visitación se volvía loca. Su marido, el señor Cuervo, y sus
 56     18|           plata, y día hubo que el marido no encontró camisa en el
 57     19|        estará aquí, que si es buen marido, que ya no es un niño para
 58     19|       intenso con que pagó los del marido. El bigote de don Víctor
 59     19|              Cuando quedaron solos marido y mujer, después de conseguir,
 60     19|          Regenta notó luego que su marido estaba preocupado.~ ~ -¿
 61     19|            suyo las sinrazones del marido, padecía tormento indescriptible,
 62     19|            y si Ana se quejaba, su marido torcía el gesto, y hasta
 63     19|     Regenta notó la ausencia de su marido; la dejaba sola horas y
 64     19|      parecía por el gabinete de su marido, y el galán tenía que contentarse
 65     19|       quien mandaba en casa era su marido, no era ella. ¿Buscaba ella
 66     19|           la naturaleza era más de marido que de amante, y más de
 67     21|            y por consiguiente a su marido, amor en Dios y por Dios».
 68     21|         hechizado; sólo quise a mi marido, y de éste ya sabe usted
 69     21|            fue la conversión de su marido. Santa Teresa había trabajado
 70     21|          claramente manifestaba su marido. Y no tuvo escrúpulo en
 71     21|       salón con cama y demás. Y el marido no venía, por supuesto;
 72     21|          no se entendían ella y su marido.~ ~ Don Fermín hubiera deseado
 73     23|         Ana claridad. No dormía su marido. Se oía un rum rum de palabras.~ ~ «¿
 74     23|         con cierto miedo de que su marido se hubiera vuelto loco,
 75     23|            una de la noche, era su marido, la única persona de este
 76     23|            Regenta al cuarto de su marido con ánimo de conversar,
 77     23|       derecho... y encontraba a su marido declamando de medio cuerpo
 78     23|          entrar en el teatro de su marido... pero su falda meneó algo
 79     23|           antojaba ridículo, de su marido, de sí misma...~ ~ «¡Oh,
 80     24|         gran sorpresa del enérgico marido «que no quería que su casa
 81     24|           baile? Por obedecer a su marido, es claro; pero, ¿por qué
 82     25|            de Mesía? ¡Primero a su marido!»~ ~ -Bailé con él porque
 83     25|       Bailé con él porque quiso mi marido... Me hicieron beber...,
 84     25|         contempló en silencio a su marido. «¡Era su padre! ¡Le quería
 85     25|            Ana alabó el arte de su marido.~ ~ Él se animó: se puso
 86     26|            estar en ridículo aquel marido que tenía que ver a su esposa
 87     26|          soy cómica, soy lo que mi marido». Si alguna vez se atrevía
 88     27|           fuerza en el brazo de su marido.~ ~ -Es verdad; hoy se acaba
 89     27|          volvió el rostro hacia su marido.~ ~ -¿Te gustan los Hugonotes? ¿
 90     27|        académico y la gracia de su marido. «La verdad era que Quintanar
 91     27|         para ponerla a prueba. ¡Un marido que ronca! Horror... basta.
 92     27|           Aquí no veo más que a mi marido; y Benítez me acaba de salvar
 93     27|           bosque de encinas que mi marido llama siempre seculares.
 94     27|            lo que podía suponer su marido, se atrevió a decir:~ ~ -
 95     28|           celos, su indignación de marido ultrajado, absurda en él.~ ~
 96     28|          mi mujer! -contestó aquel marido tranquilo como tal, pero
 97     28|       delante del mismo idiota del marido... Oh, ¿quién es aquí el
 98     28|              Oh, ¿quién es aquí el marido? ¿Quién es aquí el ofendido? ¡
 99     28|         repetía a cada instante el marido, como supremo argumento
100     28|            debilidad indigna de un marido «de mundo» regalarle ligas
101     28|         las vidrieras y llamó a su marido.~ ~ -Pero, Víctor, ¿no te
102     28|         una hora todavía; Ana y su marido, dentro, Paco, Joaquín y
103     29|           Gracias a Dios! -dijo su marido, respirando con fuerza -.
104     29|      aquello le repugnaba. «¡Aquel marido a quien ella había sacrificado
105     29|            eran solicitadas por su marido.~ ~ Pero otra cosa era conquistar
106     29|       casada. El que desafía es el marido, no un pretendiente desairado,
107     29| sobrehumano, le engañaba como a un marido idiota, carnal y grosero... ¡
108     29|            honor; él era al fin un marido burlado... Y a ella habría
109     30|           no es para consolar a un marido en mi situación... Ya 
110     30|          noche, en el despacho del marido de la mujer que le engañaba
111     30|      engañaba a él, a De Pas, y al marido. ¿Qué hacía allí? ¿Qué iba
112     30|          cuello.~ ~ «Él, él era el marido -pensaba -, y no aquel idiota,
113     30|           yo lo que haré? Si ese marido indigno, de sangre de horchata,
114     30|     estamos a tiempo! -contestó el marido burlado, puesto en pie,
115     30|           el mundo arroja sobre el marido que perdona y que la malicia
116     30|          retiró sin acercarse a su marido, que no la buscó tampoco
117     30|            esto y los derechos del marido ultrajado para obligar a
118     30|           adulterio infame y de un marido burlado, herido por la bala
119     30|        descubierto! ¡Un duelo! ¡Un marido, un ex-regente de Audiencia
120     30|           las tiene.~ ~ -Las de su marido, las de don Víctor allá
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