Cap.

  1      2|             montes. Pero ¡cuán lejanos estaban aquellos tiempos! ¿Quién
  2      2|              en el centro; las paredes estaban adornadas con profusión
  3      2|         educación! ¡Si no fuera porque estaban en la casa de Dios!... Estaba
  4      3|              como si fuera una colcha, estaban los dos tendidos sobre el
  5      3|            tenían fulgores de fiebre y estaban clavados en la pared, mirando
  6      3|       despertarla. Además, los pájaros estaban en una especie de destierro,
  7      4|             carta fría y lacónica:~ ~ «Estaban dispuestas a abandonarlo,
  8      4| indemnizaciones patrióticas que aunque estaban en el programa de su partido,
  9      4|               aquellos encantos que no estaban en la niña sino en la imaginación
 10      4|                las letras ni el papel, estaban llenos de lágrimas. Sentía
 11      6|            empotrado en la pared. Allí estaban representando la sabiduría
 12      6|               de algunos socios que no estaban conformes respecto del significado
 13      6|            circunspecto. Los conceptos estaban envueltos en tales eufemismos,
 14      6|              pudieron ser importantes, estaban las fuentes en libros como
 15      6|             contigua al gabinete viejo estaban los socios de costumbre,
 16      6|            otros en mecedoras de paja, estaban media docena de socios fundadores,
 17      6|              viejos del rincón. Aunque estaban a dos pasos de ellos, rara
 18      7|        verdores, cuando las costumbres estaban perdidas, gracias a la gloriosa...
 19      7|            habitaciones del Marquesito estaban en el segundo piso. Al llegar
 20      8|                chimenea de su gabinete estaban copiados de una sala de
 21      8|             muebles eran lujosos, pero estaban maltratados y lo que era
 22      8|               grandes y tristes cuando estaban desiertos. De noche, sin
 23      8|               les convenían testigos. «Estaban mejor en petit comité».
 24      8|              qué es esto, señoras? ¿No estaban ustedes en casa de Visita
 25      8|             pasado!».~ ~ Aquella tarde estaban guapas las dos: era preciso
 26      8|               parte de la provincia se estaban preparando las provisiones
 27      8|               noche, cuando los hornos estaban apagados y dormía Pedro,
 28      8|               mejores perdices; y allí estaban las perdices, sobre la mesa
 29      8|         gastronómico y culinario a que estaban entregadas las damas. Verdad
 30      8|            antiguo novio.~ ~ En cuanto estaban solos, hablaban de aquel
 31      8|              aunque fuesen masculinos, estaban grabados como si fuesen
 32      8|              don Saturnino.~ ~ Los que estaban detrás, Obdulia y Paco,
 33      9|                jóvenes, que no siempre estaban seguras de cenar al volver
 34      9|             escapar. Don Álvaro y Paco estaban delante de ellas. El Marquesito
 35      9|                eran demasiado beatas y estaban muy enamoradas, procuraba
 36      9|                apenas el ancho zaguán. Estaban casi a oscuras. Hacía algunos
 37     10|            delante de la luna... ahora estaban plateadas, pero corrían,
 38     11|            pecaban de insurrectos, que estaban como ella los había dejado
 39     12|               con marco de ébano. Allí estaban Judit, Ester, Dalila y Rebeca
 40     12|            Guimarán que los tiempos no estaban para secularizar la caridad
 41     12|            Tontunas, que los carlistas estaban enseñoreados de algunas
 42     13|             Vegallana y Ripamilán, que estaban en medio del grupo, volviéndose
 43     13|                caballeros particulares estaban divididos en dos bandos
 44     13|            Glocester era de los que no estaban convidados. La duda que
 45     13|              grupo. «No cabía duda, le estaban suplicando que se quedase
 46     13|          Franciscas. A la una y cuarto estaban en casa del Marqués.~ ~
 47     13|           Pasaron todos al salón donde estaban los demás convidados. Obdulia
 48     13|            entremeses. ¡Ya lo sabían!, estaban en confianza y había que
 49     13|                que ellos y la Regenta. Estaban ambos en pie, cerca uno
 50     13|             sonreír, a pesar de que le estaban llevando los demonios. Con
 51     13|          cuenta..., ni Ana tampoco.~ ~ Estaban en la entrada del Espolón,
 52     13|                ya lo sabía él; siempre estaban juntos unos y otros, en
 53     14|             llegó al Espolón cuando ya estaban encendidos los faroles y
 54     14|           balcones de casa del Marqués estaban también ahora abiertos;
 55     15|           conocerse sabiendo antes que estaban contando dinero... pero
 56     16|       estremeció. Aquellos martillazos estaban destinados a ella; aquella
 57     16|                 Cosa más rara! En todo estaban de acuerdo: después de tantas
 58     16|                fuera, uno a otro se lo estaban diciendo todo; ella conocía
 59     16|                había desplomado.~ ~ Ya estaban los vetustenses acostumbrados
 60     16|                consideraciones, que le estaban dando vergüenza, que le
 61     18|             Varias máquinas de las que estaban inventando o perfeccionando
 62     18|                mecánica racional. Allí estaban cubiertos de glorioso polvo
 63     18|           trasnochadores de oficio.~ ~ Estaban los dos sentados junto a
 64     19|             del abandono...? Pues allí estaban aquellas letras doradas:
 65     19|               gabinete era otro museo: estaban allí las armas y la indumentaria.
 66     19|                Pero ni De Pas ni Mesía estaban satisfechos. Los dos esperaban
 67     20|                se habían dispersado, o estaban desengañados de la idea;
 68     20|              Allí se podía decir todo, estaban solos, todos eran unos».
 69     20|           silencio de iglesia. Los que estaban lejos se incorporaban para
 70     21|                En las siguientes filas estaban las educandas de doce y
 71     21|         misterios fisiológicos por que estaban pasando. Una joven de quince
 72     21|             Los Vegallana y sus amigos estaban asustados. El Marqués creía
 73     21|            prefería pasarlas por alto, estaban en pugna con las ideas propias; «
 74     21|              modo para la imaginación; estaban además el castigo, la cólera
 75     21|                la boca y por los ojos. Estaban solos. Tácitamente habían
 76     21|              las pupilas. Amo y criada estaban contentos. La libertad les
 77     22|             con los de depósito que no estaban menos ganosos de romper
 78     23|                él, y haciendo guardia, estaban dos acólitos con los ciriales;
 79     23|               llegó a los pastores que estaban en vela, cuidando sus rebaños,
 80     24|      veintiséis años la menor), cuando estaban en público ante los vetustenses,
 81     24|            Todas las puertas del salón estaban atestadas de socios... que
 82     25|            tiempo y contra él; tal vez estaban juntos ya a aquellas horas... «¡
 83     25|          solidez de aquel edificio. Ya estaban lejos los días del misticismo
 84     25|                 Las labores de su casa estaban hechas en poco tiempo. ¿
 85     25|               mujeres vencidas siempre estaban en razón directa del cuadrado
 86     25|           señoriles. Era el Magistral. Estaban solos en el paseo; tenían
 87     26|           aquellos señores sacerdotes «estaban allí en ridículo», según
 88     26|                una humedad reluciente, estaban muy abiertos, miraban a
 89     26|                 decía Foja.~ ~ Los que estaban furiosos eran los librepensadores
 90     26|       churrigueresco de piedra oscura, estaban, detrás de colgaduras carmesí
 91     26|         arrastraba por el lodo... allí estaban, asomando a veces debajo
 92     27|             esto en casa de Vegallana. Estaban presentes a más de Quintanar
 93     27|         Marqueses, ni los de Quintanar estaban tampoco.~ ~ Petra se le
 94     27|                de don Álvaro y los que estaban fuera.~ ~ No se avergonzó
 95     27|                le llevó al salón donde estaban la Marquesa, la gobernadora
 96     27|           cegaba.~ ~ Las señoras ya no estaban allí. La Marquesa, la gobernadora
 97     27|                 Ripamilán y don Víctor estaban pálidos. Eran dos hombres
 98     28|           señoritos y las señoritas ya estaban en casa muy tranquilos cuando
 99     28|             pasos... En casa de Chinto estaban todas las señoritas, que
100     28|                en Vetusta. Ana y Mesía estaban solos apoyados en el antepecho
101     28|              en un rincón, amontonados estaban los demás compañeros de
102     28|           precisamente del lado en que estaban conversando los dos amigos.~ ~
103     28|           araña de cristal. Las sillas estaban en desorden; sobre la alfombra
104     29|             tenía en la mano y del que estaban colgadas la honra, la tranquilidad,
105     29|           noticias...~ ~ Petra vio que estaban solos... y se echó a llorar.~ ~
106     29|                de su vida: bien claras estaban en ella las señales de su
107     29|            paisaje. Era otro panorama; estaban a espaldas de la sierra;
108     29|        espectador... Todas las butacas estaban llenas de cuervos que abrían
109     29|          carretera de Palomares abajo. Estaban en Roca Tajada; a la derecha,
110     29|             cuatro... Sí, cuatro, allí estaban, sangrando sobre el prado,
111     30|               Llegaban de la estación; estaban en el portal del caserón
112     30|              Redondo, el americano.~ ~ Estaban, como siempre a tal hora,
113     30|       oscurecer. Mesía y su adversario estaban en mangas de camisa (se
114     30|         hubiese sido el día anterior), estaban en mangas de camisa, sable
115     30|                    Alrededor del lecho estaban los dos médicos; Frígilis,
116     30|          engañaban o habían engañado o estaban a punto de engañar a su
117     30|             tocador y la alcoba de Ana estaban encima del cuarto que escogió
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