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Alfabética [« »] triple 1 tripulaban 1 tripulando 1 triste 95 tristemente 1 tristes 22 tristeza 49 | Frecuencia [« »] 96 quiero 96 ripamilán 95 creo 95 triste 94 detrás 94 estoy 94 pasar | Clarín (Leopoldo Alas) La Regenta Concordancias triste |
Cap.
1 1| calleja, que anuncia su triste comercio con los ojos, sin 2 1| pretensiones por lo menos, era triste, casi miserable, como la 3 1| delincuentes. Todo esto era triste; pero el Magistral, que 4 2| una sociedad hipócrita, triste y mal educada -solía él 5 2| decía siempre, le ponían triste. «No era liberal ni carlista. 6 4| catalán, de rostro curtido, triste y bondadoso, barba espesa 7 5| pasaban mucho tiempo fuera del triste caserón de sus mayores. 8 5| Plaza Nueva: era un adiós triste de verdad, era la despedida 9 6| en una plazuela sucia y triste cerca de San Pedro, la iglesia 10 8| pruebas inequívocas de una triste verdad, a saber: que sus 11 9| pequeña, tan monótona y triste). «Ella que había leído 12 9| ella la ciudad solitaria, triste de día, se animaba al comenzar 13 9| notaban, pero que era moleslo, triste; un olor de miseria perezosa, 14 10| en aquel comedor oscuro, triste, frío, lleno de recuerdos 15 10| eran la vejez, la vejez triste, sin esperanzas de amor. 16 11| sotana relucían con el brillo triste del paño muy rozado. Aquel 17 12| alto, tonsurado, pálido y triste, tísico probablemente. Era 18 12| gastadas y estrechas, su triste soledad solemne, su hierba 19 13| de consagrar un recuerdo triste a sus devaneos de la víspera, 20 13| que estaba desengañado, triste hasta la muerte, era don 21 13| Bermúdez, que tenía el vino triste, mientras contestaba distraído, 22 13| la escalera sin hacer la triste figura con el traje talar.~ ~ - 23 14| calentaba aquella muralla triste. Al abrigo de ella paseaban 24 14| los tejados del caserón triste y achacoso del Obispo, lo 25 14| silencio en que yacía el paseo triste, solitario. Al acercarse 26 15| un filón menos oscuro y triste que el de las cuevas de 27 15| por el sereno, atravesó el triste almacén donde retumbaban 28 15| un hereje?» Esta era otra triste gracia. A pesar de las amonestaciones 29 16| estupidez; y también ¡qué triste era ver ideas grandes, tal 30 16| nada. Mesía, preocupado, triste, bilioso, daba a entender, 31 16| vida, para no encontrar tan triste y desabrido el mundo... 32 16| contrariedades de una existencia triste, sosa, descaminada, inútil. 33 16| de su caballo el silencio triste de un día de marasmo, la 34 16| en aquel instante era un triste despertar. Capas negras 35 16| absurdos, horrorosos..., todo triste, todo negro, todo desmañado, 36 17| y una mirada profunda y triste a la bóveda estrellada. 37 18| el campo, en la soledad triste y dulce, era profunda, sin 38 18| Víctor se hubiese visto en la triste condición de esclavo: por 39 18| contemplación de aquella campiña triste ahora, siempre querida para 40 18| Salía, cruzando el estrado triste, pasillos y galerías; llegaba 41 18| sido su único amigo en la triste juventud, en el tiempo de 42 19| tarde de color de plomo, más triste por ser de primavera y parecer 43 19| días; el mundo era un rumor triste, lejano, apagado, donde 44 19| sin sentido de la realidad triste del mundo! ¡Había infierno! 45 19| Álvaro Mesía, enamorado, triste de tanto amor, resignado, 46 19| largo, el de baile, oscuro, triste, resonante bajo las pisadas 47 19| su despecho, cada vez más triste, cada vez con más ardor 48 20| solas con Ana. Y lo más triste había sido después; cuando 49 20| los jóvenes, en la edad triste en que el amor es de cabeza, 50 20| de todas maneras, es bien triste. Vea usted. Todo es pasajero. 51 20| salimos este año. ¡Y qué triste es un verano entero en Vetusta! 52 20| Vetusta se pone muy triste por el verano...~ ~ -No... 53 21| alma aprensiva, delicada, triste.~ ~ La debilidad había aguzado 54 21| decía aquel bendito, dulce, triste y tierno fray Luis de León: 55 21| precoces hizo olvidar la escena triste y desairada de la niña pusilánime, 56 21| baja, con cierto misterio triste:~ ~ -¿Y la señora?, ¿dónde 57 21| Víctor estaba cada día más triste. Por una parte aquel dolor 58 21| veras don Víctor a fuerza de triste y aburrido.~ ~ Y Ana volvía 59 21| pasara. Aquel agosto, tan triste para don Víctor, era para 60 22| semanas pasaba Teresina triste, temerosa de haber perdido 61 22| por delante de la tienda triste y desnuda de Barinaga. Sus 62 22| petróleo alumbraba malamente el triste almacén cuya desnudez daba 63 22| la cortina de percal y la triste luz del día de plomo cayó 64 24| Y Álvaro me contestó muy triste, ya sabes qué cara pone 65 25| miseria, el reflejo del cieno triste que se lleva en el alma..., 66 25| y los jesuitas la tenían triste, aprensiva, cabizbaja. El 67 25| el lujo fue majestuoso, triste, fúnebre. Todo era negro 68 25| sido con aquel hombre! ¡Qué triste, qué solo le había dejado...! 69 25| a las olas de la música triste con un arranque de suicida... 70 26| cuando. Guimarán estaba triste sin cesar; aquel sol de 71 26| Huyó de la catedral triste, aprensivo, dudando de la 72 26| aquel hijo que enfermo, triste, tal vez desesperado, iba 73 26| alumbraban con cera la calle triste, daban al conjunto apariencia 74 27| haya nada feo, ni pobre ni triste.~ ~ Paco y la Marquesa, 75 27| mi espíritu. Cuanto más triste la lengüeta de la trompa, 76 28| que estaba presente, algo triste y desmejorado, añadía Quintanar:~ ~ - 77 29| incomoda, si sospecha... si... ¡triste de mí!~ ~ -Calma, hombre, 78 29| aturdida de Quintanar la triste realidad... «Le habían adelantado 79 29| ciego, no aborrecía, estaba triste hasta la muerte, ahogándose 80 29| acecho, en todo aquel día triste que iba a ser tan largo, 81 29| casi pardo, de la ciudad triste, sumida en sueño y en niebla, 82 29| ventanilla. La estación, triste cabaña muy pintada de chocolate 83 29| Frígilis, que miraba el paisaje triste a la luz de la luna, que 84 30| el paseo de Verano, ahora triste con su arena húmeda bordada 85 30| tuvieron que intervenir en el triste negocio, no se sabe cómo, 86 30| abierta, en pie, pasmado y triste, esperaba órdenes en la 87 30| monotonía eterna de la ciudad triste. Pero ostensiblemente pocos 88 30| soledad, en el porvenir triste, monótono en su negrura.~ ~ 89 30| en estas horas de calma triste y muda, le preguntaba Ana 90 30| Y con otra sonrisa fría, triste, contestaba el médico:~ ~ - 91 30| el hambre, una pobreza triste y molesta, amenazaba a la 92 30| veces, aceptó el dinero triste de la viudez y en adelante 93 30| podía salir de su caserón triste para ir a misa. Sí, iría 94 30| ternura en los ojos. ¡Pero qué triste era lo que la decía el templo 95 30| Jesús del altar, siempre triste y pálido, que tenía concentrada