Cap.

 1      1|      presa. Mientras los demás le tenían por sabio teólogo, filósofo
 2      1|          Hermanitas de los Pobres tenían coronado el edificio de
 3      1|        dos caballeros. Los cuatro tenían la cabeza echada hacia atrás.
 4      1|         cuatro y media siempre le tenían a su disposición cuantas
 5      1|         por su natural ignorancia tenían alguna disculpa si no se
 6      2|      gacetilleros de la localidad tenían en él un censor socarrón
 7      3|   maledicencia perseguía a De Pas tenían un aislador en don Víctor;
 8      3|           ensanchándose, sus ojos tenían fulgores de fiebre y estaban
 9      3|   portentos de Lope el mérito que tenían, don Víctor nada encontraba
10      4|       estar solos en el mundo; si tenían hijos y mujer, no los presentaban
11      5|       muchas horas sola. Sus tías tenían costumbre de trabajar -hacer
12      5|           de su clase, pero si no tenían dote se casaban con las
13      5|       habían sabido algo, y nunca tenían qué censurar en Ana, aprovecharon
14      5|          un absurdo viviente.~ ~ «Tenían razón en este punto aquellos
15      5|          pero ellas, las tías, no tenían qué poner a la mesa; todo
16      6|          era de las difíciles que tenían que resolver las juntas. ¿
17      6|         Los jugadores vetustenses tenían una virtud: no trasnochaban.
18      6|         Eran hombres ocupados que tenían que madrugar. Tal médico
19      6|         plebe. Los republicanitos tenían en él un enemigo formidable.
20      7|           en la edad congeniaban, tenían los mismos gustos, las mismas
21      7|    engañaba a ciertas mujeres que tenían educación y sentimientos
22      8|        hasta hacerlos invisibles, tenían cierta malicia, pero no
23      8|            Después, los recuerdos tenían un encanto! ¡Saborear como
24      8|  domésticos.~ ~ Mesía y Visita no tenían en el invierno de sus amores
25      8|        unas veces, y cuando no lo tenían, o ella lo ignoraba, usaba
26      8|      Obdulia las demás mujeres no tenían más valor que el de un maniquí
27      9|         de robustos castaños, que tenían la corteza acribillada de
28     11|  tratamiento que ellos le daban y tenían que darle.~ ~ A doña Paula,
29     11|       hijo, que era sacerdote, se tenían por indiscutibles; eran
30     11|          de un azul muy claro, no tenían más expresión que la semejanza
31     11|          su madre eran los que no tenían disculpa, los feos, los
32     12|           en aquel hogar honrado. Tenían cuatro hijas los Carraspique;
33     12|          así? ¿También los tontos tenían el arte de disimular?»~ ~
34     12|      buenos católicos que todavía tenían algo no se sacrificaban, ¿
35     12|            como decían ellos, «le tenían en un puño». Y él estaba
36     12|        tales cuchufletas. «¿Dónde tenían la cabeza aquellos hombres
37     12|        Los sermones de don Fermín tenían por asunto casi siempre
38     12|         de guardia. Los empleados tenían la palidez de la abstinencia
39     12|     modestia y casi estrechez, le tenían alejado del ambiente natural...
40     12|         que comiera con ellos; no tenían a nadie, sería una comida
41     14|       volvían algunas señoras que tenían miedo a la humedad y a la
42     14|   descubriendo la cabeza, los que tenían gorra, y le besaron la mano
43     15|     miseria. Pero ¿cómo? Las alas tenían que ser de oro. ¿Dónde estaba
44     15|       carbón; eran indiferentes y tenían fama de herejes en los pueblos
45     15|     sacaran el estanquillo que le tenían prometido los del Gobierno;
46     16|       señoritas emperifolladas no tenían valor para entrar allí y
47     16|          en que las había oído no tenían sentido claro para ella,
48     16|          encontraba ahora con que tenían una porción de gustos idénticos.
49     16|   maquinalmente a los muertos que tenían olvidados, eran las bestias
50     16|           sin querida, y todos la tenían, más o menos barata; las
51     16|         cuantos socios del Casino tenían amistad con cualquiera de
52     17|          de espectáculos que nada tenían de religiosos, sentir poco
53     18|       dañaba el maíz, las patatas tenían su peste, vacas y cerdos
54     18|        cazas de osos, y otras que tenían su acción en Rusia o en
55     18|         se metía en agua. Los que tenían el privilegio envidiable
56     18|        Pero además de las Novenas tenían las almas piadosas otras
57     18|  saludable que en semejante mujer tenían que producir las bellezas
58     19|        abajo a grandes pasos, que tenían por el furor de los tacones
59     19|       sermón. Casi todos los días tenían ocasión de hablar con ella,
60     20|       porque sus conciudadanos le tenían a su disposición, sobre
61     21|        los ojos de las que ya los tenían transparentes de malicia;
62     21|        qué frágiles!, ¡cuánto más tenían de apariencia que de nada!
63     21|          los martillazos apagados tenían una resonancia mate, fúnebre,
64     21|          dos ángeles puros que no tenían cuerpo. Anita estaba tan
65     22|     derrumbar aquella montaña que tenían encima: el poder del Magistral.~ ~
66     24|             El baile y ella, ¿qué tenían que ver?, ¿qué le importaba
67     24|          sentaban en la silla que tenían detrás de sí muy cerca.
68     24|          y la del barón apenas se tenían en pie; se dejaban caer
69     24|     atestadas de socios... que no tenían frac. Un frac en Vetusta
70     24|          fuera seguían bailando y tenían que contentarse con los
71     25|        Estaban solos en el paseo; tenían que encontrarse, iban uno
72     25|         el agua y los jesuitas la tenían triste, aprensiva, cabizbaja.
73     26|       claro. Los ojos de Guimarán tenían una humedad reluciente,
74     26|          El ateo! Aunque todos le tenían por inofensivo, creían los
75     26|           de confesión? Pues allí tenían prueba de lo contrario. ¿
76     27|         de los marqueses. Los dos tenían muy buen apetito. Ana hablaba
77     27|         estaba el campo? Ellos no tenían en la provincia de Vetusta
78     28|        bajo tierra.~ ~ Los dos se tenían miedo.~ ~ Los dos bajaron
79     28|     pensar en los muchos años que tenían varias de aquellas personas
80     28| dispersión general; todos los que tenían cuatro cuartos, y muchos
81     28|      cuartos, y muchos que no los tenían, dejaron la capital y buscaron
82     28|         años, aquellos chicos que tenían en la quinta de Vegallana
83     28|          y cantar y alborotar, ya tenían apetito; se había comido
84     29|          amores señoritos, que la tenían orgullosa. ¿Qué hacer? No
85     29|     castigar a los traidores como tenían bien merecido.~ ~ Al terminar
86     30|           de ahí. Los insultos no tenían jamás consecuencias. Nunca
87     30|        querían darlos los que los tenían. Se había recurrido a la
88     30|           la Regenta. Los criados tenían orden de no decírselo a
89     30|      Anselmo eran fieles, tal vez tenían cariño al ama, pero eran
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