Cap.

 1      1|       Vetusta, donde construía la piedad nuevas moradas para la vida
 2      1|           como a una patria, a la piedad de sus mayores: la religión
 3      2|        culto externo, para que su piedad pareciese espontánea y sencilla.
 4      3|            Y la devoción? Allí la piedad está representada por un
 5      5|       como ella lo esperaba en la piedad que había creído tan firme
 6      5|       aquellos arranques de falsa piedad novelesca. Para ser literata,
 7      5|           a su amiguita de que su piedad, si era suficiente para
 8      5|        Dios gracias. La verdadera piedad consistía en hacer feliz
 9      9|           Petra no se fiaba de la piedad repentina de la Regenta.~ ~ «¡
10      9|         conocerle, eran acendrada piedad, ni los desdenes con que
11      9|           maneras, la virtud y la piedad eran cosas bien diferentes
12      9|           la habían enseñado como piedad seria y verdadera. ¡Y cuántas
13     11|      sencilla... Me parece que la piedad no es un rompecabezas...
14     11|      contorsiones místicas de una piedad maquinal, mitad postiza
15     11|     contenida por la expresión de piedad que allí era la librea.~ ~ -¿
16     11|           sintió el clérigo dulce piedad, y perdonó de repente a
17     12|           rodeaban, convertían su piedad en fuente de disgustos para
18     12|         hombres de fe, y menos de piedad suficiente... ¿Daría usted
19     12|     resultaba de aquella excesiva piedad? Que S. I. se abandonaba
20     15|       habían enterrado la antigua piedad entre el carbón; eran indiferentes
21     15|         notar la señorita Rita la piedad de Paula bien pronto. «La
22     15|          con fervor en la sincera piedad, y devoraba los libros y
23     15|      integridad, su pulcritud, su piedad y demás cualidades delante
24     15|        Camoirán, famoso ya por su piedad, tenía influencia. Cuando
25     16|        habían inspirado? ¿Aquella piedad lírica? ¿Había valido algo?
26     16|      contener los progresos de la piedad, que el Magistral procuraba
27     17|        señor Mourelo dudaba de la piedad de doña Ana Ozores de Quintanar...~ ~ -¿
28     17|          sentir tierna y profunda piedad con motivo de don Juan Tenorio.~ ~ «
29     17|          a poco el influjo de una piedad consoladora, lágrimas de
30     17|   Demasiado sabía ella que no era piedad verdadera, que con semejantes
31     17|           caminos naturales de la piedad, es despreciar con orgullo
32     17|   aprovechar esas tendencias a la piedad y a la contemplación, que
33     17|           conduce a la vida de la piedad acendrada, pero poco a poco
34     18|            se empeñaba en que era piedad aquella ternura que sentía
35     18|      arrimado a una pared, que la piedad no era cosa de juego y que
36     19|            y despertando ideas de piedad, con fuerte impulso, con
37     19|         todo ardió allí dentro en piedad; y Ana, con irresistible
38     19|           impulso en que no había piedad acendrada sino gratitud,
39     19|           una piedra; oyendo, sin piedad y sin indignación, sin lástima
40     21|         daba extrañas formas a la piedad sincera, asomaba con todos
41     21|      había encontrado refuerzo de piedad en el Tercer Abecedario,
42     21|         él había sembrado aquella piedad en su alma?»~ ~ En cuanto
43     21|           de los progresos que la piedad más pura hacía en aquel
44     21|          sólo del terror nació mi piedad, que ahora creo que va de
45     21|           empeño en traer a mayor piedad a su buen padre, que ya
46     21|      ellos, de su amistad y de la piedad acendrada que veía ahora
47     21|         el trabajar en la obra de piedad a que se la invitaba».~ ~
48     21|       ellos sentido místico, y la piedad matutina de Ana era optimista.
49     21|     Teresa había trabajado por la piedad de su padre, que ya era
50     21|           quería convertirle a la piedad verdadera. Al principio
51     21|     hubiera querido más acendrada piedad, tuvo que contentarse con
52     21|          mío, si después de tanta piedad que yo creí profunda, vocación
53     21|         alegría que Ana volvía su piedad del lado por donde él quería
54     21|  voluntades, Ana se consagró a la piedad activa, a las obras de caridad,
55     21|       podía llegar a tal grado de piedad. Temía a Dios, reconocía
56     21|       huía de ella, acogíase a la piedad, y visitaba con celo apostólico
57     22|            con lazo fuerte, en la piedad y el idealismo más poético».~ ~
58     22|   inocencia de mujer virtuosa, su piedad sincera, la fe con que creía
59     22|      también tenía su secreto. Su piedad era sincera, su deseo de
60     23|         de genio, el mártir de la piedad... le volvían la espalda
61     23|        miedo de volverse loca. La piedad huía de repente, y la dominaba
62     23|   emociones contradictorias de la piedad exaltada, y de la carne
63     23|    ribetes de lana negra... y sin piedad azotó su hermosura inútil
64     24|        infierno con horror. De su piedad pasajera sólo le quedaba
65     24|           don Víctor respetaba la piedad ajena.~ ~ «No obstante -
66     24|      santa; respeto como antes su piedad, pero ya no me da miedo;
67     25|          misticismo; una prudente piedad heredada de nuestros mayores
68     25|       fantasía había tenido en su piedad más influencia de la que
69     25|         la salud había vencido la piedad activa, irreflexiva; el
70     25| inspiración, o como un perfume de piedad que creía ella debía desprenderse
71     25|           Conocía que en la nueva piedad que buscaba debían tomar
72     25|          dulces y calientes de la piedad antigua, de la fe inmaculada,
73     25|        como nunca. Tal semilla de piedad postiza y rumbosa habían
74     25|       lluvia, el aburrimiento, la piedad, la costumbre, trajeron
75     25|         para sumirlo en acendrada piedad, oía el rum rum lastimero
76     25|           millares de pueblos: la piedad colectiva, la devoción común,
77     25|         quería que aquella ola de piedad la arrastrase, quería ser
78     26|          un ejemplo edificante de piedad. Su conversión debía ser
79     26|       ahora un notable ejemplo de piedad acendrada... Esta lección
80     26|      santiguarse. «Aquello no era piedad, no era religión; era locura,
81     26|        era preciso agarrarse a la piedad para conservar el honor,
82     26|         Ni un solo pensamiento de piedad vino en su ayuda en todo
83     26|         Me cegó la vanidad, no la piedad», pensaba. «Yo también soy
84     26|          eruditamente.~ ~ -Eso es piedad de transtiberina.~ ~ -Justo -
85     27|        lástima, arrepentimiento y piedad imaginaria que la arrastrase
86     30|        pavor; recordó que aquella piedad sólo le acudía en las enfermedades
87     30|       hubiera justicia, crímenes, piedad, Dios, lógica, alma... Ana. «
88     30|         pensamiento. Pero aquella piedad mecánica, aquel rezar y
89     30|            como en los días de su piedad exaltada; creyó posible
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