Cap.

 1      1|        Noroeste y por el Sur que dejaba libre a la vista se alejaba
 2      1|          oro. Vio que el tubo se dejaba estirar como si fuera de
 3      1|     también a los árboles se les dejaba campo abierto para alargarse
 4      1|         aquello. Mas no por esto dejaba el sabio de sacar a relucir
 5      1|          tomaron por clérigo, se dejaba la barba, de un negro de
 6      1|    porches de la plaza del Pan y dejaba la Encimada aventurándose
 7      1|      pujanza del miedo que no le dejaba nunca dar el último y decisivo
 8      2|     jaqueca? No, pues él tampoco dejaba el puesto». Era el de Mourelo
 9      2|        chocho del poeta bucólico dejaba al Magistral la más apetecible
10      3|        su barca en un islote que dejaba el agua en medio de la ría
11      3|        que, mal atada al cuerpo, dejaba adivinar los encantos de
12      4|       los grandes balcones no se dejaba pasar más que un rayo de
13      4|        que su amiga le metía, se dejaba querer y acudía a las citas
14      4|        cauce de un torrente seco dejaba ver su fondo de piedra blanquecina
15      5|          no sabía dónde. Ella se dejaba columpiar dentro de la blanda
16      5|          poco el provincialismo. Dejaba ya en Vetusta muchas víctimas
17      6|     vuelta a la llave del gas, y dejaba casi en tinieblas la estancia.
18      6|       inferior, tomaba un libro, dejaba otro que venía oculto bajo
19      7|  doncellas, Mesía más de una vez dejaba en brazos de Paco amores
20      8|         la cera en los agujeros, dejaba la silla en su sitio, y
21      8|        lotería o a la aduana. Se dejaba un fondo para una merienda
22      8|       propia de su cargo, cuando dejaba el mandil y se vestía de
23      9|         una pendiente rápida que dejaba ver en lontananza la sierra
24     11|       muy distinto género, no le dejaba libre para el estudio más
25     11|        la voluntad no obedecía y dejaba al pensamiento entretenerse
26     12|     Camoirán, Obispo de Vetusta, dejaba al Provisor gobernar la
27     12|          se descomponía un poco; dejaba los ademanes acompasados,
28     12|         sucedáneos. De Pas nunca dejaba de ser el Magistral; pero
29     13|       moverse con alguna viveza, dejaba al aire un perfume que Ana
30     13|         desafiar el peligro y se dejaba mirar a las pupilas por
31     13|         buen uso, y la señora le dejaba hacer, tranquila, aunque
32     15|        todas partes y por eso le dejaba figurar como dueño del comercio,
33     16|     cerrazón en el océano; no le dejaba ver ni un rayo de luz del
34     16| arrepentía de nada de esto, y se dejaba resbalar, gozándose en caer,
35     16|          envidiaba a todo el que dejaba ver la contera de una espada
36     16|   momentos de ceguera amorosa se dejaba llevar por la pasión cierta -
37     16|         lo alto».~ ~ Ana, que se dejaba devorar por los ojos grises
38     16|         a la Regenta.~ ~ Ella le dejaba ver el cuello vigoroso y
39     18|          Job; sobre la sierra se dejaba arrastrar por el viento
40     18|          por fortuna, la Regenta dejaba al buen esposo entregado
41     18|       pleitos, torcía el gesto y dejaba de atender, para abismarse
42     18|          los charcos, y de paso, dejaba ver el pie no mal calzado,
43     18|         don Fermín. No, él no se dejaba seducir por panteísmos,
44     18|   político. Lo de ir a Madrid lo dejaba para más adelante. Ahora
45     19|  telarañas muy sutiles otras: si dejaba los brazos tendidos sobre
46     19|        vivir. Cerraba los ojos y dejaba de sentirse por fuera y
47     19|        ausencia de su marido; la dejaba sola horas y horas que a
48     19|           respiraba con delicia, dejaba el espíritu en una somnolencia
49     19|        de la carretera. Frígilis dejaba el brazo a la Regenta, que
50     19|       sueño del campo, su ídolo, dejaba caer sus palabras como un
51     19|         a la Rinconada, mientras dejaba pasar delante a don Víctor,
52     19|         de ellos la atención: no dejaba que el espíritu de contradicción
53     19|         Esperaría, esperaría». Y dejaba el libro sobre la mesilla
54     20|  seducido por aquella teoría que dejaba un subido y delicioso olor
55     20|         amor carnal.~ ~ Mesía se dejaba ver por dentro, más que
56     21|       elegantes y algo largos, y dejaba ver dos dedos de pierna
57     21|        el verano sentaba bien, y dejaba lucir trajes de percal fantásticos
58     21| temporales de su confesor. No le dejaba pasar debilidades, exponerse
59     21|      siempre estaba ocupada; los dejaba solos en el salón oscuro,
60     21|         y se acercaba a la mesa; dejaba sobre ella el servicio,
61     22|   miradas, en los cuchicheos que dejaba detrás de sí, como una estela,
62     22|     probarle que su presencia la dejaba impasible; no, ahora huir
63     22|  recuerdo de Mesía apenas se les dejaba suelta la rienda un momento. ¿
64     22|          consolarla. Guimarán no dejaba entrar en la sala más que
65     23|        el corazón de la Regenta, dejaba escapar unos diablillos
66     24|          era bastante subido, no dejaba ver más que un ángulo del
67     24|          Así pensaba mientras se dejaba peinar por su doncella y
68     24|        subido del vestido oscuro dejaba ver.~ ~ Ronzal, de la comisión
69     24|   irresistible, la espantaba; se dejaba llevar como cuerpo muerto,
70     25|         volvía las espaldas y le dejaba allí solo..., y ella...,
71     26|        completo; ya no creía, ni dejaba de creer; no pensaba ni
72     27|        compañía de su Quintanar, dejaba a las truchas escapar muertas
73     27|        alto como una pelota...!» Dejaba de pensar en sus tristezas
74     27|       creído digna de un factor, dejaba hacer, dejaba pasar, se
75     27|         un factor, dejaba hacer, dejaba pasar, se rascaba la cabeza
76     28|       tenía de copia, la Regenta dejaba bailar en su cerebro todos
77     28|         por culpa del viento que dejaba pasar un balcón abierto.
78     29|      tiempo, semejante inquietud dejaba libre al Tenorio vetustense
79     29|        se cansaba, o si Teresina dejaba la plaza y por miedo de
80     29|          carnal y grosero... ¡Le dejaba para entregarse a un miserable
81     29|         sentó sobre una peña que dejaba descubierta el prado. De
82     30|          Pero aquel Víctor no le dejaba marchar!»~ ~ Por fin, después
83     30|        para cerrar la puerta que dejaba atrás, vio que entraba en
84     30|     negro un rayo. «¡Y por quién dejaba Ana la salvación del alma,
85     30|         de perder el juicio; Ana dejaba de ver tan claro su crimen;
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